Una vez terminado mi viaje por EE.UU. comencé a preparar un nuevo reto maratoniano, el que tendrá lugar el próximo 30 de septiembre en Chisinau, una fecha que implica entrenar duro en verano, pero también implica la necesidad de competir para no perder ritmo; por eso, a finales de junio me puse a buscar una competición apetecible entre la escasa oferta de carreras urbanas en Madrid en el mes de julio y me topé con el clásico Trofeo de San Lorenzo, una prueba que ya disputé hace unos años y que me gustó mucho, así que no fue necesario buscar más y tomé la decisión de repetir experiencia en esta bonita carrera.
El Trofeo de San Lorenzo se anticipa a las fiestas del mismo nombre que se celebran en el centro de Madrid en agosto ya que se corre a finales de julio, entiendo que para eludir la "huída" masiva de madrileños en el mes más vacacional por excelencia. La salida de la prueba se ubica en el barrio de Lavapiés y tras un recorrido de 10 km por el centro de Madrid vuelve al populoso barrio madrileño para cruzar la meta de la calle Argumosa. Los que conozcan la capital de España, habrán intuido que no es un perfil sencillo pues las cuestas proliferan en la zona y la organización no ha hecho grandes esfuerzos para evitarlas, lo cual es una acierto, pues el recorrido es muy atractivo ya que se recorren los puntos más emblemáticos del centro de la ciudad.
El evento comienza a las 9 de la mañana a fine de mitigar los rigores veraniegos de la capital de España y aunque la temperatura no se podía calificar precisamente de "fresca", tampoco hacía una calor insoportable y además un ligero viento permitía refrescar un poco el ambiente. Un gran número de atletas calentaban en las calles aledañas a la salida ubicada en la Ronda de Atocha a la que me dirigí trotando con Miguel, un auténtico veterano de esta prueba. No tenía ni idea de como me podía salir la carrera, pues los entrenamientos en verano despistan mucho ya que es muy complicado entrenar, pues hay que madrugar para evitar el calor, a lo que hay que unir el deficiente descanso nocturno debido a la temperatura y las pocas horas de sueño provocadas por el madrugón citado.
Sonó el disparo y empezamos cuesta abajo, muy rápido hasta completar el primer kilómetro por debajo de 4 min/km, pero es solo la primera toma de contacto, porque el perfil empieza a complicarse con cuestas en principio cortas, pero que anticipan la llegada a la cuesta de San Vicente hasta donde llegué con un crono bastante aceptable; sin duda, dicha cuesta es la más larga y empinada del recorrido y por ende donde se pierde más tiempo, pero cuando "coroné" llegando al Palacio Real, me di cuenta que no había supuesto un esfuerzo importante y pude recuperar un ritmo vivo junto a Miguel, que pasó toda la carrera junto a mi.
Una vez en el "centro centro", el perfil se vuelve más fácil, aunque aún quedan rampas por subir, pero es una delicia correr por calles emblemáticas como la calle Toledo o la calle Mayor, aprovechando su sombra bajo la mirada sorprendida de los turistas que ya pululan por allí; enseguida se llega a Sol, se cruza y tras un corto paso por Carrera de San Jerónimo se gira a la izquierda para bajar Alcalá, comenzando la parte final y de nuevo propicia de la prueba. Llegaba relati
vamente fresco a ese último tramo de carrera, así que me lancé cuesta abajo, aceleré un poco el ritmo y volví a correr por debajo de los 4 min/km hasta llegar a la calle Argumosa donde esperaba una meta muy animada que crucé en unos dignos 42'24'' teniendo en cuenta el perfil y las condiciones meteorológicas de la prueba.
En definitiva, un buen test que ha demostrado que el plan diseñado por Depa está dando sus frutos, aunque es difícil percibirlo en el día a día a causa de la meteorología, adversa para mis condiciones; el trabajo de escaleras y multisaltos sustituyendo al gimnasio me permite tener las piernas fuertes pero más frescas, mientras el trabajo interválico sigue mejorando mis prestaciones de cara a mantener ritmos altos, a pesar de la dureza de realizarlo con este calor.
La próxima cita será un cross de 6 km en Montemayor de Pililla, donde intentaré gestionar ritmos fuertes, para luego rematar con la media maratón de Torralba a tres semanas del maratón, en la que espero calibrar mis posibilidades en la capital de Moldavia. Hasta entonces, habrá que seguir soportando el calor y entrenar más duro todavía.
El evento comienza a las 9 de la mañana a fine de mitigar los rigores veraniegos de la capital de España y aunque la temperatura no se podía calificar precisamente de "fresca", tampoco hacía una calor insoportable y además un ligero viento permitía refrescar un poco el ambiente. Un gran número de atletas calentaban en las calles aledañas a la salida ubicada en la Ronda de Atocha a la que me dirigí trotando con Miguel, un auténtico veterano de esta prueba. No tenía ni idea de como me podía salir la carrera, pues los entrenamientos en verano despistan mucho ya que es muy complicado entrenar, pues hay que madrugar para evitar el calor, a lo que hay que unir el deficiente descanso nocturno debido a la temperatura y las pocas horas de sueño provocadas por el madrugón citado.
Sonó el disparo y empezamos cuesta abajo, muy rápido hasta completar el primer kilómetro por debajo de 4 min/km, pero es solo la primera toma de contacto, porque el perfil empieza a complicarse con cuestas en principio cortas, pero que anticipan la llegada a la cuesta de San Vicente hasta donde llegué con un crono bastante aceptable; sin duda, dicha cuesta es la más larga y empinada del recorrido y por ende donde se pierde más tiempo, pero cuando "coroné" llegando al Palacio Real, me di cuenta que no había supuesto un esfuerzo importante y pude recuperar un ritmo vivo junto a Miguel, que pasó toda la carrera junto a mi.
Una vez en el "centro centro", el perfil se vuelve más fácil, aunque aún quedan rampas por subir, pero es una delicia correr por calles emblemáticas como la calle Toledo o la calle Mayor, aprovechando su sombra bajo la mirada sorprendida de los turistas que ya pululan por allí; enseguida se llega a Sol, se cruza y tras un corto paso por Carrera de San Jerónimo se gira a la izquierda para bajar Alcalá, comenzando la parte final y de nuevo propicia de la prueba. Llegaba relati
vamente fresco a ese último tramo de carrera, así que me lancé cuesta abajo, aceleré un poco el ritmo y volví a correr por debajo de los 4 min/km hasta llegar a la calle Argumosa donde esperaba una meta muy animada que crucé en unos dignos 42'24'' teniendo en cuenta el perfil y las condiciones meteorológicas de la prueba.
En definitiva, un buen test que ha demostrado que el plan diseñado por Depa está dando sus frutos, aunque es difícil percibirlo en el día a día a causa de la meteorología, adversa para mis condiciones; el trabajo de escaleras y multisaltos sustituyendo al gimnasio me permite tener las piernas fuertes pero más frescas, mientras el trabajo interválico sigue mejorando mis prestaciones de cara a mantener ritmos altos, a pesar de la dureza de realizarlo con este calor.
La próxima cita será un cross de 6 km en Montemayor de Pililla, donde intentaré gestionar ritmos fuertes, para luego rematar con la media maratón de Torralba a tres semanas del maratón, en la que espero calibrar mis posibilidades en la capital de Moldavia. Hasta entonces, habrá que seguir soportando el calor y entrenar más duro todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario