martes, 23 de septiembre de 2014

II Cross de Villalbilla

El domingo pasado se celebraba la segunda edición del Cross de Villalbilla y aunque no era mi intención participar en la carrera de mi "pueblo" una semana después de la media de Valladolid, mi amigo Duquito me convenció para acompañarle; teniendo en cuenta que tenía programado un rodaje de noventa minutos, me pareció buena idea integrar la carrera en el rodaje y hacer unos kilómetros antes para completar en entrenamiento.
Me presenté en Villalbilla con tiempo suficiente para recoger el dorsal tras hacer una pequeña cola y tras ello, me fui a rodar por el mismo circuito por donde discurría la carrera, caminos entre campos de cereal segados, muy apropiado para un castellano viejo como yo.
Llegué a la salida con el tiempo justo para saludar a Duquito que me insistió en seguir su estela, pero decliné su amable ofrecimiento, porque yo quería salir a rodar y no hacer sobre esfuerzos que no llevan a nada en una temporada tan cargada. Aún así, salí rápido en el primer kilómetro, que pica hacia abajo, pero enseguida me puse a un ritmo más tranquilo para intentar no sufrir innecesariamente.
El recorrido me gustó, pica hacia abajo durante los primeros cinco kilómetros y luego se recupera lo perdido en una segunda mitad ligeramente hacia arriba en la segunda mitad, pero sin repechos importantes, de manera que se puede mantener bien el ritmo; además, los caminos por lo que discurre están en buen estado, un poco pedregosos, pero más o menos planos, sin piedra suelta.
Poco más hay que contar de mi participación, salvo que llegué por encima de los 46', satisfecho por el rodaje general que había realizado y por las buenas sensaciones que tuve en carrera, aunque con la espinita de no haber corrido más deprisa y haberme acercado a alguno de los puestos de honor, que por marcas, no eran muy caros para mi. En cualquier caso, no tenía las piernas para grandes bravatas, así que doy por buena mi participación.
En cuanto a la organización, me complace decir que está bien organizada, el recorrido es correcto y al final te agasajan con un ágape que se agradece, sobre todo la cerveza fría. Creo que a partir de ahora, seta carrera va a formar parte de mi calendario habitual. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Correr en Canadá

Que Canadá es un gran país lo sabe todo el mundo y he tenido la fortuna de comprobarlo por mi mismo durante el viaje que he realizado en agosto por el este de este país norteamericano; lógicamente no os voy a relatar los múltiples atractivos de este país, porque en este blog escribo de atletismo, así que lo que toca es hablar de mi experiencia con el asfalto y los caminos canadienses, al margen de lo sucedido en el Maratón de Quebec, pues eso ya os lo he contado.
Antes de hacer un repaso de los lugares por donde he "rodado", quiero comentar que ha sido muy sencillo encontrar una buena ruta para correr en todos los lugares que he visitado, porque en cualquier ciudad o pueblo hay un cómodo carril que usan de manera compartida runners y ciclistas. Estos carriles bici/runner suelen estar en perfecto estado, son anchos, bien asfaltados y por lo general sin demasiados toboganes.
No me crucé con muchos runners los días que salí a correr, quizás porque yo salía muy temprano a correr y apenas había gente por la calle, todo lo contrario a lo que sucede en EE.UU., donde por runners son muy madrugadores. Pero quiero destacar dos cosas más, una la educación de las personas con las que me cruzaba, que siempre saludaban y otra es que no vi ni un solo perro suelto, todos iban atados y vigilados por sus respectivos amos; prefiero no hacer comparaciones...
He corrido por paisajes muy bonitos, quizás no tan espectaculares como algunos por los que corrí en California, pero ha sido una gran experiencia, a pesar de la poca duración de los rodajes y es que os imaginaréis que después de hacer el maratón de Quebec, mis piernas no estaban para hacer grandes esfuerzos, solamente rodajes suaves a ritmo tranquilo, lo que me permitía disfrutar aún más del paisaje.
Y ahora, un repaso somero de los lugares por los que he corrido:

- Quebec: como os he contado en la crónica maratoniana, Levis y Quebec son lugares ideales para correr con vistas al río San Lorenzo.
- Shawinigam: recorrido llano, con vistas espectaculares al río con la Ciudad de la Energía al fondo.
- Mont Tremblant: nada más salir de este pueblo de ensueño, me crucé con dos ciervos, para seguir luego por un carril bici que discurre al lado de la carretera por un entorno espectacular de vegetación y vida animal.
- Cornwall: tras pasar al lado del puesto fronterizo que separa Canadá de EE.UU., se recorre un precioso paseo "Frontview" al lado del lago, dentro de un parque perfectamente cuidado, salpicado con parques infantiles y campos de béisbol.
- Huntsville: este pueblo cercano a Algonquin Park no es de lo más bonitos de Canadá, pero el entorno de casas bajas y edificios de ladrillo resulta muy acogedor antes de cruzar su bonito puente colgante.
- Collingwood: tiene una extensa red de senderos que se extienden por los alrededores del pueblo.
- Niágara: supongo que nadie puede dudar que correr justo al lado de las cataratas, mientras el agua te salpica a tu paso, es una experiencia inolvidable, sin dejar de lado el resto del recorrido al lado de los rápidos. Impresionante.

En resumen, Canadá es un buen sitio para correr, porque es fácil encontrar una buena ruta, porque el paisaje suele acompañar siempre al esfuerzo y porque respetan a los deportistas.



martes, 16 de septiembre de 2014

Otra media en Pucela

No recuerdo el número de veces que he corrido la Media de Valladolid, pero, sin duda, es la carrera que más he repetido en mi vida atlética; obviamente me gusta correr en mi ciudad, pero además de la motivación sentimental, la Media de Valladolid me gusta por su recorrido llano, por su inicio y final en el Campo Grande (aunque la llegada a la Plaza Mayor era espectacular) y porque normalmente el clima suele ser benigno. Por sacarle alguna pega, no estaría mal que la carrera pasara más por el centro de la ciudad.
Este año la fecha no era muy propicia, tan solo dos semanas después del palizón de Quebec, pero también me podía servir para ver mi estado de forma después del verano, pues faltan sólo dos meses para correr en Aenas y espero llegar mejor que a Quebec, aunque con idéntico objetivo, disfrutar y acabar.
Llegué pronto a la salida y como ya tenía dorsal, me tomé un café tranquilamente con Alex (que también corría) y con Marisa. Una vez con la camiseta y el dorsal puestos, me dirigí a la salida sin preocuparme demasiado por la posición. Salí tranquilo, a ritmo y sin forzar, porque mis piernas no estaban aún recuperadas del esfuerzo de hace dos semanas, pero yo me veía capaz de hacer una buena carrera, sin más pretensiones. El ritmo era cómodo, alrededor de los 4'25'' y aunque me sentía con fuerzas, había que ser prudente, pues mi musculatura no está todavía para hacer grandes esfuerzos. Además, el calor empezaba a apretar y mi intención era mantener el ritmo durante toda la carrera, sin bajones.
Al acabar la primera vuelta me anima Marisa y aunque mi ritmo no es exigente, agradezco la ayuda; un poco más adelante Alex (que había salido con retraso) me adelanta y me anima, pero no quiero seguirle, sigo cómo. Paso  por el km 10 en 44'03'', no está mal y un poco después completo la segunda vuelta donde vuelvo a ver a Marisa y a Depa, que me pide tranquilidad y me anima.

En la última vuelta ya el sol calienta bastante, pero no estoy desgastado y soy capaz de mantener el ritmo sin problemas e incluso intento incrementar un poco mi paso, pero unas molestias en el gemelo izquierdo me hacen desistir y continuo hasta meta sin grandes cambios para acabar en 1h33'37'', una marca bastante interesante teniendo en cuenta que no estaba para mucho más; de hecho, parece ser que la carrera estaba mal medida y que hemos corrido trescientos metros más, lo que supondría bajar de 1h33', es decir, mucho mejor.
He vuelto a correr bien en Valladolid, una buena manera de iniciar la preparación de Atenas, que será sólo un aperitivo antes de encarar un objetivo ambicioso en Marrakesh; pero eso será en enero y seguro que antes llueve bastante.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Maratón de Quebec (3) - La carrera

La noche antes de la carrera pude ir a cenar en manga corta, local no me daba muy buena espina para el día siguiente; acerté, pues cuando sonó el despertador a las 6:00, hacía una mañana agradable, no corría el viento, no había nubes y la temidas humedad se hacía notar. Que no suene a disculpa, pero el calor y la humedad nunca han sido favorables en mis competiciones y si a eso le añado que no había preparado la carrera específicamente, los dos maratones y medio que ya había corrido en 2014 y el largo viaje de ida desde España a Canadá a lo que hay que sumar los 800 km en coche de Toronto a Quebec, no es fácil sospechar que no parecía que fuera a tener una mañana plácida, como yo pretendía.
Desayuné con Alonso y nos fuimos en taxi hasta la línea de salida, donde nos separamos pues nuestras salidas partían de punteos distintos; el corto paseo en ferry desde Quebec a Levis fue relajante y además de acordarme de aquel día en el que crucé el Hudson en ferry para acceder a la salida del maratón de New York, me sirvió para volver a revisar la táctica de carrera, que era muy sencilla: salir reserven, continuar reserven y acabar sin problemas.
Llegué a la zona de salida con tiempo para ir al baño, dejar la bolsa sin agobios e incluso tumbarme un rato en la fresca hierba de Levis. Una vez que llegó la hora de la verdad, me coloqué bastante bien porque en Quebec ningún atleta lento tiene la osadía de colocarse entre las primeras unidades; algo tienen que aprender algunos atletas europeos...
Salí tranquilo, sin mirar el reloj y atendiendo a los carteles que me señalaban cuanto faltaba para llegar (como ya he comentado, en Quebec se hace una cuenta atrás en la señalización de los kilómetros). La salida pica ligeramente hacia arriba en los dos primeros kilómetros y luego desciende hasta el 9 más menos; sin forzar, los ritmos que me marcaba el Garmin era buenos (corrí por primera vez con Garmin), alrededor de 4'35'' el kilómetro y aunque me sobraban fuerzas, intentaba no aumentar el ritmo a pesar de la cuesta abajo, había que guardar fuerzas. Era un paseo muy agradable, pues Levis es un pueblo muy coqueto, una sucesión de casas de madera con su césped bien cortado, su árbol y sus moradores animándote con sinceridad.
A partir del km 10 la cosa se complica y el terreno vuelve a picar ligeramente hacia arriba, de manera que mi ritmo se resiente ligeramente y se va a los 4'45''; no me importa, voy bien, sin forzar, disfrutando, pero sudando mucho, pues no hay ni una sola nube y es difícil ponerse a la sombra, de manera que el calor aprieta cada vez más. No llevaba gorra ni protección solar, pues no pensaba que el calor fuera a apretar tanto, lo que unido a la humedad que genera el río San Lorenzo, hacía que la carrera se pusiera cada vez más antipática.
El recorrido sale del pueblo y se interna en una carretera paralela a la ribera del río, de manera que las vistas de Quebec son impresionantes, pero apenas me doy cuenta porque empiezan a sucederse los toboganes y el viento sopla descaradamente de cara; las cosas se ponen feas, empiezo a cansarme, pero aún así recupero ritmos de 4'30'' antes de la media. Paso la media en 1h39', no está mal, pero empiezo a notar la falta de kilómetros de mis entrenamientos y sobre todo los toboganes que continúan aliñándose con el viento de cara que cada vez sopla más fuerte.
Aún así voy contento, bromeo con los espectadores, pienso en cruzar la meta, en la medalla que tanto le gusta a mi amiga Pili y sobre todo en mi familia, pues sé que me esperan justo a la entrada de Quebec. Ahora el ritmo ya ha bajado a 4'50'' y el terreno cada vez se empina más, pues hay que cruzar el puente que une Levis y Quebec que se encuentra en alto; parece que no llega, pero al fin alcanzo el puente, harto del viento, del calor y de las cuestas, pero ahora confío en el terreno plano y en el viento de espalda, pero como siempre pasa, no voy a poder aprovechar las ventajas que me da esa última parte.
Marisa y los niños me esperan en el kilómetro 30 más o menos, les saludo, sonrío, pero voy muerto y lo peor, el calor es asfixiante, cercano a los 30º y no veo ni una sola sombra el el recorrido que tengo que hacer hasta meta a la ribera del San Lorenzo; para remate, el recorrido no es plano, vuelven los toboganes y entonces mi ritmo empieza a subir hasta 5'10''; se masca el drama.
En el kilómetro 32 bebo agua, me atraganto y paro para toser; quedan diez kilómetros, el sol me agonía, mis piernas no pueden más y decido andar un rato; no estoy lesionado, no me duele nada, no me pasa nada, tan sólo estoy muerto. El calor, el viento, la humedad y el trazado están pasando factura.
Vuelvo a arrancar, pero no duro mucho y me vuelvo a parar hasta cinco veces más y aunque bajar de 3h30' es factible, decido tirar la toalla y no sufrir demasiado, aunque estaba sufriendo tanto que tenía hasta para regalar.
Mis ritmos se han ido al garete, pero en un ataque de amor propio, decido correr los últimos tres kilómetros como es debido y los hago por debajo de 5' el kilómetro, aunque ya no sirva de nada. Mi hermana, mi sobrino y mi cuñado me esperan en el km 40, pero apenas puedo sonreír, sólo pienso en cruzar la meta, en parar y en recibir la medalla, se lo debo a mi familia y a mi amiga Pili, pues no me puedo ir de Quebec sin la medalla que tanto le gusta.
Por fin cruzo la meta, derrotado, cansado, quemado, exhausto, pero orgulloso a pesar de mis 3h39'20''. Ha sido el peor maratón de mi vida, pero he cruzado la meta y he llegado, era mi objetivo y lo he cumplido. 
Con este he corrido 18 maratones completos  y aún me queda por correr en Atenas en noviembre, pero tampoco lo voy a disputar. Ahora hay que recuperarse, volver a entrenar a tope y volver a las buenas marcas en 2015 y espero que así sea, porque ni he tirado la toalla del sub3h ni la voy a tirar.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Maratón de Quebec (2) - La Organización

Como ya os he comentado en la primera parte, el maratón de Quebec no se puede considerar masivo, ni mucho menos, pero sería demasiado simple evaluar la calidad de su organización teniendo en cuenta sólo este parámetro, porque hay muchos ejemplos de carreras modestas mal organizadas, algo que no se puede decir en este caso.
Empezaré, como es habitual, hablando de la página web, en la que la inscripción se hace de manera sencilla y los contenidos informativos sobre la prueba son bastante buenos y se actualizan los días previos a la carrera para dar toda la información necesaria. Se puede leer sólo en francés y en inglés y es que, como ya he dicho, no parece una prueba que interese al público internacional.
La feria del corredor es modesta, pero muy amplia, pues está ubicada en un gran pabellón de la feria de congresos de Quebec. La recogida del dorsal es muy ágil con un personal muy atento. Te dan una camiseta con la inscripción junto a una bolsa que valdría para ir a hacer la compra al súper. El resto de la feria es un conjunto de stands de tienes de deporte donde puedes encontrar ropa de atletismo y suplementos alimenticios. No vi stands de otros maratones, ni de marcas deportivas importantes, a tono con el resto.

Pero vamos con lo importante, la carrera, en la que la organización roza a gran altura; se disputan tres pruebas, con salidas independientes y llegadas a la misma meta pero con un amplio margen horario. Los de los 10k (donde corrió Alonso) son transportados por School Buses (como en Boston) hasta la línea de salida, que se sitúa en el mismo recorrido del maratón, en los últimos 10.000 metros. Los de la media también son transportados en autobús, pero son recogidos en un punto diferente y son trasladados a la salida, también situada en el mismo recorrido y 21 km antes. Por último, los maratonianos tenemos que coger in ferry que nos lleva hasta Levis, donde nos esperan unos autobuses que nos trasladan a la zona de salida. En mi opinión, el transporte de los corredores a la salida, es ejemplar.
La zona de salida es pequeña, no hay muchos corredores, pero hay un buen número de sanitarios, te ofrecen agua e isotónicos y además hay zonas de hierba donde te puedes tumbar para relajarte antes de la prueba. Se puede dejar tu propia bolsa en unos camiones que funcionan bien y sin colas. La salida no tiene cajones, pero no son necesarios porque hay pocos corredores y además se ordenan civilizadamente, es decir, no vi a ningún atleta lento por delante en los primeros metros.
En Canadá no se utilizan millas y afortunadamente para los europeos se cuenta por kilómetros, pero de una manera peculiar, pues no se señalizan los kilómetros realizados, sino los que faltan para el final, de manera que a los 200 metros ya puedes ver el cartel que señala que te faltan 42 km para llegar. Nunca había probado este método, pero me ha gustado porque te permite calcular mejor el ritmo.
El recorrido está bien señalizado, es amplio y bien señalizado, con muchos voluntarios que evitan posibles equivocaciones. Hay avituallamientos cada 2,5 km y en la mayoría de los casos en ambos lados del recorrido. Los voluntarios te dan el vaso en la mano (agua e isotónicos) lo que evita pérdidas de tiempo y a partir de la media hay avituallamiento sólido, consistente en plátanos, naranjas y geles.
Tras cruzar la meta te ponen la famosa medalla luminosa y te dan agua, isotónicos y fruta a demanda; por lo que vi, también había capas para el frío, innecesarias en este caso porque acabamos con una temperatura de 30º.
Se puede decir que la organización del maratón de Quebec roza a gran altura y que está capacitado para asumir la presencia demás corredores, aunque es evidente que las fechas no acompañan demasiado, porque correr un maratón en el hemisferio norte y en agosto, es un poco friki.

