martes, 26 de febrero de 2013

Maratón de Sevilla (3) - La carrera

Amaneció un día ideal para correr en Sevilla, sin viento, con una temperatura de unos 4 grados y muy pocas nubes en el cielo; era el día perfecto para intentar el asalto a las tres horas, pero yo no las tenía todas conmigo después de haber vomitado la cena del viernes y pasar un día un tanto "revuelto" el sábado. Así que, cuando me desperté, a los nervios normales previos a la carrera, se unió el miedo a no poder aguantar los 42 kilómetros a un ritmo competitivo. Desayuné en la habitación sin llenarme demasiado, me preparé y me dirigí a la calle para coger un taxi que me llevara a la salida.
Llegué con tiempo para evitar problemas, pero una vez que me había cambiado me dirigí al baño y la espera fue tan grande que no tuve tiempo de acudir a la "quedada" con mis amigos foreros y tuve que dejar la bolsa de la ropa a última hora, cuando sólo faltaban 10 minutos para el comienzo de la prueba. Afortunadamente, llegué a tiempo a la salida e incluso pude colocarme bastante bien, de manera que cuando sonó el pistoletazo que señalaba el inicio de la prueba, comencé a dar zancadas con comodidad e impuse el ritmo que me convenía desde el principio.
Enseguida me di cuenta que al lado derecho de la avenida estaba el globo de las 3 horas, así que me animé a seguirlo, manteniendo un ritmo de 4'13'', un poco por debajo del objetivo marcado. Sin embargo, no me sentía demasiado cómodo a ese paso y decidí dejar irse un poco al globo y disminuir un poco el ritmo, manteniendo a la vista al grupo de las 3 horas. Paso el primer cinco mil a 4'14'' de media y poco después recibo los ánimos de mi familia, justo al lado de la Maestranza, así que me animo un poco y mantengo el ritmo para pasar el 10.000 en 42'27''; poco después alguien me grita, es Moncho, mi amigo forero, que está siguiendo la carrera.
Estoy manteniendo bien el ritmo, pero las piernas no van sueltas, no tengo buenas sensaciones como pasaba en Moscú, pero lo achaco a que el ritmo es más elevado, así que me repito varias veces que bajar de 3 horas no es fácil y que si no estoy dispuesto a sufrir es mejor retirarse; siguen cayendo kilómetros y en el 16, de nuevo Marisa y los niños animan en una curva, les grito, me emociono y me vengo arriba. Empiezo a estar mejor, mis piernas necesitaban kilómetros para funcionar; en estas me adelanta Beto, otro forero, saluda y me cuenta que tengo a otros amigos por detrás; su ritmo es fuerte y le dejo ir, no quiero cebarme porque sé que él va más rápido. Todo va bien, pero aún temo desfallecer, porque el sábado comí poco y el desayuno tampoco había sido muy copioso para evitar problemas estomacales; quizás por eso mi ritmo se resiente un poco y paso la media en 1h30'10", un poco por encima de lo que yo quería, pero en un tiempo razonable.
Vuelvo a pensar, hay que acelerar un poco y lo hago, mejorando en los dos siguientes cincomiles; sigo apretando los dientes y mantengo un ritmo vivo; vuelve a aparecer Moncho para decirme que me queda lo más bonito del recorrido y que apriete. Paso al lado del Benito Villamarín y comienzo a recorrer el precioso Paseo de las Palmeras, pero al paso por el km 30, donde me anima otro forero, el gran Torroles, mi tiempo se va por encima de las 2h 08'; aún estoy en disposición de acabar en 3 horas, pero cada vez estoy más cansado y mis parciales vuelven a aumentar ligeramente.
Comienza la fase decisiva y la más bonita de esta carrera; llego al Parque de María Luisa y el recorrido empieza a serpentear, excesivamente en mi opinión, pero trato de mantener el ritmo, a pesar de las curvas, los adoquines y del sol que ya está bastante alto. Cada vez hay más gente y la animación me hace olvidar el piso adoquinado que molesta más de otra cosa; al paso por la avenida de la Constitución me anima mi amigo Alfredo, al que apenas le puedo responder con un mínimo gesto; voy tostado y me cuesta mucho el recorrido por la zona centro de la capital andaluza; estoy deseando cruzar el río y volver a la Isla de la Catuja.
Ya queda poco, cruzo por fin el puente de San Telmo y entro en la última fase la carrera; quiero apretar los últimos cinco kilómetros, como en Moscú, pero las piernas no están sueltas como aquella vez, de hecho no han estado sueltas en toda la carrera, así que aguanto el ritmo como puedo, vuelvo a apretar los dientes y me conjuro para sufrir hasta el final, a pesar de que ya sé que no seré sub 3h, pero también que voy a volver a pulverizar mi marca.Ya se puede ver el estadio al fondo, pero parece que nunca llega; Torroles vuelve animarme a falta de casi nada, ya huelo la meta. Paso el km 40 y parece que las distancias se alargan, porque el  estadio sigue lejos, pero por fin entro en los últimos 1.000 metros; hay que apretar. Unos metros antes de entrar al estadio rebaso a Biermen, otro forero, con el que voy a entrar por el túnel sur hacia la gloria; a la entrada del túnel me anima Javigan , coño, si se ha retirado, pero me alegra verle dándome ánimos; entro en la pista, subidón, ya está, me quedan 300 metros para completar un auténtico carrerón, acelero, saludo al público a ciegas, porque sé que mi familia está en la grada, aunque no les veo; enfilo la recta de llegada y me recreo, me emociono y grito de alegría: Tomaaaa.... He terminado mi decimocuarto maratón y he vuelto a pulverizar mi marca en más de tres minutos: 3 horas, 1 minuto, 35 segundos ¿Se puede pedir más? Si, bajar de tres horas.
No penseis que estoy decepcionado, ni mucho menos; ha sido mi mejor maratón, no sólo por la marca, sino porque he corrido de acuerdo a mis posibilidades. Sabía que podía mantener un ritmo de 4'15'' y aunque al final se me ha ido a 4'18'', es obvio que mejorar esa media es asequible. No sé que hubiera pasado si no hubiera pillado esa inoportuna gripe 14 días antes de la carrera y tampoco podré saber que hubiera pasado si el viernes y el sábado hubiera descansado con normalidad. Ahora da igual, mi marca está rozando mi objetivo y tendré una nueva oportunidad para conseguirlo el próximo 13 de octubre en Munich; habrá que esperar un poco, lo suficiente para descansar, asaltar unos cuanto retos pendientes y volver a preparar a conciencia mi decimoquinto maratón; no hay prisa, los sueños a veces se hacen esperar y cuando se consiguen, se disfrutan más.




Maratón de Sevilla (2) - La organización

Como ya os he contado en el anterior post, la organización del Maratón de Sevilla ha hecho un gran esfuerzo para colocar la prueba en un lugar destacado del panorama maratoniano nacional y europeo; pero el fichaje de tres glorias atléticas españolas para dar más relevancia a la carrera o la notable mejora de su promoción, no hubieran servido de nada si no se hubiera ofrecido una carrera de calidad a los siete mil runners que se batieron el cobre el pasado domingo en las calles de la capital hispalense.
Vamos por partes; en principio hay que hablar y muy bien, del ajustado precio que costaba la inscripción, muy de agradecer en unos momentos de crisis que sufren los españoles. Aparte del precio, el funcionamiento de la página web ha sido óptimo, ofreciendo información útil a los corredores, complementada con las noticias que se han ido publicando en las redes sociales, que han permitido a los inscritos estar constantemente informados de todo lo necesario.
Hasta ahí todo bien, pero cuando se calibra de verdad el éxito organizativo es durante el fin de semana de la prueba, comenzando con la feria del corredor, situada en el Estadio de la Cartuja, razón por la cual no gozaba de una afluencia demasiado elevada de público; es una feria modesta, con muy pocos stands y un merchandansing pobre y algo cutre. Sin embargo, la entrega del dorsal y la recogida de la bolsa es muy ágil. La bolsa del corredor no es una maravilla, pero es un denominador común en muchas maratones, incluso si hablamos de las grandes.
El estadio acoge también la salida el día de la carrera; los corredores pueden acceder al interior de las gradas, donde es posible cambiarse o ir al baño a cubierto. La recogida de las bolsas de los atletas también se realiza bajo las gradas y como suele pasar en otras pruebas, es más lenta de lo deseable, aunque al final todo el mundo dejó su bolsa sin problemas.
Otro cambio que se ha introducido este año es la salida, que se realiza en las inmediaciones del estadio y no desde la pista como se venía haciendo; sabia rectificación que evita tapones innecesarios y hace mucho más espectacular el pistoletazo inicial por una gran avenida.
Ya en carrera, los avituallamientos son buenos, mayoritariamente a ambos lados de la calzada y con voluntarios repartiendo vasos de agua o isotónico. También hay puestos de esponjas y de alimento sólido a partir del kilómetro 30; en definitiva, un buen avituallamiento.
El recorrido es muy bonito, pues recorre lugares emblemáticos de la ciudad como la Torre del Oro, la Maestranza, la Plaza de España o la Catedral, pero además, discurre en su mayor parte por amplias avenidas que evitan problemas de congestión. Lo único que no me gustó, fueron los excesivos virajes que hay que dar para cruzar el Parque María Luisa y la Plaza de España, aunque he de reconocer que es muy espectacular pasar por allí.
El final es espectacular, recorriendo la pista del coqueto Estadio de la Cartuja, con la tribuna repleta de público animando a sus amigos y familiares; una vez finalizas y tras entregarte la medalla, te meten otra vez bajo las gradas, donde se puede recoger tranquilamente la bolsa, rehidratarse con agua, isotónico o una cervecita, comer algo y salir al encuentro de tus familiares con el buen sabor de boca que deja esta prueba.
En resumen, que si la organización sigue en esta línea, auguro un brillante futuro a una  carrera que lo tiene todo: un recorrido plano y a nivel del mar, un clima casi perfecto y una organización sobresaliente.

