viernes, 24 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (3) - La carrera

Decidí pasar la tarde antes de la carrera en la ópera de Sofía, con la doble finalidad de descansar y disfrutar de un bonito espectáculo; el problema surgió al acabar la representación, pues mis cálculos temporales eran erróneos y no fui capaz de encontrar ni un solo lugar para cenar algo antes de irme a dormir. Tras una búsqueda a la desesperada, acabé yéndome al hotel y me conformé con unos frutos secos, una barrita y yogur.

No hacía falta madrugar mucho, pues el maratón comienza a las 9:30 de la mañana, así que desayuné bien y tranquilo, esperando que no me afectara el incidente de la cena fallida del sábado; luego me dirigí a la zona de salida con tiempo suficiente para prepararme, calentar y ubicarme en el cajón correspondiente a mi marca prevista. Tenía claro que había que ser conservador desde el principio, pues ni la preparación había sido buena ni mis sensaciones presagiaban una buena mañana, pero confiaba en hacer una carrera digna y pasarlo bien.


Empecé tranquilo, sin forzar nada, con las piernas descansadas y concentrado en intentar completar un buen maratón; el ritmo era inferior a 5 min/km y eso era una gran noticia, me encontraba fuerte, pero no tenía intención de acelerar, había que guardar fuerzas, aunque no tenía claro si  podría mantener ese ritmo durante toda la prueba. Los primeros kilómetros discurren por el centro de la ciudad, de manera que mi afición pudo darme sus primeros ánimos muy pronto, justo antes de encarar una larga avenida de unos 6 km con viento en contra y picando ligeramente hacia arriba; mantuve el ritmo en ese recorrido y seguramnete fue un error porque hice un esfuerzo que me pasaría factura más tarde, pero en ese momento no lo consideré de esa manera. Lo mejor de la avenida es que en un momento dado había que dar la vuelta y volver al centro, así que tuve que correr un buen rato picando hacia abajo y a favor del viento y no solamente mantuve el ritmo, aceleré un poco. Fue por entonces cuando adelanté a tres atletas de Jaén, con los que volvería a coincidir más tarde.


El recorrido volvía al centro de la ciudad para completar la media, no me sentía cansado, pero por otro lado, no me sentía con fuerza y pensé en la cena no consumada del día anterior. Los jienenses me alcanzaron y seguí un rato con ellos, pero poco a poco se fueron alejando mientras yo iba perdiendo fuelle y poniendo mis esperanzas en el primer gel que podría mejorar mi rendimeinto, como pasó en Hanoi; pasé la media ligeramente por debajo de 1h45', pero ya empezaba a atisbar que bajar de 3h30' no iba a ser posible, porque a pesar de los ánimos que me volvieron a dedicar mis amigos, el gel produjo un efecto positivo, pero no un milagro y mi ritmo iba cayendo paulatinamente.

Como se puede imaginar, la avenida contra el viento iba a castigarme mucho más esta vez, me sentía débil, apenas había gente en la calle y la animación oficial se había ido, así que me fui apagando poco a poco e incluso parando en los avituallamientos para recuperar mejor; por cierto, ya casi ni podía ver a los chicos de Jaén. Una vez que volví hacia el centro, el viento a favor me ayudó a recuperarme ligeramente;
mi tiempo previsto ya se iba bastante por encima de las 3:30, pero confiaba en no hundirme del todo. Ya estaba volviendo al centro por donde se corren los últimos kilómetros, duros debido al adoquín y las últimas rampas, que provocaron que mis piernas, ya muy cansadas, se acalambraran varias veces, con la subsiguiente parada a estirar. 

Estaba muy cansado, iba a hacer una marca horrible, pero había que seguir con dignidad y así lo hice en los últimos dos kilómetros, medio cojeando y confiando en que no hubiera más calambres; crucé la meta en 3h46'18'', nada más finalizar me esperaban mis amigos y mi hermana Feli, a la que abracé muerto de cansancio. Luego vino la medalla y una buena recuperación a base de agua, fruta, bebidas isotónicas y cerveza sin alcohol, antes de encontrarme con Marisa y el resto del grupo. Había finalizado mi quincuagésimo cuarto maratón.

No se pueden pedir peras al olmo, ni correr un maratón sin la suficiente preparación y evidentemente eso es lo que pasó en Sofía; después del "accidente" de Santiago y de la mala carrera de Sofía, se puede pensar que mi capacidad para volver a hacer marcas por debajo de las 3:30 es limitada, pero me resisto a rendirme. Después de un año muy complicado de lesiones, toca volver a entrenar con regularidad, con ilusión y con ganas de volver a disfrutar; la próxima cita está a la vuelta de la esquina, será una buena piedra de toque antes de comenzar un nuevo año que ya tengo programado.


martes, 21 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (2) - La organización

Como ya anuncié en el post previo a la carrera, el maratón de Sofía es una prueba modesta, con una participación modesta que no requiere un esfuerzo organizativo extra y los responsables de la prueba lo tienen claro, no están dispuestos hacer más de lo necesario.

Eso se nota en la página web de la prueba, muy normalita, con un sistema de inscripciones que funciona regular pues la confirmación del registro es ambiguo y tienes dudas hasta el día que recoges el dorsal de haber hecho bien el proceso. No hay newsletter, ni correos informativos como en otras pruebas, sólo el ambiguo comentado al inscribirte y otro una semana antes de la prueba; supongo que los organizadores consideran que la información ya llega por el perfil de instagram, que funciona bastante bien, pero deberían tener en cuenta que no todos los corredores tienen esa red social instalada.

Al llegar a Sofía no hay referencia alguna de la prueba en el centro de la ciudad, quizás porque la feria se ubica precisamente en el centro, en un parque al aire libre; hay una carpa donde se entregan los dorsales y la bolsa del corredor, pero los expositores se colocan al aire libre, una mala idea en caso de frío o lluvia, aunque en esta ocasión, el fin de semana fue bastante plácido en el aspecto meteorológico. La feria no es gran cosa, hay cinco expositores, uno de Asics y el resto de tiendas locales, no hay merchandising y en general muy poco que hacer y muy poco interesante, En resumen, que recoges el dorsal y te vas.

Llegados al día de la carrera, la zona de salida está bastante bien organizada, con espacio suficiente para calentar y para entrar en los cajones, que no están controlados, pero los corredores son bastante educados y se colocan donde les corresponde. La salida del 10K se da 20 minutos antes que la general, un sistema muy útil para evitar aglomeraciones y además su recorrido se separa en el km 5, así que apenas hay posibilidades de que que haya problemas al juntarse los atletas.

La recta de salida es amplia y en general el recorrido trascurre por calles anchas; es un recorrido no demasiado atractivo, pues una gran parte discurre por una avenida muy ancha de ida y vuelta que no tiene precisamente buenas vistas, aunque la última parte es más resultona porque pasa y acaba en el centro. El perfil no es plano del todo, hay innumerables falsos llanos y tampoco son muy agradables los kilómetros que se hacen sobre adoquín, sobre todo por unos de color amarillo que resbalan mucho. Son dos vueltas las que tienen que hacer los maratonianos, creo que es una mediada acertada porque la ciudad tiene escaso atractivo fuera del centro y es mejor hacer dos vueltas que correr por lugares inhóspitos.

Los hitos kilométricos sólo informan cada 5 Km, algo que no entiendo porque no cuesta mucho más marcar cada kilómetro, pero parece que la organización maneja la ley del mínimo esfuerzo; tampoco son buenos los avituallamientos, dispuestos solamente a la derecha del recorrido y muy cortos, de manera que provocan aglomeraciones, sobre todo en la primera vuelta en la que también corren los del media. En ellos podemos encontrar agua, bebida isotónica y fruta, pero no dan geles, al menos, yo no lo vi.

Los puntos de animación además de sosos, son escasos y solamente funcionan durante la primera vuelta; de hecho, en la segunda vuelta también faltan voluntarios en algunos giros del recorrido porque deben considerar que con estar un rato ya es suficiente.

La llegada a meta es bonita, con una alfombra en los últimos metros que sirve de reconocimiento a los corredores que llegan exhaustos para recibir la medalla y posteriormente una zona de avituallamiento bastante surtida de fruta, comida, zumos, agua, bebida isotónica y hasta cerveza; este broche final me pareció muy bueno.

Se puede decir que la organización del Sofia Marathon es correcta, sin más, se da un buen trato a los corredores en general, pero hay detalles que denotan cierto conformismo, como el tema de los hitos kilométricos o la feria; son detalles fáciles de implementar, pero que deslucen una carrera que podría ser un poco mejor de lo que es, pero, al parecer, no parecen estar interesados en mejorar. Sin embargo, teniendo en cuenta que es una ciudad bien conectada con España, agradable para el turismo y a precio razonable, no dudaría en recomendar esta prueba a los maratonianos españoles.




sábado, 18 de octubre de 2025

Maratón de Sofía (1) - El ambiente

La capital de Bulgaria está poblada por aproximadamente un millón de habitantes, su centro histórico es relativamente pequeño y está salpicado de iglesias ortodoxas, mezquitas y edificios ofíciales sin demasiado encanto; tampoco tienen encanto la mayoría de los edificios residenciales ubicados en el centro, aunque hay una zona de edificaciones más modernas  en una parte alejada del centro. Podemos decir que es una ciudad correcta, al igual que se puede decir de sus habitantes, los búlgaros son personas educadas pero de trato áspero, en general antipáticos y con escaso o nulo don de gentes; todo esto , obviamente, no ayuda para que la celebración de una prueba atlética masiva tenga un ambiente divertido y festivo, más bien genera un ambiente frío y poco acogedor para el corredor popular.

La feria del corredor se celebra un parque, al aire libre, con una carpa destinada a la entrega de dorsales, pero el resto de los expositores se ubican al aire libre, aunque son muy pocos, unos cinco o seis; el ambiente es escaso o nulo, los voluntarios son simpáticos y eficientes, pero poco más. Acudí el viernes tarde a la feria y no en hora punta, lo que también contribuyó a que me dejara una sensación desangelada. Poco o nada se puede decir del ambiente de la ciudad los días previos al evento, prácticamente inexistente pues no se aprecian corredores haciendo turismo y salvo en la zona de la feria, la vida en la ciudad parece la de un fin de semana normal.

La zona de salida está repleta de gente el domingo por la mañana, el ambiente es bullicioso, pero frío; los corredores del 10K son los primeros en salir, pero no hay aplausos ni  ánimos, todo es correcto, pero poco animado. Luego llega el turno de las carreras larga, media y entera y una cuenta atrás es lo único destacable antes de iniciar la salida. Durante el recorrido no hay demasiado público, se concentra en algunos lugares de interés, pero sin aglomeraciones y además los búlgaros no animan demasiado precisamente, son educados, pero fríos y eso no anima el cotarro. 


La organización establece algunos puntos de animación, básicamente unos chicos que tocan el tambor y que desaparecen en la segunda vuelta; lo más animado era una rockera que se encontraba alrededor del km 30 y que no parecía ser búlgara porque tenía mucha marcha.

Sin embargo, mi animación nunca falla, a pesar del entorno poco favorable; se colocaron en puntos estratégicos para verme hasta seis veces y con sus ánimos y gritos dieron un poco de calor a las desangeladas calles de Sofía, sobre todo en la segunda vuelta, cuando sólo quedan los maratonianos y parece que el público se olvida de ellos. Los doce componentes de la expedición volvieron a sacar un sobresaliente, a pesar de que mi actuación no lo fue.

Después del infumable maratón de  Moscú. Sofía es el maratón más soso de los que he corrido hasta ahora con diferencia; al corredor popular no sólo le gusta un recorrido bonito, una organización aseada y una buena marca,. también quiere disfrutar de un bonito ambiente atlético, de los ánimos de los espectadores y de una llegada emocionante; Sofía no tiene nada de eso, sin embargo, es una carrera que no me arrepiento de haber elegido.


jueves, 9 de octubre de 2025

De vuelta por Europa

Un verano irregular de entrenamientos, otra edición de la Ribera Run Experience y ya estoy listo para regresar a la carrera que más me gusta, el maratón; una lesión me hizo descartar la prueba de Castellón en febrero, lo que significa que mis últimas tres maratones se han disputado fuera de Europa, a saber, Ciudad de Méjico, Hanoi y Santiago de Chile, por lo que ya es hora de volver a correr en el viejo continente, que siempre es más cómodo por la duración del viaje y la uniformidad horaria.

Bulgaria será testigo de mi próximo reto, concretamente su capital, Sofía, una ciudad que no conozco y un maratón que tenía anotado en mi agenda desde hace años;  es una carrera modesta, con tres distancias, pero con no más de 1.000 participantes en la prueba larga, que discurre principalmente por el centro de la ciudad. Las previsiones apuntan a una temperatura fresca en la salida y ausencia de viento, es decir, lo que a mí me gusta, pero eso no garantiza que mi participación vaya a ser un éxito, más bien es una incógnita lo que puede pasar en las calles búlgaras.

Como he comentado, después de Santiago mis entrenamientos han sido bastante irregulares, en general lentos, pero he tenido buenas sesiones y otras muy malas; achacar ese bajo rendimeinto al calor sería una excusa muy fácil porque ya he entrenado más veces con calor, así que la causa hay que buscarla en dos aspectos esenciales: la falta de continuidad debido a compromisos y viajes y por otro lado, la fecha que viene reflejada en mi DNI, que indica que ya no soy un chaval y en la práctica se traduce en recuperaciones más largas y ritmos más lentos. No he entrenado bien, pero tampoco ha sido un desastre, así que mi rendimiento en la prueba es una incógnita, lo que me llevará a plantear la competición de manera conservadora y sin arriesgar, porque eso supondría un peligro para lograr mi objetivo principal, disfrutar de la carrera y acabar mi quincuagésimo cuarto maratón.

