El año pasado, elegí el maratón de Varsovia para intentar batir mi mejor tiempo maratoniano o al menos, hacer una buena marca; tenía varias razones para elegir la capital polaca, un recorrido plano, un viaje relativamente cómodo y el acicate de correr junto con mi amigo Pablo, español residente en Polonia que ya es sub3h y que a buen seguro va a hacer un marcón en esta prueba. Sin embargo, mi estado de forma dista mucho del óptimo para intentar una buena marca y tendré que conformarme con acumular otra medalla de finisher, la vigésimo novena, si consigo finalizar la prueba.
Acabé cansado del viaje a Perú y no solo por el maratón que disputé, sino por la semana de turismo posterior en la que me vi afectado por la altura, las excursiones, la subida al Huayna Pichu... Pero quedaba tiempo para preparar correctamente mi siguiente cita, así que volví a los entrenamientos con tranquilidad y progresando día a día, a pesar de la dureza del mes de junio, en el que el calor ya me castigó bastante. Cuando parecía que empezaba a coger la forma, un pinchazo en el isquio se cruzó en mi camino y se puede decir que en ese momento se acabaron mis esperanzas; tras unos días de reposo y una punción seca, volví a entrenar y recaí, así que tuve que volver a descansar, volver al fisio y volver los entrenamientos, con más éxito esta vez, pues ya no he vuelto a sentir molestias, pero evidentemente he perdido forma y entrenamientos que me hubieran servido para mejorar.
Llevo dos semanas entrenando sin problemas, aunque con ciertas precauciones, pero solo me quedan 15 días antes de correr en Varsovia donde no queda otra que hacer una carrera digna y acabar, sin más. Antes de eso, competiré en la Ribera Run Race, una carrera que organiza Depa y que promete ser muy divertida, ya que discurre entre viñedos ya que el recorrido pasa por diferentes bodegas de la Ribera del Duero; algo similar al Maratón de Languedoc. Yo voy a correr la prueba de 20 km y a modo de entrenamiento, pues una semana después toca competir en Varsovia y no es el momento para arriesgar, sino para pasarlo bien.
Estoy seguro que disfrutaré corriendo ambas pruebas, para luego descansar y afrontar el Maratón de Alcalá de Henares el último domingo de octubre; previsiblemente, Alcalá sea mi último maratón en unos meses, ya que mi intención es preparar a conciencia el maratón de Rotterdam de 2018, que se celebra en abril. Todo parece indicar que en 2017 no conseguiré grandes marcas, pero espero redondear mi cifra de maratones en 30 y empezar a preparar los retos que me esperan en 2018, pero es lo contaré más adelante.
Llevo dos semanas entrenando sin problemas, aunque con ciertas precauciones, pero solo me quedan 15 días antes de correr en Varsovia donde no queda otra que hacer una carrera digna y acabar, sin más. Antes de eso, competiré en la Ribera Run Race, una carrera que organiza Depa y que promete ser muy divertida, ya que discurre entre viñedos ya que el recorrido pasa por diferentes bodegas de la Ribera del Duero; algo similar al Maratón de Languedoc. Yo voy a correr la prueba de 20 km y a modo de entrenamiento, pues una semana después toca competir en Varsovia y no es el momento para arriesgar, sino para pasarlo bien.
Estoy seguro que disfrutaré corriendo ambas pruebas, para luego descansar y afrontar el Maratón de Alcalá de Henares el último domingo de octubre; previsiblemente, Alcalá sea mi último maratón en unos meses, ya que mi intención es preparar a conciencia el maratón de Rotterdam de 2018, que se celebra en abril. Todo parece indicar que en 2017 no conseguiré grandes marcas, pero espero redondear mi cifra de maratones en 30 y empezar a preparar los retos que me esperan en 2018, pero es lo contaré más adelante.
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