jueves, 26 de enero de 2017

Gran Canaria Maratón (3) - La carrera

La mañana antes de la carrera salí a hacer un rodaje suave y corto en el paseo marítimo de Las Palmas junto con Marisa, como hago habitualmente antes de un maratón; el objetivo de estos rodajes es soltar un poco las piernas y ya de paso templar los nervios pre-competición. A pesar de llevar tantos maratones en mis piernas, esos nervios siempre aparecen, pero más atenuados en una ocasión como esta, en la que mi único objetivo era pasarlo bien y llegar a la meta sin lesionarme, principal preocupación de Depa. El caso es que el rodaje no iba a resultar muy beneficioso, porque el calor y la humedad me afectaron nada más empezar a correr y eso que el ritmo era muy suave y aunque sabía que mi estado de forma era bueno para afrontar la carrera, me empezaron a asaltar las dudas, pues temía que las condiciones atmosféricas supusieran un excesivo desgaste en forma de deshidratación.
El despertador sonó a las 6 de la mañana el día de la carrera, aún no había amanecido y desayuné tranquilamente en la habitación del hotel, para luego tumbarme otro poco hasta la hora de salir hacia el auditorio; fui en taxi, junto con Marisa y Toli y llegamos sin agobios a una zona de partida que ya estaba repleta de corredores y curiosos. Estaba tranquilo, me cambié, fui al baño, me despedí de las chicas, me puse a calentar un poco y me encontré con Duquito, así que nos colocamos juntos en la salida.
La salida fue bastante limpia, sin parones ni zigzagueo, aunque las calles no son demasiado anchas en el primer kilómetro, pero yo quería salir tranquilo y en general la gente había hecho buen uso de los cajones de salida; mi intención era hacer una carrera parecida a la de Ravenna, sin forzar nada e intentar acelerar al final si las piernas respondían. Sin embargo, comencé más rápido de lo previsto, a 4'35 min/km y aunque iba muy cómodo, decidí ir aminorando poco a poco. En el kilómetro 4, Marisa y Toli me daban los primeros ánimos, justo cuando la carrera entra en el paseo marítimo, donde estaba ubicado el resto del grupo para seguir animando. Hacía fresco, el sol no era tan intenso como el día anterior y el viento soplaba de espalda, pero eso iba a cambiar.
El viento de espalda me ayudó a seguir manteniendo un ritmo más alto del previsto, pero sin forzar; se recorre un tramo bastante largo hasta que se llega a la playa de la Laja alrededor del kilómetro 13 y además los participantes de la media giran antes, de manera que se puede correr con más espacio... hasta que vuelves a adelantar a los más lentos tras dar la vuelta. Poco antes del giro me crucé con Duquito, que iba por delante y que me advirtió que sus problemas de cadera le estaban molestando bastante; un poco más adelante, justo en el giro, comencé a hablar con un atleta canario que hacía su primer maratón. Estuvimos charlando un rato y me comentó que hacía carreras de montaña, pero que era su primer contacto con el asfalto; tras aconsejarle tranquilidad y cabeza, le dejé ir porque su ritmo era un poco superior al mío y yo ya me había acomodado en 4'49'' min/km, aunque ahora, con viento de cara.
El viento era molesto, peor por otro lado, refrescaba y eso me venía bien en el fondo porque atemperaba los efectos de la humedad pues impedí que sudara en exceso; la carrera ya se dirigía de nuevo a la ciudad y en el kilómetro 15 tuve mi segundo encuentro con mi afición que seguía al pie del cañón. Hasta el kilómetro 21, me tocó adelantar a muchos atletas lentos que hacían la media, pero había suficiente espacio para correr a gusto; pasé la media en 1h42'37'', en torno a lo previsto y enseguida el recorrido se adentraba en la ciudad, callejeando y mitigando un poco los efectos del viento. Ya por entonces, mi ritmo era muy constante y aunque cansado, seguía notando que mis piernas estaban preparadas para mucho más.
