jueves, 16 de octubre de 2008

Boston, un maratón mítico


Fue Miguel Fidalgo la primera persona que me habló de este mítico maratón. Sus 112 ediciones le avalan como el más antiguo de los que se corren en el mundo. Es el maratón más prestigioso del mundo, el único en el que se exige una marca mínima para participar. Está claro que todos estos factores me motivaron para ponerme como objetivo correr esta carrera. Por aquel entonces yo no había bajado de 3 horas 25' después de dos maratones disputadas en Madrid, así que lograr las 3 horas y 20 exigidas parecía difícil de conseguir.
Para intentar superar el reto decidí correr en un circuito rápido y sin duda San Sebastián cumplía los requisitos. Fue mi primer maratón en 3 horas 12 minutos y la confirmación de que había conseguido dar ese pasito de calidad hacia adelante que me permitiría correr en un maratón que ya se había convertido en obsesión.
Me inscribí nada más abrirse el plazo en septiembre. Hace unos días me llegó la tarjeta que confirmaba que el próximo 20 de abril estaré en la línea de salida de esta gran carrera. Me quedan seis meses para preparar esta maratón, para cumplir un sueño.

viernes, 10 de octubre de 2008

Una maratón casi perfecta




Esta vez el despertador sonó a las 7 de la mañana, es la ventaja de comenzar a correr a las 10, hora inusual para un maratón. Después de desayunar solo en el hotel vuelvo a la habitación a estirar y echarme otra siestecita. Estoy relajado, los niños se despiertan tarde y cuando llegamos al parque donde comienza la carrera queda solo media hora. Caliento, me embadurno de vaselina y me dirijo a la zona de salida, donde llego un minuto escaso antes de que se de el pistoletazo de salida de mi quinto martín.
Los primeros metros pasan sin agobios porque no hay demasiados atletas (unos 3.000) y aunque mi sensación no es la de ir deprisa en el Km 2 compruebo que mi ritmo está por debajo de los 4'30'', lo que me anima. Voy bien de piernas y me pido tranquilidad a mi mismo, no sería bueno precipitarse porque con el ritmo que llevo apenas me gasto y además voy cumpliendo mi objetivo. El recorrido es bonito, el Danubio, isla Margarita, animación intermitente... bien en general. Por el km 15 sigo por debajo de 4'30'' pero no noto cansancio aunque estoy un poco preocupado porque aun no he visto a Marisa y a los niños y la carrera sale de la ciudad para dirigirse a una zona de naves industriales y comerciales. En el repostaje del 20 salgo de la duda y ahí están, ellos solamente en una zona de lo más anodina; sus ánimos me dan la fuerza extra que necesitaba para llegar a la media en 1 hora y 34', impresionante, si sigo así llego en 3h 08'.
Pero las cosas se complican al girar 180 grados y volver por hacía Budapest, porque el viento empieza a soplar de cara, un viento molesto y bastante fuerte que exige un esfuerzo extra. Intento ponerme detrás de algún atleta, pero van demasiado lentos y además no quitan nada de viento así que sigo adelantando. Sobre el km 28 veo al de Marathinez, el que me vende las zapatillas, al que le digo que voy bien... y es la verdad. Llego otra vez a la ribera del Danubio y allí el viento es horroroso. Me meto en un grupillo que se pone en fila de a uno ante la fuerza del viento, pero me doy cuenta que voy bien y poco a poco voy pasando atletas. En el Km 30 me tomo un gel y a pesar de las molestias estomacales que me duran unos minutos, creo que fue beneficioso al final.
En el km 26 volvemos a girar, se acaba el viento de cara y sólo queda adentrarse en la ciudad para finalizar la prueba. En esos momentos sigo con fuerza, aprieto los dientes y me pongo a tope. Empiezo a a recoger cadáveres, los que me intentan seguir revientan, la moral está por las nubes pero el tramo de viento de cara me ha hecho perder mucho tiempo y ahora mi objetivo es superar la marca de París.
En el 38 un paso elevado por el tranvía parece que me va a cortar el ritmo, pero no lo hace, estoy con mucha fuerza y los ánimos de mi familia al bajar ese puente me reponen para afrontar el final a un ritmo elevado. Sigo pasando atletas, llego al 40 y me adentro en el parque que lleva a meta. Todo parece indicar que va a ser difícil bajar de 3h 12' pero aún así sigo acelerando hasta que diviso la línea de meta y hago el último esfuerzo. No he superado París por dos segundos, pero no estoy decepcionado, esta vez he legado con fuerza, he corrido como debía y he hecho una buena marca, pero las condiciones no estaban para record aunque me he acercado.
Tras la pancarta unas chicas muy amables me dan la medalla, una suculenta bolsa y paso a una pequeña explanada donde me dan agua y me graban la medalla (por 4 euros). Estoy feliz, van cinco maratones, pero esta vez he acabado muy entero, como en Sanse o mejor. Salgo de la zona de atletas y allí están, otra vez Marisa y los niños; nos abrazamos, es la mejor parte de la carrera. Lo he vuelto a conseguir y por supuesto se lo dedico a ellos que siempre han estado a mi lado. Pero también me acuerdo de mi entrenador, de mi hermano Viry, de mi familia,de mis amigos y de todos los que me habéis apoyado en estos meses. A todos... gracias.

