lunes, 16 de junio de 2025

Maratón de Santiago (3) - La carrera

Correr un maratón siempre es complicado, pero en esta ocasión me gustaría utilizar esa palabra, complicado, para definir mi participación en Santiago y es que, a pesar de haber hecho mi peor tiempo de siempre, tengo que decir que lo que más valoro es que tuve el coraje de llegar a pesar de las circunstancias adversas.

Pongámonos en situación, en el polo sur el mes de mayo es pleno otoño, la temperatura no es muy baja, el ambiente es húmedo y los árboles aún están perdiendo hojas; desde hace unos años, las hojas caídas de los árboles conjugadas con la humedad están haciendo estragos en mi aparato respiratorio provocándome episodios de baja saturación de oxígeno que me ponen muy difícil  correr. Salí de Madrid en plena primavera y llegué al otoño chileno poco adaptado, lo que junto al olvido en tomar el tratamiento médico en los días previos a la carrera, fueron el caldo de cultivo perfecto para generarme problemas respiratorios.

Aquel domingo de mayo amaneció con nubes y claros, después de varios días de inestabilidad y lluvias; desayuné muy temprano en el hotel para luego descansar un poco y caminar tranquilamente hasta la zona de salida junto con Marisa y Rafa. Llegué con tiempo suficiente para prepararme, ir al baño y calentar ligeramente después de las fotos típicas de la salida; me encontraba bien de piernas, animado, sabía que mi estado de forma no era bueno, pero suficiente para hacer una buena carrera y pasarlo bien. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles.

La música heavy me puso las pilas en la salida, pero sin locuras, sabía que no estaba en condiciones de salir rápido, lo prudente era ir en progresión; poco después empiezo a notar que no respiro bien, suben las pulsaciones y paro, hay que ser prudente, un pequeño descanso de segundos y sigo, parece que está todo controlado, pero no es así. Vuelvo a pararme el kilómetro 4, no respiro bien, es imposible correr así, pero sigo trotando y parando hasta el kilómetro 10 haciendo tiempos por encima de 6 min/Km. Empiezo a plantearme la retirada, queda demasiado y no es prudente correr en esas condiciones, pero como sabía que mi afición me esperaba en el Km 11 decido seguir para comentárselo a Marisa.

Y allí estaban animando, pero no estaba Marisa que no había podido llegar, así que sigo corriendo porque además, parece que voy respirando mejor, pero la alegría me dura poco porque en el Km 13 vuelvo a para y de nuevo en el 15; algunos corredores se paran y preguntan, les digo que respiro mal, que no sé que hacer y me animan a seguir. No sé que hacer, después de cruzar el océano no me apetece retirarme sin pelear un poco más, así que sigo corriendo, parece que las cosas van mejor y por fin veo a Marisa, me paro y le explico la situación, quería seguir, pero me retiraría si las cosas se ponían feas.

Desde ese momento me tomé la carrera con más calma, el perfil picaba ligeramente hacia arriba constantemente, así que lo suyo era no pasarse de ritmo y seguir corriendo, pero sin paradas, salvo los avituallamientos, en los que echaba pie a tierra ya que me resultaba imposible beber y correr al mismo tiempo porque me ahogaba, mi saturación de oxígeno no era buena y como ya me daba de lado el tiempo, lo mejor era tomárselo con filosofía y llegar.

Pasé la media con mucho retraso, 2h01'45'' siguiendo el plan previsto, pero iba mejorando y sabía que a partir del kilómetro 33 el perfil se volvía muy favorable, así que llegar parecía factible, más aún porque después de tantos kilómetros mis bronquios estaban más abiertos y empezaba a respirar con normalidad.

Y después de muchos kilómetros con tiempos muy por encima de 5 min/km la carrera se volvió favorable, picando hacia abajo constantemente, lo que me animó a aumentar el ritmo, primero con más prudencia y posteriormente con ganas de correr de una vez; mi reloj me señalaba que ya todos los pasos estaban por debajo de 5 minutos, estaba volviendo a la normalidad, la meta estaba más cerca y el público era cada vez más numeroso y animaba con más ímpetu. Empecé a adelantar atletas, mi ritmo no correspondía con el tiempo que iba a hacer y en una fase de la carrera en la que los corredores apuran sus últimas fuerzas para llegar, yo corría como si fueran los primeros kilómetros, mis piernas estaban descansadas porque había corrido muy poco y tenían ganas de marcha. Los últimos cinco kilómetros fueron los más rápidos de la carrera con tiempos por debajo de 4'45''/Km,  parece que mis piernas estaban preparadas, pero las circunstancias mandaron.

