martes, 9 de diciembre de 2025

Maratón de Florencia (3) - La carrera

Dormir en un hotel en el que no sirven desayunos te obliga a comprar y preparar algo la noche anterior, pero aunque parezca una desventaja, tiene su parte positiva y es que no tienes que salir de la habitación y después de comer, te puede volver a tumbar otro rato, hasta que llega la hora indicada para levantarse y prepararse; afortunadamente, la posibilidad de lluvia que se había pronosticado durante la semana no se cumplió, pero la mañana era muy fría, por debajo de los ceros grados, con viento ligero y más sol que nubes, unas condiciones aceptables, al menos, para mi.

Marisa y yo salimos muy abrigados del hotel para caminar unos quince minutos antes de llegar al centro, donde todo estaba preparado para dar comienzo al espectáculo; los participantes, abrigados hasta las orejas, calentaban por las calles anexas en un ambiente frío meteorológicamente hablando, pero lleno de tensión deportiva. Calenté un poco y me dirigí a mi cajón con unos quince minutos  de antelación, colocándome en un lugar intermedio pues no quería salir demasiado deprisa. Estaba tranquilo porque había entrenado bien, pero no las tenía todas conmigo.

Comencé tranquilo, ritmo cómodo por encima de los 5 min/km, aunque enseguida el ritmo fue mejorando, pero con sensaciones raras, no iba cómodo, me costaba respirar y con el paso de los kilómetros no mejoraba el panorama; sabía que mi afición me esperaba en el km 5, así que seguí corriendo hasta verlos por primera vez y unos minutos después decidí parar, era lo más prudente, recuperar un poco y seguir. La parada duró menos de un minuto, pero en mi cabeza empezaba a rondar lo pasado en Santiago, aún más cuando al cabo de otro kilómetro volvía a parar porque las pulsaciones se disparaban por las dificultades respiratorias. Otros 45'' se esfumaban, pero después del parón, las sensaciones mejoraron notablemente y empecé a animarme de nuevo, volviendo a rodar en torno a los 5 min/km. El paso por el Parco de Cascine era agradable, el firme era bueno, pero mis piernas seguían estando agarrotadas, quizás a causa del frío o quizás porque no llevaba bien la respiración, de hecho tuve que hacer una tercera parada antes del km 10.

Se me habían ido tres minutos y pico en paradas, me dolían las piernas y el isquio de la pierna derecha me empezaba a molestar, no me gustaba el panorama y empecé a pensar en retirarme, tan pronto... pero cambié de opinión, no iba a tirar la toalla sin pelear, así que decidí seguir hasta que aguantara el isquio y lo curioso es que aguantó. No había superado la crisis, pero empezaba a ir mejor a medida que me acercaba al centro de la ciudad, tenía problemas, pero llevaba un ritmo razonable, sin contar las paradas, obviamente. Pasado el Km 15 ya noté las piernas totalmente recuperadas, listas para lo que quedaba, sin más parones, me di cuenta que iba a cruzar la línea de meta de meta del Duomo si o si, salvo catástrofe, pero cuando crucé el Ponte Vecchio y recibí los ánimos de todo ese público anónimo, me vine arriba, ya no se trataba de acabar, se trataba de correr bien y más aún cuando vi a mi afición a final del puente animando sin parar; no era el momento para quejarse, había que dejarse la piel.

Poco después pasé la media en torno  1h48'30'', lento, pero con ganas de recortar tiempo y así lo hice durante la segunda mitad de la carrera, en la que mi ritmo no volvió a superar los 5 min/km. Los míos me dieron otro baño de ánimos en la Santa Croce, sabía que no volvería a verlos hasta el final, quedaba la parte menos espectacular hasta el estadio, pero mi ritmo iba bien, los geles hacía su función y mi ánimo mejoraba en cada kilómetro. Ahora era yo quién adelantaba corredores constantemente, incluso pude ver el globo de las 3:30 que no estaba tan lejos; no tenía piernas para alcanzarlos, pero si para  incrementar progresivamente mi ritmo hasta el final.

De vuelta al centro, el público llena las calles y me llevan en volandas, mi afición está ahí, siempre están ahí y sus ánimos me hacen correr con más alegría, con más ganas, a lo que sumo los ánimos de los grupos de aficionados españoles que me veían pasar. Seguía adelantando atletas, mis piernas estaban muy cansadas, pero ya no podía bajar el ritmo y al pasar el km 37 volví a acelerar para acabar a tope y lo hice. Los últimos kilómetros de la prueba fueron mis mejores kilómetros, sobre todo del 40 al 42 que rodé a 4'45 aproximadamente. Llegué a meta feliz, había superado todos los problemas, había evitado la retirada y había vuelto a hacer una marca muy digna, 3h33'27'', un tiempo que tiene mucho mérito después de haber hecho tres paradas y teniendo en cuenta que la segunda parte de la carrera fue casi 5 minutos más rápida que la primera.

He terminado 55 maratones, espero acabar muchos más, pero lo importante de éste, es que he vuelto a recuperar esas sensaciones que tanto había echado de menos; en Florencia he disfrutado de un maratón bien organizado, con buen ambiente y buen perfil, pero sobre todo he disfrutado corriendo los 42,195 kilómetros que tanto me apasionan. Ahora toca seguir entrenando, seguir esforzándose y seguir disfrutando de todo esto, a un ritmo mejor o peor, pero disfrutando. Eso si, la próxima cita, será más complicada.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Maratón de Florencia (2) - La organización

Organizar un maratón como el de Florencia no es una tarea precisamente fácil, mover a 20000 maratonianos en una ciudad monumental, procurando pasar por los lugares mayor interés, con salida y llegada en el centro neurálgico de la ciudad, tiene un gran mérito.

Eso si, el día que te inscribes por la página de inscripciones más popular de Italia te llevas un "cabreo" cuando descubres que entre la Runcard obligatoria en Italia y el precio de la inscripción, la broma se te va por encima de los 100 euros y aunque sé que esto de correr maratones es cada día más caro, no acabo de comprender la utilidad de la famosa tarjeta para los que no corremos habitualmente en el país transalpino; en resumen, te sacan los cuartos y además sin un razonamiento coherente. Otro aspecto que me gustaría comentar sobre la inscripción es la necesidad de un certificado médico, que no deja de ser un "paripé" que cubre las espaldas a la organización, aunque considero que una descarga de responsabilidad es suficiente, como pasa en otras pruebas. En cuanto a la información suministrada, te mandan los correos necesarios para que no haya problemas de última hora y el perfil de Instagram  dan información muy útil durante los últimos días y también publican vídeos motivadores. Es evidente que Instagram cada vez es más relevante en este tipo de eventos.

El primer contacto no virtual con la carrera llega en la feria del corredor, una pequeña decepción porque las colas para recoger el dorsal eran interminables y me tocó esperar más de media hora recoger mi kit; es cierto que los sábados por la mañana suelen tener una mayor afluencia de público, pero no me parece correcto que no se segregue la recogida del dorsal maratoniano de la carrera de 10 Km y además, tampoco es normal que hay tan pocos puestos para repartir los dorsales; además, la información a la entrada de la feria es mala y no te enteras de que la fila es solo para recoger el dorsal hasta llegar a la puerta principal, por lo que la fila se engrosa con el público que sólo acude a ver la feria.

La feria es céntrica, no es demasiado grande, tiene muchos expositores locales, pero pocas marcas deportivas de renombre, además de anunciarse bastantes maratones locales y europeos; pero afortunadamente tiene una zona de merchandising donde se pueden comprar camisetas, gorras y demás productos. Es una feria correcta, pero le vendría bien ampliar un poco el espacio.

La zona de salida está perfectamente organizada la mañana de la carrera, se accede a cada cajón por calles diferentes y se controla que lleves el dorsal adecuado a tu zona de salida; aunque la salida está en pleno centro, se puede calentar bien en las calles aledañas al Duomo, no hay aglomeraciones, ni atascos para entrar en el cajón. Tampoco hay aglomeración en la recta de salida, se puede estar bien sin necesidad de que den un empujón. Por eso, la salida es cómoda, se puede correr bien desde el principio, a tu ritmo, sin parones y sin agobios.

El recorrido es bastante plano, rápido hasta cierto punto, porque las calles empedradas del centro no son la mejor superficie para correr, aún así, la primera parte por el parque es rápida y tras completar ese recorrido por el parque y entrar en la ciudad, el público y el entorno dan alas a los corredores; especialmente espectacular es el paso por el Ponte Vecchio o la Santa Croce, aunque los últimos kilómetros pasando por el Duomo varias veces, son especialmente emotivos, aunque con un notable exceso de giros. Entre medias, unos kilómetros hacia el estadio Artemio Franchi, al que se da una vuelta antes de volver a las calles de la ciudad; en resumen, un buen circuito tanto para correr como para admirar la ciudad.

