No es fácil organizar un maratón teniendo en cuenta la cantidad de factores que influyen para que todo se desarrolle con normalidad, aunque la dificultad aumenta si el objetivo es organizar una prueba que deje totalmente satisfechos a los participantes, e incluso es más difícil si tu objetivo es que acaben encantados con la organización; tras pasar unos cuantos días por tierras australianas, puedo asegurar que el país funciona con eficiencia, unas ciudades ordenadas, limpias y agradables para sus ciudadanos y unos medios de transporte que funcionan muy bien a pesar de las dificultades que entraña un país tan extenso; resumiendo, los australianos son eficientes, pero un poquito (o mucho) de pasión latina les vendría al pelo. Digo esto porque la organización del Adelaide Marathon es bastante correcta, pero no pasa de eso; todo funciona, se cumplen los mínimos exigidos, pero después de acabar ,te das cuenta que falta algo que hace que el corredor se sienta verdaderamente contento con el resultado global de la prueba.
Pero empecemos, como siempre, por la página web, correcta, con un diseño simple pero suficiente para obtener la información necesaria; sin embargo el proceso de registro en la prueba es farragoso, pues exigen un número de teléfono con prefijo australiano y tras varios intentos fallidos, decidí inventarme uno y salir del paso. Es evidente que no hay mucha participación foránea en el evento y no tienen en cuenta este problema. Por lo demás, como es habitual, los mensajes al correo se multiplican los días previos a la prueba para que toda la información llegue a los participantes a tiempo; podría decir que la nota es uyn bien a secas.
Ya en Adelaida, nos vamos a la feria, ubicada en un local posterior del estadio Adelaide Oval; tardamos en encontrar la entrada, no está señalizado y nadie sabe nada. Al fin alcanzamos nuestro objetivo, es un local pequeño, con tres expositores aparte del merchandising oficial, que es bastante escaso. La recogida del dorsal es rápida, la participación no es precisamente masiva y eso lo facilita; te dan el dorsal, unos imperdibles y adiós. ¿Y mi camiseta? No hay camiseta y una voluntaria tampoco aclara si hay camiseta de "Finisher" al acabar la prueba. Toca pagar unos cuantos dóilares y adquirir la camiseta oficial, que no tiene marca conocida, ni calidad suficiente, pero al menos es un buen recuerdo. Luego curioseamos un poco en el expositor de Saucony (patrocinador oficial) donde el descuento no es gran cosa, compramos unos calcetines bastante chulos que venden en un camión y nos vamos porque no hay más que ver. Bueno, he visto ferias peores que esta, pero tampoco muchas.
Vamos con lo importante, el día de la carrera que empieza a las 6:30 de la mañana; la hora de comienzo es inexplicable, supongo que es así para evitar molestias a la población de Adelaida, aunque visto el recorrido tampoco lo entiendo. La prueba se celebra en pleno incvierno, la temperatura es fresca, ¿Es necesario el madrugón? De remate, la salida y meta se ubica en un parque a las afueras de la ciudad, para entendernos, si fuera Madrid no llegaría al Retiro sino a algún parque grande por Vallecas o más alejado aún. Es obvio que "esconden" el maratón.
Y empezamos, recorrido inicial por una carretera separada por conos para internase luego en los parques de la ciudad y digo en los parques porque prácticamente no se corre más que por un par de calles, todo lo demás discurre por zonas peatonales y parques para evitar cortes de tráfico; a mi no me gusta correr por parques, lo reconozco y esta carrera es una auténtica sobredosis de paseos peatonales por el interior de parques, lo cual es muy molesto porque el terreno es irregular debido a las raíces de los árboles. Pero si con eso no tenemos bastante, el recorrido es una sucesión constante de giros en U, subida y bajada de aceras y rampitas muy inclinadas que rompen el ritmo de manera drástica, es más, hay una súbdita corta pero muy empinada a 200 metros de meta, que lógicamente se pasas dos veces porque es un circuito de dos vueltas.
El resto es correcto, está todo muy bien señalizado y las mesas de hidratación son grandes a un lado y siempre repletas de vasos, aunque yo eché de manos que algún voluntario me ofreciera algún vaso en mano porque cogerlos de la mesa es incómodo y eso que soy chaparro, no digo nada para los atletas altos. Como ya he dicho, las necesidades básicas están cubiertas, pero no se esfuerzan para dar un buen servicio al corredor.
La meta está ubicada en el parque lejano, la recta de meta es ridícula y la llegada, por tanto, un poco sosa, a tono con la carrera; la medalla es bonita, te dan camiseta de Finisher y luego hay avituallamiento de agua, isotónicos y fruta, correcto sin pasarse.
No se puede decir que la organización del Maratón de Adelaida sea mala, pero tampoco que sea buena, con un suficiente lo apaño y es una pena porque cruzarse el mundo para correr en un recorrido tan feo da rabia, pero al menos puedo decir que he corrido en Oceanía, mejor olvidar el resto.
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