viernes, 30 de enero de 2015

Maratón de Marrakech (3) - La carrera

A las 5:30 de la mañana sonaba el despertador en mi Riad; Marisa y yo, habíamos quedado con Pili para desayunar y se nos unió más tarde otro atleta alojado en el mismo hotel. El desayuno fue ligero, con zumo, tostadas y café, lo normal antes de un maratón. Al acabar nos preparamos, Toli se unió a la expedición y todos juntos tomamos un taxi hacia la salida situada al lado del hotel La Mamounia. La temperatura rondaba los 8º, había un poco de humedad, ni rastro de nubes y una ligera brisa.
La escasa afluencia de corredores nos permitía estar relajados, así que me cambié tranquilamente, fui al baño y calenté ligeramente antes de que Marisa me deseara suerte y me colocara en la línea de salida, en la parte delantera, justo detrás de la elite.

Estaba un poco nervioso, pero confiado porque las sensaciones de la semana previa habían sido buenas y además había entrenado muy bien esta prueba; así que cuando comenzó la carrera, puse un buen ritmo y me coloqué en las primeras posiciones de los populares. Las piernas funcionaban y el reloj me indicaba un ritmo de 4'17'', suficiente para los primeros kilómetros, pero había que aumentarlo poco a poco, en cuanto se calentaran bien las piernas. El recorrido discurría por avenidas muy amplias, sin público, con la vista de la imponente cordillera del Atlas nevado al fondo y picando ligeramente hacia arriba, lo cual, unido al ligero viento de cara, molestaba un poco.
Fuera por lo que fuera, mi ritmo no mejoraba y empecé a preocuparme; cuando en el km 7 recibo los primeros ánimos de mis amigos, estoy concentrado, bien de ritmo, pero sin visos de poder aumentarlo con facilidad. Se me empieza a hacer un poco largo el recorrido hacia el Atlas, hasta que por fin la carretera gira y se dirige a los jardines de Aqdal que cruzo incrementando un poco el paso, pues ya ha desaparecido el viento y la carretea llanea. A la salida de los jardines, me espera Marisa que me anima, pero ya no voy bien, mi estómago está empezando a doler y no me explicaba el porqué, ya que, aparentemente, había hecho la digestión y no había comido nada raro.
Mi ritmo se resiente, empiezo a ponerme nervioso y el estómago molesta más cuando bordeo la muralla de la Medina donde se concentra la mayor parte del público, incrementado porque hay muchos campos de fútbol justo al lado de las murallas y muchos niños jugando. La media está al caer, no estoy nada castigado, pero sé que mi ritmo no es bueno, aunque me gustaría corroborarlo, pero los hitos kilométricos son casi inexistentes y mal colocados.

Cuando paso el kilómetro 20 el estómago dice basta y tengo que parar a vomitar; no vomito casi nada, pero pierdo un tiempo precioso y en las condiciones que estoy, me doy cuenta que ya he he dicho adiós a un posible sub3h. Queda mucho trayecto y está claro que lo que me espera va a ser duro; cambio el objetivo, que a partir de ahora simplemente será llegar, aunque sé perfectamente que el precio va a ser alto, pues estoy convencido de que me va a tocar sufrir. 
Sigo corriendo y ya no me preocupo del ritmo, que se va por encima de los 4'30''; tengo geles, pero me da miedo tomarlos y también me da miedo tomar el agua que dan. No sé muy bien que hacer, pero sigo mi camino, me interno en la carretera que va al Palmeral y al pasar por el km 25 vuelvo a beber agua, con la consiguiente parada unos minutos después: mi estómago no aguanta nada.
Mi ritmo baja, me siento débil, mareado, las piernas están cargadas y aunque el Palmeral es un sitio muy bonito, yo sólo pienso en lo mucho que me queda. Pienso que Pili estará detrás de mi y en algún momento me adelantará si  sigo bajando el ritmo, así que me tranquilizo esperando que llegue. Antes de salir de la bonita zona de palmeras, camellos y desierto, me vuelve a dar otro aviso el estómago, muy fuerte, me voy a la cuneta y tras un rato escucho la voz de Pili por detrás, decepcionada por verme así. Me uno a Pili, me anima, me cuida, me habla, intenta que deje de pensar en mis problemas y que siga su estela, pero yo estoy cada vez peor, ya rondo los 5 min/km y la cosa va a peor. Pili baja su ritmo por mi, me dice que le siga y lo hago, pero sufriendo.
Tengo hambre y sed, estoy débil y aunque sudo poco, quiero reponer sales, así que me tomo un gel y agua en el km 30, una auténtica bomba para mi estómago. Sigo detrás de Pili cuando ya se ve Marrakech al fondo, queda poco, pero voy mal. A falta de 500 metros para el 35 me vuelvo a parar, Pili no puede ya pararse, le digo que siga y me tomo mi tiempo para recuperarme. Faltan siete kilómetros y los voy a hacer solo.

Subo una cuestecilla, llega el km 35 y allí está Marisa y mis amigos; Pili ya les ha dicho que voy mal y a mi el tiempo ya no me importa nada, así que me acerco a la cuneta, abrazo a Marisa y le cuento que voy fatal, pero que quiero terminar. Marisa me pregunta preocupada que si estoy bien para seguir y le prometo llegar entero.
Sigo, no hay más remedio, no quiero acabar vencido por mi primer maratón africano y total, son sólo siete kilómetros más. Ya dentro de la ciudad, el recorrido es desastroso, recorriendo una avenida semicortada al tráfico, con muchos coches, los atletas en fila india, sin voluntarios señalando el recorrido y con el estómago fatal. Me paro una vez más, en el 37, pero es la última, porque me conjuro para seguir e intentar olvidarme del estómago, donde ya no voy a meter más agua, me deshidrate o no.
A 5'10'' completo los últimos kilómetros, hasta llegar al 41, o eso creo porque no había ninguna marca, donde acelero y me pongo a 4'45'' para llegar mejor. Enfilo la recta de meta, por mi izquierda llegan los de la media a puñados, pero ya todo da igual, voy a llegar, sin la gloria de la marca, sin la satisfacción de haber hecho una buena carrera, con las piernas machacadas y el estómago dando mucha guerra, pero feliz. Mi tiempo: 3h23'58''. Cuando recibo la medalla reafirmo  esa felicidad: he acabado mi vigésimo maratón y mi primer maratón en África y ya van cuatro continentes.

Está claro que algo ha fallado estrepitosamente en Marrakech; puede que hayan sido las comidas previas, o quizás algún virus que ya llevaba puesto, incluso puede que fuera el agua excesivamente fría del avituallamiento; en realidad ya me da igual, he vuelto a fallar en el intento de bajar de tres horas y empiezo a dudar si seré capaz de hacerlo algún día, aunque no pienso rendirme sin luchar. Sin embargo, he acabado contento por la experiencia, pues por primera vez he corrido en África y espero que no sea la última; si a esto le uno que he cumplido veinte maratones acabados, el resultado es como para estar contentos, aunque decepcionado a la vez por como sucedieron las cosas. En eso consiste la grandeza del maratón, en que sólo con llegar has ganado, así que tengo que estar contento porque he vuelto a ganar.
Ahora tendré que analizar todo lo pasado, detectar los fallos, ajustar el calendario y volver al tajo de los entrenamientos; pero para eso hay tiempo, ahora toca disfrutar de haber vuelto a cruzar la línea de meta, esta vez, en Marrakech.


martes, 27 de enero de 2015

Maratón de Marrakech (2) - La organización

Marrakech ha sido mi primer maratón africano y espero que no sea la última carrera que dispute en este continente, aunque mi experiencia en la ciudad marroquí no ha cubierto las expectativas que tenía; puedo presumir de tener experiencia en citas maratonianos, después de 20 maratones disputados, pero la esperanza de un circuito plano, un clima apropiado y un viaje cómodo, me impidieron darme cuenta de la realidad que mi amigo Juan me advirtió hace meses: Marrakech, no es una buena plaza para intentar un sub3h.

Empezaré, como siempre, por la página web, no demasiado elaborada, con información interesante, aunque sin actualización alguna de la misma; de hecho, creo que no se actualizó en ningún momento desde que me inscribí hace seis meses. La inscripción se realiza con comodidad por la web con un coste de 4 euros, un gasto innecesario porque es posible inscribirse el día previo a la carrera.
La feria del corredor suele ser, en muchos casos, un reflejo del esfuerzo organizativo del evento y en el caso que nos ocupa el esfuerzo se puede valorar como prácticamente nulo, pues la feria como tal no existe, tan sólo dos casetas portátiles en medio de la plaza 16 de Noviembre cercanas a una feria de artesanía, de manera que se hace difícil ubicar correctamente el lugar donde se supone está la fiesta del atletismo. Obviamente, no hay que esperar para recoger el dorsal y la camiseta y además no es muy difícil encontrar el stand del merchandising porque no hay más que dos; se pueden comprar camisetas, llaveros e insignias de la carrera a un precio asequible.
El día de la carrera, todo está preparado en la zona de salida, convenientemente vallada y con escasos, pero suficientes baños portátiles para el puñado de corredores que íbamos a competir en la distancia de Filípedes. La carrera comenzó con puntualidad pero de manera extraña, pues los corredores de elite estaban separados de los populares unos cincuenta metros, de manera que cuando se dio el pistoletazo de salida no pude averiguar cual era la línea verdadera donde comenzaba la carrera. Después, se comienza a correr por unas avenidas enormes, donde se podrían meter muchos más atletas, pero la participación no es numerosa y se corre de manera cómoda porque hay espacio para regalar; se pasa por zonas nuevas y por parques, con ausencia casi absoluta de público y a no ser por las marcas pintadas en el asfalto en color azul (había otras pintadas en blancas, pero deduje que eran la azules), hubiera sido difícil seguir el recorrido porque los voluntarios eran muy escasos, tan sólo localizados en algún cruce y en los avituallamientos.
Un comentario aparte merecen los hitos kilométrico, inexistentes, salvo en los kilómetros 1, 5, 10, 15, 20, 25, 30 y 35; lo peor, es que, además de estar colocados cada 5 kilómetros, están mal colocados, porque las lecturas de mi gps a veces coincidían y a veces no; un desastre, en resumen.
Los avituallamientos son sólo de agua (muy fría, por cierto) y en botella, nada de isotónicos. A partir del 15 dan naranjas, pasas y creo que dátiles, pero yo no comí nada. Están correctamente ubicados cada cinco kilómetros aproximadamente, son cortos y a un sólo lado de la carretera.

La parte intermedia de la carrera discurre por una zona llamada "El Palmeral", donde se pueden ver, evidentemente, palmeras, camellos, un resort con campo de golf y mucha arena, porque por allí no hay nada y mucho menos gente animando; sin embargo, es un recorrido bonito. 
El recorrido vuelve a entrar en la ciudad en el kilómetro 35 y es entonces cuando llega la peor parte, pues el tráfico sólo se corta parcialmente, los voluntarios ya no existen, las marcas en el suelo tampoco y hay que seguir una avenida muy larga, por un sólo carril y a veces por la cuneta debido a las obras, confiando en que los atletas más adelantados conozcan el recorrido y que los guardias corten el tráfico a tiempo, que no siempre es así. A mi me parece una falta total de respeto a los corredores, sobre todo cuando hablamos de la parte final del recorrido, donde mucho íbamos seriamente "tocados".
Pero faltaba la guinda, con la caótica llegada  en la que se unen los corredores de la media por una calle a la izquierda para cruzar la línea de meta y encontrarse con un atasco monumental del atletas que intentan conseguir la naranja y la bolsa de pasas con la que nos "obsequia" la organización. Aparte de quedarme sin naranja porque se habían acabado, no me parece de recibo que se junte a todos los participantes, porque a los maratonianos nos hace falta un poco de aire y de tranquilidad al acabar un esfuerzo tan importante; a los organizadores de esta prueba, eso no parece importarles.
Por si os habéis dado cuenta hasta ahora, mi opinión sobre la organización del Maratón Internacional de Marrakech es muy negativa, por su feria cutre, por sus avituallamientos escasos, por el corte parcial de calles y todo eso por un precio de 70 eurazos, por lo que te dan una medalla de baratillo y una camiseta bastante fea. Aunque para mi, lo peor es la falta de respeto al corredor. 


lunes, 26 de enero de 2015

Maratón de Marrakech (1) - El ambiente

Marrakech es, seguramente, la ciudad más turística de Marruecos, por lo que no era descabellado pensar que su maratón podría atraer a muchos runners de fuera del país que quisieran combinar deporte y turismo en una ciudad tan peculiar. Sin embargo, el tirón de esta prueba no debe ser muy acusado, porque los atletas que pululaban por la famosa plaza Jamaa el Fna los días previos a la carrera, se podían contar con los dedos de la mano. 

Más decepcionante aún es la visita a la "Feria del Corredor" si es que a los dos puestos situados en la plaza 16 de Noviembre se le puede llamar así; os podéis imaginar que no tuve que soportar mucha cola para recoger el dorsal, pues los únicos corredores que estábamos por allí el sábado por la mañana éramos Pili (que me ha acompañado en este maratón) y yo. Quizás no se pueda esperar más en una carrera que sólo disputan 800 maratonianos y unos 1500 participantes más en la media, por lo que el ambiente en la feria es nulo y los únicos stands que se pueden visitar son los de la recogida del dorsal y otro en la que venden camisetas y llaveros de la prueba.
El día de la carrera las cosas no son muy diferentes; el maratón comienza a las 8 de la mañana, de manera que en la zona de salida no había casi nadie a esa hora, tan sólo los corredores y algunos acompañantes, como  Marisa y Toli, que madrugaron para ir a acompañarnos y recoger nuestra ropa, pues no hay ropero. Las cosas no mejoran tras el pistoletazo de salida, porque el recorrido transcurre en sus kilómetros iniciales por parques y zonas recién urbanizadas y no se ve a casi nadie animando, salvo en algún cruce aislado. De hecho, el único punto del recorrido en el que recuerdo más animadores, es alrededor del kilómetro 20, por la zona del palmeral. Después de eso, más de lo mismo, carretera, algunos grupos aislados de animadores, algún transeúnte despistado y poco más. Y al contrario que en otros maratones, los kilómetros finales no están repletos de público, siguen vacíos, hasta prácticamente los últimos 200 metros, cuando la prueba ya termina. Junto al  de Moscú, este ha sido el maratón en el que menos animación he visto en las calles. Está claro, que el acontecimiento no interesa a la población marroquí.
Afortunadamente para mi, mis incondicionales nunca fallan y esta vez, Carlos, Rafa, Jorge, Ana, Encho, Toli, Jesús, Mayte y por supuesto, Marisa, volvieron a estar ahí para darme esos empujones que tanto necesito. Los mejores animadores de esta carrera volvieron a ser los míos y es para estar orgulloso de ellos.

lunes, 19 de enero de 2015

Próxima parada: Marrakech

Marrakech es una de las ciudades más importantes de Marruecos, junto a Fez y Rabat; la llamada "Ciudad Roja" acoge alrededor de un millón y medio de habitantes y a miles de turistas que acuden a visitar diariamente  de una de las ciudades más bonitas del reino alahuita, con especial mención a la medina y al zoco, donde se puede comprar de todo. Será la primera vez que viaje a Marruecos y la primera vez que corra un maratón en África, por lo que he elegido el destino a conciencia, pues espero disfrutar tanto de la visita de la ciudad en los día previos, como de la carrera del domingo, de la que hablan muy bien las crónicas de maratonianos que ya compitieron allí, aunque no puedo esperar una organización al nivel de los grandes maratones mundiales
La expedición que me acompaña a mi primera maratón africana es, de nuevo, numerosa, pero esta vez, además de Marisa y de mis incondicionales, correrá conmigo mi amiga Pili, la mejor maratoniana que conozco y aunque en principio no vamos a llevar el mismo ritmo, seguro que su presencia me motiva un poco más. Junto a ellos, espero pasar un fin de semana maratoniano inolvidable, en el que la visita a la pequeña feria del corredor y la cena de pasta el sábado noche, serán esas actividades "clásicas" en un evento de este tipo.
Por delante queda una semana muy tranquila de entrenamientos, simplemente rodar y unas series a ritmo de media maratón con el fin de no gastar más fuerzas de las necesarias. Después de las tres últimas semanas, necesito ese descanso para llegar al domingo en condiciones de hacer una gran marca, pues en esta ocasión he entrenado bastante bien, con mucha regularidad, manteniendo buenos ritmos en los rodajes y cumpliendo o superando el ritmo objetivo en las series. Además, parece que la meteorología me va a ayudar, porque no va a hacer calor y el viento va a ser muy ligero, según las previsiones a día de hoy. Habrá que comprobar, por tanto, si la piernas me responden y puedo mantener los 4,15 min/km que necesito para bajar de las tres horas.
Hasta que llegue el momento de la salida, habrá que espantar los nervios, refrescarme con las bajas temperaturas madrileñas estos días y ya en Marrakech, saborear sus hidratantes tés de menta, practicar el regateo en el zoco, perderse por las calles de la medina y sobre todo, disfrutar del momento y tener fe en mi.

martes, 13 de enero de 2015

Se acabó lo duro

Un rodaje de dos horas y quince minutos ha puesto fin a la parte más dura de mi preparación para el Maratón de Marrakech; ha sido una preparación diferente a otras, con menos volumen de kilómetros y más entrenamientos rápidos, aprovechando el fondo que ya tenía después de mi participación en Atenas. Ahora hay que averiguar si el experimento va a salir bien o mal el día de la carrera, pero mis sensaciones después de estos dos meses de preparación son buenas y los registros de los entrenamientos han sido mejores que los de anteriores preparaciones; ahora, repito, hace falta saber si va a dar resultado.
Quedan dos semanas de "deskilometraje", un poco más dura en la que estamos y muy ligera la previa a la carrera. Es el momento de corroborar mi buen estado de forma y de planear la estrategia que me permita hacer la mejor carrera posible.
Como ya he contado anteriormente, en Marrakech voy a volver a salir con el objetivo de bajar de las 3 horas; entiendo que a alguno le pueda resulta cansina mi meta, pero conseguir rebajar 96 segundos mi actual marca, es una tarea muy difícil. Por eso he elegido esta ciudad marroquí, porque aparte de estar en África y así rellenar mi estadística de continentes, el circuito es totalmente plano, el clima suele ser agradable y además no es un maratón masivo, así que espero que se pueda correr desde el principio con comodidad.
Aunque a Depa no le gustaría leer este comentario, creo que me quedan pocas balas en la recámara para conseguir la marca con la que sueño y quizás con la que estoy obsesionado; sería un alivio lograrlo en Marrakech, pero si no lo hago seguiré peleando y si nunca llega, al menos, me quedará la satisfacción de haber disfrutado cada entreno y cada carrera con ilusión.

martes, 6 de enero de 2015

King of the road

Teniendo en cuenta la fecha en el que escribo este post, podría pensarse que voy a hablar de la mágica noche en la que sus majestades de oriente nos obsequian con regalos a niños y adultos, pero no es el caso; el título está sacado de una canción que espero que conozca alguien, un viejo tema que interpreta de manera magistral Dean Martin. 
En realidad, de lo que quiero hablar es de la fase final de mi preparación para el maratón de Marrakech que disputaré dentro escasas tres semanas y por eso, estoy inmerso en una fase de máxima dureza; la semana pasada fue la más exigente de la preparación hasta ahora, pues incluía la disputa de la San Silvestre y dos días después, tres series de 15' que acabaron por rematar mis piernas. Tanto en la última carrera del año, como las series, mantuve un ritmo cercano a los 4 min/km, que para mi es ir rápido, pero si a eso uno el rodaje largo del domingo (26 km a 4'36''), podría decir que la semana salió muy bien, mejorable, pero muy bien en general.
Me queda otra semana muy fuerte, en la que me encuentro y que culminará con otra tirada larga, en este caso de 2h15', pero antes, habré realizado otros dos entrenos muy exigentes, un ritmo controlado de 30' el miércoles y unas series de 20' el viernes. Si todo va bien, espero tener suficientes piernas el domingo para hacer una media cercana a los 4'35'' antes de empezar a reducir el kilometraje en las últimas dos semanas de preparación.
Desde hace un tiempo, hago todas mis tiradas largas en Alcalá de Henares, en un recorrido que discurre paralelo al río Henares, pues aparte de ser bastante llano, puedo disfrutar de bonitas vistas en plena naturaleza; es un recorrido muy transitado por runners, ciclistas e incluso viandantes complutenses, todos ellos con ganas de hacer deporte en un entorno tan verde. Las tiradas largas siempre me han ayudado a coger confianza en mis posibilidades, pues mantener ritmos altos tras las duras sesiones del resto de la semana me demuestra que mis piernas están preparadas para el maratón. Como es comprensible, un entrenamiento tan largo  puede acabar siendo aburrido porque hay que estar corriendo solo mucho tiempo y por eso suelo escuchar música, además de observar al resto de los deportistas a mi alrededor y por supuesto, disfrutar de las vistas del Henares; cualquier cosa es buena para seguir avanzando y olvidar el esfuerzo que supone mantener un ritmo elevado durante todo ese tiempo. 
Pues bien, volviendo al principio, el pasado domingo una de las canciones que escuché durante mi tirada larga fue precisamente "King of the road", al tiempo que mantenía un buen ritmo  después de una semana en la que había ido tan rápido y me  sentí tan poderoso como uno de esos camiones enormes que recorren las carreteras de Estados Unidos de costa a costa. 
Estoy en forma, mis sensaciones son cada vez mejores, los entrenamientos salen conforme a lo previsto y eso me indica que mi objetivo es factible. Pero no es el momento de lanzar las campanas al vuelo, todavía me queda una semana muy dura por acabar y otras dos en las que no está permitido bajar el pistón. Solamente sabré si la preparación ha dado su fetos cuando cruce la meta de Marrakech, pero por el momento, parece que voy por la carretera adecuada.


