miércoles, 23 de diciembre de 2009

Alonso, Fiz, Beloki y los demás



Vitoria ha sido el pistoletazo de salida para encarar los últimos dos meses antes de enfrentarme a los 42,195 Km de Tokio. No conocía esta ciudad y por eso me decidí a pasar allí el finde con mi familia y amigos y ya de paso, quedar con otros amigos que viven en Pamplona. Atleticamente hablando, me atraía correr en un lugar con tanta tradición atlética y disputar una carrera que ya va por las 32 ediciones, pero además, me hacía ilusión poder saludar y correr junto a uno de mis ídolos atléticos, que no es otro que el vitoriano Martín Fiz. No sabía con certeza si corría o no la prueba, así que puse en marcha el plan B, que consistía en encargar a Alonso la consecución de un autógrafo del personaje.
El día de la carrera comenzó más tarde que de costumbre, me levanté a las 8 y desayuné tranquilamente pues el comienzo estaba fijado a las 10:45, una hora razonable, para variar. Calenté un poco alrededor del hotel y antes de irme a la línea de salida recibí los ánimos de mis acompañantes. Llegué con el tiempo justo para calentar un rato, pues no quería pasar mucho frío. En el calentamiento me puse a correr detrás de tres atletas y enseguida reconocí que uno de ellos era Joseba Beloki, ex-ciclista profesional reconvertido a runner. No pude resistirme, le saludé, estrechamos la mano y nos deseamos suerte. Un rato después comenzaba la carrera, a buen ritmo, como comenté en el post anterior. Muy pronto, como en el Km 4, estaba "mi público": Alonso, Nacho, Miguel, Mayte, Ángela, y claro, mi mayor seguidora, Marisa. Allí estaban gritándome, transmitiéndome esa fuerza que siempre es necesaria para seguir corriendo, porque sabes que cuando dobles otra esquina volverán a estar ahí y que cuando legues estarán esperando para darte el abrazo que estás esperando. Una vez más, mi público respondió y yo intenté responderles a ellos esforzándome al máximo.
Os preguntareis que pasó con Fiz. Pues bien, cuando llegué, nada más pasar la línea de meta, estaba Alonso con un autógrafo dedicado por Martín para mi. Lo había conseguido, nunca lo dudé, Alonso consigue lo que se propone casi siempre.
Martín y Joseba me han demostrado este domingo que su calidad humana está por encima de su calidad atlética. Ellos no tienen problemas en mezclarse con el resto d epopulares, en hablar con la gente de tu a tu, en ser uno más de la fiesta que supone una carrera. Martín no tuvo problema en firmar una dedicatoria y hacerse una foto con dos niños (Alonso y Nacho) que a partir de ahora tendrán un espejo donde mirarse, en el espejo de un campeón, no solo por sus medallas, sino por su comportamiento. Joseba me saludó sin dudar, calentaba con todos, que distinto a la parafernalia que montan otros ex-ciclistas, pero mejor no hablar de eso. A ellos dos le doy las gracias por motivarme, pero, sobre todo, doy las gracias a mi familia, a Mayte, a Miguel y a Nacho, que estuvieron donde más falta me hacían y también doy gracias a Virgina, a Tomás y a Miguel, que me enviaron todo su apoyo desde Pamplona.
a todos ellos gracias y atodos vosotros que me seguís, FELIZ NAVIDAD

lunes, 21 de diciembre de 2009

Vitoria 2010: gran media y gran marca

La nieve caía con fuerza cuando llegaba a Vitoria el viernes de madrugada. Al día siguiente salí a correr en unas condiciones bastantes precarias, pues todo estaba cubierto de una espeso manto blanco que resultaba peligroso en ciertas zonas, aunque no tanto si pisaba por la nieve virgen. A pesar del frío, fue una bonita experiencia el realizar el entrenamiento previo a la carrera. Una carrera que, por entonces, estaba en el aire, como publicaban los periódicos locales esa misma mañana. La mejoría del tiempo y el buen trabajo realizado por la organización durante el día previo, permitió que las dudas se disiparan esa misma tarde cuando recogí el dorsal en el estadio de Mendizorroza. La carrera se iba a disputar con seguridad, pero lo que también era seguro, es que la temperatura iba a ser muy baja.
Afortunadamente, la temperatura subió el día de la carrera, así que a la hora de comienzo (10:45), la temperatura rondaba los 2º más o menos. El ambiente era excelente, la mayoría de los runners eran de la zona, pero había gente de Madrid, de La Rioja, Navarra, Valladolid... Me coloqué bien en la salida, no quería problemas y tenía buenas sensaciones. El comienzo no fue muy rápido porque la calle de salida no era muy ancha, pero enseguida se disipó la aglomeración y empecé a correr sin problemas, muy suelto, sin forzar nada. al cabo de los dos primeros kilómetros comprobé que estaba corriendo a unos 4'12'' el kilómetro, me animé y decidí seguir ese ritmo, pues me sentía bastante bien. El paso por el primer 5.000 fue de 21' 13'' y pasé el 10.000 en 42'30'', lo cual me hizo pensar en que podría bajar de la hora y media. Entonces el recorrido se hizo un poco más duro y creo que perdí un poco el ritmo, de manera que el tercer 5.000 lo hice en 21' 50'', con lo que mi objetivo se ponía muy difícil. Decidí intentarlo y aceleré lo que pude en los últimos 6.000 metros, pero, al final, acabé en 1h 30' 32'', un tiempo que no esperaba, pero que me supo a poco después de todo.
Aparte de mi actuación, la media de Vitoria es una de las mejores, sino la mejor, que he corrido. Una gran organización, muchos voluntarios, un recorrido plano y un público muy entusiasta en la parte inicial y final de la carrera. Los avituallamientos estaban bien organizados y tras la meta, nos metían en un polideportivo a recoger la bolsa, algo muy de agradecer debido a las bajas temperaturas. Una carrera que recomendaría a cualquier corredor popular que pueda acercarse por esos pagos en una época tan fría, seguro que vale la pena.

jueves, 17 de diciembre de 2009

El jaleo comienza en Álava

Esta tarde, Cristina me ha dado el masaje previo a la media que corro el domingo en Álava, concretamente en Vitoria. He elegido esta media porque la ciudad tiene una gran tradición atlética, el recorrido no es muy duro y además voy a aprovechar para pasar el fin de semana con la familia. Quedan dos meses y medio para correr en Tokio y esta media va a ser el primer test serio de cara a la gran cita. Hasta ahora he entrenado bien, he hecho buenas series y creo que estoy en forma, aunque aun me queda. Javier me ha pedido que vaya por todas y así voy a hacerlo, aunque el resultado parece incierto. No es que no confíe en mis posibilidades, pero creo que me falta un poco aún para estar fino y a eso se unen las bajas temperaturas de Vitoria (se preven por debajo de cero grados), con lo cual parece que la tarea va a ser más difícil de lo previsto. Aún así, voy a ser valiente y mi pronóstico es que acabe entre 1h 32' y 1h 33'. Si lo supero será un éxito.
No cabe duda que un buen resultado me subiría la moral, pero no quiero cometer repetir errores pasados. En mi opinión, llegué muy castigado a Boston el año pasado, porque hice tres medias y todas de buen nivel. En Berlín llegué corto de entrenamientos y me hundí con el calor. Esta vez, estoy entrenando bien, compitiendo sin forzar, de momento no estoy cansado y de guinda he adelgazado unos kilillos. Espero que todo sirva para llegar en plena forma el 28 de febrero a Tokio, pero, por ahora, hay que centrarse en hacer un buen papel en Vitoria. Os contaré el domingo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Vacaciones en Roma

He pasado el Punte de la Constitución con mi familia en Roma, lo cual me ha permitido experimentar la sensación de correr en esta preciosa ciudad, plagada de arte por los cuatro costados. Mi hotel se ubicaba justo detrás de la colina del Palatino, al lado del Circo Máximo; el lugar era ideal para comenzar nuestras jornadas turísticas, pero no tan bueno para buscar un sitio por donde rodar. Estuve consultando por internet y un runner americano sugería en un foro un recorrido lo largo del Tíber, que a mi me pillaba a unos 400 m del hotel. Así que, tras el preceptivo madrugón salí a correr al día siguiente para seguir el recorrido planeado.
Mi primera impresión no fue muy positiva, pues el tráfico era intenso, las aceras estaban en mal estado y cruzar la calle era practicamente jugarse la vida. Se podía acceder a un paseo paralelo al río tras bajar un montón de escaleras, así que probé esa opción, pero al llegar abajo desistí, pues el suelo era adoquinado y en muy mal estado como para poder correr. Volví a la parte alta y entre serpenteos de lado a lado del río, cruces peligrosos de calles, zonas donde las cagadas de palomas y su fétido olor se acumulaban, aceras llenas de hojas y alguna que otra parte tranquila, conseguí completar mi objetivo, unos 14 kilómetros de ida y vuelta. El día siguiente varié el recorrido e hice una incursión en las calles que rodean la plaza de San Pedro en el Vaticano, una zona tranquila, con muchos peatones, menos coches y más agradable, pero que no duraba demasiado.
Pero sería injusto no comentar la parte positiva de correr por Roma, esa parte que te permite correr al lado de San Pedro, el Castelo de San Angelo o del Ara Pacis. Ese "lujo", sólo lo puedes vivir en Roma y yo tuve la suerte de vivirlo, en este caso, de correrlo.