Hace años que empecé con esto de correr carreras y desde el primer día he sido un ávido buscador de pruebas que me aportaran algo más que una distancia para competir; correr está muy bien, hacer una buena marca es muy motivador, pero el principal objetivo cuando me pongo un dorsal es pasarlo bien. Por esta razón, siempre me atrajo el famoso Maratón de Medoc, que se disputa en esa comarca francesa entre castillos y viñedos, donde se anima a los participantes a correr disfrazados y en cuyos avituallamientos no sólo ofrecen agua, sino vino y dulces. Un proyecto similar se puso en marcha en la Ribera del Duero hace seis años, una carrera que discurre entre bodegas, donde los participantes pueden descubrir el imponente legado cultural, vinícola y gastronómico de esta tierra cuyos vinos son valorados por todos los aficionados al vino del planeta, una cultura vinícola que forma parte de mi vida.
Tras dos años de barón debido a la pandemia, la Ribera Run volvía con algunos cambios que la han hecho aún más atractiva; la Plaza del Coso de Peñafiel, vigilada en lo alto por el imponente castillo de la localidad, sigue siendo el centro neurálgico de la prueba, donde se recogen los dorsales y donde terminan todas las pruebas y donde se llevan a cabo las actividades post carrera. Por cuarta vez me inscribí a la media, pues la prueba larga era demasiado teniendo en cuenta que correré en Kosice en dos semanas y lo prudente es no machacarse; la media ha sufrido varios cambios que le han convertido en una prueba aún más interesante, pus ahora comienza en la coqueta localidad de Pesquera, sede de múltiples bodegas, donde se respira el auténtico ambiente ribereño y acaba en la Plaza del Coso y así se evita el desplazamiento posterior de ediciones anteriores.
El recorrido es vistoso, se sale de la plaza de Pesquera y tras un primer paso por a bodega Servilio, el camino se dirige a Curiel de Duero, no sin antes subir una cuesta larga, aunque no muy empinada, que pone a prueba las fuerzas de los participantes; salí conservador y me pasé la cuesta adelantando atletas, hasta llegar a Curiel, donde se ubica la bodega Comenge y el primer avituallamiento ante la mirada del castillo que se encuentra en un cerro "vigilando" la localidad, que posteriormente se cruza para enfilar otro camino en dirección a Peñafiel, cuyo castillo se ve a la fondo en todo momento. Poco después se pasa por Legaris y tras avituallarnos, nos dirigimos aun bonito camino entre viñas hasta llegar a la senda del río Duero, rompepiernas, pero enriquecedora al correr en la ribera de río que da nombre a la D.O. Tras un paso fugar por Caramimbre, se llega al casco urbano de Peñafiel donde tras "visitar" Protos, se inicia la dura subida al castillo, campo a través, que pone a prueba la resistencia final y la habilidad de los corredores a los que tras bajar les quedan sólo quinientos metros para cruzar con emoción la meta de la Plaza del Coso.
Tras cruzar la meta, te regalan la copa de finisher, una copa de las buenas, una copa de vino que sirve para beber agua y posteriormente degustar una barra libre de caldos de la Ribera que hace las delicias de cualquier amante del "zumo de uva". Todo ello aderezado con quesos de la zona, fruta, dulces energéticos... Muy completo. Y para que no falte de nada, un DJ pincha en directo para animar a los participantes y acompañantes en una gran fiesta que culmina con una paella multitudinaria en la misma plaza. Y aunque yo ya me había ido, la fiesta continúa hasta ala noche con una carrera de 7 Km y la entrega de trofeos, un día largo y muy divertido.
Teniendo en cuenta las paradas en los avituallamientos y la subida al castillo, el tiempo realizado no es significativo, pero mantuve un buen ritmo en las zonas más favorables y pienso que ha sido un buen entrenamiento de cara a la preparación de Kosice; faltan dos semanas y parece que voy cogiendo la forma y espero estar bien para afrontar el maratón más antiguo de Europa.
Pero lo importante era volver a disputar esta prueba tras dos años de parón, una prueba que ha mejorado con el tiempo. como hace el buen vino y en la que espero volver a participar el año que viene y seguramente en la prueba larga; quiero vivir la experiencia de salir desde el yacimiento de Pintia y visitar 10 bodegas recorriendo caminos castellanos entre viñas y cerros. La cuarta cosecha ha terminado, a buen seguro la quinta será aún mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario