Es evidente que las redes sociales han influido de manera decisiva en el aumento de la popularidad del "running", es decir, lo que toda la vida se ha llamado correr; digo esto porque ya en mi primer maratón hice la inscripción online, lo cual facilita mucho las cosas, sobre todo cuando las pruebas se disputan lejos de tu ciudad. Fue en mi cuarto maratón cuando decidí a relatar mis andanzas en este blog, un medio que ya se considera fuera de moda, pero que yo voy a seguir utilizando siempre que se pueda para seguir contando mi vida de corredor: Cuento esto para introducir el tema del que quiero hablar y es que, aunque no ha sido el primera vez, la información suministrada por la organización del Maratón de Santiago ha sido básicamente vía Instagram, seguramente la red más popular actualmente. Anunciaron la fecha de celebración por Instagram y todos los eventos importantes fueron transmitidos por esta red previamente a su publicación en la página web oficial, muy bonita y funcional, así como eran las publicaciones en la red de "las fotos", con mensajes motivadores y frecuentes que intentan motivar participación en la gran cita a los participantes.
Obviamente realicé la inscripción por la página web sin demasiada complicación y a partir de ahí me informé de todo lo que pasaba leyendo las publicaciones de Instagram, lo que unido a los mensajes por mail durante el mes previo a la competición, me permitieron estar completamente enterado de lo que tenía que hacer durante el finde maratoniano. Aunque más que un finde fue media semana, porque acudí a recoger el dorsal el jueves tarde, temprano, para evitar las aglomeraciones.
La antigua estación Mapocho, donde se ubica la feria, es un edificio clásico reconvertido en centro cultural, muy bien situado, en pleno centro y bien comunicado con todos los barrios de la inmensa extensión que ocupa Santiago. La recogida es ágil, con muchos voluntarios atendiendo y además eficiente, porque te dan exactamente lo que has pedido en la inscripción y no es posible hacer cambios de última hora que perjudiquen a otros participantes. Una vez recogidos dorsal y camiseta, hice la obligada visita a una feria bastante resultona, con varios puntos interesantes para hacer fotos, zona de merchandising con personalización de camisetas y muchos puestos de artículos deportivos y nutrición deportiva, aunque con ausencia de grandes firmas salvo Nike, patrocinador oficial que aporta una camiseta de gran calidad. Al margen de mi experiencia personal, durante el finde semana se celebran diversos eventos en la feria que son publicados en Instagram, hablando tanto de los corredores profesionales como de algunas historias de populares.Una buena feria no implica una buena organización de los más importante, la prueba, pero en el caso que nos ocupa si se cumple, de hecho ya se atisba ese buen hacer en la zona de salida, amplia, bien señalizada, baños suficientes para todos los participantes, con información permanente del speaker y con unos cajones con gran capacidad pues, no en vano, la salida parte de una de las avenidas más importantes de la ciudad. Y empieza la fiesta con los AC/DC sonando a todo volumen y un espectáculo de luces para que a los corredores se les pongan los pelos de punta antes de iniciar el reto de completar la mítica distancia.
Santiago es una ciudad muy grande, plagada de avenidas que normalmente sufren las consecuencias de un elevado parque móvil, pero ese domingo el sonido de los tubos de escape desaparece y sólo se escucha el sonido de miles de zapatillas impactando en el suelo, sin agobios ni atascos, hay espacio suficiente para todos los que corremos el maratón, porque, con buen criterio, las pruebas de 21 y 10 kilómetros comienzan más tarde para no perturbar las evoluciones de los atletas más sufridos.
El recorrido es feo, pero dudo que se pueda sacar algo mejor de una ciudad tan poco atractiva para el turista, así que hay que olvidarse de ver monumentos de paso y centrarse en corretear por las calles chilenas; se corre normalmente por grandes avenidas cerradas al tráfico convenientemente, aunque como punto negativo, después de la media hay unos kilómetros que discurren al lado de los coches que circulan al lado de los corredores separados por vallas.
Los avituallamientos son muy largos, pero sólo al lado derecho y como todos los vasos de cartón son iguales, es difícil distinguir entre la bebida isotónica y el agua, a pesar de los anuncios de los voluntarios; hay también avituallamiento sólido en la segunda mitad de la carrera y geles, aunque yo siempre llevo los míos. No me gustaron los avituallamientos por el problema de los vasos y porque además no había un criterio claro y a veces el agua estaba al principio (lo normal) y otras veces estaba el isotónico, que, por cierto, era Gatorade; además, algún avituallamiento a ambos lados hubiera sido aconsejable, sobre todo al principio de la carrera.
La animación establecida por la organización es correcta, no excesiva pero tampoco hace falta mucho más; además es de bastante calidad, como ya he contado en el anterior post.
La llegada está muy bien organizada, con una línea de meta exclusiva para maratonianos con su posterior zona de descanso también exclusiva, algo que sólo había visto en Tel Aviv y que me parece muy importante, porque lo que menos necesita un maratoniano tras finalizar su esfuerzo, son empujones para beber un vaso de agua o comer un plátano: Y es que eso es lo que te dan al llegar, agua, una botella de iso
tónico, plátano y naranja, nada más; luego te ponen la medalla y sales del área de llegada por unos puntos bien localizados. Correcto.
Por último toca hablar de la "Medal Week" que no es otra cosa que una serie de descuentos que se aplican en tiendas y restaurantes a todos aquellos que presenten la medalla en la semana posterior al evento; yo me fui de turismo de Chile el mismo domingo por la tarde, pero la iniciativa es destacable.
El maratón de Santiago es una buena prueba, bien organizada con fallos puntuales, manejar a 30.000 almas en una ciudad tan caótica es complicado, pero se consigue a base de hacer las cosas de manera eficiente.
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