martes, 12 de noviembre de 2024

Maratón de Longbien (3) - La carrera

 Aterricé en Saigon nueve días antes de la carrera, el calor y la humedad se notaban nada más pisar suelo vietnamita, pero lo realmente preocupante fue mi primer entramiento en tierras asiáticas, pues me resultaba muy complicado llevar un ritmo decente debido a las duras condiciones climáticas; las cosas mejoraron un poco los días siguientes, el día siguiente en Saigon y posteriormente en Hoi An y Hue, dos ciudades más al norte en las que las condiciones eran un poco más soportables. El viernes, ya en Hanoi, empecé a pensar que iba a ser posible correr el maratón a un ritmo decente que no rápido, pero la fortuna meteorológica me iba a sonreír esta vez, pues el día de la prueba a las 3 de la mañana, el viento soplaba sobre Longbien y aunque la temperatura era de 24º, la humedad no era tan alta como preveía.

Empezar un maratón a las 3 de la mañana es bastante inusual, por lo menos en las latitudes donde habito; la logística es difícil de organizar y aunque cené a las 8 de la tarde y me fui a la cama, a las 1:30 ya estaba esperando al taxi tras comer (que no desayunar) algo en la habitación. A pesar de tener que caminar el último kilómetro debido a los cortes de la calle, me presenté en la salida con tiempo suficiente para prepararme, hacerme las últimas fotos y dirigirme a la línea de salida para ubicarme en el primer cajón, junto con la élite, ya que había acreditado mara para salir en esa posición. La salida fue tranquila, sin agobios y en cabeza, pero a un ritmo cómodo, sabía que no estaba para correr mucho con esas condiciones meteorológicas, pero además, las piernas no estaban muy despiertas, a esas horas, el cuerpo está programado para descansar por la noche y no para correr 42 Km. 

Casi de sorpresa apareció mi afición animando cuando sólo llevaba 5 Km, eran los únicos espectadores del evento en el que yo seguía manteniendo un ritmo de unos 5 min/Km que pronto empezaría a decaer; era noche cerrada, no había público y las calles estaban desiertas, un panorama poco motivador que fue haciendo mella en mi rendimiento. Tenía calor, la humedad no era muy alta porque corría el viento, pero me sentía cansado, tenía sueño, pensaba más en acostarme en una cama que en seguir adelante y la velocidad media se resintió claramente, me fui por encima de los 5'10''/Km. No había llegado a la media maratón y me sentía sin fuerzas y sin ganas, me esperaba un largo calvario hasta meta, porque no quería retirarme. Empecé a parar en los avituallamientos para beber y a plantear una carrera de resistencia para minimizar el sufrimiento, pero sorprendentemente, las cosas iban a cambiar.

Tras cruzar la media en poco más de 1h45' me tomé mi primer gel, afortunadamente de mi marca favorita y ese gel con cafeína resultó decisivo porque al poco tiempo empecé a sentirme mas animado, sin sueño y con ganas de correr; quedaban muchos kilómetros, pero ya no pensaba en sufrir, sino en disfrutar del maratón. Empecé a acelerar mi ritmo para ponerlo de nuevo por debajo de los 5 min/km y empezar a adelantar atletas; la tarea era ahora más complicada, pues ya había se había puesto en marcha la media maratón y tocaba superar a los numerosos atletas más lentos de la prueba, pero las calles eran suficientemente anchas para que no hubiera problemas en los adelantamientos, pero si en los avituallamientos, muy saturados de atletas, por lo que tomé la decisión de pararme en cada estación para hidratarme bien con agua y bebida isotónica, porque el calor apretaba.

Mi afición volvió a darme ánimos y eso fue otro motivo más para seguir esforzándome y hacer un buen papel, ellos estaban allí pasando la noche en vela para animarme y lo mínimo era dar todo lo que pudiera para llegar a meta con alegría; los kilómetros iban cayendo poco a poco, mi ritmo se mantenía estable a pesar de las paradas para beber y poco a poco el cielo iba clareando, estaba amaneciendo y la meta estaba cada vez más cerca. Poco después de las 6:30 de la mañana, cruzaba la meta del maratón de Longbien, el número 52 completado y tercero en el continente asiático; la marca, 3h33'41'', no es para tirar cohetes, pero teniendo en cuenta las condiciones climáticas y la hora de celebración, me parece que es una  marca que hay que valorar en su justa medida. 