La afluencia de público no era masiva en las calles, pero animaban muchos con ese curiosos énfasis que tienen los canarios; casi sin darme cuenta, volví a ver a mis grupo de aficionados justo antes de entrar en el bonito barrio de Triana, después de cruzar la plaza de San Telmo. Justo después de dicha plaza, me encontré a Chema y Jorge, dos amigos canario que me volvieron a dar un buen empujón moral antes de empezar a callejear por Vegueta, la zona antigua de la ciudad, en la que había demasiados giros y ya empezaba a notar que el sol calentaba más. Tuve una pequeña crisis en mi paso por esta zona, aunque sin bajar el ritmo; ya por entonces Duquito había desaparecido (retirado en el 25), pero me crucé con Israel, otro amigo que corría el maratón y que iba un poco detrás de mi, conforme a la marca que buscaba.
Tras dar otro giro de 180º, se vuelve por el mismo camino, por la misma zona peatonal donde vuelven a animarme mis amigos y encaro una calle larga donde me volverían a esperar Marisa y los demás, en el km 32, como me habían anunciado. En esa calle recibir la visita de una gran maratoniano, Nano Torrent que tras alcanzarme se puso a la par conmigo y charlamos un rato; faltaba poco para el 32, me sentía bien y pensé en lo que me dijo la mejor maratoniana que conozco, Pili Isidro, en Ravenna: hay que correr a partir del kilómetro 32. Así que tras recibir los ánimos de los míos, una vez más, aproveché el subidón para cambiar de ritmo y sin mediar más palabras dejar atrás a Nano y empezar mi personal contrarreloj hasta meta.
Subí el ritmo a 4'35''min/km, podía mantenerlo sin problema y aún me quedarían fuerzas; empecé a adelantar a atletas, uno tras otro, con la satisfacción que supone eso de "recoger cadáveres". Adelanté al atleta canario que me animó y elogió mi veteranía y poco más tarde llegué a las inmediaciones del puerto, donde un speaker me animó con acento canario: "Vamos Chuli"; seguía con el subidón, mi ritmo era alto y los voluntarios me animaban sin parar, yo creo que al ver que iba remontando. En un momento tuve miedo de venirme abajo, pero ya no quería parar, me acercaba a las Canteras, seguía adelantando atletas y la meta estaba cerca. Enseguida entré en las calles aledañas a la playa, donde se callejea bastante, pero ya por entonces la presencia de público es casi constante y eso me animó aún más.
Sin bajar el ritmo llegué a las Canteras, por donde se completan los últimos cuatro kilómetros en un gran ambiente, pues ya está repleto de público que anima sin parar; apreté los dientes y continué adelantando atletas; había olido sangre y ya no podía parar de superar a todo el que viera por delante de mi. El auditorio estaba al fondo y poco a poco me acerqué hasta llegar a los últimos metros en los que un sol radiante y una alfombra verde dna la bienvenida a los esforzados maratonianos. 3h22'52'', mejor tiempo que en Ravenna y por tanto, mejor de lo que había planificado y todo eso sin forzar. Creo que es para estar contento.
Ya en meta, esperé a Nano, a Israel y tras saludarlos me fui a recibir las felicitaciones de mi enorme afición, que una vez más habían hecho un "carrerón". Mi 27º maratón está en la "buchaca", una carrera que me ha demostrado que sigo teniendo un buen nivel y que se puede correr un maratón sin desgastar demasiado. Esta vez,  he cumplido los objetivos, ahora hay que buscar retos nuevos.

martes, 24 de enero de 2017

Gran Canaria Maratón (2) - La organización

La organización del Gran Canaria Maratón está empeñada en hacer de su carrera un referente europeo para aquellos atletas que tengan intención de correr la distancia de Filípedes en el  mes de enero, gélido en todo el continente, pero de temperaturas suaves en las "islas afortunadas"; no sé si esta carrera llegará a ser tan masiva como pretenden, pero de momento, están dando pasos en la buena dirección. Para lograrlo, han empezado por dejarse ver en un gran número de ferias de maratones, como la de Madrid, donde me inscribí a precio de oferta, pero también fuera de España porque visité su stand tanto en Frankfurt como en Ravenna y en mi opinión, estas apariciones acabarán dando su fruto.
La página web es buena y aunque no puedo opinar sobre el proceso de inscripción, el resto ha funcionado con eficiencia, con actualizaciones frecuentes y un buen diseño que hace más atractiva a la prueba; también quiero destacar la puntual información que se envía a los participantes vía mail, en las que te ponen al día de todo lo importante y te dan información precisa para el fin de semana de la carrera.
Una vez en la isla, el primer contacto llegó en la feria del corredor, como es normal; la feria es pequeña, compuesta por carpas ubicadas en la terraza de un centro comercial al final de la playa de las Canteras, junto al auditorio Alfredo Kraus. Aunque no es un lugar céntrico, el aparcamiento es abundante, las vistas preciosas y el acceso es muy sencillo. La recogida del dorsal y la camiseta no tiene esperas y los voluntarios son muy simpáticos y serviciales, pero no hay demasiados expositores y te quedas con ganas de algo más.
Pero la prueba de fuego llegaba el domingo, con el reto añadido del cambio de recorrido, pues de dos vueltas se ha pasado a solo una en esta edición; se disputan tres pruebas y aunque no está mal resuelto el inconveniente de la mezcla de corredores, creo que hay métodos mejores. En Gran Canaria, la salida de maratón y media es simultánea, de manera que los aproximadamente 4.000 atletas pueden salir a la vez sin demasiados problemas de ritmos dispares; la salida del 10 K se efectúa a las 11:30 de la mañana y no afecta en la prueba de los 42 Km. El control de los cajones es bueno, la salida es suficientemente ancha y aunque se callejea un poco en el primer kilómetro, no hay problemas significativos para poder correr a gusto. Enseguida se pasa a una zona más ancha, el paseo marítimo, donde se corre mucho mejor y al lado del mar, un lujo que también tiene inconvenientes en forma de viento. Alrededor del km 9, los participantes de la media giran 180º en la autopista, mientras los del maratón siguen adelante unos kilómetros mas; hay muchos voluntarios pendientes del giro, pero aun así, creo que la profusa indicación con, al menos, cuatro carteles, no acaba de ser lo suficientemente clara y hay algunas equivocaciones, algo que sucede también más adelante en otro desvío y es que , aunque la organización no escatima en medios humanos y en forma de carteles, creo que deben plantearse un método un poco más claro. En cualquier caso, no me parece un defecto importante, sobre todo porque se ponen todos los medios precisos para evitar errores y eso es de agradecer.
Siguiendo con el recorrido, tras girar 180º en la Playa de la Laja, los maratonianos se dirigen de nuevo a la ciudad y se pasa  a un circuito urbano bastante bien logrado, por calles amplías y con sombra y bastantes rectas, salvo el trato por Vegueta, que es un poco enrevesado, aunque entiendo que quieran que la carrera pase por el bonito centro colonial de la ciudad. El último cuarto de la carrera discurre por el puerto y finalmente llega a la Playa de las Canteras, por cuyo paseo se recorren los último cuatro emocionantes kilómetros. Es un final realmente espectacular y muy animado, que culmina en una meta ubicada en un privilegiado entorno junto al auditorio Alfredo Kraus.
Ya he comentado en el primer post  que la presencia de público es intermitente, por lo que la organización coloca varias zonas de animación para cubrir los vacíos de manera efectiva, pues tanto los speakers, como las bandas musicales y las bailarinas, animan de verdad a los participantes. Tampoco hay problema con los avituallamientos, situados a ambos lados de la calzada en algunas ocasiones y suficientemente largos para que no provoquen atascos. Se ofrecía agua e isotónicos en los de hidratación y fruta abundante en los de avituallamiento sólido; además había esponjas y atención médica si se necesitaba. El único lunar es que sólo vi un baño portátil durante el recorrido, muy escaso para una prueba así.
La meta está muy lograda y tras cruzar la línea llegas a una zona muy amplía donde se puede estirar sin problema y donde te atienden fisios si lo requieres; tras colgarte la medalla, pasas a una zona aún más amplia donde puedes comer fruta, barritas, beber agua, isotónicos y cerveza sin alcohol muy fría, lo cual es de agradecer.
Creo que la organización de esta prueba raya a gran altura, pues aciertan en lo esencial, que es cuidar a los participantes y eso es de agradecer; la amabilidad de los numerosos voluntarios y la esmerada organización consiguen que el participante pase una gran jornada maratoniano a unas temperaturas envidiables en invierno y con el azul del mar como testigo. Creo que esta carrera tiene futuro y obviamente, se la recomiendo al que quiera probar suerte maratoniano en medio del Atlántico.

