Se podría decir que el maratón de Longbien es una prueba de medio pelo, pero matizando que es de medio pelo vietnamita porque la participación se eleva hasta más de 5.000 maratonianos y un total de 15.000 atletas en total, una cifra que para si querrían muchas pruebas europeas; pero en Vietnam se celebran muchos maratones y éste en particular, no se encuentra entre los mejores. Sin embargo, organizar una prueba para este número de participantes, conlleva una dificultad que se solventa con holgura.
Si empezamos la clásica disección desde la página web, hay que señalar que funciona regular, sobre todo cuando se quiere cambiar el idioma, es poco intuitiva y el proceso de registro es farragoso y ambiguo, pero bueno, después de pelearme con webs como la de Hong Kong o Egipto, no tuve problema. Lo curioso es que la página de Facebook del maratón funciona perfectamente, sobre todo en las semanas previas a la carrera y allí se pueden encontrar buenas fotos, información y comentarios muy útiles; todo eso está muy bien, pero hay que mirar en la página de Zuckerberg. También funciona bastante bien la mensajería por mail, los mensajes importantes llegan de en el momento apropiado y proporciona una ayuda esencial antes de llegar a Hanoi.
La feria se celebra de jueves a sábado, hay tiempo suficiente para llegar a la carpa gigante instalada al lado del centro comercial más importante del barrio; la feria está muy bien organizada, con una zona de recogida de dorsales amplia para evitar colas y unos voluntarios eficientes, a pesar de la barrera idiomática. Por lo demás, es una feria pequeña, sin merchandising y los expositores son exclusivamente de los patrocinadores, con buenas ofertas, por cierto. Pero lo que más me gustó fue lo bien montado que está todo para conseguir buenas fotos recuerdo, como el panel de participantes, el registro electrónico del chip, una mascota e incluso un fotógrafo que hace fotos que puedes descargar más tarde gratis, al igual que el resto que te hacen luego durante la carrera; que hoy por hoy te regalen una foto en una prueba maratoniana es más difícil que llegar a Marte y creo que me quedo corto.
Y por fin llega la gran cita, poco antes de las 2 de la mañana llegaba a la zona en taxi, pero no se puede acceder a la "zona cero" y nos dejaron casi un kilómetro de la salida; tampoco se puede acceder en transporte público. Llegar a la salida es complicado, pero si eres vietnamita, vas con tu ciclomotor y es más fácil, pero sin ciclomotor y siendo de Pucela resulta más complicado.
La salida está bien organizada por cajones y son puntuales y eficientes, aunque tengo que decir que yo salía en el primer cajón y en ese caso las cosas son mucho más sencillas. Después se afronta un circuito de dos vueltas, plano, pero bien definido, vallado y con luz suficiente a pesar de la noche; eso si, el circuito es feo, se circunvala el barrio y lo único que se ve son edificios o la tapia de las urbanizaciones, sin ningún punto de animación (la hora no lo permite) y sin gracia alguna, salvo la rata de tamaño considerable que se me cruzó al principio de la prueba. Los avituallamientos se ubican cada 3 Km aproximadamente, son buenos, con agua, bebida isotónica y alimento sólido; las mesas son largas y se alternan los productos para que no haya problemas. Los kilómetros no están señalados, solamente la media, los 30 y los últimos 5 Km , hay que tirar de reloj. Correr a las 3 de la mañana y sin público no es evocador, pero al menos se espera no tener problemas con el recorrido, pero eso tampoco pasa, porque tras cruzar la media, tuve que parar junto a un buen número de atletas porque tenían que pasar los coches por una avenida, lo que supuso una demora de unos 20 segundos, personalmente me dio igual, pero no creo que fuera así con otros que iban a buscar marca. Otra cosa que no me gustó fue la mezcla con los corredores de la media; entiendo que es complicado desdoblar las calles y hacer dos circuitos diferentes, pero tener que compartir la segunda parte del maratón con los atletas lentos de la media no es una gran idea, sobre todo porque en la segunda mitad las fuerzas empiezan a escasear y no se está para adelantar. Y eso sin contar con la llegada, que compartes con atletas de la media; en mi opinión, creo que los maratonianos deberíamos llegar siempre a una meta exclusiva para maratón, porque el esfuerzo es grande y no es tan bonito llegar al lado de muchos atletas de una distancia más corta. Para compensar, me gustó mucho la legión de fotógrafos distribuidos por el recorrido, que hacen buenas fotos y gratuitas, algo impensable hoy por hoy.
Tras cruzar la meta, te dan agua, bebida isotónica, fruta y la medalla, pero ahí no acaba la cosa, una vez fuera, en la carpa, hay pastelitos y más comida, además de la camiseta de finisher. Se puede decir que la bolsa del corredor de esta prueba es bastante completa.
Es justo calificar la organización de esta prueba como correcta, es complicado mover a 15.000 atletas, aunque sea por las calles desiertas de Longbien, pero hay errores de bulto fácilmente subsanables, como el corte total del tráfico o los hitos kilométricos. Tampoco me gusta la hora de comienzo, pero es evidente que las condiciones de Hanoi no son equiparables a las de Europa y se puede entender. No es uno de los maratones importantes de Vietnam, pero recomendaría vivir la experiencia de Longbien, aunque espero que vayan afinando los errores.
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