martes, 27 de diciembre de 2011

Regreso a Vallecas

Acabo de recoger mi camiseta- dorsal para la San Silvestre Vallecana 2011. Después de tres años ausente, vuelvo a correr esta  prueba, la más multitudinaria y sin duda, la más divertida del calendario atlético español. Este año 36.000 atletas tomarán la salida en el lateral del estadio Bernabeu para cubrir los 10 Km que les llevarán al popular barrio vallecano. Una carrera muy bonita, pero con más de una pega.
Corrí mi primera Sansil en 2004 y para mi fue una auténtica experiencia, pues por aquel entonces  era bastante novato y me dejé impresionar por aquella multitud de runners vestidos todos con una bonita camiseta roja y de manga corta. En 2004 aún se salía de la Plaza de la república Argentina y el recorrido era aún más rápido que el de ahora, pero aparte de mi marca, que fue simplemente aseada, recuerdo que lo pasé genial y me propuse volver a correr siempre que pudiera. Y repetí en 2005, 2006 y 2007, año en el cual se comenzó a salir desde el Bernabeu y cuando la cifra de corredores se elevaba ya a 20.000. Después de esta última, corrí la San Silvestre Berciana en Ponferrada en 2008 y el Cross de las Doce Uvas en Valladolid en 2010, pero no competí en 2011.
Aunque ya han pasado cuatro años, creo que puedo hablar con cierta propiedad de esta prueba, que tiene un encanto especial pero que está excesivamente masificada a pesar de las salidas por oleadas y cajones. Ya en 2007 había serios problemas para meterse en los cajones y eran 15.000 runners menos, así que ni me quiero imaginar lo que me espera. Pero además, hay que tener en cuenta que hay un buen número de "globeros", novatos, inconscientes o como se los quiera llamar, que año tras año se cuelan en las posiciones delanteras en la salida y luego se convierten en un estorbo muy peligroso para los corredores que comienzan la prueba lanzados. Obviamente, la organización no es culpable de este tipo de comportamientos, pues toda responsabilidad recae en estos "atletas" irrespetuosos e ignorantes que no se dan cuenta de que pueden provocar un accidente.
Claro que los únicos problemas no se dan sólo en la salida, pues una vez en carrera la densidad de corredores es tan grande que adelantar se convierte en una gesta casi heroica. Y es que, por mucho que estiren el número de participantes, la realidad es que las calles de Madrid tienen un área fija y aunque no soy un especialista en medir el número de personas por metro cuadrado, el sentido común me dice que 36.000 personas ocupan casi constantemente el recorrido de la prueba desde su inicio hasta la meta en Vallecas. Y el problema de los adelantamientos no se puede considerar el más importante, pues considero que un simple traspiés de un corredor podría provocar una montonera importante, con sus consecuencias posteriores.
La meta es otro punto crítico; son demasiadas personas para una carrera que se termina en un plazo de una hora. Por mucha colaboración de los participantes, está claro que se congestionan los transportes públicos y ni que decir tiene la que se monta en Vallecas con los que han osado en acercarse con el coche.
Dejando al lado todos estos problemas, la carrera es muy divertida, muy agradable de correr y una bonita experiencia que recomiendo a cualquiera que quiera hacer sus pinitos en el mundo atlético. Es una cita casi obligada horas antes de comer las uvas, pero los organizadores deberían cuidar un poco más los detalles que he mencionado. Para que una carrera sea redonda, no basta con crear un misterio en torno al color de la camiseta de turno, o intentar batir records de participación año tras año, ni siquiera contar con un formidable elenco de profesionales compitiendo. Todo eso está muy bien, pero hay que pensar en el corredor, en los 36.000 runners que atravesarán una vez más el centro de Madrid la última tarde del año. Ellos son los verdaderos protagonistas y hasta que no se entienda eso, la Vallecana seguirá siendo una gran carrera, pero...

viernes, 23 de diciembre de 2011

La Navidad del runner

Luces en las calles, tiendas llenas de regalos, compras, cenas , encuentros familiares... Nos guste o no, la Navidad es la fiesta más especial del año y no por su tirón consumista, sino porque la gente saca lo mejor de si mismo para desear felicidad a sus seres más cercanos y en general a toda la sociedad. En estas fechas, todos estamos dispuestos a echarnos una mano, a ser mejores con los demás y a sonreir con más frecuencia de lo que hacemos habitualmente para expresar nuestros sentimientos. Es una pena que todo esto lo hagamos sólo en esta época del año, pero habrá que conformarse con saber que, al menos, lo hacemos una vez.
Para un runner la Navidad es una época tan atareada como para los demás: cenas, compras, festivales infantiles, visitas a familiares... y además salir a correr. A algunos todo este ajetreo les invita a tomar un respiro y dejar sus aficiones apartadas durante una o dos semanas. No suele ser lo habitual en los que nos dedicamos a correr, porque los últimos días del año, además de las ya mencionadas cenas y eventos, también están plagadas de carreras típicas en estas fechas; pruebas llenas de ambiente, de un colorido especial y de un "buen rollo" aún mayor de lo que se estila en el mundo del atletismo. Y no estoy hablando solamente de las famosas "sansilvestres" que se celebran en numerosas localidades españolas, sino también de otras muchas pruebas que conmemoran la Navidad o la llegada de los Reyes Magos.
Pero es evidente que es difícil integrar el alboroto navideño con los entrenamientos. Las comilones, trasnochar o beber en exceso pueden pasarnos factura y por eso es necesario cuidarse de caer en demasiadas tentaciones. Claro que no soy un ejemplo de ortodoxia, pues considero que se pueden compatibilizar los entrenamientos, con los distintos compromisos que se acumulan en estos días. Creo que un poco de turrón o de vino no van a influir demasiado en mis modestas pretensiones atléticas y si ya cuesta a veces ser el "rarito" que se cuida de no beber alcohol ni comer en exceso, llevar a cabo  abstenciones radicales no supondrían ninguna mejora.
Siempre lo he sabido, pero desde que Depa se hizo cargo de mis entrenamientos, me hizo ver que este deporte, como los demás, se practica para pasarlo bien y disfrutarlo. Cuando se correr por correr, por el puro placer de sentir  el viento en tu cara, escuchar el sonido de tus zapatillas sobre el suelo o admirar el arcoiris mientras llueve sobre tu cabeza, entonces no importan los tiempos, los puestos ni los objetivos, simplemente se disfruta de este maravilloso deporte.
Por eso, a todos los que os gusta que correr, o a los que os gusta realizar cualquier otra actividad, os aconsejo que disfrutéis al máximo de vuestras aficiones, pero sin descuidar a las personas que os rodean, vuestros amigos, familiares y seres queridos: Ellos son más importantes que cualquier marca y merecen que no seáis esclavos de vuestros entrenos. Quería recordarlo en estas fechas en las que os deseo todo lo mejor. A todos los que leéis mi blog, a mis amigos, a mi familia y a todos los runners en genberal: FELIZ NAVIDAD




martes, 13 de diciembre de 2011

Parón obligado y vuelta a empezar

Os contaba la semana pasada que el domingo 11 volvía a la competición en San Martín de la Vega. Pues bien, el pueblo que acoge a Piolín, Batman, Silvestre y al resto de los integrantes del Parque Warner, tendrá que esperar para verme competir por sus calles, porque un inesperado catarro me ha dejado fuera de la circulación durante el fin de semana.
Los síntomas empezaron el viernes, día de descanso, así que decidí no entrenar el sábado par a intentar llegar bien al día de la carrera; sin embargo, el domingo por la mañana volvía a sentir las piernas "flojas" y descarté ir a competir, pues un esfuerzo importante podría haber supuesto unas consecuencias poco deseables, sí que hice lo más prudente, quedarme en casa y esperar un día más para estar recuperado. 
Comenté mi problema a Depa que también me recomendó prudencia, pero el lunes me sentía bien y salí a rodar suave, abrigado y disfrutando de la actividad que los virus me habían arrebatado los dos días anteriores. Hoy he vuelto a entrenar y aunque no estoy al 100% puedo decir que he vuelto a la normalidad y espero que dure hasta el mes de marzo, cuando me vuelva a enfrentar a la distancia de Filípedes en Barcelona.
Por el momento, llegan las fiestas navideñas, con sus dulces, sus comilonas, sus cenas familiares poco digestivas y sus regalos.  En casa ya estamos decorando la casa de arriba abajo, incluido el montaje del nacimiento, que espero mejorar respecto al año pasado. Todo este trabajo "extra" no va a evitar que siga cumpliendo a rajatabla con mis entrenos pues después de la cancelación de la carrera del domingo, mi vuelta a la competición se aplaza al último día del año, en el que intentaré hacer una buena San Silvestre antes de comenzar con  el entrenamiento serie de cara a Barcelona.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Buenas sensaciones

Dice el refrán que "a rey muerto, rey puesto" y eso se puede aplicar perfectamente al maratón, pues mi carrera de Nueva York ha pasado definitivamente a la categoría de recuerdos y mis pensamientos se centran mayoritariamente en el reto que en poco más de tres meses me espera en las calles de Barcelona. Obviamente no me sobra el tiempo, por lo que mis entrenamientos empiezan a ponerse serios poco a poco. De hecho, acabé la semana pasada con más de 65 km recorridos y las previsiones indican un aumento en la semana en la que estoy inmerso. Una semana que culminaré con la disputa de la Carrera de Navidad de San Martín de la Vega, a la que voy a acudir sin preparación especial, sin ningún tipo de presión y sin descanso, pues Depa considera que como no es un objetivo hay que entrenar igual que si no tuviera carrera y no voy a descubrir ahora que Depa lleva siempre la razón, para eso me entrena.
Sin embargo voy a salir a por todas el domingo, supongo que notaré el cansancio en las piernas, pero también espero confirmar las buenas sensaciones que estoy teniendo en los entrenos de esta semana. No sé si se trata de la famosa "compensación" después del maratón, pero mis rodajes son buenos y en los cambios de ritmo que he realizado, andaba como una moto. Con todo, no creo que pueda acercarme a mi marca, pero bueno es intentarlo.
Las esperanzas por superar mi marca se centran en la San Silvestre Vallecana, a la que regreso después de dos años de ausencia. No es una carrera que me guste especialmente como prueba atlética, sino más bien como pasar un buen rato antes de finiquitar el año, pero es evidente que su recorrido puede ayudar a conseguir mi meta; no en vano, ya batí mi marca en una San Silvestre, aunque la preparé específicamente, cosa que no va a pasar en esta ocasión.
En cualquier caso, mi objetivo final es el maratón barcelonés, aunque antes correré una o dos medias; de momento estoy inscrito en Getafe, una carrera rápida y bonita que me trae buenos recuerdos y donde espero intentar abordar mi marca en la distancia con posibilidades. Hasta entonces debo seguir entrenando, aumentando la carga de kilómetros y mejorando en los entrenos de calidad para conseguir lograr o mejorar la forma que me permitió realizar esa gran carrera en la ciudad de los rascacielos. Pero eso es pasado, miremos al futuro.

martes, 29 de noviembre de 2011

Ya llega el frío

Tarde, pero por fin ha llegado. He soportado un largo y caluroso verano de running al que le ha seguido un otoño mucho más cálido de lo normal, tan cálido que a algunos árboles aún no se le han caído las hojas, por lo que incluso el paisaje es extraño en estos días en los que diciembre está a la vuelta de la esquina. En todo este tiempo, mi indumentaria ha consistido en un pantalón corto y camiseta de tirantes, sustituida por una de manga corta hasta hace unos días; ¡a finales de noviembre y corriendo en manga corta! Por fin, ayer, las cosas cambiaron y tuve que salir a correr con malla pirata, guantes y un buff ligerito; ha llegado el frío.
Me gusta correr con frío, ya lo sabéis; no sólo por sentir el viento frío en la cara y poder llenar los pulmones de aire frío, sino porque el paisaje también me seduce: la escarcha en las cuentas, los árboles pelados, la gente abrigada... Puede que todo eso me recuerde a los días gélidos de mi Valladolid natal, donde disfrutaba paseando en un día de niebla o de frío intenso. El frío me motiva para correr y espero que ni se vaya hasta marzo, en la que deberé rendir cuentas en mi primera gran cita del año.
Falta mucho para eso, pero antes tengo que volver a la competición; lo voy a hacer el 11 de diciembre y aún estoy indeciso entre correr el tradicional Trofeo Akiles en la Casa de Campo o irme hasta San Martín de la Vega, para correr su Carrera de Navidad. Ambas pruebas son de 10 Km y aunque correr en la Casa de Campo siempre es agradable, el perfil de San Martín parece más favorable a priori; espero decidirme pronto, no sea que me quede sin dorsal por pardillo.
La programación de diciembre no acaba aquí, pues el día 31 volveré a estar en la línea de salida de la San Silvestre, después de dos años sin correr la carrera más multitudinaria de España. Este año seremos 36.000, una barbaridad, desde mi punto de vista, pero prefiero hablar de esto en otro post, porque aunque no me guste nada su carácter masivo, volveré a estar acompañado de mis hermanos.
A partir de enero comenzaré la preparación específica para Barcelona y de momento tengo programada la media de Getafe como primera cita importante; lo demás está por decidir, pero no me preocupa, hay tiempo, muchos entrenamientos y algunas carreras entre medias y todo eso con frío, mucho frío; que bien.


lunes, 21 de noviembre de 2011

El negocio de las carreras

Siempre he sido un defensor del deporte popular; muchos de vosotros me habéis oído decir que el verdadero deportista es el que se levanta un domingo a las 8 de la mañana en un frío invierno vallisoletano para ir a correr o a jugar al fútbol con sus amigos. Mucha gente no entiende este tipo de "locuras", pero no nos importa a los que lo hacemos, porque esas son las cosas que nos hacen sentirnos verdaderamente bien, mucho mejor que remolonear en la cama hasta las tantas después de una noche de copas. Sin embargo, también soy un gran aficionado a los grandes eventos deportivos; soy socio de "mi" Pucela desde pequeñito, soy un "friki" de los mundiales de fútbol y en los últimos años me he aficionado a vivir grandes eventos deportivos como protagonista y me estoy refiriendo a las carreras populares y a los maratones que me meriendo año tras año. Os cuento esto, porque en el último mes se han producido una serie de cambios que pueden suponer un antes y un después en el atletismo popular. 
Empezaré hablando del nuevo baremo que aplican los prestigiosos maratones de Nueva York y Boston, para conseguir un dorsal. Las marcas que se van a exigir a partir de 2012 son mucho más exigentes que las exigidas hasta este año; para haceros una idea, hasta hoy para un corredor de 45 años se pedía bajar de 3h 10' en maratón y ahora se exige 2h 58', es decir, doce minutos menos. ¿Qué hay detrás de esta medida? En mi opinión, es una vuelta de tuerca más para hacer negocio con los miles de participantes que cada año optan por un dorsal en grandes maratones como Londres, Nueva York o Boston. Con una marca mínima exigente, es más probable que los que quieran participar acudan a una agencia que les garantice un dorsal, aunque sea a costa de contratar su viaje; ni que decir tiene, que esa agencia paga un canon a la organización, que hace negocio por partida doble con los corredores. Entiendo perfectamente que es muy difícil lograr un sistema justo que satisfaga a los miles de runners que optan a un dorsal, pero si recurrir a la agencia es la única manera de correr uno de estos maratones (algo que prácticamente ya pasa con Londres), me parece realmente injusto, pues muchos runners no cuentan con los recursos necesarios para pagarse un viaje de ese tipo y más en los tiempos que corren.
Lo malo, es que el panorama en las carreras domésticas empieza a enturbiarse también, debido a la licencia de día que se ha inventado la Federación Española de Atletismo para "sacarse unas pelas" en época de crisis. Los que no sois runners os preguntareis, ¿qué es eso?. Pues bien, a partir de este año, todas las carreras inscritas en el calendario de la RFEA exigen un pago de 3 euros a los corredores para obtener una licencia de un día que les permita participar en esa carrera. Con esa licencia, el corredor tiene derecho a un seguro que le ofrece la federación, más bien, que le exige adquirir la federación. Os puede parecer que 3 euros no es demasiado, pero si a ese dinero le sumas el precio de la inscripción, que en muchos casos es elevada, volvemos a comprobar, que no todo el mundo está dispuesto a pagar 15 ó 20 euros por practicar su deporte favorito.
La polémica sobre este tema está a la orden del día, pues la Federación, lejos de rectificar, ha mantenido su postura, lo que ha provocado que grandes pruebas que formaban parte del calendario nacional (la Behobia, el Trofeo José Cano, el Maratón de Barcelona...)  hayan optado por estar  fuera de dicho calendario a fin de no "timar" a los populares que corren esas pruebas año tras año. Para rematar la faena, la RFEA ha prohibido a los atletas becados participar en pruebas fuera del calendario nacional, lo cual les supone un gran perjuicio, pues muchos de ellos sacaban unos cuartos corriendo alguna de estas pruebas y digo que se sacaban unos cuartos, porque el atletismo no da para más en España, a pesar de que el esfuerzo necesario para ser campeón de España de maratón sea mucho más notable que el que se necesita para ser lateral derecho de un equipo de segunda división y que nadie se ofenda porque yo era lateral derecho (y de los buenos).
En fin, triste panorama que espero que se arregle lo antes posible, porque si el auge de las carreras populares en los últimos años ha sido notable, lo inteligente sería intentar prolongarlo en el tiempo y no sacar partido como usureros. Además, es preciso recordar que la mayoría de los runners no van a correr a Boston, a Londres o a Tokio, como yo y que para muchos pagar los 19 euros de la San Silvestre supone un gran esfuerzo, como para obligarles a pagar una tasa más. Esperemos que reine la cordura y que en un deporte tan solidario como el atletismo seamos solidarios y evitemos que los burócratas se hagan ricos a nuestra costa. Quizás sea el momento para negarse a pagar el canon y que el calendario nacional muera e irrumpa un calendario popular mucho más justo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Próxima parada: Barcelona

La familia Corral/Rabadán se ha reunido para elegir la ciudad en la que correré mi próximo maratón y la decisión ha sido unánime: Barcelona.
La ciudad de Gaudí, de las Ramblas, del barrio Gótico, del Liceo y del Barca, acoge el maratón más multitudinario e importante de España actualmente, pues en los últimos años ha desbancado al de Madrid, que este año intentará mejorar sus cifras de participación al convertirse en un Rock & Roll Marathon. Será el cuarto maratón que corra en España, tras los dos MAPOMA y el de San Sebastián.
El Maratón de Barcelona se ha venido disputando desde el año 1978 hasta la actualidad, con un parón en 2005 debido a problemas organizativos. Sin embargo, la carrera resurgió en 2006 con mucha más fuerza, más promocionada y con un circuito más atractivo que ha fomentado la participación de muchos corredores españoles y extranjeros.
El circuito discurre por lugares emblemáticos como el Paseo de Gracia, el barrio Gótico o la Sagrada Familia, pero además tiene el aliciente de ser bastante llano, lo cual siempre atrae a corredores en busca de buenas marcas, como es mi casa. Sin embargo, no hay que dejar de lado los posibles inconvenientes, como la humedad existente en una ciudad costera, el peligro de que el viento sople y sobre todo que pueda aparecer el calor, pues a finales de marzo en Barcelona la temperatura puede ser más alta de lo aconsejable.
Quedan más de cuatro meses para el evento en los que debo intentar alcanzar, al menos, el estado de forma con el que he acudido a Nueva York. Creo que con Depa dirigiendo mi preparación, el objetivo es asequible y mejorable, pero como todos sabéis la carretera es quién dicta sentencia al fin y a la postre. No puedo negar que la carrera más famosa del mundo me hizo ver que puedo aspirar a marcas mucho mejores, pero no puedo obviar que mi mejor marca sigue estancada en las 3h10'. Por supuesto, voy a intentar mejorar mi marca el próximo mes de marzo, pero, es más, voy a intentar acercarme o superar las 3h05' si todo va bien, pues estoy convencido que, al menos, esa marca la tengo en mis piernas.
Pero habrá tiempo para pensar en todo eso, de momento he vuelto a los entrenamientos y me esperan algunos retos antes de encarar la fase decisiva de la preparación para Barcelona y todo eso os lo seguiré contando por aquí.

