miércoles, 26 de octubre de 2016

Aquel gol de Katalinski

Corría febrero del año 1974 cuando la selección española tuvo que jugar un partido de desempate para la clasificación del Mundial de 1974; las selecciones de Kubala y de Miljanic habían empatado a todo en la fase de grupos y se jugaron el todo por el todo a un partido que se disputó en Alemania. Por entonces yo tenía siete años, pero recuerdo que Katalinski, un fornido central balcánico, acabó con mis esperanzas de ver a la selección española en la fase final de la Copa del Mundo de 1974, tras rematar un rechace de Iribar. Meses después, aquella gran selección balcánica disputaría el partido inaugural del mundial ante la selección brasileña, aunque todos recordaremos aquel torneo por el gran fútbol desplegado por la selección holandesa, aquella mítica "Naranaja Mecánica" que lideraba un tal Johan Cruyff.
Creo que fue en ese día cuando oí hablar de la ciudad de Frankfurt por primera vez, pues fue en su estadio donde se disputó ese partido que sigo recordando con amargura a día de hoy; en realidad, no estoy seguro si ya conocía antes el nombre de la ciudad regada por el río Main, pues era precisamente allí donde residían los Seseman, cuya hija inválida, Clara, se hizo inseparable de la inolvidable Heidi, cuya serie de dibujos animados fue muy popular en esa época. Y que decir de las famosas salchichas de Frankfurt, que también se empezaron a comercializar en España por esas fechas. Sea como sea, el próximo domingo tomaré la salida del Maniova Frankfurt Marathon, considerado uno de los más rápidos del mundo y que además, se adapta como anillo al dedo a mis preferencias: una carrera con participación media, totalmente llana y con una temperatura normalmente baja.
En un año en el que disputaré cuatro maratones, este es el único que he preparado a conciencia para conseguir una buena marca; a falta de cuatro días para competir, no me equivoco si afirmo que he hecho un buen trabajo y que me encuentro en un estado de forma bueno, tirando a excelente; he sacado los entrenamientos con cierta solvencia y he conseguido mantener ritmos que hacía tiempo que no conseguía, pero ni así me atrevo a predecir lo que puede pasar el próximo domingo. En ocasiones anteriores he puesto el listón más alto que mis posibilidades y me he llevado varias decepciones, por eso es mejor ser cautos en esta ocasión y pensar solamente en correr lo mejor posible y luchar hasta el final por un buen tiempo; estoy convencido que tengo una buena marca en las piernas, pero me hace falta demostrarlo.
Pero dejaré al lado este tema para hablar de estadísticas, pues en Frankfurt cumpliré 25 maratones completados, si llego a meta; será mi tercer maratón en Alemania y mi décimo maratón en Europa (excluyendo España). Y para los más cotillas, puedo también contar que el día previo a la carrera celebraré mi 22º aniversario de boda con Marisa, que volverá a darme ese aliento que tanto necesito en varios puntos del recorrido; en esta ocasión, también viajan mis hijos, que suelen ser garantía de éxito, pues me han visto batir varias veces mi MMP.
El trabajo duro está hecho, ahora llega el momento de disfrutar otro apasionante maratón, de vivir intensamente la visita a la feria, la recogida del dorsal, el ambiente en las calles y por supuesto esos 42,195 km que intentaré completar en el menor tiempo posible, sea cual sea. No quiero hablar de marcas, mi objetivo en Frankfurt va a ser correr lo más rápido que pueda y esta vez espero que sea muy rápido, pero sobre todo, espero disfrutar de una prueba con la que voy a cumplir las bodas de plata, mientras celebro con mi familia otro aniversario mucho más importante.