La experiencia de Hanoi ha sido positiva, pero también me ha hecho reflexionar sobre ciertos destinos; correr en el Sudeste Asiático es duro, no se puede ir a Vietnam a hacer una buena marca, el objetivo sólo puede ser acabar y disfrutar de la carrera; sin embargo, espero volver alguna vez por estas latitudes a competir en una carrera atractiva. pero de momento toca volver a destinos más adecuados a mis condiciones después de los dos difíciles de CDMX y Longbien. Ahora toca pensar en los retos de 2025 en la mejor compañía, como siempre, en eso, si soy el mejor.


martes, 5 de noviembre de 2024

Maratón de Longbien (2) - La organización

Se podría decir que el maratón de Longbien es una prueba de medio pelo, pero matizando que es de medio pelo vietnamita porque la participación se eleva hasta más de 5.000 maratonianos y un total de 15.000 atletas en total, una cifra que para si querrían muchas pruebas europeas; pero en Vietnam se celebran muchos maratones y éste en particular, no se encuentra entre los mejores. Sin embargo, organizar una prueba para este número de participantes, conlleva una dificultad que se solventa con holgura.
Si empezamos la clásica disección desde la página web, hay que señalar que funciona regular, sobre todo cuando se quiere cambiar el idioma, es poco intuitiva y el proceso de registro es farragoso y ambiguo, pero bueno, después de pelearme con webs como la de Hong Kong o Egipto, no tuve problema. Lo curioso es que la página de Facebook del maratón funciona perfectamente, sobre todo en las semanas previas a la carrera y allí se pueden encontrar buenas fotos, información y comentarios muy útiles; todo eso está muy bien, pero hay que mirar en la página de Zuckerberg. También funciona bastante bien la mensajería por mail, los  mensajes importantes llegan de en el momento apropiado y proporciona una ayuda esencial antes de llegar a Hanoi.
La feria se celebra de jueves a sábado, hay tiempo suficiente para llegar a la carpa gigante instalada al lado del centro comercial más importante del barrio; la feria está muy bien organizada, con una zona de recogida de dorsales amplia para evitar colas y unos voluntarios eficientes, a pesar de la barrera idiomática. Por lo demás, es una feria pequeña, sin merchandising y los expositores son exclusivamente de los patrocinadores, con buenas ofertas, por cierto. Pero lo que más me gustó fue lo bien montado que está todo para conseguir buenas fotos recuerdo, como el panel de participantes, el registro electrónico del chip, una mascota e incluso un fotógrafo que  hace fotos que puedes descargar más tarde gratis, al igual que el resto que te hacen luego durante la carrera; que hoy por hoy te regalen una foto en una prueba maratoniana es más difícil que llegar a Marte y creo que me quedo corto.
Y por fin llega la gran cita, poco antes de las 2 de la mañana llegaba a la zona en taxi, pero no se puede acceder a la "zona cero" y nos dejaron casi un kilómetro de la salida; tampoco se puede acceder en transporte público. Llegar a la salida es complicado, pero si eres vietnamita, vas con tu ciclomotor y es más fácil, pero sin ciclomotor y siendo de Pucela resulta más complicado. 
La salida está bien organizada por cajones y son puntuales y eficientes, aunque tengo que decir que yo salía en el primer cajón y en ese caso las cosas son mucho más sencillas. Después se afronta un circuito de dos vueltas, plano, pero bien definido, vallado y con luz suficiente a pesar de la noche; eso si, el circuito es feo, se circunvala el barrio y lo único que se ve son edificios o la tapia de las urbanizaciones, sin ningún punto de animación (la hora no lo permite) y sin gracia alguna, salvo la rata de tamaño considerable que se me cruzó al principio de la prueba.  Los avituallamientos se ubican cada 3 Km aproximadamente, son buenos, con agua, bebida isotónica y alimento sólido; las mesas son largas y se alternan los productos para que no haya problemas. 
Los kilómetros no están señalados, solamente la media, los 30 y los últimos 5 Km , hay que tirar de reloj. Correr a las 3 de la mañana y sin público no es evocador, pero al menos se espera no tener problemas con el recorrido, pero eso tampoco pasa, porque tras cruzar la media, tuve que parar junto a un buen número de atletas porque tenían que pasar los coches por una avenida, lo que supuso una demora de unos 20 segundos, personalmente me dio igual, pero no creo que fuera así con otros que iban a buscar marca. Otra cosa que no me gustó fue la mezcla con los corredores de la media; entiendo que es complicado desdoblar las calles y hacer dos circuitos diferentes, pero tener que compartir la segunda parte del maratón con los atletas lentos de la media no es una gran idea, sobre todo porque en la segunda mitad las fuerzas empiezan a escasear y no se está para adelantar. Y eso sin contar con la llegada, que compartes con atletas de la media; en mi opinión, creo que los maratonianos deberíamos llegar siempre a una meta exclusiva para maratón, porque el esfuerzo es grande y no es tan bonito llegar al lado de muchos atletas de una distancia más corta. Para compensar, me gustó mucho la legión de fotógrafos distribuidos por el recorrido, que hacen buenas fotos y gratuitas, algo impensable hoy por hoy. 
Tras cruzar la meta, te dan agua, bebida isotónica, fruta y la medalla, pero ahí no acaba la cosa, una vez fuera, en la carpa, hay pastelitos y más comida, además de la camiseta de finisher. Se puede decir que la bolsa del corredor de esta prueba es bastante completa.
Es justo calificar la organización de esta prueba como correcta, es complicado mover a 15.000 atletas, aunque sea por las calles desiertas de Longbien, pero hay errores de bulto fácilmente subsanables, como el corte total del tráfico o los hitos kilométricos. Tampoco me gusta la hora de comienzo, pero es evidente que las condiciones de Hanoi no son equiparables a las de Europa y se puede entender. No es uno de los maratones importantes de Vietnam, pero recomendaría vivir la experiencia de Longbien, aunque espero que vayan afinando los errores.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Maratón de Longbien (1) - El ambiente