lunes, 14 de noviembre de 2011

New York Marathon (3)- La carrera

A las 4:45 de la madrugada sonaba el despertador de mi habitación el día 6 de noviembre de 2011; como es mi costumbre, todo estaba preparado desde el día anterior, así que me  tomé con calma una ensalada de frutas y un yogur con cereales antes de vestirme y tras recibir los últimos ánimos de Marisa, salir hacía Times Square para coger el metro que me llevaría al ferry de Staten Island. La temperatura era agradable, no había nubes y apenas soplaba el viento, condiciones ideales para correr, me dije. En el metro me encontré con cuatro amigos del foro con los que tuve una agradable conversación hasta la llegada al muelle. Allí, nos separamos para entrar, pero nos volvimos a encontrar al llegar a Staten Island, después de cruzar el río Hudson al amanecer con la vista de la estatua de la libertad en el horizonte. Una vez en la isla, un autobús nos llevó hasta la zona de salida, a la que llegamos con dos horas escasas de antelación a pesar del madrugón. Allí, cada uno tenía una zona distinta de salida, por lo que  volvimos a separarnos tras desearnos suerte.
Tras cambiarme y dejar la ropa en el camión, me dirigí a mi "corral", donde me pude relajar un rato sentado en el suelo mientras esperaba la llamada para la salida, que se produjo poco más tarde, alrededor de las 9 de la mañana. Faltaban 40 minutos de nervios, algunos ejercicios de movilidad articular y una charleta con Sebastián, un argentino que corría por segunda vez en la gran manzana.
Por fin suena el himno americano interpretado por una cantante, sospecho que de color y justo al finalizar suena el pistoletazo de salida amenizado por el "New York New York" de Sinatra. Son momentos de gran emoción, pues, aunque salgo por el nivel del puente de Verrazano, la visión de Manhattan a mi izquierda es espectacular; procuro calmarme y poner un ritmo cómodo, sin forzar pues se empieza cuesta arriba durante la primera milla, que completo en 7'15'' antes de iniciar el descenso que me lleva a Queens.
Mi ritmo es bueno, algo rápido, por debajo de los 7 min/milla,  así que decido ir más lento, mis piernas están un poco frías aún, así que decido no forzar nada. La gente anima mucho, oigo varios "Go Chuli" y también "Vamos Chuli" y lo agradezco, pero con el paso de las millas empiezo a buscar a mis amigos en los laterales, hasta que alrededor de la milla 8 los encuentro, me gritan , la gente los mira debido a su colorido y entusiasmo y a mi me da el primer subidón de la carrera, pero sigo manteniendo la calma.
Al paso por la milla 10, mi ritmo se mantiene en unos 7 min/milla, sigo bien, sin síntomas de cansancio y ya cerca de la media que pretendía pasar entre 1h32' y 1h33', pero con mi ritmo puede que pase con bastante antelación, así que sigo aminorando un poco el ritmo para llegar fresco a la segunda mitad de la carrera, mucho más dura que la primera.
Paso la media en 1h31'07'', quizás demasiado rápido, pero tengo confianza porque voy como un tiro. El paso de las 13,1 millas se realiza cuesta arriba en un pequeño puente que es un simple aperitivo de lo que me espera: el paso del Queensboro. Dicen que si pasas bien el puente de Queensboro, el maratón es pan comido y puede ser que sea así porque el cruce es bastante duro; cruzamos el puente por el nivel inferior, en el que se produce un efecto de chimenea que incrementa la fuerza del viento, lo que unido a su considerable pendiente, hizo que me resultara bastante largo el llegar al punto medio en el cual se inicia un descenso, que tampoco pude aprovechar bien debido al dios Eolo.
Necesitaba recuperar y me tomé el primer gel antes de callejear un poco y entrar en la mítica primera avenida, repleta de un público entusiasta y colorido que lleva en volandas a los corredores. Había que mantener el ritmo, pero sin enloquecer, así que seguí el consejo de Depa y me pegué a la espalda de dos bigardos yanquis que llevaban un buen ritmo y me resguardaban del viento; noté sus miradas en alguna ocasión como preguntándose que hacía un español chaparro siguiéndolos, pero no me di por aludido y seguí a lo mío, hasta cobrar mi venganza unas millas más adelante cuando se quedaron tirados detrás de mi.
Mi ritmo iba disminuyendo poco a poco, pero mis cálculos seguían siendo muy esperanzadores, muy por debajo del objetivo de las 3h10'. No me importaba, sabía que podía perder algo más al final, pero tenía mucho margen. Se acaba la primera avenida, me tomo el segundo gel entro en el Bronx, donde el ambiente es más frío y el paisaje más feo; empiezo a notar cansancio, pero resisto pensando en mis tiradas largas por Alcalá, donde podía con todo. No he visto a Marisa y a mis amigos y sé que no van a estar en el Bronx, así que confío en verles en Central Park.
Por fin salgo del Bronx, me queda poca gasolina y agoto mi último gel. Ahora hay que llegar a Central Park y rematar la faena, pero la avenida pica ligeramente hacia arriba y se me hace interminable. Miro el reloj, voy bien, he bajado algo mi ritmo pero la previsión es machacar mi marca. Entonces llega el primer problema, un runner tirado en medio de la calle y atendido por el servicio médico; los esquivo, pero un voluntario sale del grupo y me hace frenar en seco y esquivarlo, noto que mis piernas se quejan. Me preocupo, pero queda poco y al fin, al fondo, el parque deseado.
Entro en Central Park, empiezo a notar sensaciones extrañas en las piernas, ¡hay que mantener el ritmo!. Voy bien de fuerzas, faltan dos millas, pero las piernas hacen cosas raras; comienza una cuesta, la penúltima y al fondo veo a Marisa y mis amigos. Me da un calambre en una pierna y al instante otro en la que me quedaba sana, me paro, estiro:"joder, la he cagado". Mis amigos miran con extrañeza, ¿qué le pasa?, pero yo continúo y justo cuando paso por delante de ellos otros dos calambres, más fuertes aún y vuelvo a parar, no puedo andar. Me preguntan que pasa y les digo que las piernas están acalambradas del todo; me animan, ni Marisa me pide que me retire, todos me animan a seguir y lo hago. Pero vuelvo a pararme, mis piernas no van; Rafa se acerca, me pregunta si puede hacer algo y Marisa llega y me besa, me dice que adelante. ¿Y que hago yo? Seguir, no hay más opción.
Comienzo a correr, llego a la cima en la que se pasa por el kilómetro 40 y allí Jorge y Camilo me gritan: "Vamos, con dos cojones" y así lo hago, porque mi reloj me dice que aún lo puedo conseguir y la cuesta abajo me permite volver a mantener un buen ritmo. ¡Puedo, coño, puedo!. Pero es un espejismo y unos metros más adelante otro zurriagazo y otro parón. Son momentos duros pero emotivos; la gente me grita, me anima en español: "vamos Chuli, no te rindas". No me puedo rendir, hay que llegar, vivo o muerto, pero quiero llegar. Corro, me paro, corro, me paro; la gente grita, las piernas me duelen, pero huelo la meta. Me da igual la marca, ¡Voy a llegar!.
Calculo que hice unas 10 paradas con sus consiguientes estiramientos antes de enfilar la línea de meta, que crucé prácticamente andando, sin gloria, sin conseguir la marca que merecía, la que me había ganado después de entrenar muy duro, la marca que tengo en mis piernas. Unos calambres me habían privado de redondear mi mejor maratón, pero no me habían privado de recibir mi medalla de finisher, una medalla que tiene un gran valor, porque no me rendí, porque supe sobreponerme al dolor físico y moral y porque un tío de Pucela nunca se retira y llega con dos... riñones.

Había acabado  mi decimoprimer maratón en 3h 12' 47''y era el momento de acordarme de mis amigos en España, de mi familia, de un genio llamado Depa, de mis amigos en Nueva York y sobre todo de mis hijos y de Marisa que volvió a ofrecerme el mejor momento de la carrera con su abrazo al reencontrarnos; un abrazo que, esta vez, tenía mucho más valor, porque después de tener la presa en la mano, se esfumó en dos millas de infortunio. Pero esto no se ha acabado aquí, queda Chuli para rato.


domingo, 13 de noviembre de 2011

New York Marathon (2)- La organización

El maratón de Nueva York es, sin duda, el más masivo de los que se disputan en el mundo; 47.000 runners han participado en la edición de 2011, por lo que no es de imaginar que hay que organizar muy bien todo para que el resultado final sea satisfactorio.
Las normas de inscripción para el maratón Nueva York son modélicas, porque permiten a todo el mundo participar por lo menos una vez, aunque para la edición de 2012 han incluido cambios endureciendo las marcas que dan derecho a participar sin entrar en la lotería; ese endurecimiento es notable y me da la impresión que responde a intereses económicos más que organizativos y es que los maratones se están convirtiendo en un negocio y eso puede ser perjudicial a la larga. No obstante, es un tema que prefiero dejar para otro post.
Una vez conseguida la inscripción  hay que estar atento a la página web para conseguir plaza en el autobús o en el ferry que lleva a la salida, así como para descargar e imprimir tu certificado de inscripción, con el que te debes presentar en la feria del corredor los días previos. 
En la feria, los voluntarios están por todos los lados haciendo su trabajo. En primer lugar te identificas con el pasaporte y luego pasas a recoger tu dorsal con chip incorporado sin esperar colas; de ahí te diriges a la recogida de la camiseta, cuya talla puede ser engañosa pues los americanos tallan más grande que los europeos, por lo que los voluntarios están muy atentos para cambiarte la talla si tienes problemas.
Dirimidos los trámites burocráticos, la feria en si está bien organizada y es muy animada, pero no le vendría mal un poco más de espacio, pues se queda pequeña, sobre todo si la comparamos con otros majors o incluso con Tokio o París. No sé si por la limitación de espacio o porque declinan su participación, lo cierto es que se echan en falta algunas grandes marcas deportivas y más información sobre maratones.
La carrera en si es el reto definitivo para una buena organización y sobre todo en Nueva York, pues hay que desplazar a todos los participantes hasta Staten Island, donde comienza la carrera. El jolgorio empieza a partir de las 5 y media de la mañana, hora en la que parte el primer ferry desde el muelle sito en el downtown de Manhattan hacia la famosa isla residencial. Mi ferry partía a las 6:15, aunque al final me enrolé en el de las 6:30. Tras unos 20 minutos de agradable travesía, una vez en tierra y sin apenas hacer cola, unos autobuses te llevan hasta la zona de salida situada al lado del mítico puente de Verrazano. 
Allí, hay tres zonas diferenciadas (verde, azul y naranja) en la que se reparten los corredores ya que cada zona tiene su salida diferenciada. En la zona de salida, los corredores se pueden avituallar con todo lo necesario, como agua, barritas energéticas, bebidas isotónicas y lo no necesario como bagels o un café malísimo, a tono con lo que se consume en el país de Obama. También hay baños portátiles suficientes para no tener que esperar demasiado antes de aliviarse. Me correspondió la zona verde, no demasiado grande, pero suficientemente cómoda para comer algo, cambiarse y dejar la ropa en los camiones, también sin demora.
Hora y media antes de la salida la megafonía llama a los corredores de la oleada uno (la que me corresponde) a los cajones de salida y allí me dirijo pertrechado con ropa vieja para tirar, al igual que el resto de corredores; aquello parece un desfile de ropa vieja y extraña, pero útil para combatir el frío, que tampoco era demasiado, sobre todo para mi, que soy de Pucela. En el cajón de salida hay que pasar un buen rato sin hacer gran cosa, salvo visitar el baño, porque no hay sitio suficiente para calentar. 
Del cajón, pasamos a la línea de salida unos 30 minutos antes del comienzo de la prueba; allí ya no hay baños, pero si muchos nervios y a pesar de la expresa prohibición de la organización, las cunetas se llenan de runners que expulsan sus últimas gotas... de nervios. Por fin llega la hora, suena el himno americano interpretado por una cantante a la que no pude ver y tras eso el pistoletazo de salida a los acordes de la mítica "New York New York" de Frank Sinatra. Hasta entonces, todo marcha bien, organizativamente hablando.
Comencé la carrera en el nivel inferior de Verrazano, menos vistoso, pero muy útil, pues no hay demasiada gente y se corre sin problemas; para haceros una idea, mi retraso respecto al pistoletazo de salida fue de solo 14 segundos. Puestos ya en carrera, las avenidas son amplias, se corre fácil, hay  baños cada milla y avituallamientos repletos de agua y Gatorade servidos por una legión de voluntarios; impecable.
Tras las 26,2 millas, se llega a la meta de Central Park, donde rápidamente recibes la asistencia de los voluntarios que te dan tu medalla, la famosa manta térmica y una bolsa de recuperación con una bebida que sabe a jarabe, además de agua y fruta. Se sigue hacia adelante donde se recoge la ropa sin ninguna demora y de ahí hacia la salida, previo paso por una zona de masajes que puedes visitar si es preciso.
Hasta aquí todo bien, pero lo que no acabo de entender es porqué en esta prueba se ha eliminado la zona de encuentro con los familiares. La salida por la calle 77 con Columbus Avenue es un auténtico caos, con familias buscando a runners y runners buscando a familiares. No me parece de recibo que la organización diga a los corredores que se busquen la vida, pues tras 42 kilómetros y pico lo que más anhelas es encontrarte con los tuyos y si te lo ponen difícil es frustrante. Afortunadamente para mi, encontré sin problemas a Marisa y mis amigos y me dirigí al hotel entre el caos reinante en la Avenida Columbus. 

Creo que la organización del maratón de Nueva York raya a gran altura, pero es difícil alcanzar la perfección cuando hay que manejar a 47.000 almas; sin embargo, la eficiencia organizativa americana queda patente y como me ocurrió en Boston, mi nivel de satisfacción es alto.

sábado, 12 de noviembre de 2011

New York Marathon (1)- El ambiente

Puede parecer exagerado, pero en una ciudad de ocho millones de habitantes, tan extensa y tan cosmopolita con Nueva York, el maratón es una de las citas imprescindibles del año. Prensa y televisión se afanan en ofrecer noticias del evento que ellos mismos consideran como la más importante carrera popular del planeta. Los miles de runners llegados de fuera, dan un aire distinto a Manhattan el fin de semana previo, pues se dejan ver con sus zapatillas de deporte o sus camisetas diseñadas para el evento por las zonas turísticas, tiendas y restaurantes, los sectores más beneficiados de la invasión masiva de deportistas.
Centrándonos en lo puramente deportivo, habría que empezar comentando el gran ambiente que se respiraba en la feria del corredor. Una feria muy animada por la que se pasaron atletas de renombre para animar a los atletas populares, como el caso de Ryan Hall, con el que charlé un minuto antes de que estampara su firma en un póster. Sin embargo, la feria en si me pareció pequeña y con pocos expositores comparado con otras majors. Quizás la crisis tenga alguna influencia, pero también debería tenerla el cada día más popular "turismo deportivo", claramente patente en la feria por la que deambulaban runners de todas las nacionalidades exhibiendo su bandera. En cualquier caso, la falta de algunas marcas deportivas importantes y la escasez de maratones internacionales con stand, no es lo que se espera de un maratón tan importante.
Claro que el verdadero ambiente se vive el día de la carrera y en ese aspecto a Nueva York hay que darle la nota más alta; y es que una vez que se cruza el puente de Verrazano, tras una emotiva salida, la animación es constante en todo momento. Las primeras millas se corren por Queens donde ya las calles están cubiertas por animosos espectadores que no paran de animar; el ambiente va incrementándose con el paso de las millas hasta llegar al animado barrio de Brooklyn, donde aumentan los aficionados y las animaciones, de las que destaco un excelente coro de Gospell. A medida que la carrera se acerca al río, disminuyen los espectadores hasta llegar al puente de Queensboro, donde, lógicamente, se cruza sin público para llegar a la parte más impresionante de la carrera: la primera avenida.
La primera avenida aparece tras una curva de manera espectacular; una recta amplísima con dos y tres filas de gente agolpadas en los laterales exhibiendo carteles de ánimo y banderas, gritando, animando... Para los corredores es difícil no dejarse llevar por la euforia y aumentar el ritmo al son del griterío, aunque se consigue cuando se echa la vista hacia adelante y se comprueba la longitud de la avenida en cuestión.
De Manhattan se pasa al Bronx, la zona mas deslucida y con menos público, pero corta, con lo que se llega pronto a Harlem, donde los aficionados vuelven a ocupar los laterales y es que, no en vano, el final se acerca.
Y en ese final llega lo mejor, pues en Central Park se vive un auténtico ambientazo. El entorno es inigualable, lo que unido a los miles de espectadores agolpados en las cunetas que animan sin cesar, hacen de esta llegada quizás la más espectacular de las que he vivido.
El maratón de Nueva York es especial y eso se percibe milla a milla en su espectacular recorrido. Es cierto que la meteorología ayudó, pero que una ciudad tan extensa y tan dividida en barrios se una para celebrar unidos este gran acontecimiento, dice mucho de esta carrera. Dice tanto, que me quedan ganas de repetir.





viernes, 4 de noviembre de 2011

Me marcho a Nueva York

En unas horas despega el avión que me llevará a mi y otros muchos maratonianos a la ciudad más universal del planeta; el maratón de Nueva York nos espera. Muchos de los participantes en la carrera ya se encuentran en la ciudad de los rascacielos, donde todo está preparado para que 50.000 runners ocupen sus calles la mañana del domingo.
Me decía ayer Depa que no pensará en la carrera y aunque intento no obsesionarme con la marca, es inevitable pensar en lo que me espera en unas pocas horas: la salida de Verrazano al compás de la mítica canción "New York New York", interpretada por el no menos mítico Sinatra, el paso por Queens, por Broooklyn, el cruce de Queensboro Bridge y la espectacular entrada en la primera Avenida, el pequeño trayecto por el Bronx, Harlem y la dura, pero maravillosa llegada en Central Park, el corazón de la ciudad por el que cada día corren miles de fanáticos de este deporte.
Nueva York es un maratón para disfrutar, para vivir intensamente sus 26,2 millas y voy a tener el privilegio de hacerlo el domingo, independientemente de mi marca; pero no os alarméis, mi espíritu competitivo no se evaporado ni un ápice en los últimos días y voy a encarar la carrera con el cuchillo en los dientes, con ganas, con confianza, porque no voy a pasearme, voy a batir mi marca y lo puedo hacer porque me he preparado a conciencia y lo llevo en las piernas.
Los últimos días, he recibido muchos ánimos por parte de compañeros y amigos y todavía faltan algunos que supongo lo harán mañana. Durante las últimas semanas habéis aguantado mis conversaciones sobre ritmos, tiradas largas, series... y además me habéis dado siempre vuestro ánimo. Creo que es el momento de dar las gracias a todos y deciros que todos esos ánimos me los llevo en una mochila y van a estar muy presentes en las 3 horas y pico (espero que piquito) de carrera. Gracias por haber estado ahí estos meses y gracias por seguirme el día de la carrera (sé que algunos lo haréis). Os mantendré informados y espero que con buenas noticias.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Probablemente ¿el mejor maratón del mundo?

El maratón de New York es, sin duda, el más conocido de los maratones populares que se disputan año tras año en el mundo. La cobertura mediática del evento tiene parte de culpa, pero la magia de la ciudad de los rascacielos es la razón principal para que la mayoría de los runners del mundo sueñen con correr esta prueba alguna vez en su vida.
Puede parecer extraño, pero en mi caso, no he tenido nunca un interés especial por este maratón por varias razones: la primera es su elevado número de participantes, que pueden entorpecer la expectativa de una buena marca, sobre todo si se sale de muy atrás; además, el recorrido no es muy favorable, pues aparte de los repechos que hay que superar al cruzar los puentes, el viento puede ser un factor determinante al correr por unas avenidas tan amplias; por último, la dificultad para inscribirse, aunque este problema ya se está generalizando en otras carreras y está tomando una deriva muy negativa. Pero todo esos argumentos no son suficientes para evitar correr este maratón, simplemente porque en New York hay que correr alguna vez y más aún si, como en mi caso, cuento con una marca que me permite inscribirme por derecho propio. Además, New York es un de  los cinco "majors" y como sabéis tengo la intención de completarlos todos; de hecho, el próximo domingo espero poder decir que ya he completado el cuarto.
Pero centrándome en el título del post, de lo que quiero hablar es la consideración de este maratón como el mejor del mundo, pues aunque todo el mundo quiere correrlo, no todos piensan que es el mejor. Ya sabemos que cada uno tiene sus preferencias, pero hay parámetros objetivos que nos pueden ayudar a resolver la duda planteada. Esos parámetros pueden ser la organización, la participación de atletas y el ambiente de la carrera. Y centrándonos en esos aspectos, no hay duda que los "majors" aprueban con nota en todos esos aspectos, pero también lo hacen maratones como el de Tokio o París e imagino que alguno más en los que no he competido. Personalmente me quedo con la organización de Boston y de Tokio y en cuanto a participación, los datos nos dicen que son Londres y Nueva York los más numerosos.
Pero puestos a decidir entre uno u otro, es preciso escuchar la opinión de los que lo viven por dentro, es decir, de los atletas y en ese aspecto mi experiencia me dice que hay dos maratones que comparten la consideración del mejor del mundo entre los atletas: Londres y Nueva York. Yo he competido hace unos meses en la capital británica y su organización es excelente, pero llama la atención la gran animación a lo largo de toda la prueba, con las calles atestadas de público entusiasta y colorido. Muchos atletas me han comentado que la animación es mayor que en la ciudad norteamericana, famosa por llenar todo su recorrido con aficionados de todo el mundo; quizás por eso, para algunos, Nueva York es insuperable.
En cualquier caso, a partir del viernes comenzaré a vivir la aventura de mi 11º maratón y tendré la oportunidad de juzgar por mi mismo el nivel organizativo neoyorquino, empezando por la feria del corredor, siguiendo por el traslado a la salida y culminándo con el desarrollo de la carrera y la animación que encuentre. Cuando todo acabe, seré capaz de tener un criterio más definido

lunes, 31 de octubre de 2011

Una semana

Dentro de una semana habrá finalizado el Maratón de New York 2011. Supongo que a estas horas ya estaré en el hotel descansando y haciendo un repaso mental a la carrera. No sé si va a salir bien o mal, si me voy a salir o si voy a sufrir una nueva decepción, pero lo que tengo muy claro es que he entrenado mucho y muy bien, he sido disciplinado con lo que me ha programado mi entrenador y he cuidado el gimnasio, los estiramientos y los descansos mejor que en ocasiones anteriores. Mi impresión es que la preparación ha sido un éxito, pero ahora tengo que rematar la faena demostrando en el asfalto que puedo asimilar un entrenamiento de este tipo y sacarle el partido que se le espera. De hecho, me decía Depa hace unos días, que con unos entrenos similares a los míos el conseguía correr en 2h 45'; obviamente, sé que no tengo nivel para esa marca, pero creo que si tengo nivel para bajar de una vez de 3h 10', aunque sea en el duro maratón de la ciudad que nunca duerme.
La semana que acaba no ha sido especialmente dura, pues han sido sólo 4 sesiones, dos rodajes de 12 y 14 Km, tres series de 4.000 y para rematar, 18 Km a ritmo de maratón. No me ha ido mal, pues hice unas series muy rápidas, entre 16' 34'' y 16'55'' y hoy he corrido los 18 Km con mucha comodidad, empezando a 4'35'' el kilómetro y acabando muy fuerte, a 4'18'2; en resumen, un estupendo colofón a mis entrenamientos.
Los entrenos que me quedan son meramente testimoniales, simplemente con el objetivo mantener el tono muscular. También me pasaré a visitar a Crisitna, para que me deje las piernas a punto para el domingo. Tengo preparada la ropa para la carrera, los geles, las barritas, la vaselina...incluso la meteo parece que va a acompañar. En fin, que la planificación está terminada y ahora sólo falta poner la guinda, aunque quizás lo más correcto sería decir que todo el trabajo está hecho para que el domingo pueda realizar la marca que merezco, porque creo que me merezco bajar mi registro.
Pero un maratón es una carrera distinta, lo he comentado muchas veces y durante las tres horas que voy a pasar corriendo pueden pasar muchas cosas que den al traste con el trabajo bien hecho. Hay variables que no puedo controlar, como la meteorología o una posible lesión, pero si la mala suerte no se cruza en mi camino, sé lo que tengo que hacer para alcanzar mi objetivo: concentración, cabeza fría, confianza y sobre todo, saber sufrir.

sábado, 29 de octubre de 2011

El maraton sin medalla

El próximo domingo 6 de noviembre, 50.000 runners tomaran las calles de New York para disputar la carrera popular mas conocida del planeta. Todos ellos iniciaran su aventura en el puente de Verrazano, que une Staten Island con Queens y aunque unos pocos no conseguirán su objetivo, la gran mayoría, cruzara la linea de meta de Central Park ante los aplausos y la admiración de millones de aficionados de todo el mundo. Todos los que consigan llegar recibirán su medalla, un premio impagable que a buen seguro exhibirán orgullosos ante sus amigos y familiares, para demostrar que fueron  "finishers"en el maratón mas popular del mundo.
Es evidente que los actores protagonistas de una carrera son los corredores, pero aparte de ellos hay otros muchos participantes en el evento que no corren, pero que son fundamentales para conseguir que el espectáculo sea completo. Me estoy refiriendo a todas las personas que trabajan para que la carrera se desarrolle con normalidad, como la policía, que tiene que "limpiar" el recorrido durante casi 8 horas, las asistencias medicas, siempre atentas a cualquier emergencia en carrera, el personal de limpieza, cuya labor oscura deja la ciudad a pleno rendimiento al finalizar el evento, o el personal técnico, que controla que la megafonía, los relojes en carrera o la elaboración de las clasificaciones. Seguro que me olvido de alguno, pero no quiero hacerlo de los voluntarios, el autentico alma de un maratón, aquellos que asisten al runner en todo momento; en la salida recogiendo la ropa o colocando a los corredores en sus "cajones", durante la carrera en los puestos de avituallamiento y por fin en meta, donde su labor es fundamental para ofrecer a los "finishers" todo aquello que les es preciso, como avituallamiento líquido y solido, una manta para el frío y por supuesto, la medalla.
Pero si los corredores son la parte fundamental del evento, la parte fundamental del espectáculo son los aficionados, esos que llenan las calles animando no solo a sus amigos y conocidos sino a todo aquel que esta esforzándose por completar una prueba tan exigente. El publico que se agolpa en las calles portando pancartas de animo y banderas, gritando, animando o silbando, hacen de un maratón un espectáculo de grandes dimensiones.
Desde mi punto de vista, el del corredor, todos ellos contribuyen a que pueda disfrutar de una prueba tan intensa, pero sin duda sois vosotros, los que me seguís, los que me dan la fuerza necesaria para darlo todo desde el primer kilómetro. En estos días previos a la carrera, amigos y compañeros me desean suerte para la competición; se que todos van a estar atentos a lo que pase en New York el próximo domingo. Pero además, viajo con mi afición particular: Carlos, las dos Anas, Jorge, Rafa, Susana, Camilo, Almu, Vicente y por supuesto, Marisa, van a cruzar conmigo el Atlántico para darme ese animo que necesito. Claro que no me olvido de Angela y Alonso, que seguirán el desarrollo de la carrera en Madrid, junto a Mayte, Miguel, Nacho y Marta. Todos ellos y todos vosotros, los que leéis este blog os merecéis también esa medalla que espero recibir el próximo día 6.  Cuando llegue a meta volveré a pensar que sin todos vosotros no hubiera sido posible.



lunes, 24 de octubre de 2011

The road to New York- Semana 12


Me decía ayer Depa que todo el trabajo estaba hecho después de terminar el rodaje de 32 kilómetros que pone la guinda a una preparación dura pero divertida. Sin embargo, al repasar lo que me ha programado para esta semana, llegué a la conclusión que a los entrenadores deben tener un punto de sadismo, porque me va a hacer sufrir un poco más.
La semana acaba con 80 Km, que aparte del rodaje largo, se han repartido en varios rodajes sencillos y 8 series de 1.000 metros que volví a realizar con buenos registros. He terminado un poco cansado, pero lo achaco al ajetreo que he tenido el fin de semana, más que a la dureza de las sesiones, pues han sido relativamente relajadas.
Quedan dos semanas y obviamente lo que no haya hecho hasta hoy no lo voy a poder hacer en esta semana, porque la previa al maratón la voy a dedicar fundamentalmente a descansar. Pero por delante me quedan tres cuatromiles y un último rodaje de 20 km, justo 7 días antes de la carrera. Todo indica que el día D a la hora H estaré fino, a tope, en forma o como queráis expresarlo y será entonces cuando averiguaré si todo esto ha valido para algo. Aunque claro, no me malinterpreteis, estos cuatro meses de intenso entrenamiento me han servido para pasar buenos ratos entrenando, planificando y pensando en la carrera que voy a disputar el próximo 6 de noviembre; es más, me van a servir para salir a correr con ganas de pelea, con ganas de superar mi mejor marca personal y aunque no lo logre creo que puedo estar muy cerca.
No creo que sea necesario decir que estoy nervioso, pues es fácil adivinarlo; son los nervios típicos de estas últimas semanas en las que se ve más cerca el momento soñado, cuando comience a correr sobre el Puente de Verrazano escuchando los acordes del New York, New York. Para eso he trabajado muy duro, he soportado calor, madrugones, dolores, cansancio... Pero todo eso quedará olvidado cuando escuche la mítica canción interpretada por el no menos mítico Frank Sinatra. A partir de entonces quedarán 42,195 metros, mejor dicho, 26,2 millas norteamericanas que tendré que completar yo sólo, a pesar de los 50.00 runners que me acompañarán en el evento. ¿Digo solo? Creo que no, porque espero que muchos de los que me siguen estén de alguna manera allí conmigo, empujándome con sus ánimos y su cariño. Y por supuesto, volverá a estar Marisa, como siempre. Pero de eso mejor os cuento en el próximo post.