lunes, 25 de febrero de 2013

Maratón de Sevilla (1) - El ambiente

La organización del Maratón de Sevilla ha hecho un gran esfuerzo este año para  hacer más grande una carrera que ya va por la 29ª edición; para conseguirlo, han contado con la ayuda de tres grandes atletas (Martín Fiz, Abel Antón y Chema Martínez) y con el impacto de una bien ejecutada campaña mediática, que han hecho posible que la participación se fuera a casi 7.500 atletas inscritos, para estrenar un recorrido renovado, más espectacular que el anterior, ya que ha acercado más la ruta a los lugares emblemáticos de la ciudad.
Sin embargo, a mi llegada el viernes a Sevilla no pude ver ninguna referencia a la carrera que se disputaba el domingo, salvo la línea verde pintada en el suelo que marcaba el recorrido del maratón, como pasa en otras carreras de más fama que la hispalense; no es que piense que los sevillanos tuvieran que estar pendientes de la prueba, como pasa en Boston o Nueva York, pero no creo  que hubiera muchos de ellos que supieran que se celebraba la carrera el domingo. 
El ambiente también era escaso en la feria del corredor, en parte porque se celebra en el Estadio de la Cartuja, muy lejos del centro, de manera que sólo acuden a ella los atletas que van a recoger su dorsal y por eso no es demasiado amplia ni en extensión, ni en número de stands, lo cual desluce un poco el ambiente atlético.
Por todo ello, no tenía muy claro cual iba a ser la animación en la calle el día de la carrera y me llevé una grata sorpresa, porque después de recorrer los primeros kilómetros en la Isla de la Cartuja  prácticamente sin público, enseguida empezaron a aparecer aficionados a ambos lados de la calle en las avenidas principales. Como es lógico, la animación fue creciendo a la vez que la carrera iba discurriendo, hasta llegar a los kilómetros finales en los que se cruza el centro de la ciudad, atestado ya de gente que animaban sin parar y llevaban en volandas a los corredores hasta volver a entrar en la Isla, donde se vuelve a correr sin casi animación hasta entrar en el espectacular estadio de la Cartuja, cuya tribuna principal estaba casi repleta de gente animando a sus atletas.

