viernes, 15 de enero de 2010
Correr, mejorar, tal vez sufrir...
Decía Sebastian Coe, que si disfrutas en todos tus entrenamientos, debes plantearte si estás entrenando bien. Me quedan seis semanas para correr en Tokio y ya está empezando la fase más importante del entrenamiento, las sesiones largas, las series más duras. En estas semanas que restan, debo poner a punto las piernas y sobre todo mi mente. Toca aguantar y no sólo el duro entrenamiento, sino las condiciones climatológicas adversas que se están dando este invierno. Desde finales de diciembre hasta ahora, he corrido con lluvia, sobre la nieve, con temperaturas muy por debajo de cero y, lo más molesto, con un viento que provoca que el esfuerzo tenga que ser mucho mayor.
En la vida, la mejora se consigue con esfuerzo; el violinista repite infinidad de veces las mismas notas, las bailarinas repiten una y otra vez sus movimientos y el atleta recorre cada día muchos kilómetros, prepara su corazón a base de series y curte su carácter antes las condiciones adversas. Hay que entrenar a diario, te guste o no, haga frío o calor, viento o lluvia; el atleta debe aprender a sufrir, porque si no sufres no mejoras, porque sabes que esos segundos que necesitas no son regalados, porque eres consciente que el día de la competición te va a tocar apretar los dientes y olvidarte del dolor de tus piernas, de tus espalda, de tus brazos, de tu corazón...
En las últimas semanas, algunos amigo me han pedido consejo para empezar a correr. Me gusta aconsejar a mis amigos y meterles el gusanillo de este deporte; a todos ellos les recomiendo que empiecen con calma, que la mejora siempre llega, pero esa mejora no es gratuita, ni en la vida, ni en el atletismo. así que, para acabar, citaré una frase de otra persona, no tan célebre como Coe, pero mucho más importante para mi, como es mi hermano Viry; el siempre me ha dicho: sin sufrimiento, no hay mejora. Ahí queda eso.
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