Cuando decidí correr en Praga, lo hice motivado por la belleza de la ciudad y por el circuito supuestamente favorable para hacer marca; la primera de las razones es una obviedad que no merece la pena comentar y la segunda es un hecho más que discutible, pero una vez completados los 42 Km, diría que vale la pena correr un maratón en el que se cuidan tanto los detalles organizativos, algo que agradecí mucho como participante.
Pero empecemos, como es habitual, por la página web, medio principal de inscripción y de información de la carrera; este es uno de los aspectos mejorables de la carrera, pues la página no es demasiado clara y cuesta encontrar la información, sobre todo la semana previa a la carrera, en la que se agradece que se acceda fácilmente a datos tan importantes como la ubicación de la feria, o los horarios de los roperos etc.
Una vez en Praga, las cosas resultan mucho más fáciles, empezando por el fácil acceso a la feria, a la que se llega en tranvía sin problema y una vez allí, se accede a un precioso edificio ferial donde se ubica una feria pequeña, pero muy bien ordenada, con muchos stands de equipación atlética y bastantes de maratones "exóticos" para mi, pues países como Polonia, Letonia o Lituania están representados. Los voluntarios atienden con gran amabilidad y diligencia, de manera que la espera es nula para recoger el dorsal, la camiseta y una mochila de regalo; me gustó un detalle, irrelevante, pero bonito y es que cada dorsal llevaba impresa la bandera del país del participante, en mi caso, la bandera de España. Pero también hay algún aspecto en el que la organización falla, o más bien el patrocinador, pues el merchandising es escaso y además sólo quedaban tallas grandes, lo cual es grave, teniendo en cuenta que el día fuerte es el sábado.
El día de la carrera todo estaba perfectamente preparado cuando empezamos a llegar los corredores; las calles del centro valladas y la hermosa Plaza Vieja llena inundada de stands, baños, gradas etc y con la zona de salida perfectamente delimitada. No utilicé ropero, así que prefiero no opinar, aunque no escuché quejas al respecto. El acceso a los cajones parecía bien controlado, de manera que la salida fue bastante ordenada y sin problemas de aglomeraciones.
Un vez en carrera, hay que destacar el gran número de voluntarios que cubrían el recorrido, las ya comentadas animaciones "oficiales", muy numerosas y unos avituallamientos suficientemente grandes y a ambos lados de la carrera; a eso hay que sumarle, la comodidad que supone recibir tu vaso de agua o isotónico de manos de un voluntario, pues, como he dicho, había muchos en todos la carrera. En los kilómetros finales había fruta y algún otro alimento que no consumí, pues llevaba mis geles.
La llegada en la Plaza Vieja sobre una alfombra azul es realmente emotiva y enseguida entregas el chip, te dan agua, la medalla y una capa térmica, con la que te diriges al ropero, aunque no fue mi caso.
He corrido muchos maratones y creo que Praga ocupa uno de los primeros lugares en cuanto a organización y buen trato al corredor; no es un maratón masivo, unos 12.000 corredores y quizás por eso puedan gestionar de un modo tan eficaz una carrera, pero se nota que los organizadores se vuelcan para conseguir un resultado realmente merecedor de esa Gold Label de la que tanto presumen.
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