martes, 17 de enero de 2012

Kilómetros caribeños

Este año, Marisa y yo decidimos irnos con los niños a pasar parte de las vacaciones navideñas al Caribe mejicano, concretamente en Cancún. Os podéis imaginar que tanto Cancún como toda la Riviera Maya tienen encantos suficientes para disfrutar unos días  de descanso con sol, playa, diversión y cultura. Pero con un maratón a la vista en menos de tres meses, plantearse hacer un paréntesis no es, ni siquiera aconsejable, así que metí mis zapatillas en la maleta, junto a mi ropa veraniega de running, pues, evidentemente, estaba claro que me iba a olvidar por unos días de buff, gorro y guantes.
Cancún nos recibió con viento y temperaturas frescas la noche que llegamos tras 11 horas de vuelo. Un paseo, cena y a dormir para intentar estar bien al alba del día siguiente, pues el sol comenzaba a aparecer a partir de las 6 de la mañana, hora a la que me calcé mis zapas para salir a rodar por el carril bici de que discurre desde la ciudad hasta la zona hotelera.
He entrenado todos los días de mis vacaciones y todos ellos por un carril bici de cemento y algo irregular, pero bien señalizado, pues tiene hitos cada 500 metros. El carril tienes bastantes defectos, como su trazado sinuoso, su firme agrietado y la falta de luz, que me obligaba a bajar el ritmo cuando salía a correr antes del amanecer. Sin embargo y teniendo en cuenta que estaba en Méjico, hay que resaltar que es todo un lujo que evita tener que rodar por la carretera, donde el respeto al deportista deja mucho que desear. Además, a partir de las 6 de la mañana siempre me cruzaba por corredores y a veces con algún ciclista, lo que rompía la monotonía que me suponía rodar sin cascos, pues en este lugar me parecía poco prudente hacerlo.
Han sido más de 70 kilómetros los que he recorrido en el Caribe, repartidos en dos sesiones de intervalos y otras cinco de rodajes. Han habido más días buenos que malos, pero he acabado cansado debido a la superficie en la que corría y a la ausencia de descanso provocado por la necesidad de conjugar ocio con deporte, una mezcla no siempre recomendable. Aún así, estos días en Cancún me han servido para continuar mi puesta a punto en un lugar donde la humedad es muy elevada, al igual que, previsiblemente, ocurrirá en Barcelona.
En resumen, Cancún no es la ciudad más adecuada del mundo para salir a practicar running, pero su carril bici es de lo más animado y ayuda sobremanera a que considere este destino como a un buen nivel para entrenarse. Eso si, correr por dicho carril no da la oportunidad de disfrutar de buenas vista, pues incluso el mar se ve en pocas ocasiones. Con todo, os aconsejo que si vais a Cancún algún día, os llevéis vuestras zapas y salgáis a correr sin ningún miedo para poneros a punto.


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