viernes, 12 de marzo de 2010

TOKYO MARATHON 2010 (1)- EL AMBIENTE

Japón es un país con una relación especial con los maratonianos. Todas las grandes ciudades tienen su maratón, pero realmente significativos son los que se disputan el el Lago Biwa, sólo para corredores de élite y el maratón femenino de Osaka. Al corredor se le trata con el respeto que se merece, ese respeto que desprende toda la cultura japonesa en cuanto a las relaciones personales. Mi decisión de correr en Tokio responde, fundamentalmente, al deseo de completar un maratón por continente, pero elegí Tokio porque su maratón no es una carrera más.
Como pasaba en Boston, en el mismo aeropuerto ya pude ver algún cartel que anunciaba el evento. Mi hotel estaba situado en las inmediaciones de la salida y por esa zona también colgaban carteles anunciando el gran acontecimiento del domingo en la ciudad. además, en mi hotel se alojaban los atletas de élite y muchos populares, por lo que el ambiente maratoniano era evidente.
El día previo a la carrera, ya estaba en marcha el montaje de la salida, pertaba atestao no se notaba nada especial, salvo los carteles anunciadores. Sin embargo, el día de la carrera todo iba a cambiar. En el desayuno, el salón estaba lleno de runners y de aficionados y eran ¡las 6 de la mañana!. Un poco más tarde, el hall estaba atestado de gente: runners, familiares, amigos... la fiesta estaba a punto de empezar.
Era un día lluvioso,la grada de invitados en la salida estaba llena de autoridades disfrutando del espectáculo. Pero lo más sorprendete vino después del pistoletazo de salida, con las calles llenas de aficionados aguantando el chaparrón, animando, dando el aliento necesario a los, esta vez, muy esforzados runners corriendo bajo la lluvia. Practicamente todo el recorrido estaba lleno de gente animando, no aplaudían  demasiado porque tenían las manos ocupadas con los paraguas, pero sus gritos y su calor eran suficiente.
La parte final del recorrido era una zona más desierta, sin edificios y con menos gente. Ya importaba poco, la zona de meta volvía a estar llena de gente, de gritos y de ánimos que te llevan en volandas al final.
Tokio ha supuesto una experiencia fantástica para mi. Aficionados y voluntarios  se vuelcan con los corredores, especialmente con los occidentales. El trato al corredor es excelente, las sonrisas son permanentes, la atención esmerada. Quizás sea la idiosincrasi japonesa, o quizás su esmarada educación, pero, en cualquier caso,  adoro correr en este pais.



No hay comentarios: