lunes, 21 de octubre de 2013

Maratón de Munich (1) - El ambiente

Munich, capital de Baviera y sede del equipo más importante de la Bundesliga, El Bayern,  organiza el maratón más importante del sur de Alemania, una carrera sin tanto renombre como lo tienen los maratones de Frankfurt o Hamburgo, ni por supuesto tan importante como el "major" Berlín, porque se centra más en el corredor popular, dejando a un lado la contratación de grandes figuras y poner el acento en los verdaderos protagonistas de la prueba, los corredores populares.
Quizás por esta razón, no es un maratón tan conocido en el mundillo atlético, a pesar de su recorrido favorable  y de un clima muy adecuado a la práctica atlética; por eso, cuando llegué al aeropuerto Joseph Strauss, me di cuenta que las referencias a la prueba eran nulas, del mismo modo que ocurría al pasear por el centro de la ciudad después de recoger el dorsal en la feria del corredor. Apenas se veían atletas de otros países por la calle, algún que otro italiano y poco más, aunque supongo que habría de alguna nacionalidad más. Además, la feria se ubica en el famosísimo Parque Olímpico, lejos del centro, de manera que el escaso ambiente que se palpa en la modesta feria, apenas tiene reflejo en la coqueta ciudad bávara.
Obviamente, las cosas cambian el día de la carrera; la salida se da en el Parque Olímpico y al llegar a ese magnífico complejo, ya se pueden ver a miles de corredores, acompañantes y curiosos en las inmediaciones. La salida se efectúa fuera del estadio, con escasa presencia de público, pero en cuanto se cubre el primer kilómetro, empieza a verse a público en las calles, no muy ruidoso, pero animan a los corredores en esos primeros kilómetros. A partir del kilómetro 7 se entra en un enorme parque y entonces la presencia de público disminuye drásticamente, tanto que pasan kilómetros sin ver a nadie en las cunetas, salvo los voluntarios. Se sale del parque alrededor del kilómetro 18 y enseguida se alcanza la media maratón, también escasa de público.
Las cosas cambian a partir del kilómetro 30, en el que se pasa por el centro de la capital y entonces si, la animación es constante mientras se recorren lugares emblemáticos como la Marienplatz o la explanada de los museos, pero enseguida se sale del centro y la carretera  enfila de nuevo hasta el Olympiastadion por calles semidesérticas hasta que al final se llega al estadio, donde un buen número de aficionados esperan la llegada de sus amigos o de sus seres queridos.
En definitiva, no vayas a Munich si estás buscando un ambiente espectacular, es un maratón modesto, con poca participación foránea y eso se nota en la escasa presencia de banderas o pancartas en las calles y lo que es más importante, la afición que los porta. Afortunadamente, yo siempre llevo a mi afición conmigo y como siempre, estuvieron de 10.

2 comentarios:

raki74ww dijo...

Ánimo Chuli!!!! No todos los maratones son ideales, ni todos son horribles... verdad?

Por cierto, pásate por mi blog que tienes un premio... je je je.

Darío Collado dijo...

Madre mía! Es que tu llevas un club de sopporters como Dios manda!

A mí, más allá de animaciones de las que luego ni me entero, los maratones también me atraen por la ciudad en sí, y Münich me atrae a futuro, lo demás, bueno, siempre están los comerciales, y luego, los demás ;)