Maratón de Quebec (1) - El ambiente

Se puede decir que Quebec es la ciudad más bonita de Canadá y eso siempre es atractivo para un maratoniano que busca carreras por el mundo, como yo. La ciudad más francesa de la nación americana tiene un casco histórico digno de visitar, pero de reducidas dimensiones y además separado en dos alturas y con un desnivel considerable entre ellas. Supongo que es difícil encontrar un recorrido atractivo que comprenda sólo la ciudad, por eso, el maratón discurre entre Levis, la ciudad que se encuentra al otro lado del río San Lorenzo y Quebec.
Todos estos factores ya expuestos y la intempestiva fecha, hace que la carrera "quebecois" no tenga una gran participación, unos 2000 corredores solamente. Por eso, el ambiente atlético que reina en la ciudad en los días previos es escaso e incluso para un atleta como yo, es difícil reconocer a priori quién serán tus compañeros de batalla el domingo y es que sospecho que la participación es casi completamente local.
Tras un interminable viaje por carretera desde Quebec, llegué con la hora justa a la feria del corredor el sábado antes de la carrera; no puedo hablar de lo que no he visto, porque cuando yo llegué la feria estaba casi desierta y muchos expositores ya estaban recogiendo, por lo que valorar el ambiente sería injusto; sin embargo, no parece que hubiera un gran ambiente en la feria, a pesar de que paralelamente  se celebraban carreras de 10 y media maratón.
El día de la carrera había que madrugar para coger a tiempo el transporte hacia la salida; me acompañaba mi hijo Alonso que corrió el 10.000. Al llegar a la zona de salida, había un montón de gente dirigiéndose hacia el transporte pertinente, entonces empecé a respirar ambiente atlético de verdad. Dejé a Alonso en la fila del bus de la salida de los 10K y me dirigí al ferry que tras cruzar el río San Lorenzo me dejó en la ciudad de Levis, donde unos autobuses esperan a los corredores para llevarlos a la línea de salida.
Aunque el método es idéntico a New York, la línea de salida de Quebec está mucho menos poblada, pero se respira un buen ambiente de compañerismo y nervios previos a la salida. Luego, tras el pistoletazo, se empiezan a recorrer las calles del coqueto Levis, sin mucha gente en las aceras, pero con animación, porque los vecinos salen a las puertas de sus casas para animar, o bien animan en los parques por donde pasean e incluso sacan sus mangueras a la calle para refrescar a los participantes.
Así transcurren tres terceras partes del maratón,  hasta que se cruza el puente que une a las ciudades y se empieza a correr por Quebec, por una larguísima avenida a la ribera del río que mide unos 12 km. Entonces las cosas cambian y el público desaparece casi por completo, aunque en mi caso, Marisa y los niños me esperaban en el km 28 y me dieron ese ánimo especial que sólo ellos me dan con sus banderas y su pancarta. Sólo en los últimos 4 kilómetros se vuelve a ver público, muy entusiasta animando a los atletas en la parte más dura, lo cual se agradece y mucho.
No esperaba una gran animación en esta carrera y no la he tenido, pero me quedo con la buena voluntad de los habitantes de Levis que con sus modestos ánimos te hacen muy agradable correr en un entorno tan bonito.