sábado, 2 de noviembre de 2024

Maratón de Longbien (1) - El ambiente

 Cuando me inscribí en el Maratón de Longbien, apenas sabía que se trata de un barrio de Hanoi justo al otro lado del río Rojo; la elección vino motivada fundamentalmente por la fecha de la carrera y no tanto por el atractivo de la prueba, de la que no sabía nada. Una vez registrado, empecé a informarme acerca de esta prueba, bastante numerosa para tratarse de un barrio, así como me sorprendió la hora de comienzo, las 3 de la mañana de un domingo.

Una vez que llegué a Vietnam (concretamente a Saigon) fui dándome cuenta del porqué del intempestivo horario, pues el calor y la humedad reinante en la ciudad sureña no me permitía entrenar con normalidad, más bien me resultaba muy duro correr en esas condiciones y eso que salía a la calle a las 6 de la mañana. Las condiciones fueron mejorando un poco en mi recorrido turístico por el país asiático, hasta llegar a Hanoi, donde la humedad era menos alta, aunque la temperatura seguía siendo elevada para practicar deporte.

Mi primer contacto con Longbien fue la recogida del dorsal, ubicada en unas carpas al lado del centro comercial más importante del barrio; aunque su caos circulatorio se asemeja al de Hanoi, Longbien es un barrio residencial, relativamente tranquilo, formado por múltiples urbanizaciones de gente adinerada, con seguridad privada, chalets individuales, campos de golf, lagos... Es decir, no es precisamente un barrio populoso.  Teniendo en cuenta todos estos factores, clima, tráfico y tipo de residentes, parece que la organización ha elegido un horario que una afectación mínima, pero obviamente sacrificando oros aspectos importantes, como el ambiente.

Así que cuando llegué la salida alrededor de las 2 de la mañana, las únicas personas que se veía por la calle eran corredores y algunos jóvenes volviendo a casa en sus motos después de una noche de diversión, nada más, la inmensa mayoría del barrio estaba durmiendo. Salvo los voluntarios, los únicos espectadores que había por allí eran Marisa y Camilo, que habían ido a acompañarnos antes de ubicarse en las zonas donde iban a animar. Después de la salida, no vi a ningún espectador, que yo recuerde, hasta la meta, es evidente que el interés de los habitantes de Longbien sobre su maratón, es nula.

No se puede decir que este maratón tenga buen ambiente, más bien carece de ambiente, pues tampoco la feria es la alegría de la huerta, pues por allí solo hay corredores y poco más, aunque es una feria aseada y la prueba posee su propia mascota y fotógrafo oficial para que puedas practicar el "postureo" a tope.

Creo que un maratón sin público es peor que un jardín sin flores, pero afortunadamente mi insuperable afición siempre me acompaña y esta vez el reto era importante porque pasaron la noche en vela en las desiertas calles de Longbien para darme ánimo y color a la prueba, pues sus banderas españolas y sus gorros vietnamitas fueron el centro de atención de todos los participantes que hasta se paraban a hacerse fotos con ellos. La presencia de dos atletas españoles corriendo en Vietnam quedó patente, no porque nadie se diera cuenta de que estábamos participando, sino por los animadores que volvieron a estar a una gran altura.


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