Lima42K es el nombre que utiliza la organización para definir esta joven carrera que echó a andar allá por 2009; no tengo referencias de como se desarrollaron las ediciones anteriores a la que he participado, pero me consta que se ha trabajado sin descanso para eliminar errores y conseguir una participación mayor año tras año. En 2017 participaron 16.000 corredores repartidos entre las tres carreras (42K, 21K y 10K) y si continúan por esta línea, es previsible que la cifra aumente año tras año.
Esta competición está patrocinada por dos grandes firmas, Adidas y Telefónica, así que no es de extrañar que funcione bien, empezando por una vistosa publicidad y una página web con un diseño atractivo y un funcionamiento eficiente, tanto para inscribirse, como para consultar información.
Sin embargo, no parece que se hayan gastado mucho dinero en el cronometraje, pues la página da fallos desde el día después de la carrera y a día de hoy no tengo tiempo oficial. Otro aspecto negativo relacionado con la web, es que no hay ninguna empresa de fotografía que cubra el evento y solamente se publican unas 50 fotos, a pesar que que vi bastantes fotógrafos en el recorrido.
Una vez en Lima, en la obligada visita a la feria del corredor, compruebo que la organización es bastante correcta, aunque no deja de ser una feria modesta. Se ubica al aire libre, con recogida de dorsales separada por carrera, lo que evita colas y con varios stands desperdigados, aunque sin mucho interés pues no hay representadas ni marcas deportivas ni otros maratones. Adidas tienen un stand con sus productos y sorprendentemente sin merchandising, algo extraño, pues todo el mundo se quería llevar una camiseta conmemorativa o producto similar, pero no tenían; sin embargo, podías grabar al momento tu nombre en la camiseta oficial, pero no hice uso porque corrí con la mía. Para mi, lo mejor de la feria es que se ubica en el Circuito Mágico del Agua, como comenté en el anterior post; el circuito está compuesto por una serie de fuentes luminosas que se complementa con un espectáculo diario de luz y sonido que no está mal. En resumen, recoges el dorsal y haces un poco de turismo, mucho mejor que desplazarte a un pabellón en las afueras de la ciudad y echar la tarde en el transporte de ida y vuelta.
Y claro, nos vamos al día importante, la carrera; comienza temprano, a las 7 de la mañana debido al calor, aunque la temperatura es muy constante. La zona de salida es muy grande, con facilidad para calentar, para cambiarse y con muchos baños portátiles, de manera que las esperas son escasas. El despliegue policial y del ejército es amplio y es que las autoridades hacen gala de tener un maratón muy seguro, lo que a mi, personalmente, me causa inseguridad, aunque una vez en carrera te olvidas, pero tampoco observé nada fuera de lo normal.
La partida se efectua en una gran avenida de manera que es muy cómodo correr sin agobios desde un principio y además los de los 21k y los de los 42k salen por carriles distintos que se unen posteriormente en el km 3: los del 10K salen una hora después. Una vez pasados los primeros kilómetros, la carrera sigue discurriendo por grandes avenidas hasta el final, pues Lima es una ciudad muy grande con mucho tráfico. El recorrido es entretenido, aunque no pasa por el centro histórico, ya que va desde el centro de negocios, San Isidro hacia el barrio de Miraflores, Barranco y vuelta de nuevo a San Isidro tras una tramo al borde del mar. El perfil no es precisamente rápido, pues la primera mitad baja hasta la playa y en la segunda mitad hay que subir al punto de partida, de manera que los kilómetros finales son cuesta arriba.
Hay avituallamientos cada 5 km, en vaso, agua e isotónicos, normalmente a un lado de la calzada, pero no hay problema porque no hay demasiados corredores y además los voluntarios te dan el vas en la mano. A partir del 25k hay avituallamiento sólido y alrededor del km 30 dan geles; ya por ese kilómetro, los avituallamientos se ubican cada 2,5 km, una buena medida cuando aprieta el calor. Es también destacable la labor de los voluntarios, muy activa en todos los avituallamientos, consiguiendo que nadie se quede sin hidratarse.
La parte final es muy bonita, vallada, con gradas y con alfombra azul en los últimos metros; una vez traspasada la línea, te dan isotónicos, fruta, barritas y por supuesto la medalla; se puede descansar o estirar tranquilamente en una zona solo para corredores desde donde se sale por una puerta donde pueden esperar los amigos y familiares. Todo muy bien organizado.
Como dije al principio, el maratón de Lima está creciendo y aunque tiene que pulir defectos, se puede decir que su organización es correcta, teniendo en cuenta también, que si precio es asequible. Aunque parece difícil que atraigan a corredores europeos, está claro que puede ser una carrera atractiva para atletas norteamericanos y sudamericanos
No hay comentarios:
Publicar un comentario