Los que siguen en plena forma son mis animadores, serán doce los que llenen de color las calles de Sofía, a saber,  Carlos, Myriam, Encho, Toli, Jorge, Ana, Magüy, Rafa  y Camilo, acompañados por mi hermana Feli y mi cuñado Jesús y capitaneados por Marisa. Ellos nunca fallan y esta vez me hará falta un poco de energía extra para llegar a la meta con alegría.

La carrera empieza a una hora razonable, las 9:30, discurre por las zonas más representativas de la ciudad y acaba y finaliza en el mismo sitio, en el centro de la ciudad. En definitiva, una carrera cómoda en la que espero recuperar  buenas sensaciones para afrontar más retos, porque ser mayor no implica dejar de correr. El domingo, me espera el Sofía Marathon.


lunes, 16 de junio de 2025

Maratón de Santiago (3) - La carrera

Correr un maratón siempre es complicado, pero en esta ocasión me gustaría utilizar esa palabra, complicado, para definir mi participación en Santiago y es que, a pesar de haber hecho mi peor tiempo de siempre, tengo que decir que lo que más valoro es que tuve el coraje de llegar a pesar de las circunstancias adversas.

Pongámonos en situación, en el polo sur el mes de mayo es pleno otoño, la temperatura no es muy baja, el ambiente es húmedo y los árboles aún están perdiendo hojas; desde hace unos años, las hojas caídas de los árboles conjugadas con la humedad están haciendo estragos en mi aparato respiratorio provocándome episodios de baja saturación de oxígeno que me ponen muy difícil  correr. Salí de Madrid en plena primavera y llegué al otoño chileno poco adaptado, lo que junto al olvido en tomar el tratamiento médico en los días previos a la carrera, fueron el caldo de cultivo perfecto para generarme problemas respiratorios.

Aquel domingo de mayo amaneció con nubes y claros, después de varios días de inestabilidad y lluvias; desayuné muy temprano en el hotel para luego descansar un poco y caminar tranquilamente hasta la zona de salida junto con Marisa y Rafa. Llegué con tiempo suficiente para prepararme, ir al baño y calentar ligeramente después de las fotos típicas de la salida; me encontraba bien de piernas, animado, sabía que mi estado de forma no era bueno, pero suficiente para hacer una buena carrera y pasarlo bien. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles.

La música heavy me puso las pilas en la salida, pero sin locuras, sabía que no estaba en condiciones de salir rápido, lo prudente era ir en progresión; poco después empiezo a notar que no respiro bien, suben las pulsaciones y paro, hay que ser prudente, un pequeño descanso de segundos y sigo, parece que está todo controlado, pero no es así. Vuelvo a pararme el kilómetro 4, no respiro bien, es imposible correr así, pero sigo trotando y parando hasta el kilómetro 10 haciendo tiempos por encima de 6 min/Km. Empiezo a plantearme la retirada, queda demasiado y no es prudente correr en esas condiciones, pero como sabía que mi afición me esperaba en el Km 11 decido seguir para comentárselo a Marisa.

Y allí estaban animando, pero no estaba Marisa que no había podido llegar, así que sigo corriendo porque además, parece que voy respirando mejor, pero la alegría me dura poco porque en el Km 13 vuelvo a para y de nuevo en el 15; algunos corredores se paran y preguntan, les digo que respiro mal, que no sé que hacer y me animan a seguir. No sé que hacer, después de cruzar el océano no me apetece retirarme sin pelear un poco más, así que sigo corriendo, parece que las cosas van mejor y por fin veo a Marisa, me paro y le explico la situación, quería seguir, pero me retiraría si las cosas se ponían feas.

Desde ese momento me tomé la carrera con más calma, el perfil picaba ligeramente hacia arriba constantemente, así que lo suyo era no pasarse de ritmo y seguir corriendo, pero sin paradas, salvo los avituallamientos, en los que echaba pie a tierra ya que me resultaba imposible beber y correr al mismo tiempo porque me ahogaba, mi saturación de oxígeno no era buena y como ya me daba de lado el tiempo, lo mejor era tomárselo con filosofía y llegar.

Pasé la media con mucho retraso, 2h01'45'' siguiendo el plan previsto, pero iba mejorando y sabía que a partir del kilómetro 33 el perfil se volvía muy favorable, así que llegar parecía factible, más aún porque después de tantos kilómetros mis bronquios estaban más abiertos y empezaba a respirar con normalidad.

Y después de muchos kilómetros con tiempos muy por encima de 5 min/km la carrera se volvió favorable, picando hacia abajo constantemente, lo que me animó a aumentar el ritmo, primero con más prudencia y posteriormente con ganas de correr de una vez; mi reloj me señalaba que ya todos los pasos estaban por debajo de 5 minutos, estaba volviendo a la normalidad, la meta estaba más cerca y el público era cada vez más numeroso y animaba con más ímpetu. Empecé a adelantar atletas, mi ritmo no correspondía con el tiempo que iba a hacer y en una fase de la carrera en la que los corredores apuran sus últimas fuerzas para llegar, yo corría como si fueran los primeros kilómetros, mis piernas estaban descansadas porque había corrido muy poco y tenían ganas de marcha. Los últimos cinco kilómetros fueron los más rápidos de la carrera con tiempos por debajo de 4'45''/Km,  parece que mis piernas estaban preparadas, pero las circunstancias mandaron.

Crucé la meta em 3h54'07'', ligeramente por debajo de las 4 horas, mi peor tiempo en un maratón pero con el mérito de haber luchado contra las adversidades para conseguir cruzar una vez más, la línea de meta de un maratón. Esta medalla, la quincuagésima tercera de mi carrera, tendrá un valor especial por las tribulaciones que tuve que pasar para conseguirla, espero que mi tiempo mejore en las ocasiones venideras, pero no es esencial, en Santiago he aprendido que se siente las misma emoción cruzando la línea de meta ligeramente por encima de las 3 horas o ligeramente por debajo de las 4 horas.





domingo, 15 de junio de 2025

Maratón de Santiago (2) - La organización

 Es evidente que las redes sociales han influido de manera decisiva en el aumento de la popularidad del "running", es decir, lo que toda la vida se ha llamado correr; digo esto porque ya en mi primer maratón hice la inscripción online, lo cual facilita mucho las cosas, sobre todo cuando las pruebas se disputan lejos de tu ciudad. Fue en mi cuarto maratón cuando decidí a relatar mis andanzas en este blog, un medio que ya se considera fuera de moda, pero que yo voy a seguir utilizando siempre que se pueda para seguir contando mi vida de corredor: Cuento esto para introducir el tema del que quiero hablar y es que, aunque no ha sido el primera vez, la información suministrada por la organización del Maratón de Santiago ha sido básicamente vía Instagram, seguramente la red más popular actualmente. Anunciaron la fecha de celebración por Instagram y todos los eventos importantes fueron transmitidos por esta red previamente a su publicación en la página web oficial, muy bonita y funcional, así como eran las publicaciones en la red de "las fotos", con mensajes motivadores y frecuentes que intentan motivar participación en  la gran cita  a los participantes.

Obviamente realicé la inscripción por la página web sin demasiada complicación y a partir de ahí me informé de todo lo que pasaba leyendo las  publicaciones de Instagram, lo que unido a los mensajes por mail durante el mes previo a la competición, me permitieron estar completamente enterado de lo que tenía que hacer durante el finde maratoniano. Aunque más que un finde fue media semana, porque acudí a recoger el dorsal el jueves tarde, temprano, para evitar las aglomeraciones.

La antigua estación Mapocho, donde se ubica la feria, es un edificio clásico reconvertido en centro cultural, muy bien situado, en pleno centro y bien comunicado con todos los barrios de la inmensa extensión que ocupa Santiago. La recogida es ágil, con muchos voluntarios atendiendo y además eficiente, porque te dan exactamente lo que has pedido en la inscripción y no es posible hacer cambios de última hora que perjudiquen a otros participantes. Una vez recogidos dorsal y camiseta, hice la obligada visita a una feria bastante resultona, con varios puntos interesantes para hacer fotos, zona de merchandising con personalización de camisetas y muchos puestos de artículos deportivos y nutrición deportiva, aunque  con ausencia de grandes firmas salvo Nike, patrocinador oficial que aporta una camiseta de gran calidad. Al margen de mi experiencia personal, durante el finde semana se celebran diversos eventos en la feria que son publicados en Instagram, hablando tanto de los corredores profesionales como de algunas historias de populares.

