viernes, 24 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (3) - La carrera

Decidí pasar la tarde antes de la carrera en la ópera de Sofía, con la doble finalidad de descansar y disfrutar de un bonito espectáculo; el problema surgió al acabar la representación, pues mis cálculos temporales eran erróneos y no fui capaz de encontrar ni un solo lugar para cenar algo antes de irme a dormir. Tras una búsqueda a la desesperada, acabé yéndome al hotel y me conformé con unos frutos secos, una barrita y yogur.

No hacía falta madrugar mucho, pues el maratón comienza a las 9:30 de la mañana, así que desayuné bien y tranquilo, esperando que no me afectara el incidente de la cena fallida del sábado; luego me dirigí a la zona de salida con tiempo suficiente para prepararme, calentar y ubicarme en el cajón correspondiente a mi marca prevista. Tenía claro que había que ser conservador desde el principio, pues ni la preparación había sido buena ni mis sensaciones presagiaban una buena mañana, pero confiaba en hacer una carrera digna y pasarlo bien.


Empecé tranquilo, sin forzar nada, con las piernas descansadas y concentrado en intentar completar un buen maratón; el ritmo era inferior a 5 min/km y eso era una gran noticia, me encontraba fuerte, pero no tenía intención de acelerar, había que guardar fuerzas, aunque no tenía claro si  podría mantener ese ritmo durante toda la prueba. Los primeros kilómetros discurren por el centro de la ciudad, de manera que mi afición pudo darme sus primeros ánimos muy pronto, justo antes de encarar una larga avenida de unos 6 km con viento en contra y picando ligeramente hacia arriba; mantuve el ritmo en ese recorrido y seguramnete fue un error porque hice un esfuerzo que me pasaría factura más tarde, pero en ese momento no lo consideré de esa manera. Lo mejor de la avenida es que en un momento dado había que dar la vuelta y volver al centro, así que tuve que correr un buen rato picando hacia abajo y a favor del viento y no solamente mantuve el ritmo, aceleré un poco. Fue por entonces cuando adelanté a tres atletas de Jaén, con los que volvería a coincidir más tarde.


El recorrido volvía al centro de la ciudad para completar la media, no me sentía cansado, pero por otro lado, no me sentía con fuerza y pensé en la cena no consumada del día anterior. Los jienenses me alcanzaron y seguí un rato con ellos, pero poco a poco se fueron alejando mientras yo iba perdiendo fuelle y poniendo mis esperanzas en el primer gel que podría mejorar mi rendimeinto, como pasó en Hanoi; pasé la media ligeramente por debajo de 1h45', pero ya empezaba a atisbar que bajar de 3h30' no iba a ser posible, porque a pesar de los ánimos que me volvieron a dedicar mis amigos, el gel produjo un efecto positivo, pero no un milagro y mi ritmo iba cayendo paulatinamente.

Como se puede imaginar, la avenida contra el viento iba a castigarme mucho más esta vez, me sentía débil, apenas había gente en la calle y la animación oficial se había ido, así que me fui apagando poco a poco e incluso parando en los avituallamientos para recuperar mejor; por cierto, ya casi ni podía ver a los chicos de Jaén. Una vez que volví hacia el centro, el viento a favor me ayudó a recuperarme ligeramente;
mi tiempo previsto ya se iba bastante por encima de las 3:30, pero confiaba en no hundirme del todo. Ya estaba volviendo al centro por donde se corren los últimos kilómetros, duros debido al adoquín y las últimas rampas, que provocaron que mis piernas, ya muy cansadas, se acalambraran varias veces, con la subsiguiente parada a estirar. 

Estaba muy cansado, iba a hacer una marca horrible, pero había que seguir con dignidad y así lo hice en los últimos dos kilómetros, medio cojeando y confiando en que no hubiera más calambres; crucé la meta en 3h46'18'', nada más finalizar me esperaban mis amigos y mi hermana Feli, a la que abracé muerto de cansancio. Luego vino la medalla y una buena recuperación a base de agua, fruta, bebidas isotónicas y cerveza sin alcohol, antes de encontrarme con Marisa y el resto del grupo. Había finalizado mi quincuagésimo cuarto maratón.

No se pueden pedir peras al olmo, ni correr un maratón sin la suficiente preparación y evidentemente eso es lo que pasó en Sofía; después del "accidente" de Santiago y de la mala carrera de Sofía, se puede pensar que mi capacidad para volver a hacer marcas por debajo de las 3:30 es limitada, pero me resisto a rendirme. Después de un año muy complicado de lesiones, toca volver a entrenar con regularidad, con ilusión y con ganas de volver a disfrutar; la próxima cita está a la vuelta de la esquina, será una buena piedra de toque antes de comenzar un nuevo año que ya tengo programado.


martes, 21 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (2) - La organización

Como ya anuncié en el post previo a la carrera, el maratón de Sofía es una prueba modesta, con una participación modesta que no requiere un esfuerzo organizativo extra y los responsables de la prueba lo tienen claro, no están dispuestos hacer más de lo necesario.

