lunes, 30 de noviembre de 2009

Rivas 2009. Buenas sensaciones antes de que empiece el jaleo

Eran las 3: 30 de la mañana del día previo cuando me acostaba después de haber cenado en un japonés con Marisa, Mónica, Carlos y algunos más. Me había tomado algunas Kirin (cerveza japonesa) a fin de aclimatarme gradualmente a la cultura del país donde voy a correr en febrero y ya de paso había recibido sabios consejos de mi amigo Carlos Montalvo, al que voy a fichar como psicólogo deportivo. Cuando me levanté, sin haber descansado lo suficiente, estaba lloviendo como cuando enterraron a Zafra y aunque nunca dudé que iba a disputar la carrera, pensé que sería un esfuerzo épico bajo el chaparrón más que una prueba en la que midiera mi buen estado de forma.
Salí de casa bajo el aguacero, pero mientras iba acercándome a Rivas, la lluvia fue remitiendo de manera que al llegar, no caía ni una gota. No había mucho ambiente en el polideportivo El Telégrafo debido a las malas condiciones meteorológicas, así que recogí el chip sin colas y me fui a calentar con mi amigo Javier, con el que había quedado previamente. Poco a poco empezamos a ver a muchos más runners, que animados por los tímidos rayos de sol iban recogiendo su chip y calentando hasta completar una participación numerosa en la línea de salida.
No quería salir a tope en esta carrera, pero me coloqué entre los primeros, así que me dejé llevar a un buen ritmo, seguido por Javi, que quería mejorar su marca. Iba a unos 4'15'' el kilómetro sin forzar la máquina porque no sabía que tal estaba después de trasnochar. El recorrido en Rivas es recto, con un giro en U y de vuelta al estadio, pero este año han añadido una especie de entrante en una calle, con el aliciente de que es un repecho corto, pero empinado, que corta el ritmo y te hace sufrir.
Pasé el kilómetro 5 en 21'10'', sin castigarme en exceso. Ya por entonces había "soltado" a Javi y había visto a Dani Martín (el del Canto de Loco) corriendo unos metros por delante de mi. Sabía que tenía que hacer un segundo 5.000 muy rápido para bajar de 42 minutos, pero no quería fundirme, así que seguí con un ritmo rápido, pero no suicida. Iba recortando metros a Dani Martín, que tiene un buen nivel y que era el atleta más jaleado por el público. No conseguí alcanzarle, me quedé muy cerquita, pero para mi no era eso lo importante, sino que acabé en 42'10'', igualando la marca de los dos "cinco miles". Una marca que me indica que sigo a buen nivel y aunque queda mucho para Tokio, tener buenas sensaciones siempre es importante.
Ahora toca seguir entrenando y pensar ya en los dos test previos al maratón, las medias de Vitoria y Getafe. Empieza lo duro, pero he de reconocer que tengo ganas, después del entrenamiento tan corto que realicé antes de Berlín.
Por cierto, mientras estiraba, a Dani Martín le acosaban las adolescentes en busca de un autógrafo. No envidio su fama, que lleva con exquisita educación, pero después de un esfuerzo como el de esta carrera, es mucho más gratificante el abrazo de Marisa.

NOTA: Cuando enterraron a Zafra, llovía tanto que el ataúd flotaba... "y eso que era de plomo"


viernes, 20 de noviembre de 2009

Canillejas 2009: un aniversario, tres debuts y otras historias


La primera vez que oí hablar de la Carrera de Canillejas fue en 1984, cuando McLeod fue agredido por un espectador en el momento en el que lideraba la prueba. La vergonzosa acción tuvo repercusión nacional y aunque yo vivía en Valladolid, a partir de entonces siempre he seguido el resultado de la carrera. Por eso, cuando empecé a correr populares siempre tuve en mente este clásico del atletismo madrileño, que no he podido correr antes por cuestiones de calendario de pruebas, pero esta vez me cuadraba bien y decidí inscribirme para poner otro clásico en mi historial.
Esta año la Carrera de Canillejas cumplía 30 años y por ello la organización regalaba una medalla conmemorativa. Son muchos años y a pesar de las críticas que se han vertido en los foros al respecto del elevado precio de la inscripción, creo que es una carrera que vale la pena. Al inscribirte te dan un dorsal con chip integrado, lo que evita colas en la zona de salida. Una zona de salida inmejorable, amplía, con mucho terreno para calentar, con baños, en definitiva una buena organización. Polémicas aparte, creo que es una de esas carreras en las que hay que participar.
Pero además de la carrera oficial, desde primeras horas de la mañana se disputan pruebas infantiles. A la competición de infantiles se inscribieron Alonso, David y Nacho de los que ya os hablé en otro post. La primera carrera siempre es especial y para ellos, recién iniciados en este mundo, no iba a ser distinto. Antes del comienzo, ejercí de improvisado entrenador y les aconsejé no fundirse al principio para poder llegar a meta como único objetivo. Siguieron mis indicaciones, salieron a su ritmo y completaron los 2.500 metros en un tiempo mejor del que yo había previsto. Los tres acabaron, cumplieron su objetivo, les dieron su medalla, su camiseta y lo que es más importante, el ánimo de los que les vimos cruzar la meta. Para mi fue una gran actuación, aunque he de decir que los comentarios de algunos de los padres del resto de participantes no encajan en mi forma de entender este deporte. No es que esté en contra de que los niños sean competitivos, pero definir como bueno o malo a un atleta que se está esforzando por llegar a la meta denota ignorancia supina.
Una vez acabada la carrera infantil, me dirigí a la línea de salida, muy apartada , por cierto, de la zona de meta. Me coloqué bien en esta ocasión en la salida y enseguida imprimí un ritmo rápido y cómodo. El circuito es ancho y cuesta abajo en los primeros metros y aunque creo que modificado por causa de las obras, en ningún momento me sentí agobiado por el número de participantes. La carrera es rápida, cuesta abajo al principio, luego llana unos 2 kilómetros y los tres últimos son
otra vez hacia abajo. Es una buena carrera para hacer marcas y la mías, 41'20'' así lo atestigua. En general me he sentido bien, no he forzado demasiado y he conseguido mi segunda mejor marca en esta distancia. Queda mucho para Tokio, pero de momento parece que estoy en el buen camino. En el próximo test, Rivas, veremos que pasa.
Por fin he corrido en Canillejas, una clásica más para mi palmarés y además con buena marca. Pero aunque me llevo un buen recuerdo en ese aspecto, creo que lo más importante de esta edición de Canillejas para mi, ha sido ver como mi hijo y dos amigos suyos han compartido experiencia conmigo. Me gustaría que esto durara y que algún día en este blog pudiera contaros que había acabado una carrera popular con Alonso, con David y con Nacho. Eso espero, así que seguid leyendo para no perderlo.