Una buena feria no implica una buena organización de los más importante, la prueba, pero en el caso que nos ocupa si se cumple, de hecho ya se atisba ese buen hacer en la zona de salida, amplia, bien señalizada, baños suficientes para todos los participantes, con información permanente del speaker y con unos cajones con gran capacidad pues, no en vano, la salida parte de una de las avenidas más importantes de la ciudad. Y empieza la fiesta con los AC/DC sonando a todo volumen y un espectáculo de luces para que a los corredores se les pongan los pelos de punta antes de iniciar el reto de completar la mítica distancia. 

Santiago es una ciudad muy grande, plagada de avenidas que normalmente sufren las consecuencias de un elevado parque móvil, pero ese domingo el sonido de los tubos de escape desaparece y sólo se escucha el sonido de miles de zapatillas impactando en el suelo, sin agobios ni atascos, hay espacio suficiente para todos los que corremos el maratón, porque, con buen criterio, las pruebas de 21 y 10 kilómetros comienzan más tarde para no perturbar las evoluciones de los atletas más sufridos.

El recorrido es feo, pero dudo que se pueda sacar algo mejor de una ciudad tan poco atractiva para el turista, así que hay que olvidarse de ver monumentos de paso y centrarse en corretear por las calles chilenas; se corre normalmente por grandes avenidas cerradas al tráfico convenientemente, aunque como punto negativo, después de la media hay unos kilómetros que discurren al lado de los coches que circulan al lado de los corredores separados por vallas. 

Los avituallamientos son muy largos, pero sólo al lado derecho y como todos los vasos de cartón son iguales, es difícil distinguir entre la bebida isotónica y el agua, a pesar de los anuncios de los voluntarios; hay también avituallamiento sólido en la segunda mitad de la carrera y geles, aunque yo siempre llevo los míos. No me gustaron los avituallamientos por el problema de los vasos y porque además no había un criterio claro y a veces el agua estaba al principio (lo normal) y otras veces estaba el isotónico, que, por cierto, era Gatorade; además, algún avituallamiento a ambos lados hubiera sido aconsejable, sobre todo al principio de la carrera.

La animación establecida por la organización es correcta, no excesiva pero tampoco hace falta mucho más; además es de bastante calidad, como ya he contado en el anterior post.

La llegada está muy bien organizada, con una línea de meta exclusiva para maratonianos con su posterior zona de descanso también exclusiva, algo que sólo había visto en Tel Aviv y que me parece muy importante, porque lo que menos necesita un maratoniano tras finalizar su esfuerzo, son empujones para beber un vaso de agua o comer un plátano: Y es que eso es lo que te dan al llegar, agua, una botella de iso
tónico, plátano y naranja, nada más; luego te ponen la medalla y sales del área de llegada por unos puntos bien localizados. Correcto.

Por último toca hablar de la "Medal Week" que no es otra cosa que una serie de descuentos que se aplican en tiendas y restaurantes a todos aquellos que presenten la medalla en la semana posterior al evento; yo me fui de turismo de Chile el mismo domingo por la tarde, pero la iniciativa es destacable.

El maratón de Santiago es una buena prueba, bien organizada con fallos puntuales, manejar a 30.000 almas en una ciudad tan caótica es complicado, pero se consigue a base de hacer las cosas de manera eficiente.


sábado, 14 de junio de 2025

Maratón de Santiago (1) - El ambiente

Además de la capital de país, Santiago  es la ciudad más importante y más grande de Chile, con sus cinco millones de habitantes que alcanzan hasta ocho si añadimos los que residen en su área metropolitana. No debemos extrañarnos, por tanto, de que allí se organice el maratón más importante del país andino y uno de los más notables y numerosos de Sudamérica. Como buen maratoniano, creo que lo importante es conocer el número de participantes en la distancia de Filípedes, tan solo 5.000 atletas de un total de 30.000 si sumamos los participantes en la la media y en los 10K, pero lo que es evidente es que esos miles de esforzados corredores contribuyeron a crear un día especialmente atractivo en una ciudad que, precisamente, no lo es.

El fin de semana atlético comienzo el jueves, día en el que fui a recoger mi dorsal para evitar sorpresas desagradables como la camiseta de tamaño gigante que me tocó en suerte en CDMX; el primer día la feria suele estar casi vacía, pero no fue el caso de Santiago, donde la animación era evidente. El evento se ubica en el centro de la ciudad, en la antigua estación de Mapocho, un lugar amplio y bonito donde el ambiente atlético se respira en cada rincón, pues aunque no es una feria especialmente grande, es bastante divertida.

