viernes, 30 de septiembre de 2016

Media Maratón de Valladolid 2016

Un año más, la Media Maratón Ciudad de Valladolid ha servido para calibrar mi estado de forma unas semanas antes del maratón de otoño; en esta ocasión, he llegado después de un intenso verano de buenos entrenamientos que me permitieron llegar a la carrera con muy buenas sensaciones, pero mi objetivo no era esta media, por lo que me tomé la competición a modo de un test importante que me indicara si estaba haciendo bien las cosas y el resultado me lo ha corroborado.
Tras un decepcionante partido de fútbol en Zorrilla el sábado previo a la carrera, me dirigí al Polideportivo Huerta del Rey, donde recogí mi dorsal y mi camiseta y ya de paso mantuve una animada charla con los organizadores que me indicaron cambios en el recorrido; he de decir que los cambios no eran necesarios y después de experimentarlos me reafirmo en mi opinión, pues te obligan a pasar cuatro veces por un túnel con sus correspondientes subidas y bajadas que no aportan nada y además el paso por la Plaza Mayor está lleno de virajes, aunque en el lado positivo está el paso por las calles Duque de la Victoria y Gamazo que mejoran lo anterior.
El domingo por la mañana madrugué para desplazarme desde Alcazarén hasta Valladolid en una mañana fresca y exenta de viento; había quedado en la Plaza de Zorrilla con varios amigos y tras los saludos preceptivos, me puse a calentar; sabía que estaba bien de forma y mis piernas parecían estar frescas para la prueba, pero me asaltaban las dudas al respecto de cumplir la directriz que he había aconsejado Depa, que no era otra que bajar de 1h30'. No me hacía falta más, no pretendía mejorar mi marca, me bastaba con correr a ritmo de maratón (ritmo de 3h) y llegar sin demasiados agobios, es decir, hacer un controlado de 21Km.
No me coloqué muy adelante en la salida y fue un pequeño error, pero a pesar de ese primer contratiempo, salí tranquilo, sin estresarme y adelantando atletas pero evitando movimientos bruscos que pudiera pagar más adelante; de hecho, el paso por el km 1 lo hice en 41'18'', pero no me importaba, pues confiaba en mis posibilidades plenamente. Y poco a poco fueron cayendo los kilómetros y mi ritmo se mantenía constante, a veces ligeramente por debajo de los 4'15'' y otras ligeramente por encima, aunque la desastrosa colocación de los hitos kilométricos me despistaba un poco, pero no me hizo entrar en "pánico".
Tras completar la primera vuelta, al paso por el kilómetro 10, mi reloj me decía que las cosas iban conforme a lo previsto, pero ligeramente por encima de la hora y media, así que decidí incrementar un poco el ritmo, lo cual me llevó a adelantar atletas durante casi toda la segunda mitad del recorrido. Ese aumento de ritmo me costó, es indudable, pero en ningún momento flaquearon las fuerzas, porque regulé muy bien para llegar entero a los kilómetros finales, en los que hice otro pequeño cambio  para comprobar que iba sobrado de fuerzas. 
Al final llegué a meta en 1h30'08'', ligeramente por encima de lo previsto, pero contento porque el resultado es exactamente el que pretendía, correr a ritmo de maratón sin gastar demasiado y con cierta comodidad, lo cual me hace ser optimista de cara a la cita de Frankfurt.
Faltan aún cinco semanas para afrontar la cita más importante de mi año atlético y afortunadamente todo está saliendo conforme a lo previsto; la preparación que me ha programado Depa es bastante diferente a otras anteriores y como el me ha apuntado, no me puede garantizar que mis posibilidades de lograr el sub3h sean elevadas, pero me han servido para lograr un estado de forma que casi había olvidado. Me encuentro con buenas sensaciones, fuerte y con ganas de pelea, pero habrá que completar el resto de la preparación sin fallos, esperar pacientemente y calibrar mis posibilidades cuando falte poco para la disputa del maratón de Frankfurt; por el momento, la buena noticia es que nada no hay malas noticias, en resumen, que todo marcha bien.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Desafío Contiendas Night Race

