domingo, 18 de marzo de 2012

Sesenta kilómetros y una boda

Resta una semana para que el Maratón de Barcelona 2012 eche a correr conmigo entre los participantes. Esta mañana he realizado mi última tirada larga, de tan solo 20 km , pues la carrera ya está encima y no es conveniente gastar unas fuerzas que voy a necesitar muy pronto. Este entreno pone la guinda a una preparación un tanto movida, pero efectiva, que espero me sirva para conseguir el éxito en la Ciudad Condal. Una esperanza que no es un brindis al sol, pues la semana que hoy termina acaba plena de buenas sensaciones. Han sido sólo cuatro sesiones, sesenta kilómetros repartidos en dos rodajes, que he completado sin despeinarme, un fartlek en el que me sentí muy sobrado y esta última tirada en la que, a pesar del viento, he realizado ritmos muy buenos, constantes, siempre de menos a más y finalizando como una bala. Se está cumpliendo lo que había pronosticado Depa y es que cada día me voy a encontrar mejor, hasta llegar al día 25.
Aunque suene raro, lo único que ha conseguido cansarme en esta buena semana, ha sido mi asistencia a la divertida boda de una de mis mejores seguidoras, Elena,que se ha casado con Dani, que también ha comenzado a ser seguidor de mis "hazañas". La boda se celebró el pasado viernes y rayó a una altura de récord del mundo, pero dejó mis piernas un tanto "tocadas" después de pasar mucho tiempo de pie y eso que no me prodigué en el complicado mundo del baile post-celebración.  Espero que sean muy felices juntos y que tenga la fortuna de que me acompañen en algún maratón de los que aún me quedan en mis piernas.
Volviendo al tema atlético, espero que las buenas sensaciones se vean reflejadas en la carrera del próximo domingo; es evidente que me encuentro en buena forma, yo diría que me siento mejor que antes de la participación en Nueva York, pero el deporte no es una ciencia exacta y lo que pueda ocurrir en Barcelona va a depender de muchos factores, aunque es evidente que mi estado  actual me permite mirar el futuro con confianza. Pero hablemos de algunos de esos factores.
En principio Barcelona es una carrera más cómoda que las últimas que he corrido. El viaje es corto y además me voy a alojar en unos apartamentos situados a diez minutos de la salida. Eso me va a permitir levantarme a una hora prudente y tener tiempo suficiente para desayunar y prepararme antes de la salida. Lo malo, es que la noche del 24 al 25 cambia la hora y eso supone dormir una hora menos, con el trastorno que puede llevar aparejado.
En cuanto al circuito, es prácticamente plano, pero hay varios tramos de falso llano que pueden dar más de un disgusto, sobre todo la final de la prueba, ya que los dos últimos kilómetros pican hacia arriba. Además, el paso por el paseo marítimo también puede ser peligroso si el viento sopla con fuerza y aunque es pronto para fiarse de la previsión, parece que el dios Eolo va a acompañar a los participantes de esta carrera.
El número de participantes es otro factor importante, sobre todo en la salida de la prueba. En Barcelona se ha vuelto a batir un récord este año y seremos casi 20.000 los que comencemos la carrera en la Plaza de España. Saldré en el cajón de las 3 horas, así que espero no tener problemas, aunque desconozco si las calles por las que comienza la prueba son suficientemente anchas.
En fin, como veis hay muchas incógnitas por resolver, así que lo importante es  no agobiarse y afrontar la carrera con ilusión y con espíritu positivo. Eso es lo que voy a intentar, como en Nueva York, salir a disfrutar de la carrera, a sabiendas que he hecho una buena preparación, que me he esforzado, que he disfrutado todos mis entrenos y que pretendo disfrutar de las tres horas en las que espero acabar mi duodécima maratón.

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