sábado, 18 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (1) - El ambiente

La capital de Bulgaria está poblada por aproximadamente un millón de habitantes, su centro histórico es relativamente pequeño y está salpicado de iglesias ortodoxas, mezquitas y edificios ofíciales sin demasiado encanto; tampoco tienen encanto la mayoría de los edificios residenciales ubicados en el centro, aunque hay una zona de edificaciones más modernas  en una parte alejada del centro. Podemos decir que es una ciudad correcta, al igual que se puede decir de sus habitantes, los búlgaros son personas educadas pero de trato áspero, en general antipáticos y con escaso o nulo don de gentes; todo esto , obviamente, no ayuda para que la celebración de una prueba atlética masiva tenga un ambiente divertido y festivo, más bien genera un ambiente frío y poco acogedor para el corredor popular.

La feria del corredor se celebra un parque, al aire libre, con una carpa destinada a la entrega de dorsales, pero el resto de los expositores se ubican al aire libre, aunque son muy pocos, unos cinco o seis; el ambiente es escaso o nulo, los voluntarios son simpáticos y eficientes, pero poco más. Acudí el viernes tarde a la feria y no en hora punta, lo que también contribuyó a que me dejara una sensación desangelada. Poco o nada se puede decir del ambiente de la ciudad los días previos al evento, prácticamente inexistente pues no se aprecian corredores haciendo turismo y salvo en la zona de la feria, la vida en la ciudad parece la de un fin de semana normal.

La zona de salida está repleta de gente el domingo por la mañana, el ambiente es bullicioso, pero frío; los corredores del 10K son los primeros en salir, pero no hay aplausos ni  ánimos, todo es correcto, pero poco animado. Luego llega el turno de las carreras larga, media y entera y una cuenta atrás es lo único destacable antes de iniciar la salida. Durante el recorrido no hay demasiado público, se concentra en algunos lugares de interés, pero sin aglomeraciones y además los búlgaros no animan demasiado precisamente, son educados, pero fríos y eso no anima el cotarro. 


La organización establece algunos puntos de animación, básicamente unos chicos que tocan el tambor y que desaparecen en la segunda vuelta; lo más animado era una rockera que se encontraba alrededor del km 30 y que no parecía ser búlgara porque tenía mucha marcha.

Sin embargo, mi animación nunca falla, a pesar del entorno poco favorable; se colocaron en puntos estratégicos para verme hasta seis veces y con sus ánimos y gritos dieron un poco de calor a las desangeladas calles de Sofía, sobre todo en la segunda vuelta, cuando sólo quedan los maratonianos y parece que el público se olvida de ellos. Los doce componentes de la expedición volvieron a sacar un sobresaliente, a pesar de que mi actuación no lo fue.

Después del infumable maratón de  Moscú. Sofía es el maratón más soso de los que he corrido hasta ahora con diferencia; al corredor popular no sólo le gusta un recorrido bonito, una organización aseada y una buena marca,. también quiere disfrutar de un bonito ambiente atlético, de los ánimos de los espectadores y de una llegada emocionante; Sofía no tiene nada de eso, sin embargo, es una carrera que no me arrepiento de haber elegido.


No hay comentarios: