sábado, 31 de diciembre de 2016

Un año menos, una San Silvestre más

El año 2016 está a punto de terminar y lo despediré corriendo la San Silvestre Vallecana una vez más y una vez más en su versión internacional; ha sido un año intenso en carreras, pero también en el terreno personal, pues este año he cumplido los 50, una edad que ya empieza a ser considerable, pero que en mi caso, me anima a seguir disfrutando las cosas que más valoro en la vida, como son amigos y por supuesto, mi familia.
Toca hacer balance, pero empezando por el último mes del año, en el que he competido casi todas las semanas sustituyendo entrenamientos de calidad; el experimento no ha salido mal del todo, pues tras los buenos 40'58'' de Canillejas, hice 41'09'' en Alovera una semana después,  41'40'' en el Trofeo Akiles, 41'15'' en la Carrera de las Empresas después de una semana de gripe y finalmente hice MMP en la Legua Navideña de Camarma (22'21'') el día de Nochebuena; espero poner un buen colofón en la San Silvestre de este año, en la que estaré acompañado de la inimitable Pili Isidro, que correrá su primera SSVI.
Este año he empleado poco más de 217 horas en correr un total de 2635 kilómetros repartidos en 278 sesiones de entrenamiento o competición, es decir, que no he hecho menos kilómetros que otros años y es que que Depa ha adaptado los entrenamientos a mi edad para conseguir que esta bonita afición dure lo más posible y lo está consiguiendo. Sin embargo, han caído cuatro maratones, empezando por Hong Kong (3h30'58'') el pasado mes de enero, al que siguió Estocolmo en junio (3h20'57''), Frankfurt en octubre (3h09'14'') y Ravenna en noviembre (3h22'52''). He corrido también dos medias (Vitoria y Valladolid) y bastantes 10 K que no voy a enumerar para no aburrir al personal.
Ha sido un buen año, he recuperado sensaciones y mis marcas se han acercado a mis mejores tiempos, que datan de 2013, no hace tanto tiempo, por lo que creo que aún soy capaz de dar mi máximo nivel en algunas pruebas y en 2017 voy a intentar superar alguna de mis marcas actuales o todas, si puedo, para lo que habrá que trabajar duro y con constancia. Mi primer reto importante serán los 10k de Laredo, en marzo y el segundo, el maratón de Varsovia, en septiembre; aparte de esos dos pruebas, tengo previsto correr los maratones de Las Palmas en en enero y Lima en mayo, además de algún que otro 10k. El resto está por confirmar.
Tras cumplir 10 años desde mi primer MAPOMA y 26 maratones completados, es el momento de afrontar un nuevo año con la ilusión de siempre y con un objetivo principal: disfrutar de este deporte; y para eso, espero contar con la ayuda de mis seguidores en los maratones, de mis amigos atletas, de los que leéis este blog y por supuesto, de mi familia. A todos, Feliz 2017

jueves, 24 de noviembre de 2016

Canillejas 2016

Siempre me ha gustado la carrera de Canillejas, pero este año se disputaba justo una semana después del maratón de Ravenna y no estaba en mis planes volver a competir  en esa fecha; sin embargo, mi amigo Alfredo Varona me ofreció un dorsal y decidí aceptarlo, porque me gusta el recorrido, el ambiente y además podía correr sin presión alguna, porque no me iba a plantear ningún objetivo, tan solo llegar a meta.
Amaneció un domingo lluvioso en Madrid y aunque no me apetecía mucho correr, me desplacé hasta Canillejas un poco escaso de tiempo, aparqué y me fui en metro hasta las inmediaciones de la salida (esta carrera tiene un recorrido lineal).  El metro te deja a 1,5 km de la salida, así que tuve que correr hasta la salida para no llegar tarde y de paso, calentar un poco. 
Me coloqué bien en la salida y salí sin pensar mucho en el ritmo, guiándome por mis sensaciones que no eran del todo malas, de manera que completé el primer kilómetro en menos de cuatro minutos; animado por ese paso, decidí seguir a buen ritmo, pero sin  volverme loco porque sabía que podía pagarlo más adelante. Y aunque el segundo y el tercero se fueron por encima de 4 minutos, en la bajada de Arcentales volví a recuperar un poco, para luego volver a bajar el ritmo en la subida subsiguiente. La bajada y posterior subida de esta popular avenida es, de siempre, la parte más difícil del recorrido, pero corrí con cabeza y pude llegar entero a la parte final de la prueba, los últimos tres kilómetros que pican constantemente hacia abajo.
Miré el reloj y me di cuenta que estaba haciendo una buena carrera y que tenía posibilidades de bajar de 41 minutos, así que no me lospensé y seguí manteniendo un buen ritmo, aunque sin pisar a tope el acelerador porque mis piernas ya estaban un poco cansadas. El caso es que encaré la recta mirando el reloj y acelerando un poco para acabar en 40'58''.
Es un buen crono, teniendo en cuenta los dos maratones que he corrido en quince días y me ha ratificado que sigo en un buen momento de forma, que espero conservar para las competiciones que me esperan durante el mes de diciembre, en el que voy a entrenar menos y competir más; órdenes de Depa para final de año.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Maratona di Ravenna (3) - La carrera

Habíamos incrementado un poco el ritmo en los últimos kilómetros, mis piernas aguantaban y la maltrecha rodilla de Pili también; entonces pasamos por el punto kilométrico 41 y como dos buenos maratonianos olfateamos claramente la línea meta, e incrementamos inconscientemente el ritmo con la pancarta al fondo y el sonido del la última banda de animación que interpretaba Africa de Totto, un grupo italiano muy popular en los 80. Los ánimos de los tiffosi nos dieron el empujón definitivo, "andiamo ragazzi" (y eso que yo, de ragazzo no tengo ya nada) antes de que Pili me ofreciera su mano y cruzáramos juntos la pancarta levantando los brazos; era el colofón perfecto para una carrera de esas que se recuerdan siempre, una carrera en la que cumplí con creces mi objetivo que no era otro que disfrutar de la distancia de Filípedes y llegar entero a una meta donde me esperaba una ragazza para colgarme esa anhelada medalla de mosaico.
Ese último kilómetro fue el más rápido (a 4'22'') de una carrera que comenzó, como siempre, muy temprano, para tomar el desayuno con tiempo en el hotel; había dormido plácidamente pues no me preocupaba nada el tiempo que podía hacer, mi objetivo era salir y llegar con Pili y recibir la medalla. Repasamos el recorrido en el desayuno con Marisa, que hacía uno y mil cálculos para elegir los puntos apropiados de animación, aunque el trazado se lo ponía muy difícil. Tras los últimos preparativos, nos dirigimos en coche al aparcamiento del que partía la Navatta (lanzadera) hasta la línea de salida, a la que llegamos con tiempo suficiente para ponernos la camiseta de competición y hacernos la fotos de rigor con nuestros particulares "tiffossi". Calentamos un poquito y a la línea salida.
Pili no tenía muy buenas sensaciones en su rodilla y yo tenía dudas sobre como iban a responder mis piernas tras el esfuerzo realizado dos semanas antes en Frankfurt, así que decidimos tomarnos con calma el inicio de la prueba que empezamos ligeramente por debajo de los 5 min/km. Fuimos incrementando poco a poco nuestra zancada hasta ponernos justo por detrás del globo de las 3h30', pero justo entonces decidí hace runa parada "técnica" para ir "al baño" de manera que tardamos un poco en adelantar a ese numeroso grupo y así correr de una manera más relajada.
Ya por entonces nos habíamos impuesto un cómodo ritmo de 4'45 a 4'50'' que no íbamos dejar en toda la prueba; recorrimos las animadas calles del centro, cruzamos un parque por un estrecho camino, y esquivamos algún que otro tramo adoquinado antes de llegar al kilómetro 10 en el que se sale de la ciudad y donde nos esperaba nuestra afición capitaneada por Marisa para darnos nuestro primer "gel de ánimo".
Tras salir de la ciudad, se toma una carretera que lleva a la espectacular iglesia de San Apolinar en Classe; la animación desciende, pero Pili y yo seguimos buen ritmo, adelantando atletas, hasta que encontramos a un español, Jose, miembro del grupo de los "Amigos de la Tapia"; le sugerimos que se una a nosotros y lo hace, así que pasamos de duo a trío de españoles.  Tras llegar a San Apolinar, giramos 180º para continuar por la misma carretera  en sentido contrario. Al llegar a las afueras de Ravenna se toma una carretera a la derecha que lleva hasta la Marina. Aunque se pasa por algún barrio aislado, es una carretera sin apenas animación, hasta que llegamos al paso de la media donde vuelve a estar nuestra "afición" y no sabemos como, pero han llegado para darnos otro empujón moral.
A partir de la media, la ruta se torna un poco tediosa y sufro una pequeña crisis tras tomar mi primer gel, pero no bajo el ritmo porque Pili sigue firme y no tengo intención de  perderla de vista; me recupero, el grupo de hispanos sigue intacto y los pasos por los kilómetros son muy regulares. Todo marcha en regla por el km 28 en el que tomo mi segundo gel y Pili bromea con la posibilidad de "empezar a correr" a partir del km 32, pero le digo que si me quedan fuerzas lo haré a partir del 37.
Mis piernas aguantan y la rodilla de Pili también y entre unas cosas y otras llegamos al km 32 y entonces Pili decide que hay que poner un poco más de picante a la carrera e incrementa ligeramente el ritmo; Jose se queda un poco, así que volvemos a quedarnos los dos solos, aunque nos sigue una italiana desde hace unos kilómetros a la que Pili anima constantemente.
Mis piernas no fallan, están mejor que al principio y no me cuesta nada seguir el ritmo que llevo; entramos de nuevo en la ciudad por el plaza de Aldo Moro donde hay unos sillones de mosaico que le gustan a Pili; luego volvemos al parque que  cruzamos al principio de la prueba, pero ahora es más fácil porque ya no hay gente. Seguimos recogiendo cadáveres y encaramos el km 40 y luego el 41 y el resto de la historia la habéis leído al principio.
Nada más cruzar la meta, Marisa nos felicita por nuestro tiempo, 3h22'47'', un corno muy decente teniendo en cuenta que dos semanas antes había acabado en 3h09´en Frankfurt. Luego nos colgaron la medalla, nos hicimos fotos y comimos algo para recuperarnos. El maratón Ravenna es el número 26 de mi carrera y aunque la marca no es de mis mejores, os aseguro que voy a recordar esta carrera por mucho tiempo, pues la he disfrutado mucho, he cumplido mis objetivos y he corrido de principio a fin con una gran atleta y mejor amiga. Gracias Pili por compartir esta carrera conmigo.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Maratona di Ravenna (2) - La organización

Es evidente que una organización modesta, como la de Ravenna, no cuenta con tantos medios como los de otros eventos más importantes, pero con un presupuesto pequeño es posible hacer una buena carrera, que se ocupa principalmente del bienestar de los corredores, sin olvidar al público de una ciudad que se vuelva con su maratón.
Puede que la falta de un gran presupuesto sea la razón por la que la página web de la carrera no es de las mejores que conozco y además es compartida con otras carreras, pues pertenece al Ravenna Runners Club; sin embargo, cumple su función informativa y de registro, aunque su diseño no sea muy novedoso.

El local elegido para la feria del corredor es un palacete en pleno centro de la ciudad, así que se queda un poco pequeño para la cantidad de visitantes que tiene, pero la recogida del dorsal es ágil y la visita es muy interesante, pasando de habitación en habitación donde, sobre todo, hay stands de maratones italianos, aunque también de patrocinadores de la prueba, incluyendo el de Diadora, la marca deportiva que tiene un pequeño puesto con merchandising de la prueba.
Ravenna es una ciudad pequeña y su centro histórico se recorre durante la carrera, de manera que no se puede acceder a la zona de salida ni en coche, ni en transporte público, por lo que la organización fleta unos autobuses/lanzadera desde un gran aparcamiento en las afueras de la ciudad, hasta el centro. El servicio es rápido y cómodo y además puede ser utilizado indistintamente por corredores y sus acompañantes, sin restricciones.
La carrera comienza en la céntrica Via Roma, frente al museo de Arte de Ravenna; la zona de salida está bien organizada, aunque con las típicas esperas en los camiones/ropero y en los baños, que no son demasiado numerosos, así que la gente utiliza una zona arbolada aledaña por la que también se puede calentar sin agobios. Se sale por una calle amplia en la que se definen unos cajones que están bien controlados. Tras el pistoletazo de salida, la carrera discurre por los lugares más emblemáticos del centro histórico aunque se puede correr con suficiente fluidez. Pero los primeros errores se ponen de manifiesto en el primer avituallamiento, el de los 5 Km, donde no pude beber porque no había agua para todos; el problema no sólo es ese primer puesto, sino todos los demás, pues son muy cortos y los voluntarios no dan abasto para reponer con suficiente rapidez, aunque, lógicamente, el problema se minimiza con los kilómetros cuando la carrera se estira de verdad. Después de ese primer avituallamiento, la cosa tampoco mejora, pues la carrera cruza un parque por un camino estrecho y de tierra, lo cual me hace pensar en lo molesto que sería si hubiera llovido.
Pronto se abandona la ciudad por una carretera que lleva a San Apolinar in Classe, donde tras rodear un parque se vuelve por donde se ha venido hasta coger otra carretera que lleva a la Marina de Ravenna; es entonces cuando se cruza la media y se sigue por una carretera muy escasa de público hasta llegar a dicha Marina, donde se da la vuelta sin ver el mar y se vuelve por otra carretera paralela a la anterior. Se llega a la ciudad de nuevo para recorrer los últimos kilómetros y de nuevo se pasa por otro parque por si no había suficiente con el primero; los kilómetros finales ya discurren por el centro, con mucho público y una bonita llegada en la misma avenida donde partió la carrera.
Una vez que cruzas la meta te cuelgan una preciosa medalla realizada con mosaico; para realizar la medalla, se toman como modelo los adornos de la iglesia de San Vital y se hacen una por una en un taller de la ciudad; no hay dos medallas iguales, son artesanales y realmente bonitas. Luego puedes recuperarte un poco en una zona de avituallamiento donde no falta de nada: bebidas, fruta y hasta pasta y vino, porque el avituallamiento está abierto, no es sólo para corredores, sino que todos están invitados al final de fiesta. Una gran idea.
La maratona di Ravenna es una carrera bien organizada, con fallos subsanables, pero se nota que se realiza un gran esfuerzo para dar un trato exquisito a corredores y acompañantes; en una época en la que las carreras tratan de aumentar la participación a toda costa disminuyendo los servicios a los atletas, es muy grato descubrir que en algunos lugares todavía se organizan las cosas a la antigua usanza y a fuego lento.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Maratona di Ravenna (1) - El ambiente

La Cittá D'Arte es una ciudad especial, no sólo por sus extraordinarios edificios declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO o por su intensa agenda cultural, sino porque es una ciudad volcada con el deporte, como demuestra el hecho de ser la cuna del voleibol transalpino o la gran cantidad de instalaciones deportivas bien cuidadas que se pueden ver en ella y como lo es la disputa de uno de los maratones más importantes del país de la bota y eso que estamos hablando de una población de apenas 150.000 habitantes.
Ravenna recibió a nuestra expedición un frío sábado a mediodía en el que se ultimaban los preparativos en la zona de salida/meta de la prueba atlética que se disputaría al día siguiente recorriendo la mayor parte del casco urbano, como atestiguaban la infinidad de carteles alertando de los cortes de tráfico debido al paso de los esforzados emuladores de Filípedes. Tras comer, como no, pasta, en un popular restaurante, nos dirigimos al centro, que ya era un hervidero de gente, pues además del fin de semana atlético, en la coqueta Piazza del Poppolo, se celebraba la "Feria del Chocolate", que , como podéis imaginar, estaba de "bote en bote", incluyendo los que íbamos a disputar la prueba del domingo. De hecho, el tránsito de gente era intenso entre dicha plaza y la Piazza de Kennedy, donde se ubica el palacete en el que se celebra la feria del corredor.
Una feria pequeña pero muy animada, repleta no solo de corredores, sino de curiosos y es que en Ravenna el maratón se vive a parte iguales por los que corren y los que no corren, ya que estos también participan de la fiesta general de una ciudad con las calles repletas de ciudadanos que disfrutan de las iniciativas culturales y deportivas que se llevan a cabo en la ciudad; en este sentido, es curioso el contraste con Frankfurt, una ciudad semi desierta tanto  el sábado como el domingo maratoniano.
Es lógico que en una ciudad pequeña, no haya suficiente público en las calles para animar durante todo el recorrido, de un maratón, pero durante la carrera se puede disfrutar de puntos "calientes" en el que la presencia de público es bastante notable; obviamente la salida es una de ellas, así como varias partes del recorrido inicial, que discurre por el centro de la ciudad; luego se abandona el casco urbano para dirigirse aS an Apolinar in Classe por una carretera en la que se corre sin público durante gran parte del tiempo, salvo la parte que bordea el impresionante edificio patrimonio de la UNESCO. Aún menos público se ve en el tramo de carretera que llega casi hasta el mar, pero se compensa con los últimos kilómetros, ya en Ravenna, donde el público vuelve a ser  numeroso muy animoso y es que los italianos animan de una manera "especial".
Claro que para especial, tengo que hablar de mis seguidores, capitaneados, como siempre por Marisa que volvió a conseguir animarme en tres partes distintas del recorrido y eso que no era nada fácil en este caso; junto a ella, dos debutantes Paco y Maribel y la madre de Pili, que volvió a estar al pie del cañón, con muleta y todo. Sin duda, fue la animación que más nos gustó.
No me gustaría dejarme en el tintero otra apreciación sobre la carrera y es que la participación femenina es muy grande, pero no solo en las carreras de 10k y media que también se disputan, sino en el maratón; una prueba más de lo que significa de esta carrera.
Estoy seguro que no me equivoco calificando el ambiente de Ravenna como muy bueno, porque a pesar de ser una carrera modesta, se nota que está organizada con cariño y que toda la ciudad participa de un espectáculo tan emocionante como es ver a miles de atletas esforzándose por completar los 42,195 Km del recorrido.

martes, 8 de noviembre de 2016

Ravenna, città d'arte

Hace ya unos años que conocí a Pili Isidro, la mejor maratoniana de España, sin lugar a dudas; a Pili, como a mi, nos apasiona la distancia de Filípedes y ambos hemos coleccionamos maratones alrededor del mundo, aunque ella lleva más que yo y hasta ha conseguido alguna victoria. A ambos nos gusta vivir con intensidad los fines de semana maratonianos, la visita a la feria del corredor, vivir el ambiente en carrera,  una simple charla con otros atletas... pero hay algo que a Pili le gusta por encima de todo y es recibir la medalla de finisher, porque ella es bastante "friki" de las medallas.
Os preguntaréis el porqué esta introducción, pero lo cierto es que viene al caso porque la primera vez que supe algo de la Maratona di Ravenna fue al navegar por  páginas de maratones en internet y descubrir que la medalla de finisher de esta prueba es una auténtica obra de arte, pues está hecha de mosaico; lógicamente se lo conté a Pili y enseguida decidimos poner este maratón en la lista de futuribles, de manera que este año, por fin , cae.
Para los que no lo sepáis, Ravenna se ubica unos kilómetros al sur de Venecia , en la región Emilia-Romaña y es conocida como la "Ciudad del Arte" por los hermosos mosaicos que se pueden admirar en varios edificios históricos. Ravenna también es conocida por albergar la tumba del gran poeta Dante Alighieri. Y además de estos datos culturales, es una ciudad que organiza múltiples eventos deportivos, entre ellos, un maratón que parece estar bien organizado, con un recorrido atractivo y bastante llano y que espero completar el próximo domingo junto a Pili.
Será la segunda vez que corra un maratón sólo dos semanas después de otro, pues ya probé la experiencia en 2014 con los maratones de Coruña y Praga; aquella vez corrí muy fuerte en Coruña (3h04'46'') y me costó acabar en Praga (3h21'32'') y creo que en esta ocasión las cosas van a ser similares, pues he corrido a tope en Frankfurt y pronostico una carrera complicada en Ravenna, aunque mi intención es salir a rodar sin más junto a Pili, hacer el maratón juntos y acabar por debajo de las 3h30'.
También será mi primera cita maratoniano en Italia; el país transalpino siempre ha estado en mi agenda de futuribles y espero volver para correr en Roma, Florencia, quizás en Venecia... ya se verá. Y hablando de números, cumpliré 26 citas con los 42,195 km, justo dos semanas después de haber celebrado mis particulares "bodas de plata" con la distancia de Filípedes. Será mi cuarto maratón de 2016, un año en el que he mejorado mis marcas respecto a años anteriores y espero seguir haciéndolo en 2017, aunque siga acumulando años, pero también voy a acumular ilusión.
El centro histórico de Ravenna nos espera  en una jornada que previsiblemente va a ser lluviosa; no importa, vamos a disfrutar de la carrera, sin presión por la marca, sólo a correr porque nos gusta correr. En las calles estará, como siempre, Marisa animando y esta vez junto a la madre de Pili y mis cuñados Paco y Maribel. El próximo domingo espero colgarme una nueva medalla, esta vez realizada en mosaico y después de haber vuelto a disfrutar de una prueba que crea adicción, porque un maratón es una prueba única que merece ser amada y respetada como merece.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Maraton de Frankfurt (3) - La carrera

La noche previa a la carrera coincidía con el cambio al horario de invierno en Europa, de manera que pude dormir bien antes de que el despertador sonara a las 7 de la mañana; desayuné en la habitación y me volví a tumbar un rato para descansar hasta última hora porque la salida estaba a 10 minutos caminando.


Quedé con en un parque aledaño a la salida con Mario, su cuñado y su amigo Luis, para calentar y darnos los últimos ánimos antes de comenzar a disputar la prueba; hacia frío, pero el viento soplaba con muy poca fuerza y el cielo estaba despejado, un clima casi ideal par afrontar una prueba en la que había puesto muchas esperanzas.
Tras despedirme de Marisa y de mis hijos, me dirigí a mi cajón de salida, donde ya estaban casi todos los atletas, de manera que Mario y yo tuvimos que colocarnos en un lateral esperando el pistoletazo de salida y el avance de la "riada" de atletas. A pesar de este inconveniente, la salida fue limpia, jaleada por el numeroso público que abarrotaba las calles a esa hora tan temprana; tenía decidida mi táctica y aunque era similar a la de Mario, decidí no seguirle porque sé perfectamente que no estoy a su nivel. En definitiva, me puse a un ritmo aproximado de 4'18'' y aunque el comienzo fue un poco más lenta, intenté compensar en los siguientes kilómetros. Cometí el error de seguir el globo de las 2h59'59'' durante un kilómetro, pero es evidente que no llevaban un ritmo muy regular porque me salió a 4'05'' aproximadamente, así que volví echar el freno.
Los primeros kilómetros de la carrera discurrieron por el centro de la ciudad; había demasiados atletas y demasiados giros y pasos de bordillos e incluso un atasco alrededor del kilómetro 5 que me obligó a pararme unos segundos; había nervios entre los que queríamos llevar un ritmo cercano las 3 horas, pero poco a poco la carrera se fue estirando en la zona más desfavorable del recorrido que va del kilómetro 6 al 10 y que yo conocía pues Juan me había relatado a la perfección los pormenores del recorrido dos días antes. El caso es que pasé el km 10 en 43'04'', a ritmo de 4'18'' que yo quería, después de recibir por primera vez la inyección de moral que suponen los ánimos de Marisa y mis hijos.
A partir de ese punto, se inicia un tramo más favorable de unos 3 km en el que incrementé ligeramente el ritmo; luego la carrera se vuelve definitivamente plana y mi ritmo seguía siendo constante, a pesar de haber perdido ya la referencia, aunque seguía con los globos a la vista delante de mi.
Pasé la media en 1h30'47', es decir, a 4'18'' el kilómetro, pero no me sentía con fuerzas para incrementar el ritmo, así que decidí ser prudente e intentar mantener el que llevaba, lo cual significaba que el sub3h se alejaba casi definitivamente. Pero mi ritmo se iba resintiendo poco a poco y en el km 28 mi tiempo ya se había ido a 2h02'30'', pero en vez de desanimarme busque un nuevo objetivo y ese era acabar en 3h06'.
Marisa, Ángela y Alonso no faltaron a su cita a falta de 6 km, cuando mi ritmo ya había disminuido hasta los 4'40'' y mi nuevo objetivo era bajar de 3h10'. Intenté no venirme abajo en el tramo final de la carrera e incluso conseguí acelerar un poco en los últimos dos kilómetros, pero mi tiempo se fue hasta las 3h09'14'', un tiempo digno para cruzar la línea de meta de mi 25º maratón.
No puedo estar contento con mi actuación en Frankfurt, pues creo que tenía un sub3h05' en las piernas, pero estoy satisfecho por haber logrado el quinto mejor tiempo de mis 25 maratones completados, un tiempo por debajo de las 3h10'. Cumplí el plan que había establecido, saliendo a 4'18'', pasando la media entre 1h291 y 1h31', alternando agua/isotónico en los avituallamientos y tomando los tres geles habituales, más una pastilla de sales para evitar calambres; sin embargo, las piernas no dieron para más y la explicación es simple, no estaba tan bien como yo pensaba.  Habrá que entrenar mejor para la próxima vez que quiera intentar hacer una buena marca, que será en septiembre de 2017 en Varsovia.
Hasta entonces intentaré disfrutar un poco más de la carrera y dejaré al margen la marca en los tres maratones que tengo programados; en 10 días correré en Ravenna, el próximo mes de enero en Las Palmas y en mayo en Lima, con lo que tacharé un nuevo continente donde habré disputado la distancia de Filípedes.



miércoles, 2 de noviembre de 2016

Maratón de Frankfurt (2) - La organización

El auge de la carrera a pie y la competencia entre los respectivos organizadores para conseguir más participación, ha supuesto un notable aumento de la calidad organizativa de los eventos; sin embargo, el caso que nos ocupa es Frankfurt, una carrera muy veterana y con una buena organización desde siempre que ha cumplido con mis expectativas, aunque hay algunos aspectos mejorables, en mi modesta opinión.
Mi relación con el maratón de Frankfurt comenzó hace casi un año cuando me inscribí por medio de su página web; la página es buena, tanto para inscribirse como para obtener información útil de cara al fin de semana y además se actualiza de manera periódica con el consiguiente envío de la newsletter vía mail; desde mi punto de vista, roza la perfección.
Una vez en Frankfurt, las cosas discurren por un camino similar; la feria está bien comunicada y prácticamente al lado del hotel oficial del evento, aunque yo no me alojé en el. El pabellón es grande, de manera que no hay problemas de congestión; la recogida del dorsal es ágil, aunque luego tienes que hacer una peregrinación hasta otros dos stands que están de punta a punta para hacerte con la bolsa y la camiseta oficial. Me parece innecesario que te hagan recorrer la feria para que pases por todos los puestos de anunciantes, yo creo que si no te gusta visitar los stands, no tienen porqué "obligarte".


La feria es de tamaño medio, en lineas generales dividida en los puestos de la organización, stands de maratones y por último muchos puestos de venta de artículos deportivos, aunque sólo uno oficial, el de Asics, organizador de la carrera. Es entretenida, con juegos, interactivos, mucha variedad de productos y cerveza sin alcohol gratis, pero el merchandising de la carrera es muy deficiente, compuesto de unas cuantas camisetas de algodón muy feas y una zona de retales en las que se podía adquirir la camiseta oficial de años anteriores, pero la camiseta oficial de este año no; no sé si el merchandising es o no rentable, pero, por lo general, a los participantes nos gusta llevarnos algún recuerdo maratoniano.
Como ya he comentado, el día previo al maratón disputé la popular Family Run, que en este caso se llama Pretzel Run; ha sido mi primera participación en una carrera de este tipo y me resultó divertida, además de bien organizada. El recorrido era agradable, cercano a la ribera del río Meno y a la llegada, todos pudimos comer unos o dos pretzel, beber cerveza sin alcohol y bebidas isotónicas a demanda; incluso hubo medallas para todos los participantes. Muy logrado.
No asistí a la comida de la pasta, pero las referencias que tengo son buenas, pues la comida y la bebida son gratuitas con la inscripción, un detalle que deberían copiar otras organizaciones de maratones.
Llegamos ya a lo importante, la carrera del domingo; la salida se ubica al lado del Messe, de manera que el mismo día de la carrera se puede recoger el dorsal; hay sitio para calentar sin problema y sin aglomeraciones de gente. Sin embargo, creo que había pocas cabinas de wc en la calle, de manera que los arbustos fueron pasto del ácido único de los nerviosos participantes. Se sale por una avenida amplia, sin problemas de aglomeración, es decir, se puede correr bien desde el inicio.
El recorrido se adentra en el cetro de la ciudad en los primeros kilómetros y aunque la animación es muy buena, creo que le sobran giros y sobre todo cambios de superficie, pues se corre por el asfalto de las calles, por las aceras, por zonas peatonales y hasta por un empedrado, con el consiguiente riesgo de caídas debido a los bordillos que hay que subir y bajar; además, alrededor del kilómetro 5 hay un estrechamiento importante al pasar de una calle ancha a una zona peatonal y cuando yo pasé se produjo un embudo que nos obligó a parar; creo que deberían buscar una alternativa.
Se abandona el centro cruzando un puente sobre el Meno en curso a a coqueta zona de los museos, que se cruza hasta llegar a una zona residencial muy cuidada en la que los residentes sacan sillas y viandas a la calle para pasar la mañana; es una parte agradable del recorrido, sin giros, pues se circula paralelo al río hasta llegar a la media maratón, que se ubica en una zona en la que ya no hay demasiadas casas, pero donde la organización ha colocado más puestos de animación.
Después de completar la mitad del recorrido, llega la parte más fea de la carrera, ya que discurre por carreteras y hasta por una autopista sin apenas público y en alguna ocasión por una parte marginal de la autopista; esta parte no me gustó demasiado, obviamente. Se cruza un puente y de nuevo, el recorrido entra en la ciudad, dirigiéndose poco a poco al centro, por el que se recorren prácticamente la mismas calles que al principio de la prueba.
El final es muy animado, con mucho público y con un colofón espectacular sobre la alfombra roja del Frankfurt Messe, un recuerdo imborrable para cualquier atleta. Una vez cruzas la linea de meta, llegas a una sala muy grande donde te puedes hacer una foto de estudio y desde ahí sales de nuevo a la calle donde te cuelgan la medalla y en un patio hay numerosos puestos con fruta, sopa, batidos de proteínas, agua, bebidas isotónicas y por supuesto, cerveza (sin alcohol).
La organización del Maniova Frankfurt Marathon es sobresaliente, aunque no les vendría mal pulir algunos defectos; aún así, ocuparía un nivel destacado en la clasificación de los maratones que ya he disputado, que como sabéis son veinticinco.






martes, 1 de noviembre de 2016

Maratón de Frankfurt (1) - El ambiente

La ciudad bañada por el río Meno acoge el maratón más antiguo de Alemania,una prueba de la que se enorgullecen sus moradores y que es uno de los acontecimientos más destacados del año en esta importante ciudad industrial germana. El Frankfurt Messe, una especie de pabellón en el que se celebran tanto ferias como conciertos musicales masivos, acoge la feria, la salida y la llegada de la carrera y se convierte en el punto neurálgico de la ciudad durante el fin de semana maratoniano. No es de extrañar que el ambiente atlético se ciña en gran medida a esa parte de la ciudad pues los hoteles y el centro comercial aledaño están repleto de maratonianos durante todo el fin de semana. Obviamente, también se pueden ver muchos turistas con zapatillas "voladoras" paseando por el centro de la ciudad.
Llegué el viernes a Frankfurt y ese mismo día me dirigí a la feria, que ya estaba bastante animada tanto por dentro como por fuera del recinto; la feria ofrece bastantes atractivos para que la gente pase un buen rato visitándola, aunque su tamaño se ajusta al número de participantes, es decir, tamaño medio; el ambiente de la feria, también se traslada al centro comercial aledaño cuyos restaurantes estaban repletos de atletas comiendo hidratos. De hecho, en algún restaurante nos dijeron que se notaba la gran afluencia de público durante el fin de semana, algo que también se podía ver en el centro de la ciudad, aunque en menor medida, pero que me lleva a concluir que en la ciudad de  Frankfurt se vive de manera especial este evento tan importante.
En esta ocasión, decidí correr la Family Run el día antes del maratón, que en Frankfurt se denomina Prtezel Run pues tras finalizar el recorrido de 5 km, a todos los asistentes se les obsequia con pretzels y bebida, además de una bonita medalla; calculo que fuimos unos 500 participantes, la mayoría alemanes y en muchos casos disfrutando del deporte con sus hijos de corta edad. Fue una excelente manera de hacer el rodaje previo a la carrera del domingo junto con Marisa y otra prueba que indica que los francforteses viven con intensidad su maratón.
Los buenos augurios sobre el ambiente se refrendaron el domingo, pues la salida era ya un hervidero de atletas y público muchos minutos antes del pistoletazo de salida; después, se recorren los primeros 10 km prácticamente por el centro y la animación es constante, con mucha gente en las calles jaleando a los atletas. Cuando se cruza el río, desciende un poco la cantidad de público salvo en las inmediaciones de algún puente, pero los habitantes de los barrios por los que se cruza también disfrutan la carrera y se pueden ver sillas al borde de la carretera para disfrutar en primera fila del espectáculo. Pasada la media, la carrera se adentra en una autopista y durante unos cuanto kilómetros no se ve prácticamente a nadie animando, pero a partir del km 28 se vuelve a entrar en la ciudad y la afluencia de público aumenta progresivamente hasta llegar a los kilómetros finales, en los que se vuelve a pasar por el centro de la ciudad donde la afluencia es masiva hasta llegar a la espectacular llegada en el interior del Frankfurt Messe. La llegada es realmente espectacular, de esas que se recuerdan toda la vida.
Creo que no es descabellado calificar con un notable alto el ambiente de esta veterana prueba en la que además de correr rápido por su correcto trazado, se puede disfrutar de un gran fin de semana atlético.


miércoles, 26 de octubre de 2016

Aquel gol de Katalinski

Corría febrero del año 1974 cuando la selección española tuvo que jugar un partido de desempate para la clasificación del Mundial de 1974; las selecciones de Kubala y de Miljanic habían empatado a todo en la fase de grupos y se jugaron el todo por el todo a un partido que se disputó en Alemania. Por entonces yo tenía siete años, pero recuerdo que Katalinski, un fornido central balcánico, acabó con mis esperanzas de ver a la selección española en la fase final de la Copa del Mundo de 1974, tras rematar un rechace de Iribar. Meses después, aquella gran selección balcánica disputaría el partido inaugural del mundial ante la selección brasileña, aunque todos recordaremos aquel torneo por el gran fútbol desplegado por la selección holandesa, aquella mítica "Naranaja Mecánica" que lideraba un tal Johan Cruyff.
Creo que fue en ese día cuando oí hablar de la ciudad de Frankfurt por primera vez, pues fue en su estadio donde se disputó ese partido que sigo recordando con amargura a día de hoy; en realidad, no estoy seguro si ya conocía antes el nombre de la ciudad regada por el río Main, pues era precisamente allí donde residían los Seseman, cuya hija inválida, Clara, se hizo inseparable de la inolvidable Heidi, cuya serie de dibujos animados fue muy popular en esa época. Y que decir de las famosas salchichas de Frankfurt, que también se empezaron a comercializar en España por esas fechas. Sea como sea, el próximo domingo tomaré la salida del Maniova Frankfurt Marathon, considerado uno de los más rápidos del mundo y que además, se adapta como anillo al dedo a mis preferencias: una carrera con participación media, totalmente llana y con una temperatura normalmente baja.
En un año en el que disputaré cuatro maratones, este es el único que he preparado a conciencia para conseguir una buena marca; a falta de cuatro días para competir, no me equivoco si afirmo que he hecho un buen trabajo y que me encuentro en un estado de forma bueno, tirando a excelente; he sacado los entrenamientos con cierta solvencia y he conseguido mantener ritmos que hacía tiempo que no conseguía, pero ni así me atrevo a predecir lo que puede pasar el próximo domingo. En ocasiones anteriores he puesto el listón más alto que mis posibilidades y me he llevado varias decepciones, por eso es mejor ser cautos en esta ocasión y pensar solamente en correr lo mejor posible y luchar hasta el final por un buen tiempo; estoy convencido que tengo una buena marca en las piernas, pero me hace falta demostrarlo.
Pero dejaré al lado este tema para hablar de estadísticas, pues en Frankfurt cumpliré 25 maratones completados, si llego a meta; será mi tercer maratón en Alemania y mi décimo maratón en Europa (excluyendo España). Y para los más cotillas, puedo también contar que el día previo a la carrera celebraré mi 22º aniversario de boda con Marisa, que volverá a darme ese aliento que tanto necesito en varios puntos del recorrido; en esta ocasión, también viajan mis hijos, que suelen ser garantía de éxito, pues me han visto batir varias veces mi MMP.
El trabajo duro está hecho, ahora llega el momento de disfrutar otro apasionante maratón, de vivir intensamente la visita a la feria, la recogida del dorsal, el ambiente en las calles y por supuesto esos 42,195 km que intentaré completar en el menor tiempo posible, sea cual sea. No quiero hablar de marcas, mi objetivo en Frankfurt va a ser correr lo más rápido que pueda y esta vez espero que sea muy rápido, pero sobre todo, espero disfrutar de una prueba con la que voy a cumplir las bodas de plata, mientras celebro con mi familia otro aniversario mucho más importante.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Media Maratón de Valladolid 2016

Un año más, la Media Maratón Ciudad de Valladolid ha servido para calibrar mi estado de forma unas semanas antes del maratón de otoño; en esta ocasión, he llegado después de un intenso verano de buenos entrenamientos que me permitieron llegar a la carrera con muy buenas sensaciones, pero mi objetivo no era esta media, por lo que me tomé la competición a modo de un test importante que me indicara si estaba haciendo bien las cosas y el resultado me lo ha corroborado.
Tras un decepcionante partido de fútbol en Zorrilla el sábado previo a la carrera, me dirigí al Polideportivo Huerta del Rey, donde recogí mi dorsal y mi camiseta y ya de paso mantuve una animada charla con los organizadores que me indicaron cambios en el recorrido; he de decir que los cambios no eran necesarios y después de experimentarlos me reafirmo en mi opinión, pues te obligan a pasar cuatro veces por un túnel con sus correspondientes subidas y bajadas que no aportan nada y además el paso por la Plaza Mayor está lleno de virajes, aunque en el lado positivo está el paso por las calles Duque de la Victoria y Gamazo que mejoran lo anterior.
El domingo por la mañana madrugué para desplazarme desde Alcazarén hasta Valladolid en una mañana fresca y exenta de viento; había quedado en la Plaza de Zorrilla con varios amigos y tras los saludos preceptivos, me puse a calentar; sabía que estaba bien de forma y mis piernas parecían estar frescas para la prueba, pero me asaltaban las dudas al respecto de cumplir la directriz que he había aconsejado Depa, que no era otra que bajar de 1h30'. No me hacía falta más, no pretendía mejorar mi marca, me bastaba con correr a ritmo de maratón (ritmo de 3h) y llegar sin demasiados agobios, es decir, hacer un controlado de 21Km.
No me coloqué muy adelante en la salida y fue un pequeño error, pero a pesar de ese primer contratiempo, salí tranquilo, sin estresarme y adelantando atletas pero evitando movimientos bruscos que pudiera pagar más adelante; de hecho, el paso por el km 1 lo hice en 41'18'', pero no me importaba, pues confiaba en mis posibilidades plenamente. Y poco a poco fueron cayendo los kilómetros y mi ritmo se mantenía constante, a veces ligeramente por debajo de los 4'15'' y otras ligeramente por encima, aunque la desastrosa colocación de los hitos kilométricos me despistaba un poco, pero no me hizo entrar en "pánico".
Tras completar la primera vuelta, al paso por el kilómetro 10, mi reloj me decía que las cosas iban conforme a lo previsto, pero ligeramente por encima de la hora y media, así que decidí incrementar un poco el ritmo, lo cual me llevó a adelantar atletas durante casi toda la segunda mitad del recorrido. Ese aumento de ritmo me costó, es indudable, pero en ningún momento flaquearon las fuerzas, porque regulé muy bien para llegar entero a los kilómetros finales, en los que hice otro pequeño cambio  para comprobar que iba sobrado de fuerzas. 
Al final llegué a meta en 1h30'08'', ligeramente por encima de lo previsto, pero contento porque el resultado es exactamente el que pretendía, correr a ritmo de maratón sin gastar demasiado y con cierta comodidad, lo cual me hace ser optimista de cara a la cita de Frankfurt.
Faltan aún cinco semanas para afrontar la cita más importante de mi año atlético y afortunadamente todo está saliendo conforme a lo previsto; la preparación que me ha programado Depa es bastante diferente a otras anteriores y como el me ha apuntado, no me puede garantizar que mis posibilidades de lograr el sub3h sean elevadas, pero me han servido para lograr un estado de forma que casi había olvidado. Me encuentro con buenas sensaciones, fuerte y con ganas de pelea, pero habrá que completar el resto de la preparación sin fallos, esperar pacientemente y calibrar mis posibilidades cuando falte poco para la disputa del maratón de Frankfurt; por el momento, la buena noticia es que nada no hay malas noticias, en resumen, que todo marcha bien.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Desafío Contiendas Night Race

Aunque inicialmente había programado la "Carrera Villa de El Espinar" para el pasado sábado, cambié de prueba pues tenía que estar el fin de semana en Valladolid, de manera que aunque no pude correr junto a mis amigos espinariegos, lo compensé corriendo una divertida prueba que organiza de manera modélica el gran Depa.
La prueba, que celebraba su segunda edición, se disputa íntegramente en el bonito parque del Cerro de las Contiendas de Valladolid, con la particularidad de ser una carrera nocturna, es decir, hay que correr con un frontal de manera obligatoria; se corren tres pruebas, una legua, una carrera de 12 km y después de esas, un canicross.
Después de ver ganar al Pucela en Zorrila, me fui paseando hasta la salida pues está muy cerca; me acompañaba Marisa, que corrió la legua y nada más llegar comprobamos que el ambiente era inmejorable, lleno de runners con ganas de pasarlo bien no sólo corriendo, sino después de la prueba en la que se puede disfrutar de música en vivo y un chiringuito para poder degustar los famosos pinchos vallisoletanos con un buen Ribera. Valladolid está en ferias en estas fechas y esta carrera forma parte de esa gran fiesta.
Pero vamos al grano, pues tras calentar por los caminos aledaños a la salida, me ajusté la linterna frontal y me coloqué bajo el arco justo cuando caía la noche; Depa me había comentado que la carrera era sencilla en su primera vuelta y bastante complicada en la segunda parte y era cierto. Los primeros kilómetros son fáciles, por un camino amplio, sin baches y con toboganes muy ligeros, hasta que se comienza a descender a la zona baja del parque cuando ya hay que encender las linternas para ver el camino. Entonces empieza la parte más dura de esta vuelta, pues hay una subida my empinada que muchos atletas completan andando, aunque no fue mi caso; una vez arriba de nuevo, se recorren unos metros más y se completa la legua y se empieza la segunda y terrorífica vuelta.
La juerga comienza con una bajada vertiginosa por un sendero, lo cual me resulta complicado pues yo no soy un corredor de trail y me da miedo bajar deprisa; lógicamente, tras la bajada llega una subida muy empinada y es entonces cuando decido ponerme andar pues era imposible correr. Hasta entonces había corrido a una buena media, sin acusar demasiado el agobiante calor (28 grados de temperatura) y con la sensación de estar en buena forma; pero a partir de esa subida, la carrera se convierte en una sucesión de bajadas complicadas y subidas empinadas, lo cual hace imposible correr de una manera normal. Y como no soy trialero, me armé de paciencia y decidí completar el recorrido sin gastar demasiada energía, pero sin tirar la toalla.
Hice lo que pude y creo que no hice un mal papel, pero era inevitable que atletas más expertos en este tipo de pruebas me adelantaran en las bajadas y en las subidas más técnicas, aunque yo fuera superior en el llano. Pero faltaba la traca final, una última subida prácticamente campo a través para la que era necesario ayudarse con una soga atada entre árboles; tardé en subir bastante ese último trecho y me adelantaron muchos atletas, pero al final conseguí llegar, cansado, pero contento después de haber probado una carrera distinta, pero que espero me haya ayudado en mi puesta a punto.
Quedan ocho semanas para el maratón de Frankfurt y todo indica que voy por buen camino, pero es evidente que no es el momento de lanzar las campanas al vuelo, pues aún faltan los entrenamientos más exigentes que tienen que afinar mi preparación; puede que la media de Valladolid que se disputa en dos semanas, me de una idea más exacta de lo que puedo hacer el próximo 30 de octubre, pero hasta entonces hay que seguir entrenando como hasta ahora o quizás mejor, si el calor decide retirarse de una vez. 

viernes, 26 de agosto de 2016

Correr en Sicilia

La hermosa isla de Sicilia fue la elegida para pasar mis vacaciones familiares este verano; metido de lleno en mi preparación maratoniano de cara a Frankfurt, sabía ya antes de partir que iba a ser difícil entrenar en condiciones óptimas, debido fundamentalmente al calor y al peculiar estilo de conducción que poseen los lugareños. Sin embargo, después de probar varias rutas en diferentes ciudades, puedo concluir con una frase muy española: en peores plazas he toreado.
Tras pasar casi diez días visitando la isla, no tengo ninguna duda en recomendarla como un gran destino turístico, pues además de sus playas, la isla cuenta con hermosos paisajes, pueblos de montaña preciosos y restos arqueológicos romanos de indudable interés; no obstante, sus ciudades son un tanto destartaladas y aunque se nota que se están haciendo esfuerzos para mejorar las cosas, encontrar zona específicas para hacer deporte, como carriles bici o simplemente buenos paseos marítimos, es harto difícil. Tampoco es fácil encontrar a gente corriendo por allí, o al menos yo he visto a muy pocos y eso que he corrido por las zonas aparentemente más propicias para la práctica de la carrera a pie.
Metiéndome en harina, os voy a relatar las rutas que recorrí en varias ciudades por si puede servir de ayuda a alguien que pase sus vacaciones por allí en un futuro:

- Trapani: en esta ciudad costera a unos 100 km de Palermo  realicé mi primer rodaje  en la isla; fue en el paseo que bordea la playa, más bien una estrecha acera en la que el firme no es muy bueno y plagada de rebajes que dificultan la carrera. En algún tramo bajé al asfalto de la calzada para correr más cómodo, pero tuve que descartarlo porque los conductores no respetan mucho a los deportistas y pasan muy cerca. Son unos 3 Km de paseo más la vuelta y aunque hay una zona calle peatonal en el centro, está empedrada y es difícil correr por ahí; con todo, Trapani no es un sitio malo para correr.

- Agrigento: esta ciudad es famosa por su espectacular "Valle de los Templos" que además debe ser la zona más llana de la urbe, porque el resto se halla enclavado en una ladera y es harto difícil encontrar más de 200 metros planos. Pregunté al dueño de mi B&B por un lugar llano y sin coches y me envió al Vialle de la Vittoria, una avenida cuya acera es bastante ancha y que además es plana, aunque su longitud no pasa de los 400 metros; el caso es que me tocaba hacer series de 200 y allí me fui muy temprano, de manera que no tenía que esquivar a muchos viandantes, pero por contra, la calle no es muy plana y el paseo está recubierto por una baldosa bastante resbaladiza y al igual que en Trapani, descarté correr por la calzada. Eso si, desde esa avenida hay unas vistas impresionantes de la zona arqueológica, aunque no me dio mucho tiempo para disfrutarlo.

- Siracusa: es la ciudad más turística de la isla y la más preparada, pues cuenta con dos opciones para poder correr con tranquilidad; la primera es correr por la isla de Ortigia, donde está prohibido el tráfico rodado y por tanto no hay peligro alguno; la pega es que el suelo tiene parte adoquinada y además hay muchos peatones. Yo escogí la segunda opción, una especie de carril bici que sale de la ciudad y discurre paralelo al mar bastantes kilómetros (yo me di la vuelta en el Km 7). Es un camino de tierra compactada, con vistas agradables, pero ni una sola sombra; y por cierto, no se puede acceder al mar, porque está bastante lejos y hay que bajar un buen trecho.

- Milazzo: otra ciudad costera, donde se ubica el puerto principal del que parten los barcos hacia las islas Eolias. Allí hay un pequeño paseo marítimo que mide unos 800 metros aproximadamente y cuyo firme no es malo; corrí pro la noche y la iluminación era escasa, a tono con toda la isla. No es mal sitio, sin embargo.

Además de estas sesiones, hice una frustrada ascensión al Etna  debido a la niebla y la ascensión completa al Volcán Stromboli, tres horas de subida bastante divertida aunque sin premio, pues una vez en la cima no se veía nada debido a la mal climatología.


Pensaréis que son pocos entrenamientos, pero tanto el día de ida como de regreso, decidí entrenar en casa y así evitar Palermo, donde no encontré ningún sitio atractivo para correr según el mapa; también me pareció muy difícil entrenar en otros destinos que visité, como Ragusa o Caltagirone, pues son pueblos de montaña en el que no hay nada plano, e incluso parecía complicado poder correr en otros pueblos muy turísticos como Taormina o Cefalu, que tienen playa, pero cuyo paseo tampoco cumple las condiciones.
En cuanto al resultado de los entrenamientos, no puedo decir que hayan sido brillantes, pero cumplí mi objetivo a pesar de las dificultades de correr en un viaje de este tipo, pues las visitas a las ciudades suelen dejar mal la musculatura y a eso hay que añadirle los madrugones y el calor y humedad intensos de esta isla.

viernes, 29 de julio de 2016

El maratón de otoño, empieza en verano

Correr un maratón en otoño supone pasar el verano entrenando, aunque dependiendo de la fecha exacta, la intensidad puede ser mayor o menor; desde que empece a correr maratones siempre he entrenando el verano y no es precisamente mi época favorita para salir a mover las piernas, pero eso no impide que disfrute de los entrenamientos.
Con Frankfurt en el horizonte, Depa ha empezado programándome unas sesiones en los que las cuestas son las principales protagonistas, con el objetivo de ganar fuerza; he acabado ya un ciclo de cuatro semanas en las que he hecho dos sesiones de cuestas (cortas y largas), además de días de gimnasio y salidas largas para aumentar el volumen. He comenzado un nuevo ciclo, con una sola sesión de cuestas más largas aún y empezando con series cortas para trabajar la velocidad; el resto de sesiones, mantienen el esquema de las anteriores.
Hasta ahora las cosas van bien, progresando poco a poco, incrementando ritmos e intensidad, aunque salvo la salida larga de la semana, las sesiones son cortas, pues con la temperaturas que estamos padeciendo en julio, salir a correr es un reto muy complicado. Como ya he comentado en otras ocasiones, la mañana es mi momento favorito para salir a correr en verano, temprano, cuando el sol aún no calienta con fuerza; eso me obliga a madrugar mucho, pero así puedo rendir en buenas condiciones además me deja libre para el resto del día; sin embargo, debido a mis obligaciones laborales, no siempre es posible salir a correr temprano por la mañana y he tenido que hacerlo a última hora de la tarde. Por la tarde, casi noche, el sol ya no molesta, pero el aire está muy cálido después de todo el día y la temperatura suele ser muy alta, en torno a los 30 grados; no son condiciones ideales, pero no hay otra manera de hacerlo.
Lo que siempre me ha parecido una incógnita es el rendimiento del trabajo que se hace en verano; por un lado, los ritmos a los que se entreno son menores que los que hago normalmente, debido a las condiciones climáticas, pero por otro lado, siempre que llega el tiempo "fresco", los ritmos mejoran casi sin querer y es que hay que tener en cuenta que el ritmo "veraniego" es equivalente a un ritmo ligeramente más alto a temperatura normal.
Lo único que tengo muy claro, es que para llegar a tope a octubre, hay que empezar a entrenar en verano, a pesar de los inconvenientes, porque no es posible esperar a que el clima de una tregua; por eso, toca tomar precauciones, no salir en las horas centrales del día, hidratarse más que en otras estaciones y aguantar con estoicismo las altas temperaturas, para poder disfrutar de las sesiones de entrenamiento y rendir a tope, sin excusas. Sólo así, conseguiré llegar a otoño con la preparación necesaria para afrontar el maratón de Frankfurt en las mejores condiciones.

martes, 14 de junio de 2016

Maratón de Estocolmo (3) - La carrera

En esta ocasión mi despertador sonó a las 8 de la mañana pues no es necesario madrugar para correr al mediodía; lo bueno de empezar a una hora tan extraña es que evitas la ansiedad que produce pegarse un madrugón, desayunar sin ganas e ir a la salida con las legañas en los ojos. En esta ocasión, bajé a desayunar tranquilamente con Marisa y luego regresé a la habitación a descansar un rato, pues quedaba mucho tiempo para empezar.
Mis amigos me esperaban en el hall y todos justos nos desplazamos a la salida en un corto viaje en metro; los alrededores de la feria estaban ya llenos de corredores preparándose para la "batalla". El sol en todo lo alto y a me preocupaba la temperatura, 17 grados, muy cálida para mi, aunque sospechaba que ya no iba a subir mucho más durante la competición. Después de los preparativos típicos (vaselina, chip, camiseta etc), me despedí de Marisa y de mis amigos y comencé a calentar brevemente, ya en mi cajón. Estaba relajado, pero, insisto, me preocupaba el calor.
Sonó el pistoletazo de salida y me dispuse a hacer la carrera que tocaba hacer; aunque en un principio tenía pensado hacer una especie de rodaje largo como hice en Hong Kong, después de la media de Vitoria, Depa me recomendó  que saliera más fuerte y que intentara hacer un buen tiempo y obviamente, así lo hice. Teniendo en cuenta que no había preparado este maratón de manera específica y que estaba muy corto de kilometraje, planteé correr  a ritmo de 3h15' para intentar conseguir una marca en torno a ese tiempo.
Por esa razón, me pegué al globo de las 3h15' desde el inicio, a un ritmo bastante cómodo para mi en teoría, aunque consciente que los kilómetros podían hacer mella más tarde. Fueron unos primeros kilómetros un poco nerviosos porque había mucha gente en el grupo, lo cual provocó una caída de una atleta que me hizo reflexionar sobre el peligro de correr junto a tanta gente, así que decidí adelantar al globo y colocarme unos 100 metros por delante, pero manteniendo el ritmo.
En el kilómetro 4 me esperaba mi primer contacto con mis animadores, que pudieron verme a un ritmo de unos 4'30'' por kilómetro, que mantuve hasta el 10 más o menos; como podéis ver, el ritmo era un poco más rápido que el que buscaba, pero una vez despegado de los globos, fui acelerando sin darme cuenta y eso me puedo afectar en la segunda parte de la carrera, aunque no creo que demasiado.
Ya por entonces, había experimentado los repechos que tenía el recorrido y un viento no demasiado fuerte que también molestaba; sin embargo yo seguía con mis buenas sensaciones al paso por el km 17, donde volvía a ver a Marisa y mis amigos; justo después, la carrera se interna en el parque Djugardeens donde me esperaba el paso por la media. Sigo corriendo bien y sin forzar, pero me doy cuenta que mi ritmo se resiente, aunque siempre dentro de los márgenes que me he marcada; normalmente no me gustan los recorridos por los parques y éste no fue una excepción, pues la carretera se estrechaba y los toboganes se sucedían; sin duda, la parte más dura de la carrera.
Justo antes de cruzar la media, el globo de las 3h15´se puso a mi lado y aunque el tiempo de paso era esperanzador, 1h36'17'', sabía que doblar era una utopía y que debía prepararme para una segunda vuelta dura. Dejé ir al grupo del globo, aunque haciendo la goma, tras descartar hacer el esfuerzo de seguirlos; la decisión fue, a la postre, muy acertada, pues no quería que me pasara lo que me pasó en Chicago o en Marrakech, donde me quedé sin fuerzas a falta de muchos kilómetros y tuve que sufrir un calvario. Esta vez quería llegar entero, cansado, pero sin sufrir más de lo necesario, así que lo inteligente era bajar el ritmo y adaptarme a los que me transmitían mis piernas, a las que faltaba volumen de entrenamiento y por tanto, capacidad para continuar con el ritmo que había seguido.
Sin ponerme nervioso y sin frustrarme, fui disminuyendo el ritmo con el paso de los kilómetros, disfrutando de la segunda vuelta del recorrido, que me siguió pareciendo tan bonita como la primera. Volví a correr junto al puerto, volví a cruzar el puente y me conjuré para acabar entero cuando pasaba el km 29 y recibí mi último gel anímico; allí estaban otra vez y ya no les volvería a ver hasta meta.
En esta ocasión tampoco fallé en los avituallamientos, pues seguí a rajatabla la secuencia agua/isotónico en los líquidos y me tomé mis tres geles en los puntos previstos (km 22, 29 y 35). La última aparte me resultó dura, pero me animaba al ver que aún habiendo bajado el ritmo, empecé a "recoger cadáveres" mientras seguía entero y sin sensación de flaquear, aunque ya a un paso alrededor de los 5 min/km.
Sólo restaba llegar y decidí disfrutar de la espectacular animación de los dos últimos kilómetros, pero sobre todo de mi entrada en el estadio, sorprendido por Marisa que me esperaba fuera para animarme para luego volver a animarme dentro. Entré por una de las puertas de sus majestuosas torres, eché un vistazo a las gradas y se me pusieron los pelos de punta; allí estaban mis amigos, dándome el último empujón, que aproveché para incrementar el ritmo y adelantar a muchos atletas antes de  cruzar la línea de meta en 3h20'57'' y pleno de felicidad.
En Estocolmo he vuelto a disfrutar plenamente de un maratón y he recuperado la confianza en mis distancia favorita; aunque lejos de las 3 horas, mi tiempo cumple las expectativas que me marqué, pues sin una preparación específica, pedir más, es mucho pedir. La próxima cita será en octubre, la ciudad elegida Frankfurt y el objetivo, bajar  de las 3 horas. Habrá tiempo y posts para hablar de todo esto, pero espero que cuando cruce la línea de meta de la espectacular llegada de Frankfurt, sienta, al menos, la misma felicidad que experimenté al cruzar la línea de meta de Estocolmo. Y es que el maratón, te obliga a esforzarte, a planificar, a entrenar duro, a sufrir, pero sobre todo, te hace ser un poco más feliz.

domingo, 12 de junio de 2016

Maratón de Estocolmo (2) - La Organización

Soy corredor de maratones, me parece una distancia que se adapta como un guante a lo que me gusta de verdad, no sólo competir, sino vivir una experiencia que se inicia el día que te inscribes, pasa por tu preparación y culmina en un fin de semana en el que recoges tu dorsal, respiras el ambiente atlético  en la feria y fuera de ella y finalmente culminas compitiendo en una carrera que da mucho de si por sus características; desde hace tiempo tenía en mente correr en Estocolmo, uno de los maratones más importantes de Europa, en una de la ciudad más importante de Escandinavia, que además es espectacular para correr, por sus edificios, sus canales, sus jardines y porque es llana. Y después de haber cumplido mi propósito, la experiencia no me ha decepcionado en absoluto, al contrario, es uno de los mejores maratones que he corrido de mi ya , extensa lista.
Antes de empezar a analizar los detalles, es necesario remarcar que en el Stockholm Marathon es eso, un maratón, no es un compendio de carreras destinadas a engordar a cifra de inscritos globales, no es un Week-End Run, ese apelativo tan rebuscado con el que se maquilla la realidad, no; en Estocolmo, todos los participantes corren 42,195 Km y eso, creedme, es de agradecer en los tiempos que corren. 
Pues bien, empezamos por la página web, con mucha información, buen diseño, ágil y muy fácil de usar para inscribirse y para buscar información pertinente los meses anteriores a la carrera; una vez inscrito, la organización de envía por correo postal tu comprobante de inscripción junto con un mapa de la carrera, alrededor de un mes antes, de manera que se puede planificar la carrera  a la perfección.
Yo llegué a la capital sueca un viernes, aunque se corría el sábado, pero no tuve problema para acercarme a recoger el dorsal a la feria porque está abierta hasta las 21 horas y si no hubiera llegado a esa hora, no hubiera pasado nada porque también entregan dorsales el día de la carrera, de 9 a 11., dado que se empieza a mediodía. Parece que a esta organización no le cuesta mucho poner las cosas fáciles a los corredores.
La feria está bien, correcta; se instala en un pabellón polideportivo que está en el centro de la ciudad, de manera que el acceso es muy sencillo. En el pabellón no sobra espacio, pero tampoco se pasan agobios; la recogida del dorsal es rápida y sin esperas y posteriormente hay un stand muy grande para el merchandising donde hay tallas de sobra de todo lo que venden, algo de lo que deben tomar nota en otros sitios. El resto, son stands de tiendas de artículos deportivos, maratones (con notable presencia española) y otros relacionados con medicina deportiva, masajes... lo típico, pero sin presencia de las grandes marcas deportivas, salvo la del patrocinador principal, que es Asics. Después de recoger el dorsal, puedes hacer una visita al espectacular Estadio Olímpico donde se celebraron las Olimpiadas de 1912, una joya que se conserva casi intacta y donde, como dije en el anterior post, se han batido más récords mundiales que en cualquier otro estadio del mundo.
Vamos ya con el día de la carrera, que comienza en la calle paralela a la feria y al estadio, donde posteriormente termina la prueba; la zona de salida es amplia, con baños suficientes, mucho césped para tumbarse un rato o para cambiarte y espacio suficiente para participantes y acompañantes. La calle de salida es ancha, con cajones que se controlan y además se respetan y vallada en los primeros metros; el maratón se disputa en un circuito de dos vueltas, aunque la segunda es más grande que la primera, siempre por la ciudad, salvo un recorrido de unos 5 km por los Djugardeens al comenzar la segunda vuelta, es decir, se pasa sólo una vez. Todo el recorrido discurre por calles principales y avenidas grandes, de manera que no suele haber atascos, aunque en este aspecto es criticable que nos encontráramos unos coches aparcados en los primeros kilómetros que suponían un peligro para los participantes y que debían haber sido retirados previamente.
El avituallamiento se ofrece cada 5 Km, aunque a veces hay puestos intermedios (hacía calor) y en general sólo se ubican en el lado derecho, aunque hay algunos casos, las mesas se disponen a ambos lados de la calle; se ofrece agua e isotónicos durante toda el recorrido y sólidos a partir de la media maratón, en la que te ofrecen, es cierto, los famosos pepinillos en vinagre escandinavos; quizás alguno piense que es una barbaridad, pero lo cierto es que casi todos los corredores tomaban, aunque yo no me atreví.
La animación también se reparte por todo el recorrido, aunque es más numerosa en la zona del parque, donde la afluencia de público es menor; un público que está presente prácticamente en todas las calles, aunque especialmente en las zonas más famosas de la ciudad. Obviamente, la presencia de público es más notable en los últimos kilómetros de la carrera, que acaba en el majestuoso estadio, cuya grada de la recta de meta estaba casi llena hasta la bandera; una d ellas llegadas más bonitas que he vivido.
Una vez llegas, te ponen la medalla, te hacen la foto y tienes que caminar unos 200 metros hasta la zona aneja a la feria, donde te dan una camiseta de finisher (sólo te la dan si acabas) y avituallamiento sólido y líquido, además de cerveza sin alcohol y salchichas y es que se llega a la hora de comer.
No exagero si califico este maratón como uno de los mejores que he corrido, no sólo por todo lo que he contado, ni por su espectacular recorrido, ni por el gran trabajo de los voluntarios, sobre todo porque la organización pone un gran empeño en que los corredores tengan todo lo necesario para disfrutar del evento; en Estocolmo, lo más importante son los corredores y eso, es de agradecer.

sábado, 11 de junio de 2016

Maratón de Estocolmo (1) - El ambiente

La ciudad de Estocolmo celebra su maratón casi al final de la primavera, cuando las temperaturas ya se han moderado y el sol luce desde bien entrado el amanecer; puede que por esa razón, la ciudad esté más bulliciosa y más viva que en otras estaciones, pero no es debido a la celebración del maratón, aunque paseando por las calles del centro el día anterior al evento, es posible reconocer a muchos corredores que competirán en la prueba el sábado por la mañana.
No me he equivocado, es correcto, la prueba se disputa un sábado a las 12 de la mañana y he de decir que la experiencia me ha gustado, aunque es evidente que es difícilmente exportable a otros países más cálidos. Pero en Estocolmo, el ambiente mejora debido al horario, no sólo porque hay más gente siguiendo la carrera desde el principio, sino porque también la feria se contagia del bullicio primaveral, pues en la víspera está abierta hasta las nueve de la noche.
Comenzando por la feria, resulta  muy cómoda de acceder, pues está ubicada prácticamente en el centro, con lo que te evitas los viajes interminables de otras ciudades; no es muy grande, pero está repleta de gente, por dentro y por fuera, ya que se celebra en un pabellón cubierto anejo a un polideportivo, donde se instala una carpa para la comida de la pasta, donde también puedes tomarte una cerveza sin alcohol en una terraza al aire libre y es que el tiempo acompañaba.
Justo al lado de la feria, se encuentra el Estadio Olímpico de Estocolmo, sede de las Olimpiadas de 1912 y en perfecto estado de conservación; la organización ofrecía visitas guiadas para explorar esta auténtica joya, en el cual se han batido 84 récords mundiales, más que en ningún otro estadio del mundo, lo cual es un orgullo para todos los holmienses. No llegamos a la última visita, pero estuvimos admirando sus gradas y paseando por la pista donde al día siguiente terminaría la prueba.
Ya el día de la carrera, la salida era un auténtico hervidero de gente, pues la feria se abre las horas previas al comienzo del evento para facilitar la recogida de dorsales de los rezagados, por lo que además de los participantes, la afluencia de animadores es mayor de lo normal y se respira maratón por los cuatro costados; de hecho, es la primera vez que toda mi "afición" al completo se desplazó a la salida para ver el gran ambiente y darme los últimos ánimos antes de comenzar a correr.
Y a las 12 en punto, empieza el lío, con mucha gente animando en la salida y en los primeros kilómetros, en los que se recorren los aledaños del estadio; la presencia en las calles es casi constante durante la primera vuelta, aunque no siempre es masiva, salvo algunos lugares especiales, como la primera subida al puente que cruza el río, en el kilómetro 10, donde la gente se agolpa animando a los corredores que superan el repecho con gran esfuerzo; en este punto, me pareció especialmente graciosa la pancarta "FUCK THE BRIDGE" que portaban unas aficionadas norteamericanas. Tras el puente, se entra de lleno en el centro de la ciudad de camino al estadio nuevamente y la animación sigue siendo constante hasta que se inicia la segunda vuelta, en la que se entra en el parque Djugardens, extenso y alejado de la ciudad y por tanto, escaso de espectadores. Sin embargo, la organización cubría las necesidades de apoyo, con una mayor presencia de grupos de música animando.
Una vez se sale del parque, el recorrido vuelve a estar repleto de público, aún más que antes hasta que se llega a los aledaños de la meta, repletos hasta la bandera, como lo está la tribuna principal del estadio, donde la gente anima sin parar en una llegada muy emotiva.
Por lo que a mi respecta, mi grupo de animadores en esta ocasión volvió a ser bastante numeroso, siete en total; como siempre, fueron los más ruidosos, los más coloridos y los que me empujaron, hasta cuatro veces, a llegar a la línea de meta del estadio Olímpico de Estocolmo. Una vez más, estuvieron de diez.

domingo, 22 de mayo de 2016

Media Maratón Martín Fiz 2016

Mi participación en la Media Maratón Fiz 2016 no pasará a la historia por el tiempo que realicé, ni mucho menos por la consecución de mi mejor marca personal, ya que se quedó muy lejos de lo que yo perseguía, pero en términos globales creo que hice una carrera decente, conseguí un puesto decente y mis sensaciones fueron positivas.
Pero dejemos el análisis del resultado para el final y empecemos desde el principio; viajé a Vitoria el mismo sábado por la mañana junto con Marisa y con Mario, sin mucha prisa pues salimos tarde, paramos a comer y a ver los partidos en los que se decidía la liga y llegamos sobre las 7 a Vitoria, donde nos esperaba Miguel que había recogido nuestros dorsales. Tras un paseo por la ciudad y una cena ligera, nos fuimos descansar al hotel con la incertidumbre de la meteorología durante la carrera.
Amaneció un día gris en la ciudad alavesa, no exenta de un ligero viento, pero sin lluvia, al menos al amanecer; un taxista muy dicharachero nos trasladó a la zona de salida, donde dejamos las ropa en la consigna de la plaza de España sin apenas espera y desde ahí trotando hasta la salida donde ya había bastante gente. Lo bueno de los maratones "modestos" es que no hay que soportar esperas prolongadas ni aglomeraciones, se puede calentar de manera apropiada y las salida suele ser relajada. En este caso, no había control para acceder a las diferentes zonas en función del ritmo, pero afortunadamente, la mayoría los atletas se colocaron en las zonas que les correspondía y la salida fue muy fluida.
Ya por entonces, había empezado a caer un txirimiri que refrescaba un poco el ambiente, no demasiado caluroso, pues rondaba los 12 grados. Sabía que no estaba para hacer machadas y decidí empezar con cabeza y pegarme al globo de las 3 horas, pues pensaba que era un ritmo que podría aguantar; como suele ocurrir, el ritmo de globo fue un poco superior durante los tres kilómetros iniciales, pero luego se estabilizó y podías seguirlo sin problema. Pero yo no andaba fino y poco a poco me fui despegando del grupo, aunque los mantenía a la vista en todo momento; pensé en acelerar para acercarme de nuevo, pero lo deseché para evitar un hundimiento posterior, pero, como suele ocurrir, cuando vas solo, el ritmo se va resintiendo poco a poco y aunque iba manteniendo el tipo, en el kilómetro 10 mi previsión ya se iba por encima de 1h30'.
Sabía que no iba a cumplir los objetivos que buscaba, pero eso no me hizo venirme abajo y seguí peleando por conseguir el mejor tiempo posible; mi ritmo se iba manteniendo estable y al paso por el km 15 los del globo de las tres horas me sacaban un minuto escaso, así que la cosa no iba tan mal, pero eso no iba a durar mucho. Mis piernas, empezaron a flaquear en una calle con una pequeña pero continuada pendiente, que luego se bajaba en sentido contrario, pero el hachazo definitivo llegó poco después, cundo empezó a llover, me quedé frío y de remate se cruzaba una zona de parque muy poco arropada donde le viento me zurró sin piedad. Faltaba poco, pero no pude mantener el ritmo y fui perdiendo el fuelle que me quedaba hasta llegar al último kilómetro, ya en el centro de nuevo, donde volví a incrementar el ritmo para llegar muy fuerte en los últimos metros, adelantando a muchos atletas.
Mi tiempo oficial, 1h32'14'' no se puede considerar como bueno, pero tampoco quiero calificarlo como malo, pues creo que hice la mejor carrera que podía hacer teniendo en cuenta mi estado de forma, que como ya había comentado en el post anterior, era una incógnita. No es un tiempo para estar contento, pero si para estar satisfecho, pues mi impresión antes de la carrera es que no estaba en forma y sin estarlo, la marca es digna. Ahora toca preparar un poco más mi participación en Estocolmo y planear la estrategia a seguir, es decir, decidir si voy a salir con ambición o simplemente a rodar. Por ahora, el plan ambicioso va ganando por goleada.


lunes, 9 de mayo de 2016

Hacer marca después de los cincuenta

No soy un experto en el tema del que estoy escribiendo hoy, pues llevo el cartel de "cincuentón" colgado desde poco más de un mes; es evidente que no se ha producido ningún cambio desde que cumplí el medio siglo, pero no puedo evitar pensar que mi vida personal y deportiva ha entrado en una nueva etapa. Que quede claro que no me molesta cumplir años, pues cada edad tiene sus ventajas e inconvenientes, pero no es un tema que tenga cabida en un blog de corredores, así que hablemos de atletismo.
Es cierto ese refrán que dice que "los años no pasan en balde", pero también que la edad no afecta de la misma manera a unas personas de otras y yo no me puedo quejar, pues con mi edad estoy en buena forma. Sin embargo, he pasado de la década de los cuarenta a los cincuenta con alguna cuenta pendiente en cuanto a marcas se refiere y me da la impresión de que cada año que pasa es más difícil saldar esas cuentas. Los que saben de esto, me dicen que al ser un corredor "tardío" no estoy demasiado "machacado" y que, por tanto, tengo aún alguna bala en la recámara, pero se van a  agotar pronto.
Mirando atrás, veo que mis mejores marcas en mis pruebas principales, es decir, maratón, media y 10.000 datan de 2013 y que desde entonces me he quedado bastante lejos de conseguir superar alguna de esos tiempos personales, salvo en el Maratón de Coruña, donde hice 3h04' en unas condiciones meteorológicas muy adversas; tampoco puedo obviar, que desde 2013 me he dedicado más correr maratones más que otras distancias y que apenas he realizado preparaciones específicas. Y aunque a partir de ahora voy a prestar menos atención a las marcas, me haría ilusión poder volver a vencer al crono en alguna prueba, antes de que me resulte imposible por el desgaste de la edad.
Como ya he repetido varias veces, mi objetivo fundamental es conseguir el ansiado sub3h en el maratón de Frankfurt de octubre, pero antes de eso, me propuse intentarlo con los 10K y la media antes de la disputa del maratón de Estocolmo. He entrenado específicamente desde enero para volver a bajar de los 40 minutos en un 10.000 y no ha sido posible, aunque en Laredo hice una buena carrera y conseguí una marca muy digna, que me permitió darme cuenta de que no estoy acabado. Desde entonces, estoy preparando mi asalto a la 1h28'15'' que tengo en media maratón, una marca que consideraba asequible, pero que ya no lo veo tan claro después de estos meses de preparación. El problema no es que mis piernas ya no funcionen, sino que mis entrenamientos son más irregulares de lo aconsejable y los buenos entrenos se alternan con los no tan buenos, lo cual me genera muchas dudas acerca de mi rendimiento real.
El próximo domingo volveré a correr en el norte, esta vez en Vitoria, en un circuito muy favorable en el que se disputa la Media Maratón Martín Fiz; saldré con intención de superar mi MMP, aunque sé que va a ser difícil porque mis últimos entrenamientos no han sido demasiado buenos.  Espero llegar descansado y metalizado para hacer una carrera inteligente que me permita tener opciones hasta el final; también espero que la meteorología no sea excesivamente ventosa, porque la amenaza de lluvia y frío no me preocupa, incluso lo prefiero. Lo que está claro es que saldré a darlo todo para volver a recuperar esas buenas sensaciones que ya me acompañaron en Laredo y todo ello, con Frankfurt en el horizonte, aunque  cada vez más cercano.