viernes, 21 de octubre de 2011

Que cansinos son los neoyorquinos

El maratón de New York pasa por ser uno de los mejores, sino el mejor, organizado del mundo. Su página web trabaja los 365 días del año para informar puntualmente a todos los aficionados al respecto de esta gran prueba. La información es extensa, no sólo para los que vamos a correr, sino también para los que quieren inscribirse en otra fecha o para los aficionados que va a animar a los corredores. Para inscribirse al maratón hay que generar un espacio personal donde te envían la información necesaria (dorsal, horario del ferry a Staten Island...). Pero como dice el refrán castellano: "lo poco agrada y lo mucho enfada".
Digo esto porque estoy subscrito a la newsletter del maratón y lo que empezó siendo una información interesante recibida cada semana, está acabando por ser un sinfín de mensajes que aparecen en mi correo con una periodicidad no sólo diaria, sino de varias veces al día. Los mensajes no sólo son informativos, los hay en los que te invitan a donar dinero a la caridad, otros en los que invitan a los familiares a las gradas de la línea de meta previo pago, otros en los que te informan de la ceremonia de apertura pagando, o de la carrera previa del sábado a precio muy elevado y por supuesto mensajes de la tienda oficial e incluso de las joyas oficiales, diseñadas nada más y nada menos que por Tiffanys. El caso es que si quieres buscar información interesante, lo tienes que hacer por tu cuenta o consultando tu área privada, pero ellos no te envían nada.
Está claro que los maratones son hoy por hoy un negocio, pero el de NYC se lleva la palma con creces. Es verdad que una parte de los requerimientos monetarios que hacen revierte en obras sociales, pero hay que tener en cuenta que si te "apuntas" a todo lo que mandan, necesitas una chequera similar a la de Donald Trump o Bill Gates, que, según tengo entendido, no van a participar en esta prueba. y eso que soy de los que les gusta comprar merchandansing  para regalar a mi familia o para mi, pero lo que oferta el ING NYC Marathon es excesivo.
Por cierto y hablando de gastar euros, los que queráis seguir mi carrera en tiempo real por una aplicación válida para iphone o android, podréis adquirirlo en la página oficial a partir del 28 de octubre  y así aportáis a la causa también.
Dejando a un lado el negocio, New York es un maratón que hay que correr, un maratón mítico, masivo, con una afición entusiasta y con una organización casi perfecta; creo que valdrá la pena correrlo, a pesar de que me estén dando tanto "la brasa"

lunes, 17 de octubre de 2011

The road to New York- Semana 11

Ha pasado lo más duro, la semana que acabó ayer supone un punto de inflexión en mi preparación pues a partir de ahora el kilometraje empieza a descender y las series pasan a  ocupar un papel menos destacado.
Pero para llegar a esta última fase, he tenido que superar una semana de 110 km, 28 de los cuales han sido de series. 
La semana era movidita, con dos días de pesas y un rodaje largo el martes, previo a las 16 series de 1.000 metros que me marqué el miércoles siempre por debajo de los 4'. Pero la parte más dura llegaba al final, pues el sábado tuve dos duras series de 6.000 metros que completé por debajo de 25' y como guinda un rodaje de 31 Km el domingo, que hice a 4'38'' de media. Como podréis imaginar, acabé cansado, pero no tanto como me temía, lo cual es una magnífica noticia.
Quedan 21 días y he llegado entero  y sin síntomas de cansancio hasta este punto. No penséis que a partir de ahora las cosas van a ser fáciles, pues esta semana me esperan unos 80 Km, pero con solo 8 series de 1.000 metros y un rodaje de 32 Km el domingo, el que supongo será el último entreno duro de esta preparación. Las cosas me están saliendo muy bien, estoy entrenando con mucha consistencia, sin fatigarme en exceso y con unas magníficas sensaciones pues estoy haciendo registros impensables hasta ahora.
Pero las carreras no se ganan en los entrenamientos y el 6 de noviembre comprobaré si toda esta preparación ha sido la adecuada. Claro está, que un maratón y mucho más el de New York, no es una ciencia exacta y que hay tantas variables en la carrera, que todo se puede ir al garete en 5 minutos. En cualquier caso, algo que tengo claro es que estoy disfrutando mucho de esta preparación y que pase lo que pase el día 6, los buenos entrenamientos y las buenas sensaciones siempre quedarán en mi recuerdo y en mis piernas.
Por cierto, la imagen que he puesto es el formulario en el que indica que estoy inscrito y que refleja mi dorsal, una curiosidad simplemente.
Y para acabar, quiero dar la enhorabuena a mi amigo Andrés, que ayer rompió la mítica barrera de las 3 horas en el maratón de Amsterdam. No voy a negar que tengo una sana envidia de su marca (2h 56' 03''), pero me alegro mucho por un atleta que ha sabido progresar y sufrir para llegar ahí. Espero que algún día os pueda relatar que yo también supere esa meta.

lunes, 10 de octubre de 2011

The road to New York- Semana 10

He acabado otra semana y esta vez con más de 100 km en las piernas; nadie había dicho que iba a ser fácil, pero en realidad no estoy tan cansado como podía pensarse, pero tampoco tan fresco como en las semanas anteriores. La razón de mi fatiga responde a dos días de rodaje más pesas y un rodaje corto como aperitivo, a lo que hay que sumar dos días tremendos de series, uno de 14 miles y el segundo de tres cuatromiles; para rematar, un rodaje de 30 Km, que esta vez he completado a una media de 4'44'', no tan brillante como la semana pasada, pero si tenemos en cuenta el terreno ondulado por el que he corrido y el viento que soplaba, se puede decir que ha sido una buena velocidad media.
Quedan cuatro semanas, las dos últimas serán más relajadas, obviamente; hasta entonces, tendré que afrontar seis duros entrenamientos a partir de mañana, para empezar a bajar el volumen de trabajo a partir de la semana siguiente. Que tengo que aguantar lo que falta es evidente, pero esta vez no quiero llegar a mi gran cita con el trabajo hecho, mi intención es seguir siendo tan rápido como hasta ahora o más, pues la clave de mi gran estado de forma se debe no sólo al kilometraje, sino a la velocidad a la que estoy haciendo esos kilómetros.
Puede que en New York supere mi marca, aunque va a se muy difícil debido a la dureza del trazado de la carrera; pero con MMP (mejor marca personal) o sin ella y a falta aún de cuatro semanas, estoy convencido que esta preparación va a suponer un punto de inflexión en  mi carrera atlética.

martes, 4 de octubre de 2011

The road to New York- Semana 9

Una semana más de entrenamiento y las cosas siguen progresando de una manera apropiada. Esta semana he vuelto a hacer dos días de rodaje y pesas y otro rodaje suave; como entrenamiento de calidad he tenido dos días de series, uno con 12 miles y otro con un 4.000 y dos tresmiles; para rematar, el domingo me marqué una tirada larga de 28 Km a 4'36'' de media, acabando a 4'21''. No está nada mal, la verdad, pero no es conveniente vender la piel del oso antes de cazarlo y como aún quedan cinco semanas para la gran cita, lo mejor es analizar estos resultados con cautela.
Estar bien a estas alturas puede suponer llegar pasado de forma el día D; no creo que me vaya a pasar porque me noto fuerte y no excesivamente cansado, pero debo tener en cuenta que mi objetivo está claro y por eso no debo saltarme los ritmos que me señala Depa, por muy bien que me encuentre. También es importante recuperar bien, pues las sesiones cada vez son más largas y es necesario estirar bien y reponer fuerzas para estar a punto el día siguiente. De momento voy cumpliendo, pero no me debo confiar.
Por otro lado, es preciso tener los pies en el suelo; hoy por hoy veo que voy "sin cadena" y eso me inquieta un poco, pues no quiero hacerme muchas ilusiones. Quedan cinco largas semanas y unas 30 duras sesiones de entrenamiento por delante, así que pensar en la táctica de carrera, en que ritmo poner de principio o en mi paso por la media queda un poco lejos; por eso debo concentrarme en hacer lo que debo: entrenar, descansar y volver a entrenar.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Un nuevo récord del mundo

Patrick Makau, un keniano de 26 años, logró el pasado domingo en Berlín rebajar la mejor marca mundial de maratón que poseía Gebreselassie desde el año 2008. El nuevo recordman mundial batió a Gebre en su carrera predilecta, pues ambos disputaron la prueba en una carrera que se planteó como una lucha entre el veterano etíope de 38 años y la joven promesa, vencedor en Berlín el año pasado.
La marca de Makau no deja de ser una sorpresa, pues aunque tiene muy buenas marcas en media maratón, no ha conseguido ninguna victoria importante en la pista, pues forma parte del ejército de atletas africanos especializados en pruebas en ruta. Obviamente, su trayectoria es mucho más pobre que la de el gran Haile, pero creo que a partir de ahora va a ser difícil que veamos como atletas que han pasado toda su carrera evolucionando desde el medio fondo al maratón, triunfando en los grandes maratones.
Si echamos la vista atrás, aparte de Gebre, la historia está llena de atletas que triunfaron en pruebas más cortas y con la edad se pasaron al maratón; no hay que irse muy lejos para encontrar un ejemplo, pues Martín Fiz y Abel Antón, los maratonianos más laureados de España, empezaron haciendo 1.500 metros, para acabar siendo campeones del mundo de maratón. Esa tradición, nos ha llevado a muchos a pensar que el nuevo rey de la prueba de Filípedes podría ser el gran Kenenisa Bekele, gran dominador del 5.000 y el 10.000 en los últimos años, pero sus lesiones y el cambio de tendencia que se está produciendo en el atletismo me hace dudar sobre esa posibilidad.
Un cambio de tendencia que pudo comenzar con la irrupción del malogrado Samuel Wanjiru, un keniano de 22 años que se llevó de calle el oro olímpico en Pekín, cuando ya poseía el record mundial de medio maratón, pero al que nunca había interesado la pista. Parece que los africanos han roto la creencia que un los mejores maratonianos evolucionan desde las distancias cortas y maduran a cierta edad. Ahora, una legión de jóvenes corredores, recorren cada año el mundo para conseguir victorias y grandes marcas en los grandes maratones dotados de suculentos premios económicos. 
Sea como sea el futuro y centrándonos en la marca de Makau, parece que una vez superada ampliamente la barrera de las 2h 04', los expertos se centran en discutir acerca de la posibilidad de correr los 42,195 kilómetros en menos de dos horas. Es posible que pase mucho tiempo hasta que podamos ver ese récord y lo más normal es que en los próximos años se mejoren marcas con cierta facilidad. Pero si hay algo que me parece aún más probable, es que los atletas africanos van a ser los absolutos dominadores de esas carreras y de esas marcas y seguramente serán especialistas en carreras de ruta. En todo caso, mis felicitaciones y admiración para Patrick Makau.

lunes, 26 de septiembre de 2011

The road to New York- Semana 8

Si me había entrado dudas después de la disputa de la media de Valladolid, la semana que acabo de terminar me las ha disipado por completo. Tres rodajes buenos, pesas, 10 buenas series de 1.000 y una espléndida tirada larga de 26 Km a una media de 4'40'' que ha puesto la guinda a la bautizada por Depa como fase genérica de preparación.
Reconozco que estaba algo preocupado después de Valladolid y aún más cuando Depa me dijo que tenía que hacer la tirada larga a unos 4'50'' y acabar a ritmo de maratón o por debajo; no confiaba mucho en poder mantener ese ritmo y menos este sábado, después de haber salido a cenar por Granada, donde pasé el finde. Sin embargo, cuando salí a correr por el magnífico camino que lleva de Granada a Puente Genil, me di cuenta que mis piernas estaban frescas y que las podía exigir a mi antojo. Acabé a ritmo de maratón y convencido de que mis posibilidades pueden estar por encima de maratones precedentes. Pero hay que ser cautos, queda mucho y muy duro, aunque la dureza se puede llevar mucho mejor cuando se tiene confianza en uno mismo.
Aparte de mis entrenamientos, ya puedo contaros el dorsal que luciré en New York, el 6138. El día de la carrera, podréis seguir mis evoluciones en directo si os descargáis una aplicación para iphone o android que estará disponible a partir del 28 de octubre en la página del maratón. Espero que este dorsal me de suerte y que pueda recibir vuestros ánimos a distancia.
Y hablando de atletismo en general, tengo que comentar el fabuloso record del mundo que el keniata Makau ha conseguido en Berlín, destronando a Gebreselassie. De esto hablaré en otro post. 
Empieza la fase específica de preparación, vuelven los dos días de series semanales, dos días de pesas, un rodaje de recuperación y una tirada larga de 28 Km. Ya os contaré.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Media Maratón Ciudad de Valladolid