viernes, 3 de octubre de 2008

Me voy a Budapest


Acabo de llevar a los niños a la ruta, voy a acabar la maleta y tras recoger a los niños del cole, nos vamos todos al aeropuerto. Empieza la cuenta atrás para la carrera y me siento animado porque voy con mi equipo. Un equipo que forman las personas que más importan en mi vida, Marisa, Alonso y Ángela. Siempre me ha gustado que me animaran cuando corro. Suelen verme pasar en dos o tres puntos y me ayudan mucho porque siempre voy pensando cuando volverá a verles de nuevo. En Budapest les será fácil porque el recorrido bordea el río, aunque tendrán que entenderse con los húngaros.
Esta vez vuelven a tener una sorpresa preparada, aunque no sé cual es. De todos los trofeos que me han dado por correr, los que más me gustan son la copa que los niños me dieron en Sanse y la medalla de cartón de París. Acabar un maratón es duro, llegas muy tocado, te duele todo, sobre todo las piernas. La sensación de cansancio es enorme, pero aún hay que hacer un último esfuerzo y recorrer la zona de meta comiendo algo y bebiendo agua. Lo has logrado, pero el dolor te invade. Pero cuando salgo de la zona de meta me espera mi familia y cuando les veo todo cambia radicalmente. Los besos de mis hijos y de Marisa son la mejor terapia que me pueden dar y sólo por eso vale la pena sufrir durante tres horas y acabar un maratón.

jueves, 2 de octubre de 2008

Los últimos retoques


Ya queda muy poco. Esta mañana he corrido 50 minutos y después Arancha me ha dado un masaje mientras hablábamos de carreras. Me ha animado a probar el triatlón, pero hoy la cabeza ya la tengo en Budapest. Quedan dos días y pico y empiezo a notar los nervios. Parece que al final hará sol, pero lo que más me preocupa es como voy a estar el día D a la hora H. Me duelen las piernas, es el efecto del masaje y también que tengo miedo a que llegue el momento de echar a correr. Seguro que el domingo a las 10 todo será distinto, pero hoy las cosas no se ven tan claras.
Ahora estoy preparando las cosas. Correré con las mismas zapatillas que en París, las Saucony Tanggent y esta vez iré de blanco, como en Sanse, espero que me de la misma suerte. Vaselina, antinflamatorios, recuperadores... parece que lelvo todo y si no ya me arreglaré.
En todos los maratones que he corrido me han visitado los nervios los días anteriores. Lo bueno de éste es que mañana entre el viaje y demás no me va a dar tiempo a pensar. El sábado iré a recoger el dorsal y a partir de entonces seguro que sólo voy a pensar en la carrera hasta que por fin se de la salida.Ya tengo ganas.
No me gustan los pronósticos, pero me he sentido muy bien las últimas dos semanas. Yo creo que puedo mejorar mi marca y me gustaría quedarme en 3h 10' al menos, pero ya veremos. La idea es salir a 4'30'' e intentar pasar la media en 1h35' sin excesivo sufrimiento. A partir de ahí empezaré a notar si es posible o no mantener o incluso acelerar a partir del 28 a 30. Espero no hundirme al final como en París porque creo que 4'30'' no es demasiado exigente para mi hoy por hoy. Además parece que no va a hacer tanto frío como en París y eso lo van a notar las piernas.