Teniendo en cuenta su enorme crecimiento en esta edición y lo bien que están haciendo las cosas los organizadores, estoy seguro que poco a poco los sevillanos harán más suyo esta bonita prueba y aunque no llegue a los niveles de la Semana Santa o de la Feria de Abril, el Maratón de Sevilla será uno de los acontecimientos importantes en esta inigualable ciudad, siempre volcada con el deporte.

viernes, 22 de febrero de 2013

A por todas

Han pasado siete años desde mi debut maratoniano en el MAPOMA 2006 con una marca de 3h35'14'', después de una carrera agónica en la que me pasé  30 kilómetros cojeando debido a una tendinitis en el vasto externo, pero llegué y completé mi primer maratón. Por aquel entonces, no tenía muy claro como iba a evolucionar mi carrera atlética, pero lo que recuerdo perfectamente es que no me veía capaz de ni siquiera intentar acercar mi marca a las 3 horas, era como pensar en una misión imposible; un año y medio más tarde, en el maratón de San Sebastián, mi marca se fue a las 3h12'44'', una suculenta rebaja de tiempo que me hizo reflexionar y empezar a creer que con esfuerzo todo es posible. A partir de entonces, empecé a entrenar más duro y a buscar metas más ambiciosas, pero mi mejora fue escasa, de manera que mi mejor marca llegó a ser de 3h10'11'' en Amsterdam 2010 tras decepciones acumuladas por el camino. Tras un nuevo chasco en Londres 2011, comencé a entrenar con Depa y desde entonces mis progresos han sido evidentes, no sólo en la marca, esas 3h04'41'' realizadas en septiembre del año pasado en Moscú, sino en una mejora general de mis prestaciones como corredor de fondo; ahora soy mucho mejor atleta, entreno mejor, compito mejor y sobre todo, disfruto mucho más de este deporte.
Pues bien, han tenido que pasar 7 años y 13 maratones, para plantearme el objetivo de bajar de las 3 horas en los 42,195 km; sé que estoy preparado para intentarlo y creo que lo voy a conseguir, condición indispensable para intentar superar un reto tan importante.
Ayer, realicé mi último entrenamiento en Madrid, un rodaje de 50 minutos sin forzar, para intentar llegar lo más descansado posible a la cita del domingo; además, acudí al fisio para darme el último masaje de descarga, me corté el pelo y me afeité, porque me gusta correr con el pelo corto y un poco de barba. Hoy ha terminado los preparativos haciendo la bolsa con la ropa y las zapatillas que necesitaré el domingo; para el que le interese, correré con la misma equipación que en Barcelona (camiseta blanca y pantalón gris), pero esta vez mis zapatillas serán unas New Balance 1080 azules, con las que recorreré el espectacular recorrido sevillano. También he preparado los geles que me tomaré durante la carrera, entre tres y cuatro, dependiendo de como vaya todo.
En unas horas parto para Sevilla, con la maleta cargada de ilusión, la moral por las nubes y la esperanza de que las cosas salgan bien; todo indica que la meteorología va a respetar a los corredores y que la temperatura va a ser adecuada, no lloverá y en principio no se espera un viento fuerte. Espero que las buenas condiciones climáticas animen al público a acudir a animar a las calles sevillanas, aunque en mi caso particular, me basta con la presencia de mi familia, que volverá a jalearme desde distintos puntos del recorrido para darme esa dosis de moral que se necesita en esta prueba.
Mañana visitaré la feria del corredor y me sumergiré definitivamente en el ambiente premaratón que tanto me gusta, rematando con una cena juntos a mis amigos del foro. Todo está a punto y también los nervios, que me llevan visitando desde principios de semana. Quedan menos de 48 horas para que comience el maratón de Sevilla, mi primer maratón de 2013, ese en el que espero conseguir superar mi marca y bajar de las 3 horas. No sé si conseguiré superar esa barrera o no, tampoco creo que sea un fracaso no lograrlo si consigo mejorar la marca de Moscú, pero os aseguró que el domingo por la mañana voy a salir a por todas y voy a dejarme la piel para lograr mi sueño. 
Una vez más, gracias a todos los que me leéis por estar ahí, vosotros también me vais a empujar el domingo.


martes, 19 de febrero de 2013

Última semana

Como decimos los corredores, el trabajo ya está hecho, ahora sólo queda esperar  la carrera y hacerlo bien. Es cierto, en estos días previos a la carrera, mis entrenamientos  no pueden conseguir mejorar mi estado de forma, pero un mal entrenamiento podría arruinar lo realizado hasta ahora por un simple motivo: no debo llegar cansado al día de la carrera.
Por eso, esta última semana en la que me encuentro inmerso, es la más atípica de la preparación que llevo haciendo desde hace meses; es necesario descansar, pero de manera activa, con entrenamientos más sencillos que me permitan mantener mi estado de forma sin que me resulte demasiado costoso. Pero después de tantos entrenos duros, parece que el recorte de kilómetros y los ritmos cómodos se quedan cortos y las piernas echan de menos la dureza a la que les he sometido durante este largo periodo de entrenamientos.
Puede que por esa razón, también en esta semana aparecen los dolores extraños, esos que nunca he sentido hasta ahora; me duele la rodilla, parece que los tobillos no aguantan, me duele el pié... En definitiva, el miedo al fracaso me empieza a dominar, porque no es más que eso.
Estoy nervioso, lo reconozco, repaso mi táctica a todas horas, a que ritmo salir, en que tiempo tengo que cruzar la media, seguir a los globos o no... Todo parece estar en el aire, incluso aquello de lo que estaba muy seguro hace dos semanas, ahora me parece incorrecto. Y es que el el mundo del running nada es absoluto, me he preparado física y mentalmente y mis sensaciones son buenas, pero la carretera es la que dicta sentencia a la hora de la verdad. También son días para revisar la meteorología, revisando cuatro o cinco páginas distintas para hacerme una idea general de lo que puede pasar: ¿lloverá?, ¿hará frío? ¿soplará el viento?
Y por supuesto, en esta última semana hay que ultimar los preparativos; lógicamente hay que preparar camiseta y zapatillas, pero lo fundamental es no olvidar detalles menores, como comprar geles para alimentarme en la carrera, vaselina y tiritas para las rozaduras, un botiquín por si acaso, y no olvidar meter en la maleta gorra, guantes y camiseta de manga corta, prendas que probablemente no utilizaré, pero que siempre llevo por si las moscas.
Pero, sobre todo, es tiempo para motivarse, para subir la moral y afrontar la carrera con la actitud que merece la ocasión; no os imagináis las veces que he imaginado mi entrada en meta, triunfante, con el reloj marcando un tiempo inferior a tres horas. He trabajado mucho para llegar a esta gran cita al 100%, por eso hay que ser positivo y hay que pensar en que las cosas van  salir como están previstas; sé que tengo piernas para bajar de las tres horas, sé que soy corredor experto que sabe como afrontar esta prueba y sé que sólo se puede conseguir el objetivo propuesto si estás realmente convencido de lograrlo y os aseguro que estoy convencido y que lo voy a lograr.

martes, 12 de febrero de 2013

De repente... una gripe

Faltan menos de dos semanas para que corra el maratón de Sevilla y me hubiera gustado contar que la preparación ha ido viento en popa y que me encontraba en un estado de forma óptimo para el intento de  rebajar el tiempo de tres horas en la distancia de Filípedes, pero una inoportuna gripe me visitó el pasado domingo, frustrando mi última tirada larga (de 32 km) y alterando la preparación la semana en curso; todas ellas son consecuencias menores y quizás serán anecdóticas, si esta inoportuna gripe no influye en la carrera del día 24, pero si lo hace, será una gran oportunidad perdida.
No es que sea pesimista, simplemente hoy no puedo considerarlo como un gran día, porque tras estar convaleciente domingo y lunes, hoy he salido a hacer una tirada de 24 km, a fin de continuar con la preparación, pero, por lo visto, mi cuerpo no está recuperado al 100% y el entreno ha supuesto un esfuerzo considerable, mucho más de lo que suele ser normalmente. Además, me encuentro bastante cansado y aunque espero recuperar bien, Depa me ha ordenado descansar mañana, para retomar la actividad el jueves, esperemos que con más suerte.
El sentido común me dice que todo el trabajo estaba hecho de antes y que la cancelación de la tirada más larga de la preparación y las malas sensaciones de esta mañana, no son significativos como para pensar que las cosas se han torcido demasiado. Menos aún después de mis entrenamientos de la semana pasada, realizados a un gran nivel y con unas sensaciones inmejorables. Todo apunta a que, esta vez si, puedo bajar de las 3 horas, o más bien apuntaba, porque después de lo ocurrido empiezo a mostrarme escéptico.
En cualquier caso, habrá que ser paciente, esperar a que mi cuerpo evolucione favorablemente, seguir descansando y esperar que el próximo día 24 en la línea de salida ni siquiera me acuerde de este traspiés y salga con la moral suficiente como para comerme los 42,195 Km en menos de tres horas.