Crucé la meta em 3h54'07'', ligeramente por debajo de las 4 horas, mi peor tiempo en un maratón pero con el mérito de haber luchado contra las adversidades para conseguir cruzar una vez más, la línea de meta de un maratón. Esta medalla, la quincuagésima tercera de mi carrera, tendrá un valor especial por las tribulaciones que tuve que pasar para conseguirla, espero que mi tiempo mejore en las ocasiones venideras, pero no es esencial, en Santiago he aprendido que se siente las misma emoción cruzando la línea de meta ligeramente por encima de las 3 horas o ligeramente por debajo de las 4 horas.





domingo, 15 de junio de 2025

Maratón de Santiago (2) - La organización

 Es evidente que las redes sociales han influido de manera decisiva en el aumento de la popularidad del "running", es decir, lo que toda la vida se ha llamado correr; digo esto porque ya en mi primer maratón hice la inscripción online, lo cual facilita mucho las cosas, sobre todo cuando las pruebas se disputan lejos de tu ciudad. Fue en mi cuarto maratón cuando decidí a relatar mis andanzas en este blog, un medio que ya se considera fuera de moda, pero que yo voy a seguir utilizando siempre que se pueda para seguir contando mi vida de corredor: Cuento esto para introducir el tema del que quiero hablar y es que, aunque no ha sido el primera vez, la información suministrada por la organización del Maratón de Santiago ha sido básicamente vía Instagram, seguramente la red más popular actualmente. Anunciaron la fecha de celebración por Instagram y todos los eventos importantes fueron transmitidos por esta red previamente a su publicación en la página web oficial, muy bonita y funcional, así como eran las publicaciones en la red de "las fotos", con mensajes motivadores y frecuentes que intentan motivar participación en  la gran cita  a los participantes.

Obviamente realicé la inscripción por la página web sin demasiada complicación y a partir de ahí me informé de todo lo que pasaba leyendo las  publicaciones de Instagram, lo que unido a los mensajes por mail durante el mes previo a la competición, me permitieron estar completamente enterado de lo que tenía que hacer durante el finde maratoniano. Aunque más que un finde fue media semana, porque acudí a recoger el dorsal el jueves tarde, temprano, para evitar las aglomeraciones.

La antigua estación Mapocho, donde se ubica la feria, es un edificio clásico reconvertido en centro cultural, muy bien situado, en pleno centro y bien comunicado con todos los barrios de la inmensa extensión que ocupa Santiago. La recogida es ágil, con muchos voluntarios atendiendo y además eficiente, porque te dan exactamente lo que has pedido en la inscripción y no es posible hacer cambios de última hora que perjudiquen a otros participantes. Una vez recogidos dorsal y camiseta, hice la obligada visita a una feria bastante resultona, con varios puntos interesantes para hacer fotos, zona de merchandising con personalización de camisetas y muchos puestos de artículos deportivos y nutrición deportiva, aunque  con ausencia de grandes firmas salvo Nike, patrocinador oficial que aporta una camiseta de gran calidad. Al margen de mi experiencia personal, durante el finde semana se celebran diversos eventos en la feria que son publicados en Instagram, hablando tanto de los corredores profesionales como de algunas historias de populares.

Una buena feria no implica una buena organización de los más importante, la prueba, pero en el caso que nos ocupa si se cumple, de hecho ya se atisba ese buen hacer en la zona de salida, amplia, bien señalizada, baños suficientes para todos los participantes, con información permanente del speaker y con unos cajones con gran capacidad pues, no en vano, la salida parte de una de las avenidas más importantes de la ciudad. Y empieza la fiesta con los AC/DC sonando a todo volumen y un espectáculo de luces para que a los corredores se les pongan los pelos de punta antes de iniciar el reto de completar la mítica distancia. 

Santiago es una ciudad muy grande, plagada de avenidas que normalmente sufren las consecuencias de un elevado parque móvil, pero ese domingo el sonido de los tubos de escape desaparece y sólo se escucha el sonido de miles de zapatillas impactando en el suelo, sin agobios ni atascos, hay espacio suficiente para todos los que corremos el maratón, porque, con buen criterio, las pruebas de 21 y 10 kilómetros comienzan más tarde para no perturbar las evoluciones de los atletas más sufridos.

El recorrido es feo, pero dudo que se pueda sacar algo mejor de una ciudad tan poco atractiva para el turista, así que hay que olvidarse de ver monumentos de paso y centrarse en corretear por las calles chilenas; se corre normalmente por grandes avenidas cerradas al tráfico convenientemente, aunque como punto negativo, después de la media hay unos kilómetros que discurren al lado de los coches que circulan al lado de los corredores separados por vallas. 

Los avituallamientos son muy largos, pero sólo al lado derecho y como todos los vasos de cartón son iguales, es difícil distinguir entre la bebida isotónica y el agua, a pesar de los anuncios de los voluntarios; hay también avituallamiento sólido en la segunda mitad de la carrera y geles, aunque yo siempre llevo los míos. No me gustaron los avituallamientos por el problema de los vasos y porque además no había un criterio claro y a veces el agua estaba al principio (lo normal) y otras veces estaba el isotónico, que, por cierto, era Gatorade; además, algún avituallamiento a ambos lados hubiera sido aconsejable, sobre todo al principio de la carrera.

