Tenía programada una tirada larga para acabar los entrenamientos de esta semana, pero mi amigo Abel me ofreció un dorsal para correr en Ávila y no me lo pensé dos veces, porque aparte de ser más divertido correr una media que hacerlo solo, la ciudad amurallada siempre me ha gustado para competir y para tomar unas cañas; no en vano, ya había corrido dos veces antes una media en Ávila, aunque con distintos organizadores y distinto trazado al de hoy.
La nueva organización de esta carrera ha cambiado radicalmente el recorrido, para que sea más vistoso y sirva para recorrer los puntos más significativos de la ciudad; ese cambio se nota desde la salida, ubicada en los famosos "Cuatro Postes", donde se recoge el dorsal sin agobios y posteriormente una buena bolsa de corredor, aunque con sólo tallas "S" disponibles, un error que es recurrente en muchas carreras y que se resolvería preguntando talla en la inscripción. En cualquier caso, una bolsa decente.
Se sale de la carretera, justo enfrente del monumento y cuesta abajo, aunque no se tarda en encontrar alguna pendiente que pica hacia arriba, pues toda la carrera es un sube y baja constante, más acusado en la segunda parte y algo más favorable hasta el kilómetro 10. Como a mi no se me había perdido nada en esta carrera, decidí salir al "tran tran", sin agobios, a mi ritmo, con el único objetivo de hacer un rodaje largo. Se podía correr bien y rápido, pues el asfalto predominaba en esta primera mitad, así como las pendientes hacia abajo. Me sentía bien de piernas, pero no quería acelerar, pues preveía una segunda parte complicada, aunque me molestó un poco el tener que hacer una "parada técnica" y dejar ir al grupo con el que corría.
Tras un prolongada cuesta arriba de casi un kilómetro, pasé el kilómetro 10 en 47', el ritmo que perseguía y además sin desgaste demasiado, porque seguía sintiéndome cómodo y con fuerza como para incrementar un poco más la velocidad, pero no quería arriesgar. Empezaba la segunda parte, prácticamente entera por el interior de las murallas, lo cual resultaba muy agradable por las vistas, pero muy molesto por tener que correr casi todo el tiempo por calles adoquinadas, irregulares y peligrosas y además con muchos giros que cortaban el ritmo. Y aunque esta parte era la más difícil, yo me sentía cada vez mejor y fui adelantando atletas hasta la meta, aunque sin poner ritmos muy fuertes, porque el piso no daba para más y además las bajadas irregulares me dan bastante respeto.
La carrera pasa por la catedral, por el ayuntamiento, por las iglesias más reconocidas y por supuesto, por las murallas y varias veces, lo que unido a los ánimos del público y en mi caso particular de Marisa, hacen que la dureza pase a un segundo plano y lo pases realmente bien.
El ultimo kilómetro es descaradamente cuesta abajo, aunque por un peligroso adoquinado que te deja en una explanada donde se cruza una muy animada meta; tras cruzarla, se llega a una zona donde se puede estirar con comodidad y ya de paso cargar las pilas con cerveza artesanal, yemas de Ávila, fruta, bizcochos, zumos... Todo un lujo.
Acabé mi tirada larga con otros dos kilómetros más, que junto al calentamiento suman los últimos 25 km de una semana de más de 90 Km en la que he vuelto a tener sensaciones positivas; parece que cada vez estoy más en forma, pero hay que ir paso a paso y ser prudente, porque Atenas no es objetivo y aún queda mucho para lograr un estado óptimo de forma que me de la confianza necesaria para atacar mi marca maratoniana.
1 comentario:
Adelante, chaval. Se hace camino al correr.
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