 Cuando me inscribí en el Maratón de Longbien, apenas sabía que se trata de un barrio de Hanoi justo al otro lado del río Rojo; la elección vino motivada fundamentalmente por la fecha de la carrera y no tanto por el atractivo de la prueba, de la que no sabía nada. Una vez registrado, empecé a informarme acerca de esta prueba, bastante numerosa para tratarse de un barrio, así como me sorprendió la hora de comienzo, las 3 de la mañana de un domingo.

Una vez que llegué a Vietnam (concretamente a Saigon) fui dándome cuenta del porqué del intempestivo horario, pues el calor y la humedad reinante en la ciudad sureña no me permitía entrenar con normalidad, más bien me resultaba muy duro correr en esas condiciones y eso que salía a la calle a las 6 de la mañana. Las condiciones fueron mejorando un poco en mi recorrido turístico por el país asiático, hasta llegar a Hanoi, donde la humedad era menos alta, aunque la temperatura seguía siendo elevada para practicar deporte.

Mi primer contacto con Longbien fue la recogida del dorsal, ubicada en unas carpas al lado del centro comercial más importante del barrio; aunque su caos circulatorio se asemeja al de Hanoi, Longbien es un barrio residencial, relativamente tranquilo, formado por múltiples urbanizaciones de gente adinerada, con seguridad privada, chalets individuales, campos de golf, lagos... Es decir, no es precisamente un barrio populoso.  Teniendo en cuenta todos estos factores, clima, tráfico y tipo de residentes, parece que la organización ha elegido un horario que una afectación mínima, pero obviamente sacrificando oros aspectos importantes, como el ambiente.

Así que cuando llegué la salida alrededor de las 2 de la mañana, las únicas personas que se veía por la calle eran corredores y algunos jóvenes volviendo a casa en sus motos después de una noche de diversión, nada más, la inmensa mayoría del barrio estaba durmiendo. Salvo los voluntarios, los únicos espectadores que había por allí eran Marisa y Camilo, que habían ido a acompañarnos antes de ubicarse en las zonas donde iban a animar. Después de la salida, no vi a ningún espectador, que yo recuerde, hasta la meta, es evidente que el interés de los habitantes de Longbien sobre su maratón, es nula.

No se puede decir que este maratón tenga buen ambiente, más bien carece de ambiente, pues tampoco la feria es la alegría de la huerta, pues por allí solo hay corredores y poco más, aunque es una feria aseada y la prueba posee su propia mascota y fotógrafo oficial para que puedas practicar el "postureo" a tope.

Creo que un maratón sin público es peor que un jardín sin flores, pero afortunadamente mi insuperable afición siempre me acompaña y esta vez el reto era importante porque pasaron la noche en vela en las desiertas calles de Longbien para darme ánimo y color a la prueba, pues sus banderas españolas y sus gorros vietnamitas fueron el centro de atención de todos los participantes que hasta se paraban a hacerse fotos con ellos. La presencia de dos atletas españoles corriendo en Vietnam quedó patente, no porque nadie se diera cuenta de que estábamos participando, sino por los animadores que volvieron a estar a una gran altura.