Cuando cruce la meta de la San Silvestre Internacional dentro de pocas horas, haber finalizado mi año atlético con 2060 kilómetros recorridos en unas 200 horas repartidas en 260 sesiones. En el año que termina no he conseguido mejorar mi marca en ninguna de las distancias en las que compito, pero por contra, he conseguido terminar cuatro maratones, a lo que sumado a la retirada en Sevilla, me ofrece un balance de cuatro maratones y medio.
Locura para algunos, proeza para otros, en mi opinión, lo realizado este año sólo puede ser considerado como una bonita experiencia que me ha ayudado a disfrutar de una prueba tan bonita como el maratón: Tras la dolorosa lesión de Sevilla, me preparé para batir mi marca en Coruña, pero allí el viento impidió que bajara de las tres horas, en una carrera que Depa considera como mi mejor maratón. Dos semanas después, Acabé Praga con bastante cansancio, pero buenas sensaciones, disfrutando de una prueba realmente espectacular.
La aventura canadiense de Quebec fue peor de la esperado, aunque correr una maratón tiene esas cosas, lo que sumado el calor dio como resultado el peor maratón de mi vida. Y para rematar, la mítica carrera de Atenas, donde fueron mucho más importantes las sensaciones que la marca, pues cumplí un sueño, el realizar el recorrido clásico, aquel que hizo Filípedes por primera vez.
Inmerso en la preparación de Marrakech, hoy disputo mi segunda San Silvestre Internacional, en busca de una buena marca, pero sobre todo, de volver a disfrutar de la prueba más bonita del calendario.
Hoy acabo el año corriendo, como es tradicional. Buena suerte y feliz 2015 a todos.
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