Ayer domingo realicé mi último rodaje largo en una calurosa mañana de domingo; sé que me repito, pero el verano que estamos padeciendo este año está siendo muy duro a causa las sucesivas olas de calor que han llegado a la Península Ibérica, sin dar una mínima tregua ni en julio, ni en agosto. Ayer, completé 34 kilómetros a una temperatura media de unos 24º, pues empecé a correr con 20º y acabé con 27º, con un calor asfixiante; y eso, que lo hice en los alrededores de Alcazarén, entre pinares, pero cuando las temperaturas son tan altas, es muy difícil que las sombras las mitiguen.
Pase lo que pase en Moscú, voy a recordar siempre la preparación de esta prueba, debido a la dureza que me supone entrenar con estas altas temperaturas. Dicen los entendidos, que el secreto para entrenar bien un maratón consiste en aguantar los entrenamientos con cansancio y con las piernas doloridas y si eso es verdad, me espera una buena marca en la meta del Kremlin; estoy descansando mal, madrugo mucho para entrenar, paso el día cansado debido a la influencia del calor... Creo que este será mi primer y último maratón de verano, pues lo correré en a estación estival.
Pero hay que ser positivo, porque el cansancio y el dolor de piernas están ahí, pero también los kilómetros de calidad que he soportado en condiciones tan desfavorables; he tenido malos días, sobre todo en los rodajes largos, pero también he completado entrenos de calidad con muy buenas sensaciones, tanto haciendo series, como ritmos controlados o últimamente fartleks. Creo que voy a llegar bien preparado a Moscú, aunque no soy capaz de percibirlo a falta de tres semanas para que comience la prueba. Además, en la capital rusa las condiciones climáticas van a ser mucho más bnévolas, pues espero correr a unos 10 grados de temperatura y tras una preparación en la que no he entrenado por debajo de los 20º, es probable que el efecto sea positivo.
Faltan 21 días y esta semana empiezo a bajar el kilometraje, aunque todavía va a ser dura, pues remataré con un rodaje de 30 km, pero sin ritmos exigentes que cumplir. me queda lo fácil, si se puede considerar así lo que tengo por delante, pero lo que tengo claro es que después de ayer la cuenta atrás ha comenzado definitivamente; no es hora de relajarse, sino de apretar los dientes y realizar el último esfuerzo que evite que tire por la borda lo sembrado hasta ahora. Y a falta de tres semanas, creo que la siembra va a ser productiva y espero que la cosecha llegue el día 9 en forma de una marca ligeramante por encima de las tres horas; para eso he trabajado tan duro.
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