Eso se nota en la página web de la prueba, muy normalita, con un sistema de inscripciones que funciona regular pues la confirmación del registro es ambiguo y tienes dudas hasta el día que recoges el dorsal de haber hecho bien el proceso. No hay newsletter, ni correos informativos como en otras pruebas, sólo el ambiguo comentado al inscribirte y otro una semana antes de la prueba; supongo que los organizadores consideran que la información ya llega por el perfil de instagram, que funciona bastante bien, pero deberían tener en cuenta que no todos los corredores tienen esa red social instalada.

Al llegar a Sofía no hay referencia alguna de la prueba en el centro de la ciudad, quizás porque la feria se ubica precisamente en el centro, en un parque al aire libre; hay una carpa donde se entregan los dorsales y la bolsa del corredor, pero los expositores se colocan al aire libre, una mala idea en caso de frío o lluvia, aunque en esta ocasión, el fin de semana fue bastante plácido en el aspecto meteorológico. La feria no es gran cosa, hay cinco expositores, uno de Asics y el resto de tiendas locales, no hay merchandising y en general muy poco que hacer y muy poco interesante, En resumen, que recoges el dorsal y te vas.

Llegados al día de la carrera, la zona de salida está bastante bien organizada, con espacio suficiente para calentar y para entrar en los cajones, que no están controlados, pero los corredores son bastante educados y se colocan donde les corresponde. La salida del 10K se da 20 minutos antes que la general, un sistema muy útil para evitar aglomeraciones y además su recorrido se separa en el km 5, así que apenas hay posibilidades de que que haya problemas al juntarse los atletas.

La recta de salida es amplia y en general el recorrido trascurre por calles anchas; es un recorrido no demasiado atractivo, pues una gran parte discurre por una avenida muy ancha de ida y vuelta que no tiene precisamente buenas vistas, aunque la última parte es más resultona porque pasa y acaba en el centro. El perfil no es plano del todo, hay innumerables falsos llanos y tampoco son muy agradables los kilómetros que se hacen sobre adoquín, sobre todo por unos de color amarillo que resbalan mucho. Son dos vueltas las que tienen que hacer los maratonianos, creo que es una mediada acertada porque la ciudad tiene escaso atractivo fuera del centro y es mejor hacer dos vueltas que correr por lugares inhóspitos.

Los hitos kilométricos sólo informan cada 5 Km, algo que no entiendo porque no cuesta mucho más marcar cada kilómetro, pero parece que la organización maneja la ley del mínimo esfuerzo; tampoco son buenos los avituallamientos, dispuestos solamente a la derecha del recorrido y muy cortos, de manera que provocan aglomeraciones, sobre todo en la primera vuelta en la que también corren los del media. En ellos podemos encontrar agua, bebida isotónica y fruta, pero no dan geles, al menos, yo no lo vi.

Los puntos de animación además de sosos, son escasos y solamente funcionan durante la primera vuelta; de hecho, en la segunda vuelta también faltan voluntarios en algunos giros del recorrido porque deben considerar que con estar un rato ya es suficiente.

La llegada a meta es bonita, con una alfombra en los últimos metros que sirve de reconocimiento a los corredores que llegan exhaustos para recibir la medalla y posteriormente una zona de avituallamiento bastante surtida de fruta, comida, zumos, agua, bebida isotónica y hasta cerveza; este broche final me pareció muy bueno.

Se puede decir que la organización del Sofia Marathon es correcta, sin más, se da un buen trato a los corredores en general, pero hay detalles que denotan cierto conformismo, como el tema de los hitos kilométricos o la feria; son detalles fáciles de implementar, pero que deslucen una carrera que podría ser un poco mejor de lo que es, pero, al parecer, no parecen estar interesados en mejorar. Sin embargo, teniendo en cuenta que es una ciudad bien conectada con España, agradable para el turismo y a precio razonable, no dudaría en recomendar esta prueba a los maratonianos españoles.




sábado, 18 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (1) - El ambiente

La capital de Bulgaria está poblada por aproximadamente un millón de habitantes, su centro histórico es relativamente pequeño y está salpicado de iglesias ortodoxas, mezquitas y edificios ofíciales sin demasiado encanto; tampoco tienen encanto la mayoría de los edificios residenciales ubicados en el centro, aunque hay una zona de edificaciones más modernas  en una parte alejada del centro. Podemos decir que es una ciudad correcta, al igual que se puede decir de sus habitantes, los búlgaros son personas educadas pero de trato áspero, en general antipáticos y con escaso o nulo don de gentes; todo esto , obviamente, no ayuda para que la celebración de una prueba atlética masiva tenga un ambiente divertido y festivo, más bien genera un ambiente frío y poco acogedor para el corredor popular.

