El Club Deportivo Parque de Cataluña se enclava en el barrio del mismo nombre en Torrejón de Ardoz. Sus socios organizan cada año esta carrera destinada exclusivamente al corredor popular; no hay cuota de inscripción y los patrocinadores son escasos, pero la ilusión y el trabajo de los voluntarios compensan todas las carencias.
La sede del club es el punto de partida y llegada de esta fiesta del atletismo. Aparte de la carrera senior, se celebran carreras para niños desde categoría prebenjamín. La organización es modesta, de manera que la recogida del dorsal es un poco desorganizada, pero sin demora excesiva. La salida se realiza desde una calle anexa y tras dos vueltas a un circuito se llega a la misma sede del club, que tiene, además de las habituales pistas de tenis, padel etc, una pista de atletismo de color azul de 200 metros de cuerda.
Un speaker dirige a los corredores a la línea de salida, un puñado de atletas entre los que se encuentra el gran Luismi Martín Berlanas, invitado por el club. El mejor obstaculista de España de todos los tiempos, que acaba de retirarse, no tuvo reparos en compartir kilómetros con un grupo de populares de lo más variopinto. Este acto define, por si solo, la calidad humana y atlética de un campeón.
Era mi primera carrera después de Tokio y no quería forzar. Pero el recorrido es de sólo 4.100 metros, así que tuve que salir fuerte para no quedarme muy atrás. Es evidente que mis piernas no están acostumbrados a ritmos tan altos desde el principio, pero aguanté el tirón como pude durante la primera vuelta y en la segunda empecé a sentirme mejor. Empecé a remontar y a pasar atletas. La meta está situada sobre la preciosa pista donde se recorren los últimos 200 metros, en los que unos chavales de no más de 20 me pasaron como una exhalación, haciendo gala de un rush final que ya no tengo. Acabé en menos de 16 minutos, una marca razonable para una carrera tan rápida.
En meta, una bolsa del corredor más modesta de lo habitual, pero valiosa en una carrera gratuita. Por allí estaba Luismi, que había ganado la prueba, como no podía ser de otra manera. Hablaba con unos y otros, saludaba a los atletas... que tio más grande. Tenía prisa, así que me escapé del recinto y me perdí las carreras infantiles y la entrega de trofeos. Quizás el año que viene vuelva con Alonso, porque esta carrera es de esas que te dejan un buen sabor de boca.
La sede del club es el punto de partida y llegada de esta fiesta del atletismo. Aparte de la carrera senior, se celebran carreras para niños desde categoría prebenjamín. La organización es modesta, de manera que la recogida del dorsal es un poco desorganizada, pero sin demora excesiva. La salida se realiza desde una calle anexa y tras dos vueltas a un circuito se llega a la misma sede del club, que tiene, además de las habituales pistas de tenis, padel etc, una pista de atletismo de color azul de 200 metros de cuerda.
Un speaker dirige a los corredores a la línea de salida, un puñado de atletas entre los que se encuentra el gran Luismi Martín Berlanas, invitado por el club. El mejor obstaculista de España de todos los tiempos, que acaba de retirarse, no tuvo reparos en compartir kilómetros con un grupo de populares de lo más variopinto. Este acto define, por si solo, la calidad humana y atlética de un campeón.
Era mi primera carrera después de Tokio y no quería forzar. Pero el recorrido es de sólo 4.100 metros, así que tuve que salir fuerte para no quedarme muy atrás. Es evidente que mis piernas no están acostumbrados a ritmos tan altos desde el principio, pero aguanté el tirón como pude durante la primera vuelta y en la segunda empecé a sentirme mejor. Empecé a remontar y a pasar atletas. La meta está situada sobre la preciosa pista donde se recorren los últimos 200 metros, en los que unos chavales de no más de 20 me pasaron como una exhalación, haciendo gala de un rush final que ya no tengo. Acabé en menos de 16 minutos, una marca razonable para una carrera tan rápida.
En meta, una bolsa del corredor más modesta de lo habitual, pero valiosa en una carrera gratuita. Por allí estaba Luismi, que había ganado la prueba, como no podía ser de otra manera. Hablaba con unos y otros, saludaba a los atletas... que tio más grande. Tenía prisa, así que me escapé del recinto y me perdí las carreras infantiles y la entrega de trofeos. Quizás el año que viene vuelva con Alonso, porque esta carrera es de esas que te dejan un buen sabor de boca.
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