Mi tercera participación en la media de Valladolid ha vuelto a ser tan positiva como en las actuaciones precedentes. Correr en casa siempre me motiva, pero si a eso le unimos el magnífico circuito de esta carrera y el apoyo de mis amigos y familiares durante el recorrido, el resultado siempre es bueno, independientemente del tiempo realizado. Pero en este caso mi marca (1h 29' 10''), es la tercera mejor que he hecho en una media, a tan sólo 35 segundos de mi mejor tiempo, lo que unido al análisis de como llegué a la carrera, lo convierten en especialmente esperanzador de cara a un futuro.
Se puede decir que estoy contento con el resultado de esta competición, aunque podría haber sido mejor, obviamente. Digo esto porque Depa me había dejado claro que Valladolid no era un objetivo e incluso me programó 70 minutos de rodaje el sábado, poco habitual antes de una carrera, pero me estoy preparando para un maratón y eso es lo que importa.
Llegué temprano a la Plaza de Zorrilla, donde la temperatura era ideal, aunque soplaba un ligero viento. Me acompañaba Andrés, que esta culminando su preparación para correr en Amsterdam en poco menos de un mes. Además, había quedado con algún forero y tuve la oportunidad de conocer personalmente a cuatro de ellos: Toppez, Moncho, Alespinar y Vredaman, excelentes atletas, pero sobre todo buenos amigos que me ayudan día a día con sus consejos y comentarios. Y como la mañana estaba de encuentros, me topé con Depa en el calentamiento, que tan dicharachero como siempre me dio ánimos y me aconsejó que intentará acoplarme a grupos y que no expusiera mucho contra el viento, pues en algunos tramos podía molestar bastante. Sabio consejo, como os explicaré ahora.
Me coloqué bien en la salida, de manera que pude empezar sin agobios ni adelantamientos, a un ritmo cómodo, sin forzar que me llevó a pasar el primer kilómetro en 4'10'', lo planificado. Quizás por el entrenamiento del día anterior, mis piernas no iban todo lo bien que debían desde un principio, así que decidí meterme en un grupo que iba a buen ritmo para ir protegido del viento y con el ritmo marcado. 
Pasaban los kilómetros y aunque tuve que hacer la "goma" alguna vez, fui encontrándome mejor de manera que en el kilometro 11 me fui del grupo junto con un atleta alto al que me pegué para seguir evitando los efectos del viento. 
No tardé en dejar a ese atleta y empecé a pasar a corredores con facilidad y mis piernas seguían mejorando con el paso de los kilómetros, de manera que cuando pasé por segunda vez por Colón, es decir, a falta de una vuelta, ya tenía claro que debía intentar acercarme a mi marca, pues mi paso por el 10.000 por encima de los 42' me animaba a intentar esta meta, pues bajar de la hora y veintiocho ya resultaba casi imposible. Así que seguí progresando hasta que me uní a otro grupo en el km 16. 
Estaba bien, pero el ritmo ya era demasiado elevado como para superarlos, así que decidí quedarme con ellos hasta que, a falta de 3 Km, el grupo se rompió y cada uno hizo la guerra por su cuenta. Por entonces, ya sabía que batir mi marca iba a ser muy difícil, pero eso no me desanimó y mantuve bien el ritmo hasta llegar a meta, donde mi familia y amigos estaban animando, por lo que mi llegada fue de lo más emotiva.

Creo que he hecho una buena carrera en Valladolid, a pesar de no haber superado mi marca; no creo que sea importante, pues aún queda mucho para New York, pero batir marcas siempre anima, aunque tampoco hay que dejar de lado que estar en un pico de forma a día de hoy podría suponer llegar pasado de forma a mi objetivo principal. Quedan siete semanas, mucho tiempo para ponerse a punto, mucho tiempo para seguir haciendo kilómetros y sufriendo. Pero no me quejo, nunca he pensado que correr un maratón fuera fácil y no creo que lo piense nunca.

jueves, 15 de septiembre de 2011

The road to New York- semana 6

Ya os dije que empezaba lo duro y al aperitivo de la semana pasada, le ha seguido otra semana dura, con dos días de pesas y rodaje ligero, un rodaje cómodo y para machacar, 12 series de 800, otro día de series de 4-3-2.000 metros y finalmente un rodaje de 26 Km a 4'53''.
Aunque suena fuerte al leerlo, en realidad no acabé muy machacado el domingo tras el rodaje y es que los meses previos han servido para algo. Han sido 90 Km, es decir, no son tantos teniendo en cuenta lo que falta, pero han sido 90 kilómetros muy rápidos, mis medias en series y en rodajes han aumentado considerablemente y espero que lo pueda asimilar bien.
La recta final de la preparación ha empezado bien, salvo que el clima sigue sin acompañar. El calor es aún más agobiante que a finales de agosto y eso me exige un sobreesfuerzo. Lo malo es que no se espera una bajada de las temperaturas por ahora, aunque parece que habrá  una pequeña tregua el día de la media de Pucela.
Quedan menos días, pero más duros y seguramente estos van a ser los días claves para conseguir la mejoría que necesito para hacer la marca que busco en New York.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Corriendo y andando en Picos

Los Picos de Europa han sido mi destino vacacional en la primera semana de septiembre. No conocía esta zona de España con tantas posibilidades para encontrar rutas de todo tipo de dificultad y de gran belleza en la mayor parte de los casos. La ruta del Cares, la subida al pueblo de Bulnes y una ruta por los Lagos de Covadonga, han estado a la altura de lo que yo imaginaba y para rematarlo hice el descenso del Sella con los niños. No voy a hablar de estos "paseos" porque su belleza es conocida por todos, pero os quiero contar las posibilidades para correr que he encontrado en la zona.
Me he alojado en Berodia, una bonita aldea en la zona de Cabrales, a la que se accede por una empinada carretera desde la carretera principal que une Panes con Cangas. La aldea esta en plena montaña, as que podeis imaginar que correr por alli era mision imposible pues no haba ni 100 metros llanos. Visto lo visto, cada dia me bajaba en coche hasta la carretera principal y corra por ella aprovechando su escaso arcen.
A pesar de ser una carretera, el paisaje era impresionante y aprovechando el clima benigno que me ha acompañado, era posible ver el impresionante pico Urriellu mientras me esforzaba en mi tarea. Los entrenos han sido duros, porque la carretera no era llana precisamente, pues tenia constantes toboganes, pero sin la inclinacion de las rampas que accedan a mi residencia, obviamente.
En resumen, Cabrales es una zona ideal para ir de excursion, pero tambien una buena zona para correr; aire puro, buena temperatura y extraordinarios paisajes hacen que un runner se sienta afortunado de serlo corriendo por alli.


jueves, 8 de septiembre de 2011

The road to New York- Semana 5

He empezado una nueva etapa en mi preparación y esta vez lo he notado de verdad, porque los entrenamientos han aumentado su dureza de manera notable. Depa sigue programándome dos días de pesas, aunque con un rodaje más ligero que en semanas anteriores; para compensar, ha añadido dos días de series, 10 de 800 metros y 3 "tresmiles", que se han completado con un rodaje corto y el largo, de 24 kilómetros. Pero aquí no acaba la cosa, porque me ha prometido apretarme aún más en las próximas semanas a fin de ponerme a punto.
La preparación va bien, aunque la última carrera me dejó mal sabor de boca; sin embargo me encuentro más fuerte que en ocasiones anteriores como ya he comentado. Estoy haciendo más gimnasio, más kilómetros de calidad y más kilómetros generales que en anteriores ocasiones y eso tiene que notarse. El resultado de Siete Aguas y de Laguna no debe preocuparme, pues en otras ocasiones he llegado pasado de forma a un maratón, como me pasó en Boston, así que prefiero alcanzar mi pico el día y la hora determinados.
Seguramente  las próximas semanas van a ser la clave de mi preparación, porque si entreno bien voy a llegar mucho más preparado que en ocasiones anteriores. Hasta ahora, Depa ha incluido variantes en mi preparación respecto a lo anterior, pero la diferencia no era tan notable como lo es ahora, porque los entrenos que voy a empezar a  hacer son nuevos para mi.
Insisto, aunque sé que me repito: entrenar bien y descansar bien son la única manera de estar a punto el 6 de noviembre. A por ello.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Gebre, premio Príncipe de Asturias

El jurado que otorga el prestigioso Premio Príncipe de Asturias del deporte, decidió ayer otorgar el galardón de este año al atleta Haile Gebreselassie. Como runner, considero que es una gran noticia para el atletismo, pero como español creo que es una muy buena noticia para dar prestigio a este premio que, a veces, ha pecado de tener miras poco "internacionales".
Este pequeño atleta etíope es considerado por muchos como el mejor fondista de la historia; dos oros olímpicos, varios campeonatos mundiales y la posesión de numerosos records mundiales, de los que conserva el de maratón, avalan la excepcional carrera de esta excepcional persona. Porque  "Gebre" ha sabido digerir su éxito sin estridencias y siempre se ha comportado a la altura que se espera de un gran campeón, tanto en la pista como fuera de ella.
El atleta de la sonrisa perpétua siempre ha tenido un comportamiento ejemplar en la competición (aunque el gran Fabián Roncero quizás discrepe), pero lo más notable es su comportamiento en su vida privada, donde aparte de formar una numerosa familia, ha dedicado un gran esfuerzo en mejorar las condiciones de vida de muchos habitantes de su país, Etiopía.
Considero que el fallo del jurado no ha podido ser más acertado; su calidad atlética está fuera de toda duda y a una altura similar o aún mayor está su calidad humana. Quizás recordéis uno de mis post de abril de 2010, cuando tuve el privilegio que conocer al gran "Gebre" en una feria del corredor del maratón de Madrid; me impactó su paciencia atendiendo con simpatía infinita a todos los que hacíamos cola para conseguir una foto o una autógrafo de su ídolo. No se limitó a firmar o posar mecánicamente, como demostró cuando bromeó un rato con mi hija Ángela.
Haile Gebreselassie ha conseguido un nuevo premio, esta vez fuera de la competición; a día de hoy, sólo conserva la mejor marca mundial de maratón, que, en mi opinión, será batida en poco tiempo. Sin embargo, aunque sus marcas vayan perdiendo posiciones en el ranking, todos los buenos aficionados recordarán sus memorables actuaciones, su humildad y su eterna sonrisa.

