Soy corredor de maratones, me parece una distancia que se adapta como un guante a lo que me gusta de verdad, no sólo competir, sino vivir una experiencia que se inicia el día que te inscribes, pasa por tu preparación y culmina en un fin de semana en el que recoges tu dorsal, respiras el ambiente atlético en la feria y fuera de ella y finalmente culminas compitiendo en una carrera que da mucho de si por sus características; desde hace tiempo tenía en mente correr en Estocolmo, uno de los maratones más importantes de Europa, en una de la ciudad más importante de Escandinavia, que además es espectacular para correr, por sus edificios, sus canales, sus jardines y porque es llana. Y después de haber cumplido mi propósito, la experiencia no me ha decepcionado en absoluto, al contrario, es uno de los mejores maratones que he corrido de mi ya , extensa lista.
Antes de empezar a analizar los detalles, es necesario remarcar que en el Stockholm Marathon es eso, un maratón, no es un compendio de carreras destinadas a engordar a cifra de inscritos globales, no es un Week-End Run, ese apelativo tan rebuscado con el que se maquilla la realidad, no; en Estocolmo, todos los participantes corren 42,195 Km y eso, creedme, es de agradecer en los tiempos que corren.
Pues bien, empezamos por la página web, con mucha información, buen diseño, ágil y muy fácil de usar para inscribirse y para buscar información pertinente los meses anteriores a la carrera; una vez inscrito, la organización de envía por correo postal tu comprobante de inscripción junto con un mapa de la carrera, alrededor de un mes antes, de manera que se puede planificar la carrera a la perfección.
Yo llegué a la capital sueca un viernes, aunque se corría el sábado, pero no tuve problema para acercarme a recoger el dorsal a la feria porque está abierta hasta las 21 horas y si no hubiera llegado a esa hora, no hubiera pasado nada porque también entregan dorsales el día de la carrera, de 9 a 11., dado que se empieza a mediodía. Parece que a esta organización no le cuesta mucho poner las cosas fáciles a los corredores.
La feria está bien, correcta; se instala en un pabellón polideportivo que está en el centro de la ciudad, de manera que el acceso es muy sencillo. En el pabellón no sobra espacio, pero tampoco se pasan agobios; la recogida del dorsal es rápida y sin esperas y posteriormente hay un stand muy grande para el merchandising donde hay tallas de sobra de todo lo que venden, algo de lo que deben tomar nota en otros sitios. El resto, son stands de tiendas de artículos deportivos, maratones (con notable presencia española) y otros relacionados con medicina deportiva, masajes... lo típico, pero sin presencia de las grandes marcas deportivas, salvo la del patrocinador principal, que es Asics. Después de recoger el dorsal, puedes hacer una visita al espectacular Estadio Olímpico donde se celebraron las Olimpiadas de 1912, una joya que se conserva casi intacta y donde, como dije en el anterior post, se han batido más récords mundiales que en cualquier otro estadio del mundo.
Vamos ya con el día de la carrera, que comienza en la calle paralela a la feria y al estadio, donde posteriormente termina la prueba; la zona de salida es amplia, con baños suficientes, mucho césped para tumbarse un rato o para cambiarte y espacio suficiente para participantes y acompañantes. La calle de salida es ancha, con cajones que se controlan y además se respetan y vallada en los primeros metros; el maratón se disputa en un circuito de dos vueltas, aunque la segunda es más grande que la primera, siempre por la ciudad, salvo un recorrido de unos 5 km por los Djugardeens al comenzar la segunda vuelta, es decir, se pasa sólo una vez. Todo el recorrido discurre por calles principales y avenidas grandes, de manera que no suele haber atascos, aunque en este aspecto es criticable que nos encontráramos unos coches aparcados en los primeros kilómetros que suponían un peligro para los participantes y que debían haber sido retirados previamente.
El avituallamiento se ofrece cada 5 Km, aunque a veces hay puestos intermedios (hacía calor) y en general sólo se ubican en el lado derecho, aunque hay algunos casos, las mesas se disponen a ambos lados de la calle; se ofrece agua e isotónicos durante toda el recorrido y sólidos a partir de la media maratón, en la que te ofrecen, es cierto, los famosos pepinillos en vinagre escandinavos; quizás alguno piense que es una barbaridad, pero lo cierto es que casi todos los corredores tomaban, aunque yo no me atreví.
La animación también se reparte por todo el recorrido, aunque es más numerosa en la zona del parque, donde la afluencia de público es menor; un público que está presente prácticamente en todas las calles, aunque especialmente en las zonas más famosas de la ciudad. Obviamente, la presencia de público es más notable en los últimos kilómetros de la carrera, que acaba en el majestuoso estadio, cuya grada de la recta de meta estaba casi llena hasta la bandera; una d ellas llegadas más bonitas que he vivido.
Una vez llegas, te ponen la medalla, te hacen la foto y tienes que caminar unos 200 metros hasta la zona aneja a la feria, donde te dan una camiseta de finisher (sólo te la dan si acabas) y avituallamiento sólido y líquido, además de cerveza sin alcohol y salchichas y es que se llega a la hora de comer.
No exagero si califico este maratón como uno de los mejores que he corrido, no sólo por todo lo que he contado, ni por su espectacular recorrido, ni por el gran trabajo de los voluntarios, sobre todo porque la organización pone un gran empeño en que los corredores tengan todo lo necesario para disfrutar del evento; en Estocolmo, lo más importante son los corredores y eso, es de agradecer.
La animación también se reparte por todo el recorrido, aunque es más numerosa en la zona del parque, donde la afluencia de público es menor; un público que está presente prácticamente en todas las calles, aunque especialmente en las zonas más famosas de la ciudad. Obviamente, la presencia de público es más notable en los últimos kilómetros de la carrera, que acaba en el majestuoso estadio, cuya grada de la recta de meta estaba casi llena hasta la bandera; una d ellas llegadas más bonitas que he vivido.
Una vez llegas, te ponen la medalla, te hacen la foto y tienes que caminar unos 200 metros hasta la zona aneja a la feria, donde te dan una camiseta de finisher (sólo te la dan si acabas) y avituallamiento sólido y líquido, además de cerveza sin alcohol y salchichas y es que se llega a la hora de comer.
No exagero si califico este maratón como uno de los mejores que he corrido, no sólo por todo lo que he contado, ni por su espectacular recorrido, ni por el gran trabajo de los voluntarios, sobre todo porque la organización pone un gran empeño en que los corredores tengan todo lo necesario para disfrutar del evento; en Estocolmo, lo más importante son los corredores y eso, es de agradecer.
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