Una vez lejos de la estación Mapocho, es difícil averiguar que se va a celebrar un evento tan importante el domingo, porque no se aprecian corredores en la zona centro, la más turística de la ciudad, que más bien está atestada de locales. El evento deportivo más importante de Santiago no se hace patente hasta el domingo de madrugada.

Se pueden ver corredores en la calle a primera hora del domingo, las carreras empiezan a las 7:30 y es necesario llegar con tiempo a una zona de salida donde atletas y simpatizantes  inundan los aledaños de la Plaza de la Moneda; el speaker va calentando el ambiente hasta llegar el momento culminante de la salida, a ritmo de rock and roll y con mucha gente animando en las calles.

Un salida masiva con luces y música es habitual en una competición de este tipo, pero lo que no es tan normal es comprobar que las calles siguen pobladas de gente aplaudiendo a los esforzados atletas tras los primeros kilómetros, en la siguiente plaza, en el siguiente barrio y así hasta llegar a meta y es que aún no siendo una presencia masiva, se puede ver público en prácticamente todo el recorrido, algo poco habitual. Además de la animación espontánea, la organización también coloca puntos de animación para apoyar a los atletas y aquí me gustaría destacar la inigualable actuación de cuatro músicos cantando canciones de lo Beatles y caracterizados perfectamente con sus traje y sus pelucas, inmensos.

Y que decir de mi afición, que nunca falla y esta vez menos, a pesar de lo complicado que resultaba moverse por el recorrido y las limitaciones de Marisa que acudía con una muleta; sabedores de que  estaba teniendo un día muy complicado, se esforzaron en verme en más puntos de los previstos y debo decir que fueron un apoyo fundamental para que lograra cruzar la línea de meta de esta prueba, sin ellos es probable que me hubiera retirado.

Santiago es un buen maratón, una fiesta del deporte en una ciudad con una acusada polución debido a la cantidad de vehículos que atascan cada día sus calles, pero se transforma para apoyar con intensidad a los atletas que se esfuerzan por conseguir el objetivo de cruzar la línea de meta. Es una carrera que vale la pena correr.

miércoles, 14 de mayo de 2025

El día que vi entrenar a Pato Yañez

 Patricio Yáñez fue un futbolista chileno que deslumbró en el mundial de fútbol celebrado en España en 1982; meses después de finalizar dicho campeonato, el Real Valladolid consiguió su fichaje ante la sorpresa de su afición, expectante por la incorporación de un verdadero crack mundial. Como fiel seguidor de los mundiales, yo conocía a la perfección el gran rendimiento de Yáñez y no podía creer que iba a formar parte de la plantilla de mi equipo en la temporada 82-83; quizás por esa razón fui uno de los muchos aficionados que se desplazaron al estadio José Zorrilla para ver las evoluciones del futbolista en su primer entrenamiento con el Pucela. El Pato llevaba un chubasquero azul aquella mañana en la que maravilló a la afición con sus potentes carreras por la banda, no en vano, había sido atleta de 100 metros en Chile. Patricio Yáñez fue el primer chileno que jugó en el Pucela, al que tres años después acompañó Jorge Aravena y el mítico Vicente Cantatore, el mejor entrenador de la historia del club. Posteriormente llegaron más chilenos, pero la huella que dejó el Pato nunca será olvidada por la afición del Pucela.

Fue por entonces cuando mi curiosidad me llevó a conocer más datos sobre Chile, un espectacular país que posee un patrimonio natural inigualable, desde el desierto de Atacama hasta las impresionantes Torres del Paine, sin olvidarnos de la misteriosa isla de Pascua; he programado mi visita a Chile varias veces, pero por unas u otras razones no pude viajar hasta que me ha llegado esta ocasión, en la que además de visitar lugares increíbles, voy a intentar completar mi segundo maratón en Sudamérica y quincuagésimo tercero en el cómputo global.

Llego a la cita con mucha ilusión, mi lesión del mes de diciembre ya está superada, pero no olvidada, pues me ha impedido disfrutar de varias competiciones e incluso me obligó a declinar la participación en mi primer maratón del año, el de Castellón; además de impedirme competir, he pasado mucho tiempo parado, lo cual me ha obligado a realizar una preparación especial y muy dura para llegar a Santiago con opciones de terminar bien la carrera; el plan que me ha programado Depa ha sido muy exigente, combinando bicicleta y carrera para evitar recaer en la lesión; a primera vista pensé que se estaba excediendo con esos entrenos tan duros, pero siempre he considerado los planes de Depa como "palabra de Dios", así que en vez de quejarme, me puse a entrenar y darlo todo en cada sesión, sobre todo en los interminables entrenamientos interválicos en los que prácticamente acababa exhausto. Ha valido la pena, estoy en buena forma, aún no he decidido a que ritmo salir, pero estoy convencido que va a salir bien.

