sábado, 14 de junio de 2025

Maratón de Santiago (1) - El ambiente

Además de la capital de país, Santiago  es la ciudad más importante y más grande de Chile, con sus cinco millones de habitantes que alcanzan hasta ocho si añadimos los que residen en su área metropolitana. No debemos extrañarnos, por tanto, de que allí se organice el maratón más importante del país andino y uno de los más notables y numerosos de Sudamérica. Como buen maratoniano, creo que lo importante es conocer el número de participantes en la distancia de Filípedes, tan solo 5.000 atletas de un total de 30.000 si sumamos los participantes en la la media y en los 10K, pero lo que es evidente es que esos miles de esforzados corredores contribuyeron a crear un día especialmente atractivo en una ciudad que, precisamente, no lo es.

El fin de semana atlético comienzo el jueves, día en el que fui a recoger mi dorsal para evitar sorpresas desagradables como la camiseta de tamaño gigante que me tocó en suerte en CDMX; el primer día la feria suele estar casi vacía, pero no fue el caso de Santiago, donde la animación era evidente. El evento se ubica en el centro de la ciudad, en la antigua estación de Mapocho, un lugar amplio y bonito donde el ambiente atlético se respira en cada rincón, pues aunque no es una feria especialmente grande, es bastante divertida.

Una vez lejos de la estación Mapocho, es difícil averiguar que se va a celebrar un evento tan importante el domingo, porque no se aprecian corredores en la zona centro, la más turística de la ciudad, que más bien está atestada de locales. El evento deportivo más importante de Santiago no se hace patente hasta el domingo de madrugada.

Se pueden ver corredores en la calle a primera hora del domingo, las carreras empiezan a las 7:30 y es necesario llegar con tiempo a una zona de salida donde atletas y simpatizantes  inundan los aledaños de la Plaza de la Moneda; el speaker va calentando el ambiente hasta llegar el momento culminante de la salida, a ritmo de rock and roll y con mucha gente animando en las calles.

Un salida masiva con luces y música es habitual en una competición de este tipo, pero lo que no es tan normal es comprobar que las calles siguen pobladas de gente aplaudiendo a los esforzados atletas tras los primeros kilómetros, en la siguiente plaza, en el siguiente barrio y así hasta llegar a meta y es que aún no siendo una presencia masiva, se puede ver público en prácticamente todo el recorrido, algo poco habitual. Además de la animación espontánea, la organización también coloca puntos de animación para apoyar a los atletas y aquí me gustaría destacar la inigualable actuación de cuatro músicos cantando canciones de lo Beatles y caracterizados perfectamente con sus traje y sus pelucas, inmensos.

Y que decir de mi afición, que nunca falla y esta vez menos, a pesar de lo complicado que resultaba moverse por el recorrido y las limitaciones de Marisa que acudía con una muleta; sabedores de que  estaba teniendo un día muy complicado, se esforzaron en verme en más puntos de los previstos y debo decir que fueron un apoyo fundamental para que lograra cruzar la línea de meta de esta prueba, sin ellos es probable que me hubiera retirado.

Santiago es un buen maratón, una fiesta del deporte en una ciudad con una acusada polución debido a la cantidad de vehículos que atascan cada día sus calles, pero se transforma para apoyar con intensidad a los atletas que se esfuerzan por conseguir el objetivo de cruzar la línea de meta. Es una carrera que vale la pena correr.

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