La feria del corredor se celebra un parque, al aire libre, con una carpa destinada a la entrega de dorsales, pero el resto de los expositores se ubican al aire libre, aunque son muy pocos, unos cinco o seis; el ambiente es escaso o nulo, los voluntarios son simpáticos y eficientes, pero poco más. Acudí el viernes tarde a la feria y no en hora punta, lo que también contribuyó a que me dejara una sensación desangelada. Poco o nada se puede decir del ambiente de la ciudad los días previos al evento, prácticamente inexistente pues no se aprecian corredores haciendo turismo y salvo en la zona de la feria, la vida en la ciudad parece la de un fin de semana normal.

La zona de salida está repleta de gente el domingo por la mañana, el ambiente es bullicioso, pero frío; los corredores del 10K son los primeros en salir, pero no hay aplausos ni  ánimos, todo es correcto, pero poco animado. Luego llega el turno de las carreras larga, media y entera y una cuenta atrás es lo único destacable antes de iniciar la salida. Durante el recorrido no hay demasiado público, se concentra en algunos lugares de interés, pero sin aglomeraciones y además los búlgaros no animan demasiado precisamente, son educados, pero fríos y eso no anima el cotarro. 


La organización establece algunos puntos de animación, básicamente unos chicos que tocan el tambor y que desaparecen en la segunda vuelta; lo más animado era una rockera que se encontraba alrededor del km 30 y que no parecía ser búlgara porque tenía mucha marcha.

Sin embargo, mi animación nunca falla, a pesar del entorno poco favorable; se colocaron en puntos estratégicos para verme hasta seis veces y con sus ánimos y gritos dieron un poco de calor a las desangeladas calles de Sofía, sobre todo en la segunda vuelta, cuando sólo quedan los maratonianos y parece que el público se olvida de ellos. Los doce componentes de la expedición volvieron a sacar un sobresaliente, a pesar de que mi actuación no lo fue.

Después del infumable maratón de  Moscú. Sofía es el maratón más soso de los que he corrido hasta ahora con diferencia; al corredor popular no sólo le gusta un recorrido bonito, una organización aseada y una buena marca,. también quiere disfrutar de un bonito ambiente atlético, de los ánimos de los espectadores y de una llegada emocionante; Sofía no tiene nada de eso, sin embargo, es una carrera que no me arrepiento de haber elegido.


jueves, 9 de octubre de 2025

De vuelta por Europa

Un verano irregular de entrenamientos, otra edición de la Ribera Run Experience y ya estoy listo para regresar a la carrera que más me gusta, el maratón; una lesión me hizo descartar la prueba de Castellón en febrero, lo que significa que mis últimas tres maratones se han disputado fuera de Europa, a saber, Ciudad de Méjico, Hanoi y Santiago de Chile, por lo que ya es hora de volver a correr en el viejo continente, que siempre es más cómodo por la duración del viaje y la uniformidad horaria.

Bulgaria será testigo de mi próximo reto, concretamente su capital, Sofía, una ciudad que no conozco y un maratón que tenía anotado en mi agenda desde hace años;  es una carrera modesta, con tres distancias, pero con no más de 1.000 participantes en la prueba larga, que discurre principalmente por el centro de la ciudad. Las previsiones apuntan a una temperatura fresca en la salida y ausencia de viento, es decir, lo que a mí me gusta, pero eso no garantiza que mi participación vaya a ser un éxito, más bien es una incógnita lo que puede pasar en las calles búlgaras.

Como he comentado, después de Santiago mis entrenamientos han sido bastante irregulares, en general lentos, pero he tenido buenas sesiones y otras muy malas; achacar ese bajo rendimeinto al calor sería una excusa muy fácil porque ya he entrenado más veces con calor, así que la causa hay que buscarla en dos aspectos esenciales: la falta de continuidad debido a compromisos y viajes y por otro lado, la fecha que viene reflejada en mi DNI, que indica que ya no soy un chaval y en la práctica se traduce en recuperaciones más largas y ritmos más lentos. No he entrenado bien, pero tampoco ha sido un desastre, así que mi rendimiento en la prueba es una incógnita, lo que me llevará a plantear la competición de manera conservadora y sin arriesgar, porque eso supondría un peligro para lograr mi objetivo principal, disfrutar de la carrera y acabar mi quincuagésimo cuarto maratón.

Los que siguen en plena forma son mis animadores, serán doce los que llenen de color las calles de Sofía, a saber,  Carlos, Myriam, Encho, Toli, Jorge, Ana, Magüy, Rafa  y Camilo, acompañados por mi hermana Feli y mi cuñado Jesús y capitaneados por Marisa. Ellos nunca fallan y esta vez me hará falta un poco de energía extra para llegar a la meta con alegría.

La carrera empieza a una hora razonable, las 9:30, discurre por las zonas más representativas de la ciudad y acaba y finaliza en el mismo sitio, en el centro de la ciudad. En definitiva, una carrera cómoda en la que espero recuperar  buenas sensaciones para afrontar más retos, porque ser mayor no implica dejar de correr. El domingo, me espera el Sofía Marathon.