La animación establecida por la organización es correcta, no excesiva pero tampoco hace falta mucho más; además es de bastante calidad, como ya he contado en el anterior post.

La llegada está muy bien organizada, con una línea de meta exclusiva para maratonianos con su posterior zona de descanso también exclusiva, algo que sólo había visto en Tel Aviv y que me parece muy importante, porque lo que menos necesita un maratoniano tras finalizar su esfuerzo, son empujones para beber un vaso de agua o comer un plátano: Y es que eso es lo que te dan al llegar, agua, una botella de iso
tónico, plátano y naranja, nada más; luego te ponen la medalla y sales del área de llegada por unos puntos bien localizados. Correcto.

Por último toca hablar de la "Medal Week" que no es otra cosa que una serie de descuentos que se aplican en tiendas y restaurantes a todos aquellos que presenten la medalla en la semana posterior al evento; yo me fui de turismo de Chile el mismo domingo por la tarde, pero la iniciativa es destacable.

El maratón de Santiago es una buena prueba, bien organizada con fallos puntuales, manejar a 30.000 almas en una ciudad tan caótica es complicado, pero se consigue a base de hacer las cosas de manera eficiente.


sábado, 14 de junio de 2025

Maratón de Santiago (1) - El ambiente

Además de la capital de país, Santiago  es la ciudad más importante y más grande de Chile, con sus cinco millones de habitantes que alcanzan hasta ocho si añadimos los que residen en su área metropolitana. No debemos extrañarnos, por tanto, de que allí se organice el maratón más importante del país andino y uno de los más notables y numerosos de Sudamérica. Como buen maratoniano, creo que lo importante es conocer el número de participantes en la distancia de Filípedes, tan solo 5.000 atletas de un total de 30.000 si sumamos los participantes en la la media y en los 10K, pero lo que es evidente es que esos miles de esforzados corredores contribuyeron a crear un día especialmente atractivo en una ciudad que, precisamente, no lo es.

El fin de semana atlético comienzo el jueves, día en el que fui a recoger mi dorsal para evitar sorpresas desagradables como la camiseta de tamaño gigante que me tocó en suerte en CDMX; el primer día la feria suele estar casi vacía, pero no fue el caso de Santiago, donde la animación era evidente. El evento se ubica en el centro de la ciudad, en la antigua estación de Mapocho, un lugar amplio y bonito donde el ambiente atlético se respira en cada rincón, pues aunque no es una feria especialmente grande, es bastante divertida.

Una vez lejos de la estación Mapocho, es difícil averiguar que se va a celebrar un evento tan importante el domingo, porque no se aprecian corredores en la zona centro, la más turística de la ciudad, que más bien está atestada de locales. El evento deportivo más importante de Santiago no se hace patente hasta el domingo de madrugada.

Se pueden ver corredores en la calle a primera hora del domingo, las carreras empiezan a las 7:30 y es necesario llegar con tiempo a una zona de salida donde atletas y simpatizantes  inundan los aledaños de la Plaza de la Moneda; el speaker va calentando el ambiente hasta llegar el momento culminante de la salida, a ritmo de rock and roll y con mucha gente animando en las calles.

Un salida masiva con luces y música es habitual en una competición de este tipo, pero lo que no es tan normal es comprobar que las calles siguen pobladas de gente aplaudiendo a los esforzados atletas tras los primeros kilómetros, en la siguiente plaza, en el siguiente barrio y así hasta llegar a meta y es que aún no siendo una presencia masiva, se puede ver público en prácticamente todo el recorrido, algo poco habitual. Además de la animación espontánea, la organización también coloca puntos de animación para apoyar a los atletas y aquí me gustaría destacar la inigualable actuación de cuatro músicos cantando canciones de lo Beatles y caracterizados perfectamente con sus traje y sus pelucas, inmensos.

Y que decir de mi afición, que nunca falla y esta vez menos, a pesar de lo complicado que resultaba moverse por el recorrido y las limitaciones de Marisa que acudía con una muleta; sabedores de que  estaba teniendo un día muy complicado, se esforzaron en verme en más puntos de los previstos y debo decir que fueron un apoyo fundamental para que lograra cruzar la línea de meta de esta prueba, sin ellos es probable que me hubiera retirado.

Santiago es un buen maratón, una fiesta del deporte en una ciudad con una acusada polución debido a la cantidad de vehículos que atascan cada día sus calles, pero se transforma para apoyar con intensidad a los atletas que se esfuerzan por conseguir el objetivo de cruzar la línea de meta. Es una carrera que vale la pena correr.