Dice la tradición que si en tu visita a la fantástica fachada de la Universidad de Salamanca no eres capaz de encontrar la rana, el resultado de tu curso académico no será satisfactorio. Sé donde está la rana (que fue ubicada en la fachada para representar a la lujuria), así que espero darme un paseo por allí tras la carrera para volver a verla y que ello contribuya a que mi curso atlético, que culminará en Barcelona, sea satisfactorio, como manda la tradición.
Acudo a la ciudad del Tormes sin demasiadas expectativas en cuanto a la carrera en si, porque además de tener un trazado poco favorable, mi estado de forma es una incógnita después de la lesión y el catarro de principios de semana. Sin embargo, espero disfrutar de una de las ciudades más bonitas de España y quizás del mundo como más me gusta, corriendo, porque además el trazado discurre por varios puntos emblemáticos que, a buen seguro, van a quedar grabados en mi memoria.
Además, la media de Salamanca inicia su andadura este año, es decir, que tendré el honor de estrenar una prueba a la que le deseo una larga permanencia, que, a buen seguro tendrá pues la labor de los organizadores está siendo realmente buena hasta la fecha de hoy y espero que así siga hasta el domingo. Aprovecho además, para agradecerles la rápida y efectiva gestión que han realizado debido a mis problemas en la inscripción, afortunadamente ya solventados.

En fin, habrá que ver como me pintan las cosas el próximo domingo. Lo importante es tener buenas sensaciones y disfrutar de la carrera, por eso no voy con grandes expectativas, no quiero llevarme un chasco que me baje la moral de cara al objetivo principal. No puedo pedir peras al olmo después de las últimas incidencias, pero eso no evita que cuando suene el disparo de la salida, salga a darlo todo y me convenza a mi mismo que mi preparación va por buen camino.
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