martes, 24 de enero de 2012

Getafe 2012. Un mal día

Mi tercera participación en Getafe me dejó un mal sabor de boca. Tenía esperanzas depositadas en esta carrera rápida  que siempre se me había dado bien. Además, amaneció un espléndido día, con una buena temperatura y exento de viento que hacía presagiar una buena marca. Mi estado de forma era óptimo, corroborado en unas series de 1.000 realizadas cuatro días antes entre 3´40´´y 3´45´´. ¿Qué pasó entonces?
No tengo una explicación concreta de porqué me tuve que conformar con un tiempo de 1h 30' 48'' cuando aspiraba a bajar de 1h 28'. En primer lugar creo que no corrí bien tácticamente; salí al ritmo que tenía previsto, pero no me sentía cómodo y me dejé llevar entre la multitud de corredores, pero sin buscar un grupo que marcara mi ritmo; de hecho, tuve el globo de la hora treinta a poco delante de mi, pero desistí de hacer un esfuerzo para pegarme a ellos porque pensé que a mi ritmo llegaría; craso error, visto en la distancia.
Pero además de correr mal, nunca corrí con soltura, con alegría, con fuerza; fue una carrera dura y exigente para mi, porque las piernas no iban como debía, pesadas, rígidas, sin ritmo, lo que me provocaba ansiedad por mantener un ritmo que fue decreciendo paulatinamente. Pasé el diez mil en 42'20'', 30 s más lento de lo previsto y aunque mi intención era acelerar y doblar en el segundo diez mil, la verdad es que me fue imposible, porque en ningún momento me respondieron las fuerzas.
El reloj me iba diciendo que me despidiera del 1h28', así que me centré en intentar bajar de la hora treinta acelerando a partir del kilómetro 17; pero ya por entonces, mis piernas no iban ni para atrás y el paso por el segundo diez mil fue una catástrofe, ya que me fui a los 43'. 
En vista del fracaso, el último kilómetro fue un calvario en el que me adelantaron muchos corredores, pero ya no tenía ganas de luchar. Había desaprovechado una buena oportunidad para hacer una buena marca, pero me tuve que conformar con un tiempo que hubiera considerado bueno hace unos años, pero que hoy por hoy no se corresponde con mi nivel de entrenamientos.
Evidentemente fue un mal día debido a lo expuesto anteriormente y al hecho de haber pasado casi la semana previa en el hospital acompañando a mi hermana que fue operada el pasado jueves. Las horas en el hospital y la tensión de una operación de 6 horas pudieron contribuir en la pesadez de mis piernas y mi escaso espíritu competitivo del pasado domingo. 
En cualquier caso, no hay que montar dramas por esto y hay que seguir adelante, como lo está haciendo mi hermana que se recupera poco a poco en la cama del hospital. Esa es la noticia más importante, que se va a recuperar y a buen seguro muy pronto volverá  estar animándome en alguna carrera, como lo hace habitualmente. A pesar de mi pasión por el atletismo, la familia siempre estará por encima de todo y las marcas dejan de tener sentido si no eres feliz para disfrutarlas. 

martes, 17 de enero de 2012

Kilómetros caribeños

Este año, Marisa y yo decidimos irnos con los niños a pasar parte de las vacaciones navideñas al Caribe mejicano, concretamente en Cancún. Os podéis imaginar que tanto Cancún como toda la Riviera Maya tienen encantos suficientes para disfrutar unos días  de descanso con sol, playa, diversión y cultura. Pero con un maratón a la vista en menos de tres meses, plantearse hacer un paréntesis no es, ni siquiera aconsejable, así que metí mis zapatillas en la maleta, junto a mi ropa veraniega de running, pues, evidentemente, estaba claro que me iba a olvidar por unos días de buff, gorro y guantes.
Cancún nos recibió con viento y temperaturas frescas la noche que llegamos tras 11 horas de vuelo. Un paseo, cena y a dormir para intentar estar bien al alba del día siguiente, pues el sol comenzaba a aparecer a partir de las 6 de la mañana, hora a la que me calcé mis zapas para salir a rodar por el carril bici de que discurre desde la ciudad hasta la zona hotelera.
He entrenado todos los días de mis vacaciones y todos ellos por un carril bici de cemento y algo irregular, pero bien señalizado, pues tiene hitos cada 500 metros. El carril tienes bastantes defectos, como su trazado sinuoso, su firme agrietado y la falta de luz, que me obligaba a bajar el ritmo cuando salía a correr antes del amanecer. Sin embargo y teniendo en cuenta que estaba en Méjico, hay que resaltar que es todo un lujo que evita tener que rodar por la carretera, donde el respeto al deportista deja mucho que desear. Además, a partir de las 6 de la mañana siempre me cruzaba por corredores y a veces con algún ciclista, lo que rompía la monotonía que me suponía rodar sin cascos, pues en este lugar me parecía poco prudente hacerlo.
Han sido más de 70 kilómetros los que he recorrido en el Caribe, repartidos en dos sesiones de intervalos y otras cinco de rodajes. Han habido más días buenos que malos, pero he acabado cansado debido a la superficie en la que corría y a la ausencia de descanso provocado por la necesidad de conjugar ocio con deporte, una mezcla no siempre recomendable. Aún así, estos días en Cancún me han servido para continuar mi puesta a punto en un lugar donde la humedad es muy elevada, al igual que, previsiblemente, ocurrirá en Barcelona.
En resumen, Cancún no es la ciudad más adecuada del mundo para salir a practicar running, pero su carril bici es de lo más animado y ayuda sobremanera a que considere este destino como a un buen nivel para entrenarse. Eso si, correr por dicho carril no da la oportunidad de disfrutar de buenas vista, pues incluso el mar se ve en pocas ocasiones. Con todo, os aconsejo que si vais a Cancún algún día, os llevéis vuestras zapas y salgáis a correr sin ningún miedo para poneros a punto.


domingo, 1 de enero de 2012

San Silvestre Vallecana 2011

Acabar el año corriendo una carrera tan divertida como la San Silvestre Vallecana es realmente interesante, pero si además consigues superar tu mejor marca personal, el adjetivo para calificarlo puede ser mucho más optimista, como genial, magnífico, maravilloso u otros que me dejo en el tintero para no aburrir. Pues bien, ayer, antes de que 2011 nos dijera adiós, me marqué un tiempo de 40'20'' en la meta de Vallecas; es decir, superé mi marca en 35 segundos y además me demostré a mi mismo que bajar de 40 minutos está en mi mano, aunque no quiero negar que ese era el objetivo que perseguía. Conclusión, una actuación notable, pero sin llegar al sobresaliente.
La tarde del 31 de diciembre de 2011 en Madrid era casi perfecta para practicar la carrera a pie. Llegué al Bernabeu con mis hermanos 45 minutos antes de la salida y el ambiente era espectacular; se respiraba ese ambiente tan típico de esta carrera, con atletas disfrazados, grupos de amigos, padres con sus hijos... Nos pusimos a calentar con tiempo y tras completar la tarea nos dirigimos a la zona  de salida que, otra vez, volvía a ser un ejemplo de como no se deben hacer las cosas. No es lógico que hagas entrar a miles de atletas por una sola entrada para luego distribuirlos, porque la entrada se congestiona. El caso es que tras varios parones y aglomeraciones, alcanzamos nuestro cajón a falta de 10 minutos para el comienzo de la prueba. 
Tras la espera, llega la cuenta atrás y un vertiginoso comienzo subiendo una pequeña pero dura rampa; aún así, el problema fundamental no es la subida, sino la gran cantidad de atletas lentos que se han vuelto a colar y que entorpecen mucho a los que vamos mucho más rápido. Insisto en que esta práctica no sólo es una falta de respeto a los demás, sino que además es peligroso para la integridad física de los corredores. Entre unas cosas y otras paso por el km 1 en 4'12'', peor de lo programado, pero ya estoy en plena bajada de la calle Serrano y el ritmo se incrementa considerablemente. Antes de llegar al Km 2 he cazado al globo de los 40' y aunque mi primer impulso es pasarlo, reflexiono y decido seguirlo para no quemarme antes de tiempo. Sin embargo, seguir el globo es complicado porque la gente va muy nerviosa, cruzándose, empujando... así que decido mantener una distancia prudencial.
Voy recuperando tiempo, pues estoy completando cada  kilómetro por debajo de 4 minutos y a pesar de otro atasco que me ralentiza en la Puerta de Alcalá, paso el kilómetro 5 en 19'37''. Pensé que no era suficiente margen para afrontar con garantías la subida de la Albufera, así que puse un ritmo un poquito más fuerte, de manera que al pasar por el kilómetro 8, mi margen era superior a los 35''. 
Comenzaba la subida, ya estaba un poco tocado, así que puse un ritmo constante, pero insuficiente para seguir el globo que se iba escapando poco a poco. No quería fundirme, sabía que debía darlo todo en el último kilómetro y así lo hice en cuanto la carrera giró a la derecha para afrontar la meta callejeando por Vallecas. Fui a saco, a todo lo que podía, pero no fue suficiente para bajar de los 40', aunque si para superar mi marca anterior con un amplio margen.
Me reuní con mis hermanos en meta, contento de haber disfrutado de esta inigualable carrera y satisfecho por la marca realizada. Sigo mejorando, es evidente, pero me faltaba corroborarlo en una competición y esta vez si ha salido bien. Ahora toca centrarse en el maratón, quedan menos de tres meses y mi estado de forma es superior al de otras ocasiones a estas alturas, pero es no debe suponer un exceso de confianza, sino un argumento más para esforzarme y entrenar todo lo bien que se debe para alcanzar las metas propuestas. Este 10.000 puede haber sido significativo, pero el 22 de enero y en la media de Getafe, podré comprobar si mi estado de forma sigue progresando.