miércoles, 30 de abril de 2014

Maratón Atlántica (2) - La organización

La publicidad de la Maratón Atlántica 2014 repetía machaconamente un mensaje en sus originales carteles: "Un respeto". Aunque el mensaje se refiere a los casi tres mil atletas que participamos sumando el maratón y la carrera paralela de 10 kilómetros, creo que es conveniente ampliar ese respeto a la organización del evento, que raya a gran altura, aunque haya aspectos mejorables que también comentaré.
Empezaré por la página web, realizada con un buen diseño, de fácil navegación y con información suficiente para los participantes; la inscripción también se realiza de modo sencillo y como guinda, el precio no es tan elevado como en otras carreras.

Ya en el fin de semana maratoniano, el escaparate más vistoso lo proporciona la feria del corredor, situada en Palexco, justo en el puerto. Es un lugar céntrico y el espacio dedicado a la feria es suficiente, pues no hay apenas expositores debido al modesto número de atletas; lo que se agradece es que no hay colas ni para recoger dorsal y chip, ni para recoger la camiseta, a lo que hay que sumar la amabilidad de los voluntarios que te atienden. Otro aspecto destacable es la comida de la pasta, organizada por un restaurante coruñés y que según mi amigo Alex (yo no acudí) fue bastante buena. Sin duda, otra ventaja de correr un maratón "pequeño".
En cuanto a la carrera, la nota que merece es también alta; la salida se organiza en cajones, lo que unido a la amplitud de la avenida por la que se comienza, asegura unos primeros metros sin agobios para los corredores. El circuito discurre constantemente por calles muy anchas, aunque en el debe, hay que anotar dos giros muy cerrados que podrían haberse resuelto de una manera más favorable. 
Los avituallamientos están bien ordenados, sólo a un lado de la carretera, pero es suficiente; se puede reponer agua en botella e isotónicos en vaso, pero también fruta (plátanos y naranjas). Eché de menos que los voluntarios no ofrecieran los vasos de isotónicos, aunque ofrecían agua; imagino que es un problema de escasez de voluntarios. También hay puestos sanitarios y patinadores asistentes del corredor, muy útiles en ocasiones.

También es destacable que el circuito estuviera muy bien definido y cerrado completamente al tráfico, pues hay veces que cuelan muchos coches si la participación no es masiva. 
La llegada a meta es muy bonita y tras cruzar el arco te puedes sentar tranquilamente en una silla para quitarte el chip y reponerte con agua y bebida isotónica. No te dan capa para el frío, aunque no era necesaria y según sales de la zona acotada, te ponen la medalla y te dan unos bollos, un plátano y una naranja, quizás algo escaso, pero suficiente.
No utilicé el ropero, así que no puedo juzgar su funcionamiento, pero aparentemente lo hizo bien, pues en la feria se daba a cada corredor bolsa y pegatina, lo que suele ser garantía de éxito.
En resumen, mi experiencia en La Coruña ha sido positiva, pues considero que no siempre es necesario correr una gran maratón para disfrutar de un buen ambiente y un buen recorrido. La organización de la Atlántica se ha esforzado en hacer una carrera en la que se trata de manera muy correcta al verdadero protagonista de la prueba, el corredor popular, al que se le ofrece por un precio ajustado un circuito vistoso, más bien rápido y unos servicios a la altura que cualquier otra prueba; por eso, quiero acabar diciendo que está organización se merece un respeto.

Maratón Atlántica (1) - El ambiente

La Coruña organiza un maratón modesto y por lo que pude ver, preparado con mucha dedicación e ilusión; sin duda, comparar el maratón Atlántico con uno de los grandes maratones que he corrido no sería justo porque el ambiente en una carrera de apenas 3000 participantes no puede ser tan vistoso como el de otros con participación masiva, pero como corredor, me ha resultado muy emocionante correr esto maratón y eso se explica por muchos pequeños y bonitos detalles.

Llegué a La Coruña el sábado a mediodía y me fui directamente a la feria del corredor, ubicada en el Palacio de Congresos Palexco; es una feria muy pequeña y no había demasiados corredores, pero se respiraba un sano ambiente atlético que se extendía al paseo adyacente, cuyas terrazas estaban llenas de corredores descansando para afrontar el reto del día siguiente.
La Plaza de María Pita es el centro de operaciones de esta carrera, que comienza en sus aledaños y termina en la misma plaza; desde primeras horas de la mañana del domingo, este punto neurálgico de la ciudad estaba tomado por corredores y por sus acompañantes, pues al no tener que manejar a un número elevado de corredores, la organización no necesitaba acotar demasiado la zona y eso me permitió estar con mi familia hasta la hora del comienzo de la prueba.

La salida es muy animada, con mucha gente aplaudiendo en la calle, la misma gente que continua el seguimiento posterior de la carrera, pues al ser un circuito al que se dan tres vueltas, es muy sencillo poder observar las evoluciones de los corredores. Además del público que ocupa el centro de la ciudad, hay otros dos focos importantes de animación, la Rotonda del Milenio y la Torre de Hércules, es decir, los dos extremos del recorrido. Si a esto unimos los grupos musicales y de bailes que pone la organización (conté 6 grupos), es fácil adivinar que la carrera es bastante amena y que sientes el apoyo del público casi constantemente.
La entrada en la plaza de María Pita para cruzar la línea de meta es realmente emotiva, pues la gente anima sin parar en un entorno realmente espectacular. Un fin de fiesta también modesto, pero muy emocionante debido a la cercanía del público.
En mi caso particular, Marisa, Ángela y Alonso fueron de nuevo mis animadores y pude recibir su cariño con mucha frecuencia, lo cual me ayudó decisivamente en la buena carrera que realicé. Las fotos que veis están hechas por Alonso, cada vez mejor fotógrafo y la pancarta fue diseñada por Ángela con la ayuda, lógicamente, de Marisa. Una vez más me sorprendieron y me dieron esa fuerza extra que tanto necesito en un maratón.



viernes, 25 de abril de 2014

A pelear en Coruña


El 14 de junio de 1989 el estadio José Zorrila de Valladolid vivió una de sus noches más mágicas al acoger la semifinal de la Copa del Rey que enfrentaba al Deportivo de La Coruña, frente a mi Real Valladolid. Fue un partido duro, bronco, muy peleado, que generó mucha polémica entre las aficiones y que se resolvió con un gol del malogrado Manolito Peña en la prórroga; No hace falta contar que aquel gol supuso una explosión de alegría colectiva de la afición vallisoletana que nunca olvidaré, pues para mi suponía cumplir un sueño, el de de ver al Pucela en una final de Copa, algo que ya había vivido mi padre en 1950, en la única final del equipo blanquivioleta hasta aquel año y a la que asistió en el, por aquel entonces, nuevo estadio de Chamartín. Presencié aquella semifinal junto a mi padre, con quién siempre acudí al fútbol hasta su fallecimiento y disfrutamos juntos de esa gran noche.

Venticinco años después voy a correr el maratón de La Coruña, una carrera a la que me inscribí con la idea de lograr una gran marca favorecido por la rapidez de su recorrido y de su ubicación a nivel del mar. La rivalidad con la afición coruñesa ya no es lo que era y estoy seguro que el público va a empujar a todos los corredores a conseguir su objetivo, incluso a mi, un pucelano acérrimo. Sin embargo, la carrera se prevé incómoda y dura, debido a la borrasca que visita estos días Galicia y que puede provocar fuertes vientos y algún que otro chubasco.
Mi padre, gran aficionado del Real Valladolid, pero también de los equipos de sus hijos, decía que yo no era un gran futbolista, pero que le echaba muchos "huevos" cuando jugaba; no le faltaba razón, pues ya sabéis que soy un futbolista mediocre, pero que llevo a gala haberme dejado la piel en el campo cada partido, como contrapartida. He entrenado bien, creo que estoy en una forma óptima para afrontar esta carrera, pero está claro que eso no va a ser suficiente para  pelear contra el viento y la lluvia. Voy a tener que echarle mucho coraje este domingo y que voy a tener que pelear cada kilómetro, apelando a ese espíritu de los jugadores del Pucela en el año 89, apelando a ese espíritu de lucha que tanto le gustaba a mi padre. No me considero un gran corredor, pero disfruto de este deporte, me esfuerzo y disfruto de cada entrenamiento  y lo doy todo cada vez que compito; el domingo, tengo otro oportunidad de demostrar que soy un luchador.


Hoy no quiero hablar de marcas, aunque todos sabéis lo que estoy persiguiendo. Estoy cansado de contar malas noticias, lesiones, decepciones, carreras malas y no quiero volver a generar falsas expectativas; mi amigo Alfonso me dijo hace unos meses que ya sólo me faltaba ponerme de parto en una carrera y Daniel, que iba a dejar de leer mi blog porque sólo ponía malas noticias. Es hora de cambiar y de acabar un maratón como se debe, sin lesiones, sin retirada, con una buena marca, la que sea, pero tras una buena carrera. Se lo debo a todos los que me apoyáis cada día, a todos los que estarán pendientes de lo que voy a hacer el domingo y especialmente a mi familia, que volverá a animarme a pie de calle en Coruña. 
Como dice mi amigo Alex, que también correrá en Coruña, soy un castellano puro y le voy a volver a echar dos cojones a un maratón. Venticinco años después, espero conseguir otra gran victoria, como la de aquella noche en Valladolid, pero esta vez  no contra el Deportivo, sino en Coruña. Y aunque sé que voy a recibir ánimos de todos vosotros, en esta ocasión espero tener más cerca a la persona con la que viví ese gran partido, así que esta carrera va por ti papá, va por ti Ervi.



lunes, 21 de abril de 2014

Tensa espera

Faltan escasos seis días para que participe en mi decimosexto maratón (no cuento el último de Sevilla porque no lo acabé) y con todo el trabajo realizado, sólo queda esperar, descansar, alimentarse bien y preparar todo para la cita coruñesa. 
Ha sido una preparación dura, pues me ha costado volver a empezar después del chasco sufrido en Sevilla; cuando llega el día del maratón, siempre pienso en que por fin se acaban las series largas, las tiradas interminables y el cansancio de los dos meses previos. Pero esta vez, he empalmado dos preparaciones sucesivas  de maratón sin descanso, aunque sin haber completado un maratón entre ambas, de manera que el cuerpo ha podido soportar sin problemas los entrenamientos, pero se ha hecho pesado.
En cualquier caso, estoy contento con mi preparación, pues el principio de la preparación fue un poco desalentador, pero he ido mejorando poco a poco, hasta llegar al momento actual en el que las sensaciones son realmente positivas, creo que he acabado como debe ser, es decir, en mi mejor momento después haber hecho un buen trabajo.
Pero aunque mi preparación ha sido óptima, las noticias que llegan de Galicia no son muy alentadoras, pues se prevé viento fuerte y lluvia para el día de la carrera; no me importa demasiado la lluvia,pues ya corrí en Tokio y en Moscú con lluvia y con buenos resultados, pero nunca he corrido un maratón con un viento tan fuerte como el que se pronostica y es fácil imaginar que un viento así puede suponer una merma importante en mi rendimiento, pues un viento fuerte de cara evita seguir un ritmo constante, además de obligar a un sobre esfuerzo notable.
Hay que esperar, puede que la meteorología cambie un poco, puede que el viento sople de forma favorable en el recorrido o puede que todo lo anterior sea negativo y la tarea sea mucho más difícil de lo esperado, pero de poco vale lamentarse a estas alturas, hay que ir a La Coruña y darlo todo.
Hasta entonces, hay que calmarse y descansar física y mentalmente para llegar a la línea de salida con hambre de hacer algo grande.

martes, 8 de abril de 2014

Un paso más

A veinte días de la disputa del maratón de Coruña, creo que puedo decir sin equivocarme que casi todo el trabajo está hecho, aunque aún quedan entrenamientos importantes. Sin embargo, parece que el mayor volumen de kilómetros ha quedado atrás, pues el pasado sábado realicé la tirada más larga de la preparación, 30 km que no fueron nada mal y que me salieron a 4'41'' de media. Aunque el registro no es espectacular, hay que tener en cuenta que lo realicé en un circuito difícil, en Vigo, por la carretera que une a la población viguesa con Bayona, un recorrido muy ondulado y bajo una lluvia constante.
Acudí a Vigo porque se casaba mi amigo Camilo con Macamen y como tenía que hacer mi tirada, elegí este recorrido, de lo más plano que se puede encontrar por allí, además de ser bastante cómodo, pues saliendo de la playa de Samil, se llega a la carretera en poco tiempo y allí hay un amplio carril bici que permite rodar sin problemas. Además hay muchos corredores y ciclistas y unas vistas impresionantes en alguno de los tramos; muy recomendable si vais a Vigo.
Volviendo a mi preparación, creo que voy por buen camino, aunque me está resultando difícil volver a realizar entrenos duros, cuando hace nada he entrenado para otro maratón, aunque el resultado fue infructuoso. Espero llegar a punto a la Coruña y aunque mis ritmos no están siendo tan buenos como los meses pasados, creo que ahora tengo mucho mejor las piernas y estoy confiado en que no va a haber ningún tipo de lesión en la capital gallega. Eso si, espero que la meteo me respete y que no haya temporal el día D, porque  eso podría dar al traste con todo lo que estoy trabajando.
Pero sólo me queda seguir entrenando, esforzándome y peleando para poder situarme en la salida coruñesa con posibilidades de éxito. Ha pasado la tirada larga, pero sólo es un paso más y aún quedan unos cuantos pasos importantes para acabar de afinar mi preparación y espero que resulte.