lunes, 23 de enero de 2017

Gran Canaria Maratón (1) - El ambiente

Analizar el ambiente del Gran Canaria Maratón no es una tarea sencilla debido a las especiales características de esta turística ciudad, capital de una isla que recibe millones de turistas anualmente atraídos por sus hermosas playas y su climatología privilegiada; no es extraño que la ciudad grancanaria tenga una ocupación hotelera cercana al 100% habitualmente y que en sus calles se puedan distinguir con facilidad a turistas, normalmente llegados del norte de Europa, donde el invierno es muy duro de sobrellevar. Por eso, la ciudad no presenta ningún cambio aparente durante el fin de semana maratoniano, los turistas son los habituales y la ocupación de los restaurantes es la misma de siempre.
Llegué el viernes a la isla acompañado de mi expedición y ninguno de nosotros notó nada especial relacionado con la prueba; esa misma tarde nos dirigimos a la feria del corredor, ubicada en el centro comercial Las Arenas, donde había poca gente y no se respiraba demasiado ambiente, a pesar de la amabilidad de los voluntarios. Tampoco se distinguían atletas por la calle, seguramente porque la participación es mayoritariamente local y porque los foráneos aprovechan la visita para hacer turismo y se "camuflan" como un turista más. De hecho, yo creo que la gran mayoría se aloja en los hoteles del sur de la isla y se desplazan el día de la prueba  para aprovechar más el sol y las playas canarias, que son muy apreciadas por muchos clubes europeos de diversas disciplinas para realizar concentraciones invernales.
Y aunque el ambiente no es muy abundante los día previos a la prueba, el domingo las cosas cambian sustancialmente; ya en la salida, se puede ver a mucho público que acompaña a los atletas; una vez en marcha, la cantidad de público animando varía de unas zonas a otras, pero en general, se puede ver gente durante casi todo el recorrido, salvo una pequeña parte en la que la carrera sale un poco de la ciudad hasta la playa de la Laja. Lo bueno es que, aunque la presencia de público es intermitente, los que hay son muy activos y animan sin parar a los atletas, de manera que parece que se reparten por todo el recorrido. Además, me gustaría destacar el papel de los speakers de la organización, que también se reparten en varios puntos importantes del recorrido y que son realmente buenos; animan sin parar, son ingeniosos y además personalizan sus frases en algunos participantes, lo cual siempre es de agradecer; además de los speakers, la organización reparte diversas animaciones por el recorrido, como bandas carnavaleras, bailarinas, músicos etc y todos dan el máximo para empujar a los esforzados corredores. 
También es destacable el tramo final de la prueba, los últimos 5 kilómetros, en los que se pasa por las calles aledañas a la playa de las Canteras y el último tramo ya por el paseo que bordea la preciosa playa grancanaria; en ese tramo, hay muchísima gente animando y llevando en volandas a los corredores a una meta bordeada por unas gradas repletas de animosos aficionados que aplauden sin parar. He disputado muchos maratones y creo que este es uno de los mejores en cuanto a animación en carrera, aunque teniendo en cuenta que la presencia de público es modesta comparada con la de las pruebas de grandes ciudades.
Por último, quiero volver a hablar de mi animación personal, que en esta ocasión estaba formada por Carlos, Rafa, Encho, Toli, Ángela, el debutante Daniel y por supuesto, Marisa; como siempre, estuvieron de diez, me apoyaron en cinco puntos diferentes y volvieron a darme esos ánimos que tanto me ayudan en cada maratón que disputo. Aunque todos lo sabéis, tengo que volver a decirlo: no hay mejor afición que la mía.

martes, 17 de enero de 2017

El primero del año, en Canarias

Terminé 2016 con meritorio tiempo de 40'39'' en la San Silvestre Vallecana Internacional, un tiempo al que hacía mucho que no me acercaba, aunque lejos del sub40 que quiero volver a intentar el próximo 18 de marzo en Laredo. Pero antes de intentar ese reto, tengo que afrontar mi primer maratón del año, el próximo domingo en Las Palmas de Gran Canaria.
Como ya hice el año pasado, voy a correr un maratón en el mes de enero y sin una preparación específica, aunque las dos últimas semanas me han servido para acumular kilómetros que me van a venir bien para afrontar esta nueva pelea con la distancia de Filípedes. Lógicamente, mi objetivo es muy modesto para esta carrera, simplemente acabar, aunque me gustaría que fuera por debajo de las 3h30', pero todo eso va a depender de como me encuentre durante la carrera y de las condiciones meteorológicas, porque, por el momento, todo indica que el viento va a soplar con fuerza el domingo en la ciudad grancanaria.
Espero que el maratón de Gran Canaria será el vigésimo séptimo que acabe en general y el séptimo en España; es una competición relativamente nueva que está intentando hacerse un nombre en el calendario europeo, publicitando las bondades de su clima en invierno, un dato que mi no me atrae, pero que es atractivo para los corredores centroeuropeos. En mi caso, la elección de Las Palmas es más sentimental, pues como muchos sabéis, pasé cinco años de mi vida en Canarias, concretamente en la isla de Tenerife y tengo ganas de correr en esas islas que considero un poco "mías".
El recorrido de este maratón cambia en esta edición, pasando de dos vueltas a sólo una, discurriendo fundamentalmente al borde del mar, donde el dios Eolo puede hacer mucho más daño; pero a pesar de la bondad de su recorrido y de estar a nivel del mar, no me he planteado disputarlo a tope, pues el calor y la humedad no me sientan nada bien.
Pase lo que pase el domingo, mis competiciones de diciembre y sobre todo la San Silvestre, demuestran que sigo conservando un buen estado de forma, mantenido desde la disputa del maratón de Frankfurt en octubre; por eso comienzo esperanzado el año 2017, en el que intentaré superar alguna de mis mejores marcas, que datan de 2013. Es un reto difícil, pues los años no pasan el balde, pero mis sensaciones son mejores este año respecto a los anteriores y me veo capacitado para ello. Laredo será una importante piedra de toque, pues si consigo mi objetivo, empezaré a pensar que bajar de las 3 horas en maratón es también posible.
Pero antes de nada, espero disfrutar de mi maratón canario, donde tendré un apoyo espectacular, pues hasta allí se desplazarán Carlos, Rafa, Encho y Toli y por supuesto Marisa y Ángela que volverá a animarme con esa frase que tanto me gusta: Vamos Papi