En la capital de Perú viven más de 9 millones de personas distribuidos en enormes distritos que se desparraman entre el interior y la costa; Lima posee un coqueto centro histórico plagado de edificios coloniales, un distrito donde se ubica la actividad económica y un barrio eminentemente turístico, Miraflores. El resto es puramente residencial, a excepción del coqueto distrito de Barranco que se ubica al lado de la playa y por ello posee una incipiente actividad turística en estos momentos. El tráfico es caótico, congestionado constantemente debido a una deficiente red de transporte público, de manera que desplazarse de un barrio a otro es una aventura.
Con estos condicionantes, no es difícil imaginar que el maratón no deja de ser un acontecimiento más, de los muchos que desconocen los limeños que viven en esta gran urbe; de hecho, el maratón solo cruza cuatro distritos y es "invisible" para el resto de la ciudad, a pesar de los esfuerzos de la organización de esta joven carrera que progresa adecuadamente, pero a la que le falta ambiente.
Los días previos a la carrera, no encontré demasiadas referencias de la carrera, salvo algunos carteles en centros comerciales, pero por la calle no se aprecia nada, ni siquiera atletas pululando por el centro, pues no es una prueba masiva y aunque hay participantes de muchas nacionalidades, apenas se dejan de ver; intuyo que muchos de los participantes foráneos son residentes eventuales en el país y los que se desplazan a Lima solo para correr, son fundamentalmente norteamericanos y sudamericanos, pero en número escaso.
La feria del corredor se ubica en el Circuito Mágico del Agua, al lado del Estadio Nacional y a descubierto; aunque recogí mi dorsal el viernes por la tarde, la feria estaba llena de gente, muy animada, pues la mayoría de los asistentes aprovechan para hacer una visita al circuito con su bolsa de corredor encima; me parece una buena idea ubicarla al lado de este reclamo turístico y de hecho consiguen el objetivo de crear un bonito ambiente atlético, pues hay bastantes stands y buenos speakers animando el cotarro.
La feria del corredor se ubica en el Circuito Mágico del Agua, al lado del Estadio Nacional y a descubierto; aunque recogí mi dorsal el viernes por la tarde, la feria estaba llena de gente, muy animada, pues la mayoría de los asistentes aprovechan para hacer una visita al circuito con su bolsa de corredor encima; me parece una buena idea ubicarla al lado de este reclamo turístico y de hecho consiguen el objetivo de crear un bonito ambiente atlético, pues hay bastantes stands y buenos speakers animando el cotarro.
Metidos ya en harina, el día de la carrera hay un bastante animación en la salida, no solo público, sino muchos militares para "garantizar" la seguridad de los atletas; los primeros kilómetros son animados, pero luego se reduce bastante la animación pues los espectadores se concentran fundamentalmente en las cercanías de las paradas de sus autobuses "expres" que son escasas durante el recorrido. Por tanto, se recorren muchas avenidas con muy poco público animando, pero hay zonas con bastante ambiente y muchos puntos en los que los aficionados ofrecen agua y alimentos de manera espontánea, al margen de los avituallamientos oficiales. La llegada se ubica en la misma avenida de la salida y también se encuentran muchos aficionados animando en una bonita recta de llegada en la que se pisa una moqueta azul que indica el inminente cruce de la línea de meta. Como este ha sido mi 28º maratón, creo que tengo suficientes argumentos para comparar con otras carreras y el Lima42K ocupa un lugar medio dentro de ellas; no se puede hablar de una gran animación, pero lo que hay es muy agradable y debo confesar que esperaba mucho menos.
Lógicamente, también tengo que hablar de mi animación particular, compuesta, en esta ocasión, por seis personas, Encho, Toly, Carlos, Rafa y Magüy, además de Marisa; como es habitual, estuvieron a la altura y dieron espectáculo en las calles de Lima, portando las únicas banderas españolas del recorrido. Volvieron a dejar muy alto el pabellón.
Lima no es el maratón con más ambiente que he corrido, pero estoy seguro que si le damos unos años más la cosa cambiará, aunque no creo que vuelva para comprobarlo.
Lógicamente, también tengo que hablar de mi animación particular, compuesta, en esta ocasión, por seis personas, Encho, Toly, Carlos, Rafa y Magüy, además de Marisa; como es habitual, estuvieron a la altura y dieron espectáculo en las calles de Lima, portando las únicas banderas españolas del recorrido. Volvieron a dejar muy alto el pabellón.
Lima no es el maratón con más ambiente que he corrido, pero estoy seguro que si le damos unos años más la cosa cambiará, aunque no creo que vuelva para comprobarlo.
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