Aunque inicialmente había programado la "Carrera Villa de El Espinar" para el pasado sábado, cambié de prueba pues tenía que estar el fin de semana en Valladolid, de manera que aunque no pude correr junto a mis amigos espinariegos, lo compensé corriendo una divertida prueba que organiza de manera modélica el gran Depa.
La prueba, que celebraba su segunda edición, se disputa íntegramente en el bonito parque del Cerro de las Contiendas de Valladolid, con la particularidad de ser una carrera nocturna, es decir, hay que correr con un frontal de manera obligatoria; se corren tres pruebas, una legua, una carrera de 12 km y después de esas, un canicross.
Después de ver ganar al Pucela en Zorrila, me fui paseando hasta la salida pues está muy cerca; me acompañaba Marisa, que corrió la legua y nada más llegar comprobamos que el ambiente era inmejorable, lleno de runners con ganas de pasarlo bien no sólo corriendo, sino después de la prueba en la que se puede disfrutar de música en vivo y un chiringuito para poder degustar los famosos pinchos vallisoletanos con un buen Ribera. Valladolid está en ferias en estas fechas y esta carrera forma parte de esa gran fiesta.
Pero vamos al grano, pues tras calentar por los caminos aledaños a la salida, me ajusté la linterna frontal y me coloqué bajo el arco justo cuando caía la noche; Depa me había comentado que la carrera era sencilla en su primera vuelta y bastante complicada en la segunda parte y era cierto. Los primeros kilómetros son fáciles, por un camino amplio, sin baches y con toboganes muy ligeros, hasta que se comienza a descender a la zona baja del parque cuando ya hay que encender las linternas para ver el camino. Entonces empieza la parte más dura de esta vuelta, pues hay una subida my empinada que muchos atletas completan andando, aunque no fue mi caso; una vez arriba de nuevo, se recorren unos metros más y se completa la legua y se empieza la segunda y terrorífica vuelta.
La juerga comienza con una bajada vertiginosa por un sendero, lo cual me resulta complicado pues yo no soy un corredor de trail y me da miedo bajar deprisa; lógicamente, tras la bajada llega una subida muy empinada y es entonces cuando decido ponerme andar pues era imposible correr. Hasta entonces había corrido a una buena media, sin acusar demasiado el agobiante calor (28 grados de temperatura) y con la sensación de estar en buena forma; pero a partir de esa subida, la carrera se convierte en una sucesión de bajadas complicadas y subidas empinadas, lo cual hace imposible correr de una manera normal. Y como no soy trialero, me armé de paciencia y decidí completar el recorrido sin gastar demasiada energía, pero sin tirar la toalla.
Hice lo que pude y creo que no hice un mal papel, pero era inevitable que atletas más expertos en este tipo de pruebas me adelantaran en las bajadas y en las subidas más técnicas, aunque yo fuera superior en el llano. Pero faltaba la traca final, una última subida prácticamente campo a través para la que era necesario ayudarse con una soga atada entre árboles; tardé en subir bastante ese último trecho y me adelantaron muchos atletas, pero al final conseguí llegar, cansado, pero contento después de haber probado una carrera distinta, pero que espero me haya ayudado en mi puesta a punto.
Quedan ocho semanas para el maratón de Frankfurt y todo indica que voy por buen camino, pero es evidente que no es el momento de lanzar las campanas al vuelo, pues aún faltan los entrenamientos más exigentes que tienen que afinar mi preparación; puede que la media de Valladolid que se disputa en dos semanas, me de una idea más exacta de lo que puedo hacer el próximo 30 de octubre, pero hasta entonces hay que seguir entrenando como hasta ahora o quizás mejor, si el calor decide retirarse de una vez.