http://youtu.be/CFV4jMsz-DY



sábado, 3 de enero de 2015

San Silvestre Internacional 2014

Por segundo año consecutivo mi marca en maratón (que no en los 10.000) me permitió acceder a la inscripción de la San Silvestre Internacional; no tenía muy claro el volver a repetir la experiencia después del mal resultado de 2013, pero finalmente Depa me convenció para que corriera ésta, pues la popular está muy masificada, no se puede casi correr y había que aprovechar la oportunidad de nuevo.
Aunque estoy entrenando bien de cara a la disputa del maratón de Marrakech el 25 de enero, no tenía grandes expectativas puestas en la prueba, pues me parecía difícil poder superar mi marca teniendo en cuenta que mis entrenamientos están dirigidos a preparar un maratón; no obstante, mi estado de forma es óptimo, aunque cansado por la acumulación de kilómetros, lo cual me hacía confiar en conseguir un buen registro.
Esta vez, me dirigí a la salida en el coche de Duquito, con el que pensaba hacer la carrera si era capaz de seguir su ritmo; llegamos temprano a Bernabeu y allí nos encontramos con Raki, Mario, Miguel y Juan, de manera que tras saludarnos, dejamos la ropa en el ropero e iniciamos el calentamiento al estilo "Duquito", es decir, fuerte.
Justo antes de comenzar nos colocamos en la línea de salida, por la parte de atrás pues el nivel de la prueba no me permite ser tan osado de salir adelante; suena el pistoletazo y comienzo a subir la cuesta de Concha Espina con Duquito a la vista por delante de mi. Aguanté bien la cuesta, pero nada más entrar en Serrano se fue la luz y perdí de vista a mi liebre, así que continué sin referencias, pero manteniendo un ritmo internaste.
Sin embargo no iba a aguantar mucho,y aunque hasta el kilómetro dos pude mantener un ritmo alrededor de 3'52'', a partir de entonces empecé a bajar el pistón y la cosa se fue a 3'58''- 3'59''. Al paso por el km 5 mi tiempo era de 19'40'', muy por encima de una posible MMP, pero eso no me desanimó porque mis sensaciones eran buenas y decidí pelear hasta el final por una buena marca. De hecho, mantuve un ritmo de 4' por kilómetro hasta el kilómetro 8, justo donde empiezan los dos kilómetros más duros de la prueba y aunque me sentía con fuerza, sabía que me iban a pasar factura.
Y así pasó, las calles empinadas y abarrotadas de vallecanos me impidieron seguir con mi ritmo, a pesar de la impresionante animación de la carrera; perdí tiempo en cada subida y aunque intentaba recuperar en los descansos, mi ritmo ya no era tan alegre. Lo bueno es que no me desfondé como el año pasado y pude llegar al estadio de Vallecas y acelerar el ritmo para acabar en 40'47'', lejos de mi MMP, pero aceptable teniendo en cuenta las circunstancias.
A falta de poco más de 20 días para competir en Marruecos, esta marca me ha demuestra que estoy trabajando bien, pero que aún no estoy a punto, de manera que hay que seguir entrenando duro, porque estoy en el buen camino y aún quedan días. La marca de 10.000 seguirá esperando, pero eso ahora no importa.