viernes, 2 de septiembre de 2011

XXVIII Carrera Popular Virgen del Villar

El último fin de semana de agosto se celebran las tradicionales fiestas de Laguna de Duero, la principal ciudad-dormitorio de Valladolid. Los laguneros tienen la sana costumbre de incluir en su programa festivo la celebración de una carrera popular que este año ya cumplía su edición vigesimaoctava. Depa me sugirió que compitiera en ese fin de semana cara a mi preparación maratoniana, por lo que no dudé en inscribirme  esta prueba que me pilla tan cerquita de mi casa de Alcazarén; la novedad es que junto a mi, se inscribió Alonso y mis sobrinos Rubén y Manuel para participar en la categoría infantil.
La competición es modesta pero bien organizada; los dorsales se reparten sin esperas en un polideportivo, aunque su carácter gratuito supone que no se entregan chips para la medición de tiempos. La zona está exenta de circulación por lo que es sencillo calentar sin problemas antes de empezar con lo serio.
La salida es conjunta para todas las categorías, niños, menos niños y adultos, algo que no me parece muy apropiado pues puede provocar accidentes debido a las diferentes velocidades de salida. Aún así, la responsabilidad de los corredores evitó cualquier percance. La distancia a recorrer para los senior es de unos 9.800 metros repartidos en cuatro vueltas a un circuito llano que discurre principalmente alrededor de un lago y posteriormente entorno al polideportivo, lo que obliga a realizar demasiados giros de noventa grados.
Salí rápido, siguiendo de lejos a la cabeza y manteniendo un ritmo vivo, aunque no os puedo decir cual porque el recorrido carecía de marcas de distancia. Iba bien de piernas y pasé en 9'18'' la meta por primera vez, aunque esta primera vuelta es más corta que las restantes. En la segunda vuelta mi ritmo se resintió un poco y me coloqué en un grupo de atletas de mi nivel con los que completé la segunda vuelta por encima de los 10 minutos; en la tercera vuelta tampoco pude remontar posiciones, pero me sentía con fuerzas, así que metí la directa e hice una gran última vuelta, más rápida que las anteriores, pero insuficiente para bajar de los 40 minutos, como pretendía. Al final 40' 46'' y un sabor agridulce en la meta.
Mentiría si dijera que estoy contento con el tiempo, pues mi intención era correr cerca de los 4 minutos por kilómetro y me he ido a los 4'09'' de acuerdo con la distancia que declara la organización. No es un buen resultado según esto, pero hay motivos para la esperanza, como son el haber hecho un buen puesto y sobre todo haber hecho una gran última vuelta. 
A partir de ahora, a falta de poco más de dos meses, empieza el entrenamiento fuerte, decisivo para llegar a punto a New York. Hay que pensar en Laguna simplemente como un test que no ha salido como yo hubiera querido, pero hay otros indicadores como mis ritmos de rodaje o mis series, que señalan que estoy mejor que en años anteriores. Quizás el 18 de septiembre, en la media de Valladolid, pueda ver algún resultado en forma de marca.




martes, 23 de agosto de 2011

The road to New York- Semana 3

He acabado fundido mi tercera semana de preparación específica para el maratón de New York; no penséis que me he vuelto "blandito", no es eso, es sólo que el Gran Fondo de Siete Aguas 2011 me ha dejado tocado, como en 2010, pero no hundido, ni mucho menos.
Depa me planificó una semana "normal", con dos días de gimnasio y rodaje, otro sólo de rodaje y unas  series de 1.000, siete repeticiones que completé entre 3'56'' y 3'51''. Tras las series, un día de descanso e inmediatamente después la competición en Siete Aguas. Nunca había competido tras descansar el día previo a la carrera y no me ha gustado la experiencia, pues me costó bastante sentir mis piernas "a tono". Sin embargo, pese al resultado, creo que hice una buena carrera porque ni la he preparado específicamente, ni llegué a ella en buenas condiciones, tras una semana dura de entrenamientos y viajes a Valladolid; de hecho, el día antes de la carrera me fui de Alcazarén a Villalbilla a latas horas, madrugué, me fui a trabajar y al acabar el trabajo otra paliza de coche hasta Valencia; mucha tela para luego ponerse a trepar como las cabras.
Lo que está claro es que recuperar bien va a ser clave, como ya he comentado anteriormente; también estoy siendo más disciplinado en este aspecto, evitando esfuerzos superfluos. Está claro que entrenar duro cansa, pero todo forma parte de una planificación que me tiene que llevar a estar a punto el día 6 de noviembre; hasta entonces importan poco los resultados, aunque es evidente que ayudan a elevar la moral.
Ya ha empezado la cuarta semana, que os resumiré en unos días; vuelvo a competir, un diezmil, o casi, en Laguna de Duero el domingo. Esta vez Depa ha planificado al semana con vistas a la carrera, que espero que sea plana, así que parece que no voy a tener excusas si hago un mal papel. Espero tener buenas sensaciones y hacer los kilómetros a 4' o cerquita; ya veremos, os lo cuento el lunes.


lunes, 22 de agosto de 2011

Gran Fondo Siete Aguas 2011

Con 25º de temperatura y un ligero viento de poniente, se daba la salida en el Gran Fondo Siete Aguas 2011, en que que el que suscribe repetía experiencia tras los gratos recuerdos de 2011. Esta vez, inmerso de lleno en el plan de preparación del maratón de New York, Siete Aguas no sustituye a una de las dos medias previas a  la cita maratoniana, porque aún quedan 11 semanas, pero ha sido un buen test para valorar mi estado de forma, eso si, no tan bueno como esperaba.
Un año después volví a Siete Aguas y enseguida recordé el ambiente festivo y bullicioso que me recibió hace un año y que ha sido la principal razón para volver a disputar esta estupenda prueba. Unos 1.700 atletas que iban a ser de la partida deambulaban por las calles de este pequeño y abarrotado pueblo en el día de ayer; unos calentaban, otros se tomaban un refresco en un bar y los más rezagados, como yo, recogían su dorsal, se colocaban el chip y comenzaban a calentar a falta de 30 minutos del comienzo de la prueba.
Puede que suene a excusa, pero tras un buen calentamiento me coloqué en la línea de salida que ya estaba atestada de runners, de manera que, una vez más, me coloqué en mala posición y eso  fue definitivo en el resultado final.  Y es que, cuando los jueces dieron la salida, los cientos de corredores que tenía por delante se tomaron el comienzo con mucha parsimonia, reservando fuerzas para afrontar una prueba tan dura y tan larga.
Mi ritmo fue muy lento en el primer tramo de subida por las calles del pueblo y sólo pude empezar a "correr" en la primera bajada y posterior viraje izquierda que me llevaba a afrontar las dos primeras rampas duras, en las que la aglomeración de corredores me obligó a reducir de nuevo mi ritmo. Las duras rampas que llevan ala parte alta del pueblo rompieron definitivamente la carrera y fue entonces cuando empecé a disputar la prueba a mi aire, pero con un valioso tiempo perdido, unos 2 minutos y medio por encima de la marca del año anterior en el kilómetro 4.
Tras el primer paso por meta, comenzaba el tramo de la carretera donde regulé bastante bien en las subidas y cogí un buen ritmo en las bajadas, pero recuperar tiempo era complicado, porque imponer un ritmo constante es imposible en esta carrera en la que es fundamental la fuerzas de las que dispongas. Y aquí va la segunda excusa y es que tras haber viajado de Alcazarén a Villalbilla el viernes, dormir poco y haber trabajado el sábado por la mañana, emprendí la marcha hacia Siete Aguas el mismo sábado a las 3 de la tarde y llegué a las 6 tras haber comido a base de sandwichs en el coche; de este modo, cuando se inició la carrera me sentía un poco cansado y eso pudo influir en el resultado final.
Volviendo a la competición, empecé a sentirme mejor cuando llegué al final de la carretera e hice el 180 para afrontar la segunda parte de la prueba. Aceleré el ritmo, sobre todo en las subidas y comencé a adelantar atletas ya fundidos por el esfuerzo. Tras unos cuantos toboganes, se llega de nuevo al pueblo tras un pronunciado descenso que lleva al inicio del segundo y demoledor paso por la parte alta del pueblo. A diferencia del año pasado, no estaba agotado, me sentía con fuerzas y además las calles volvían a estar llenas de gente animando sin parar a todos los héroes que afrontamos esta durísima prueba. Volví a adelantar atletas en la subida y me lancé a tumba abierta para cubrir los dos últimos kilómetros con la convicción que no iba a superar el tiempo del año anterior.
Subí el último repecho y aceleré a tope en el kilómetro final para acabar en 1h 10' 37'' en meta, un minuto por encima de mi tiempo en 2010, pero con la sensación de haber podido hacer más pues había finalizado sin síntomas de agotamiento.
Me dirigí a la salida donde la organización nos volvió a agasajar con bebidas (cerveza incluida) y una riquísima sandía que me supo a gloria mientras analizaba lo ocurrido. Obviamente no estoy en la misma fase de preparación que el año pasado, a lo que hay que sumar la dura semana de entrenamientos que he tenido, sin tener en cuenta la competición; si a esto uno el cansancio acumulado los días previos, el hecho de haber descansado el día antes de la competición (algo que no hago habitualmente, pero que me programó Depa de esa manera) y mi mala colocación en la salida, nos pueden servir para explicar ese minuto de diferencia.
Me hubiera gustado mejorar mi marca, pero no estoy descontento con el resultado ya que he tenido buenas sensaciones y he acabado con la sensación de que podía haber corrido más rápido. No sé si este test servirá, quizás sea más significativo el 10.000 que correré el próximo domingo en Laguna de Duero. Allí, sin cuestas y con una participación menor, me va a ser difícil buscar excusas. Ya veremos