En sus temporadas en Valladolid, el Pato disfrutó del apoyo de la gran afición blanquivioleta, pero en ese aspecto yo soy más afortunado porque disfruto en cada maratón de la mejora afición que existe y que, lógicamente, me acompañarán en las calles de Santiago; esta vez, la alineación la compondrán Carlos, Rafa, Camilo, Jorge y Ana, capitaneados por Marisa, lesionada, pero con ganas de volver a disfrutar de un gran ambiente maratoniano y es que este maratón tiene muy buena pinta y me parece que lo vamos a disfrutar mucho. 

Me he esforzado mucho para volver a competir en un maratón, tuve que renunciar a Castellón para recuperarme del todo y después he tenido que empezar casi de cero para volver a tener buenas sensaciones; ahora toca recoger los frutos, viajar a Chile, recoger el dorsal, disfrutar del ambiente de la feria del corredor, los nervios previos a la carrera, la emoción del pistoletazo de salida, la animación en las calles, las banderas de España de "mis chicos", la llegada a meta, las fotos y como no, el abrazo de Marisa para darme la enhorabuena. El domingo, volveré a recorrer 42,195 Km de emociones.



miércoles, 26 de febrero de 2025

Parar y recuperar

Desde hace ya unos cuantos años, programo mi temporada en el mes de octubre previo cuando pido las vacaciones en mi trabajo; al principio era fácil encajar dos maratones en una temporada, pero desde que decidí competir cuatro veces al año, la cosa se complicó un poco. Encajar cuatro maratones en un año no es precisamente fácil, pues hay que tener en cuenta muchos factores, empezando por encontrar  un destino atractivo, la disponibilidad de mis seguidores y por supuesto la necesidad de planificar  los entrenamientos de una manera adecuada para conseguir el necesario descanso. Tengo la fortuna de contar con Depa como entrenador, que siempre consigue ponerme a punto en cada cita aún con pocas semanas de entrenamiento y en general las lesiones me han respetado, salvo aquella afección en el Aquiles que se produjo en plena pandemia y que no me restó oportunidades de correr porque no había competiciones.
Este año, programé el Maratón de Castellón como primer reto de la temporada, en febrero, una prueba rápida que está en mi agenda desde hace unos años y que va a seguir estando, al menos, hasta el año que viene. Un inoportuno "tirón" en el isquio a primeros de diciembre ha acabado siendo la razón fundamental de mi retirada del maratón levantino; en principio no pasó de ser una dolencia leve, pero no paré lo suficiente para que sanar del todo, así que arrastré las molestias compitiendo en Aranjuez y posteriormente en la San Silvestre Vallecana, corriendo "sin forzar" a fin de evitar males mayores. Una recaída a primeros de enero forzó un reposo de dos semanas que hacía imposible preparar de manera adecuada la prueba de Castellón; estuve sopesando buscar otro maratón un poco más tarde, pero tras hablar con Depa, decidimos cancelar el primer maratón de la temporada y centrarnos en hacer el resto con un entrenamiento adecuado. Podría haber corrido en Castellón o en otro lugar dos semanas después, pero acumular maratones no me parece un objetivo muy inteligente, lo importante es disfrutar cada prueba en la que compites, así que decidí optar por la mejor solución, parar, recuperarme del todo y empezar de nuevo.
De hecho ya he vuelto a los entrenamientos desde hace un mes, sin molestias, trabajando la fuerza y sin demasiado volumen de kilómetros; el objetivo es llegar en las mejores condiciones posibles al maratón de Santiago de Chile, que se celebra el 18 de mayo. Tengo tiempo para entrenar de adecuadamente, incluso teniendo en cuenta que voy a hacer un viaje de bicicleta a primeros de abril, que me permitirá mantener el fondo, aunque nada más; sin embargo, espero que esta pretemporada me permita mejorar mi rendimiento, pues últimamente me cuesta mantener ritmos que antes me resultaban fáciles, la edad también influye.
Por delante me queda mi primer reto en Santiago de Chile y otros dos después de verano, ya en Europa; mi previsión es acabar este año con tres maratones completados y volver a planificar 2026 cuatro citas maratonianas, confiando en que mi evolución física sea adecuada. Si tengo que correr menos maratones o correrlos más lento tendré que adaptarme, el objetivo siempre será disfrutar de este bonito deporte y además bien acompañado, porque aunque el corredor de fondo es un poco solitario, las cervezas y los vinos se disfrutan mucho más con amigos.