Patricio Yáñez fue un futbolista chileno que deslumbró en el mundial de fútbol celebrado en España en 1982; meses después de finalizar dicho campeonato, el Real Valladolid consiguió su fichaje ante la sorpresa de su afición, expectante por la incorporación de un verdadero crack mundial. Como fiel seguidor de los mundiales, yo conocía a la perfección el gran rendimiento de Yáñez y no podía creer que iba a formar parte de la plantilla de mi equipo en la temporada 82-83; quizás por esa razón fui uno de los muchos aficionados que se desplazaron al estadio José Zorrilla para ver las evoluciones del futbolista en su primer entrenamiento con el Pucela. El Pato llevaba un chubasquero azul aquella mañana en la que maravilló a la afición con sus potentes carreras por la banda, no en vano, había sido atleta de 100 metros en Chile. Patricio Yáñez fue el primer chileno que jugó en el Pucela, al que tres años después acompañó Jorge Aravena y el mítico Vicente Cantatore, el mejor entrenador de la historia del club. Posteriormente llegaron más chilenos, pero la huella que dejó el Pato nunca será olvidada por la afición del Pucela.
Fue por entonces cuando mi curiosidad me llevó a conocer más datos sobre Chile, un espectacular país que posee un patrimonio natural inigualable, desde el desierto de Atacama hasta las impresionantes Torres del Paine, sin olvidarnos de la misteriosa isla de Pascua; he programado mi visita a Chile varias veces, pero por unas u otras razones no pude viajar hasta que me ha llegado esta ocasión, en la que además de visitar lugares increíbles, voy a intentar completar mi segundo maratón en Sudamérica y quincuagésimo tercero en el cómputo global.
Llego a la cita con mucha ilusión, mi lesión del mes de diciembre ya está superada, pero no olvidada, pues me ha impedido disfrutar de varias competiciones e incluso me obligó a declinar la participación en mi primer maratón del año, el de Castellón; además de impedirme competir, he pasado mucho tiempo parado, lo cual me ha obligado a realizar una preparación especial y muy dura para llegar a Santiago con opciones de terminar bien la carrera; el plan que me ha programado Depa ha sido muy exigente, combinando bicicleta y carrera para evitar recaer en la lesión; a primera vista pensé que se estaba excediendo con esos entrenos tan duros, pero siempre he considerado los planes de Depa como "palabra de Dios", así que en vez de quejarme, me puse a entrenar y darlo todo en cada sesión, sobre todo en los interminables entrenamientos interválicos en los que prácticamente acababa exhausto. Ha valido la pena, estoy en buena forma, aún no he decidido a que ritmo salir, pero estoy convencido que va a salir bien.
En sus temporadas en Valladolid, el Pato disfrutó del apoyo de la gran afición blanquivioleta, pero en ese aspecto yo soy más afortunado porque disfruto en cada maratón de la mejora afición que existe y que, lógicamente, me acompañarán en las calles de Santiago; esta vez, la alineación la compondrán Carlos, Rafa, Camilo, Jorge y Ana, capitaneados por Marisa, lesionada, pero con ganas de volver a disfrutar de un gran ambiente maratoniano y es que este maratón tiene muy buena pinta y me parece que lo vamos a disfrutar mucho.
Me he esforzado mucho para volver a competir en un maratón, tuve que renunciar a Castellón para recuperarme del todo y después he tenido que empezar casi de cero para volver a tener buenas sensaciones; ahora toca recoger los frutos, viajar a Chile, recoger el dorsal, disfrutar del ambiente de la feria del corredor, los nervios previos a la carrera, la emoción del pistoletazo de salida, la animación en las calles, las banderas de España de "mis chicos", la llegada a meta, las fotos y como no, el abrazo de Marisa para darme la enhorabuena. El domingo, volveré a recorrer 42,195 Km de emociones.