domingo, 25 de agosto de 2013

Run Forest run

No me atrevería a juzgar si el tratamiento que hace del running la inolvidable película de Robert Zemeckis protagonizada por Tom Hanks, es adecuada o no; sin embargo, me he atrevido a titular este post con una frase inolvidable, no sólo para los que adoramos la película, sino para los aficionados a esto de correr. ¿Y por qué este título? Simplemente porque este año, mis vacaciones veraniegas se han desarrollado en la costa oeste norteamericana y he tenido la oportunidad, o el privilegio, según por donde lo miremos, de correr por rutas que siempre desee recorrer y que nunca olvidaré. 
Lo primero que quiero apuntar, es que la afición por el running es muy notable en los Estados Unidos; es fácil toparse con gente corriendo por la calle y muy difícil encontrar una cinta libre en los gimnasios que visité por imperativos meteorológicos, pues es comprensible que no me aventurara a salir a la calle en Las Vegas, con unos 42º de temperatura. Si bien sabía que los americanos son muy dados a calzarse sus zapatillas, su Garmin, sus cascos y salir a correr, lo que me sorprendió más fue el comprobar que el porcentaje de mujeres corredoras era muy alto, en algunos casos incluso más alto que el de los hombres; me parece muy positivo que las norteamericanas hayan dejado los complejos aparcados y salgan a disfrutar de sus calles corriendo, una tendencia que en España aún no está tan generalizada, pero que está empezando a caminar.
Corrí en todas las ciudades que visité, aunque no siempre por la calle, debido al calor de Las Vegas y a la falta de tiempo en Monterey; mi objetivo no era entrenar a tope, pues tras la media de Burgos, Depa me recomendó centrarme en mis vacaciones y así lo hice, pero tampoco quería perder la oportunidad de correr por lugares tan representativos como San Francisco, Monument Valley o Los Ángeles.
Sin ánimo de ser exhaustivo en mi exposición, paso a enumerar los lugares por donde corrí, con un breve análisis de la ruta.

Los Ángeles: recién llegado a la "meca" del cine, corrí por Franklin Street, en pleno Hollywood, una avenida residencial, muy larga, ligeramente ondulada y con las vistas de casas típicas americanas. En mi trayecto, me cruce exclusivamente con mujeres corredoras.

Las Vegas: sólo se podía correr en la cinta del gimnasio de mi hotel, eso si, preparada con una televisión individual y de una anchura considerable. Si no querías ver la tele, podías echar un vistazo a la calle.

Kayenta: es la ciudad más cercana a Monument Valley. Corrí por la carretera y pude admirar, de lejos, las caprichosas formas que adoptan esos montículos que tantas veces hemos visto en las "pelis del oeste". Algo soso por ser en carretera, pero bonito.

Mammoth Lakes: desgraciadamente no había hotel en Yosemite, así que nos alojamos en Mammoth Lakes, al pie de una gran estación de esquí. Corrí por el pueblo, terreno ondulado, alto y con buenas vistas.

San Francisco: mi recorrido comenzaba en el Fisherman Wharf, subía la colina de Fort Mason, para acabar recorriendo el Marina Boulevard hasta Presidio. Recorrido fantástico, clima frío, nebuloso y una cantidad ingente de runners.  Fueron tres entrenos inolvidables por una zona especialmente preparada para los corredores, aderezada por la presencia de los catamaranes de la Copa América, pero, spbre todo, por las vistas al Golden Gate.

Monterey: aunque la ciudad promete buenos recorrido, me tocaba gimnasio, tenía poco tiempo y acabé en la cinta

Venice Beach: otro gran recorrido, por el carril bici que une la playa de Venice con la de Santa Mónica. Corredores, skaters, ciclistas, todos compartíamos sin problemas un recorrido especialmente bonito, con vistas a una playa famosa por sus surferos y por sus socorristas.

En definitiva, vacaciones inolvidables y recorridos inolvidables. Supongo que todos los corredores que me leéis estréis conmigo: salir a correr en vacaciones es otra manera de disfrutar el descanso, otra manera de ver ciudades, gentes y de sentirte libre allá donde vas.

lunes, 5 de agosto de 2013

VII Carrera Popular Cabezón de Pisuerga

Tras la disputa de la media de Burgos comencé unas vacaciones no sólo laborales, sino en el terreno atlético, pues necesitaba descansar física y psicológicamente de una temporada muy larga; sin embargo, no he parado por completo, sino que he salido a correr sin objetivo prefijado, simplemente por placer y con el objetivo de no perder la forma de cara a la segunda gran cita del año, el Maratón de Munich, para el cual, quedan poco más de dos meses.
A la vuelta de las vacaciones me esperaba un plan de entrenamiento muy duro, pero antes de comenzarlo, decidí competir a fin de evaluar mi estado de forma; la carrera elegida era la del Arenal, una prueba muy divertida que ya realicé hace años, pero a última hora deseché la posibilidad y me inscribí en la Carrera Popular de Cabezón de Pisuerga, en Valladolid, una prueba de 7 kilómetros, que resultó ser también de montaña, aunque en principio lo ignoraba.
Me presenté en Cabezón una hora antes de la prueba, ya que me había citado con Depa; la prueba no consta de muchos participantes, de manera que la recogida del dorsal (no hay chip) es bastante ágil. Calenté bien, pregunté a muchos participantes por el perfil y tras comprobar que era una prueba dura, decidí plantear una táctica conservadora, pues mi estado de forma era una incógnita.
La carrera comenzaba en el pueblo y me coloqué en la zona media, a fin de evitar quemarme al principio; tras una primera vuelta a la localidad se llega a un parque en la ribera del Pisuerga y allí un primer repecho sirve de aperitivo para lo que viene un poco después, cuando sales del pueblo por un camino hacia una colina que se sube por una rampa de fuerte pendiente; ya por entonces, estaba bien colocado y aguantaba el tirón subiendo con dificultad, pero sin venirme abajo. 
A partir del repecho, el camino se convierte en una senda que bordea la colina, con continuas subidas y bajadas y apenas espacio para adelantar.Apenas perdí posiciones hasta que llegué a la parte final de la carrera, en la que se llega a las bodegas y se inicia un descenso en el que fui superado por varios atletas bastante más hábiles que yo en el quehacer del descenso.
Un último esfuerzo animado por Depa, hizo que cruzara la meta en 32'05'', un tiempo nada espectacular, pero que me demostró que mi estado de forma no era tan malo como pensaba y que corriendo con cabeza, se saca más partido a las competiciones.
En fin , una buena manera de comenzar los duros entrenamientos para la cita alemana, que la ser a primeros de octubre, me va a obligar a pasar otro verano entrenando duro; nada nuevo, por otro lado.