No es ningún secreto que el 2015 que ha finalizado no ha sido un año muy destacado en cuanto a marcas; he participado en tres maratones con un balance bastante discreto, pues fallé estrepitosamente en Marrakech, cumplí en Viena y sufrí un duro castigo en Chicago, el último de la serie. No he competido demasiado en media y los resultados tampoco han sido destacables y lo mismo puedo decir de lo diezmiles; por hablar de algo positivo, mi mejor marca en la legua de Alcazarén, aunque era fácil conseguirla, pues fue mi segunda participación en la distancia.
Después de analizar los 2.900 kilómetros recorridos el año pasado, la conclusión que extraigo es muy clara: no he tenido continuidad en los entrenamientos, he entrenado de manera demasiado irregular y no he conseguido llegar a las carreras importantes a tope; un ejemplo muy significativo está en la última parte de la temporada, donde me fijé como objetivo realizar una buena San Silvestre y la cosa no empezó mal del todo en la Carrera de las Aficiones, pero una gripe posterior cortó mi ritmo de entrenamientos y acabé haciendo un mal papel en la Carrera de la Solidaridad (cerca de los 43') y finalmente en la San Silvestre Internacional 2015, donde no pude pasar de unos discretos 41'44''.
Mi última MMP data de febrero de 2013 y la conseguí en el Maratón de Sevilla, después de haber hecho mi mejor tiempo en 10 k un dos meses antes y tres semanas antes MMP en la Media de Getafe; después de aquellos dos mágicos meses, sólo puedo destacar mi marca de 3h04' en Coruña y mi buen papel en Atenas, el resto ha sido discreto, aunque no exento de mérito.
Mi última MMP data de febrero de 2013 y la conseguí en el Maratón de Sevilla, después de haber hecho mi mejor tiempo en 10 k un dos meses antes y tres semanas antes MMP en la Media de Getafe; después de aquellos dos mágicos meses, sólo puedo destacar mi marca de 3h04' en Coruña y mi buen papel en Atenas, el resto ha sido discreto, aunque no exento de mérito.
Como ya he comentado anteriormente, he decidido dosificar el esfuerzo y preparar sólo un maratón al año, aunque corra otros por el simple placer de correr; el objetivo sigue siendo bajar de las 3 horas, pues no creo que esté "acabado", ni tan mayor como para no poder optar a esa marca. Eso si, o hago una preparación casi perfecta y una carrera casi perfecta, o me puedo ir olvidando de esa marca. Pero esa cita la tendré en Frankfurt el próximo otoño, queda mucho por hacer antes, empezando por el maratón de Hong Kong en diez días. A la ciudad china voy "de paseo", a disfrutar de la ciudad y hacer una nueva muesca en mi historial maratoniano; no parece el maratón más bonito del planeta, de hecho pienso que está entre los más feos, pero será una experiencia interesante correr en una ciudad tan cosmopolita, aunque el recorrido sea en mayor parte por la autopista.
Una vez de vuelta de China, volveré a intentar atacar mi marca en los 10k y el lugar elegido es Laredo, una carrera de agradables y ventosos recuerdos donde creo que todo es posible; la cita será en marzo y antes de que llegue el verano, intentaré correr una media rápida par poder mejorar mi marca actual, que es bastante asequible. Después tocará correr en Estocolmo sin aspiraciones y preparar concienzudamente el nuevo asalto a las tres horas.
Como veis, el año nuevo llega cargado de ilusión y ganas de lograr objetivos ambiciosos; no me asustan esos objetivos y voy a pelear por conseguirlos y si no lo logro, volveré a fijarme otros objetivos, quizás más modestos, pero que me permitan seguir disfrutando de este deporte. A decir verdad, lo que realmente me asustaría es perder la ilusión por correr y dejar de fijar objetivos; al borde ya del medio siglo de vida, correr sigue ilusionándome cada día, me sienta bien, forma parte de mi vida y me ayuda a seguir encontrando día a día ilusión por vivir y eso es lo realmente importante.
Una vez de vuelta de China, volveré a intentar atacar mi marca en los 10k y el lugar elegido es Laredo, una carrera de agradables y ventosos recuerdos donde creo que todo es posible; la cita será en marzo y antes de que llegue el verano, intentaré correr una media rápida par poder mejorar mi marca actual, que es bastante asequible. Después tocará correr en Estocolmo sin aspiraciones y preparar concienzudamente el nuevo asalto a las tres horas.
Como veis, el año nuevo llega cargado de ilusión y ganas de lograr objetivos ambiciosos; no me asustan esos objetivos y voy a pelear por conseguirlos y si no lo logro, volveré a fijarme otros objetivos, quizás más modestos, pero que me permitan seguir disfrutando de este deporte. A decir verdad, lo que realmente me asustaría es perder la ilusión por correr y dejar de fijar objetivos; al borde ya del medio siglo de vida, correr sigue ilusionándome cada día, me sienta bien, forma parte de mi vida y me ayuda a seguir encontrando día a día ilusión por vivir y eso es lo realmente importante.
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