domingo, 26 de octubre de 2014

Medio Maratón de Cuenca

La semana que hoy termina se preveía complicada el pasado domingo, al repasar los duros entrenamientos que me había programado Depa, con una sesión de 8x1000+1000, un controlado de 10 km y una tirada de 30 km, aderezada con varios rodajes más suaves.  Desgraciadamente no he podido realizar todas las sesiones programadas, pues un inoportuno virus me ha visitó el pasado martes y no me ha soltado hasta el sábado; las consecuencias han sido importantes, pero no catastróficas, pues tuve que abandonar la sesión del martes con dos series por cumplir y además cancelar el controlado del jueves, aunque he cumplido con los rodajes, reduciendo kilómetros.
Todos estos contratiempos no han conseguido que abandonara la idea de correr la media maratón de Cuenca, como tenía programado a fin de realizar el rodaje largo junto a unos kilómetros de propina; aunque Depa me dijo que lo dejara si no estaba bien y mi amigo Juanjo me aconsejó evitar riesgos, el sábado me encontraba algo mejor y me desplacé a la preciosa capital manchega con la intención de participar en esta peculiar media.
En la media de Cuenca no es obligatorio madrugar pues su hora de comienzo son las 10:30 de la mañana, lo que me permitió desayunar con tranquilidad y posteriormente rodar unos 5 km calentando antes de desplazarme a la salida, ubicada en la parte más alta de la ciudad: el barrio del Castillo. Llegué con el tiempo justo a la pancarta de salida, después de subir correteando las empinadas calles del centro de Cuenca, pero sin cansarme demasiado. 
Por eso pude hacer una buena salida y poner un buen ritmo desde el principio, cuatro kilómetros de bajada en los que no quise acelerar, porque mi objetivo era mantener un ritmo vivo, pero sin desgastarme, mucho menos después de la semana que había pasado. Una vez finalizada la bajada, se toma un sendero a la ribera del Júcar y se recorren unos tres kilómetros por un camino estrecho, lleno de subidas y bajadas y terreno en un estado "mejorable". 
Se acaba el sendero y comienza un recorrido por un amplio carril bici que pica hacia arriba; por aquel entonces, mi ritmo era estable y aunque me sentía con fuerzas, evitaba tirar más de lo debido, pues quería llegar entero a la parte final. Alrededor del kilómetro trece, la carretera vuelve a girar y tras subir un pequeño repecho, se regresa en dirección contraria, pero por una carretera más estrecha al otro lado del río Júcar. Como podéis imaginar, el paisaje que se recorre es espectacular, entre árboles cuyas hojas ya amarillean y al lado de las imponentes hoces en las que se ven aficionados al montañismo practicando su deporte.
Por fin se vuelve a llegar al sendero, faltan 6 kilómetros y las piernas ya notan los pequeños e irregulares repechos y sufro una pequeña crisis de la que me recupero tras unos 500 metros malos y decido avivar el ritmo hasta el final. Esta vez, al final del sendero ya no se gira por la carretera, sino que se entra en la ciudad por un parque en el que hay que subir ¡dos tramos de escaleras!; si alguien de la organización lee esto, por favor, que busquen una alternativa.
En el último kilómetro se recorre la zona comercial consuenes hasta llegar a un polideportivo en cuyos aledaños está instalada la meta, algo escondida y no acorde a la belleza natural del recorrido; en otras palabras, deberían poner la meta en un sitio un poco más significativo, porque parece que están escondiendo a los corredores.
La bolsa del corredor es buena, te regalan un paravientos, una medalla y algunos productos alimenticios y además disponen de servicio de masaje, duchas y vestuarios. En general la organización es buena, aunque yo creo que se puede mejorar el recorrido.
Mi tiempo final, 1h34'03'' es bastante bueno considerando las circunstancias y me deja buen sabor de boca, pues la semana ha sido complicada, aunque por otro lado, el volumen de kilómetros que preveía en esta semana (alrededor de 100) se han quedado en 70. Sin embargo y a dos semanas de Atenas, creo que los deberes están hechos y que toca descansar y viajar a Atenas con la esperanza de hacer una buena carrera, sin más, pues ese es mi objetivo y me veo capaz de conseguirlo.

domingo, 5 de octubre de 2014

II Media Maratón Ávila Monumental

Tenía programada una tirada larga para acabar los entrenamientos de esta semana, pero mi amigo Abel me ofreció un dorsal para correr en Ávila y no me lo pensé dos veces, porque aparte de ser más divertido correr una media que hacerlo solo, la ciudad amurallada siempre me ha gustado para  competir y para tomar unas cañas; no en vano, ya había corrido dos veces antes una media en Ávila, aunque con distintos organizadores y distinto trazado al de hoy.
La nueva organización de esta carrera ha cambiado radicalmente el recorrido, para que sea más vistoso y sirva para recorrer los puntos más significativos de la ciudad; ese cambio se nota desde la salida, ubicada en los famosos "Cuatro Postes", donde se recoge el dorsal sin agobios y posteriormente una buena bolsa de corredor, aunque con sólo tallas "S" disponibles, un error que es recurrente en muchas carreras y que se resolvería preguntando talla en la inscripción. En cualquier caso, una bolsa decente.
Se sale de la carretera, justo enfrente del monumento y cuesta abajo, aunque no se tarda en encontrar alguna pendiente que pica hacia arriba, pues toda la carrera es un sube y baja constante, más acusado en la segunda parte y algo más favorable hasta el kilómetro 10. Como a mi no se me había perdido nada en esta carrera, decidí salir al "tran tran", sin agobios, a mi ritmo, con el único objetivo de hacer un rodaje largo. Se podía correr bien y rápido, pues el asfalto predominaba en esta primera mitad, así como las pendientes hacia abajo. Me sentía bien de piernas, pero no quería acelerar, pues preveía una segunda parte complicada, aunque me molestó un poco el tener que hacer una "parada técnica" y dejar ir al grupo con el que corría.
Tras un prolongada cuesta arriba de casi un kilómetro, pasé el kilómetro 10 en 47', el ritmo que perseguía y además sin desgaste demasiado, porque seguía sintiéndome cómodo y con fuerza como para incrementar un poco más la velocidad, pero no quería arriesgar. Empezaba la segunda parte, prácticamente entera por el interior de las murallas, lo cual resultaba muy agradable por las vistas, pero muy molesto por tener que correr casi todo el tiempo por calles adoquinadas, irregulares y peligrosas y además con muchos giros que cortaban el ritmo. Y aunque esta parte era la más difícil, yo me sentía cada vez mejor y fui adelantando atletas hasta la meta, aunque sin poner ritmos muy fuertes, porque el piso no daba para más y además las bajadas irregulares me dan bastante respeto.
La carrera pasa por la catedral, por el ayuntamiento, por las iglesias más reconocidas y por supuesto, por las murallas y varias veces, lo que unido a los ánimos del público y en mi caso particular de Marisa, hacen que la dureza pase a un segundo plano y lo pases realmente bien.
El ultimo kilómetro es descaradamente cuesta abajo, aunque por un peligroso adoquinado que te deja en una explanada donde se cruza una muy animada meta; tras cruzarla, se llega a una zona donde se puede estirar con comodidad y ya de paso cargar las pilas con cerveza artesanal, yemas de Ávila, fruta, bizcochos, zumos... Todo un lujo.
Acabé mi tirada larga con otros dos kilómetros más, que junto al calentamiento suman los últimos 25 km de una semana de más de 90 Km en la que he vuelto a tener sensaciones positivas; parece que cada vez estoy más en forma, pero hay que ir paso a paso y ser prudente, porque Atenas no es objetivo y aún queda mucho para lograr un estado óptimo de forma que me de la confianza necesaria para atacar mi marca maratoniana.