La señalización del recorrido es excelente, con muchos voluntarios señalando los puntos críticos y hasta  los baches; el avituallamiento se ofrece a ambos lados de la calle, aunque, en mi opinión, las mesas son cortas  y a veces tuve que coger uno de los últimos vasos. Es un avituallamiento correcto, agua, sales, frutas y yo no vi geles, pero puede que hubiera. Tampoco había demasiados voluntarios ofreciendo vasos y cogerlos de la mesa ralentiza un poco la marcha.

La llegada al Duomo es espectacular, los últimos metros por la alfombra azul son realmente emotivos y una vez cruzas la línea de meta, está bien organizada, te dan la medalla, agua, bebida isotónica y fruta, un poco escaso, pero suficiente; la recogida de la ropa de los camiones (que no utilicé) también parecía ágil y bien organizada.

El maratón de Florencia es un buen maratón y su organización está a la altura, algo que usual en Italia, donde he corrido tres veces y en todas ellas he salido con un buen sabor de boca.



viernes, 5 de diciembre de 2025

Maratón de Florencia (1) - El ambiente

Indudablemente Florencia es la ciudad del Renacimiento, un lugar privilegiado que cada año visitan millones de turistas de todo el planeta; no es de extrañar que su maratón sea uno de los más atractivos que se pueden disputar en Europa, como lo demuestra su elevado número de participantes, unos 20.000 que compiten en la distancia de Filípedes, además de los que disputan el 10K. No es de extrañar que la ciudad estuviera "de bote en bote" ya el sábado por la mañana cuando llegamos a la estación de Santa María la Novella.
Después de dejar las maletas en el hotel, nos dirigimos a la feria del corredor que estaba atestada de corredores haciendo cola para recoger su dorsal, así que me tocó esperar un buen rato para recoger mi kit, para luego curiosear por los expositores en un espacio plagado de participantes y curiosos. Pero no solo la feria estaba abarrotada, también los bares y restaurantes del centro, se podían ver colas para acceder a monumentos y era difícil caminar por las estrechas calles del centro urbano; turistas y atletas, generaban un ambiente especial en la ciudad de los Medici.
El domingo por la mañana empezaba lo importante, los alrededores del Duomo eran testigo del calentamiento de los atletas que iban a disputar la prueba, que junto a los espectadores, generaban un ambiente especial de grandes ocasiones, los florentinos y sus visitantes, estaban listos para animar am los esforzados atletas que iban a tomar la salida. Como es habitual en todas las salidas, los primeros kilómetros están llenos de público animando, pero a pesar de que los kilómetros van aumentando, el público no desaparece casi nunca, ni siquiera por el recorrido que se hace por el Parco de Cascine.
Tras recorrer el parque, se vuelve al centro de la ciudad donde sigue habiendo mucha animación, especialmente en el espectacular paso por el Ponte Vecchio y posteriormente por la Santa Croce, donde la emoción sube a niveles muy altos. Después, la carrera se aleja del centro para dirigirse al estadio Artemio Franchi, donde la afluencia de público no es muy notable, aunque tampoco están la calles vacías. Es un momento de relax antes de afrontar los últimos kilómetros, totalmente por el centro, donde las calles están absolutamente repletas  de animosos espectadores que llevan en volandas a los corredores hasta cruzar la preciosa meta del Duomo.
Además de recibir los ánimos del público florentino, había muchos españoles animando por las calles italianas, además de espectadores de otras nacionalidades, como Francia, Bélgica o Gran Bretaña; como siempre, mis animadores fueron los mejores de la carrera, dándome soporte en cuatro puntos diferentes con sus banderas y sus gritos de ánimo.
Florencia es un maratón bonito de correr, no solo por la belleza de sus calles y monumentos, también por la animación casi constante del público durante la carrera; la presencia de numerosos turistas ayuda para que la animación sea permanente, pero también la capacidad que tiene la prueba para hacer partícipe a la población florentina y hacer del evento una verdadera fiesta.



miércoles, 26 de noviembre de 2025

¿Cuando lo terminarás?

 El 31 de octubre de 1541, Michelangelo Buanarotti terminó el fresco del juicio final, ubicado en la pared del altar mayor de la Capilla Sixtina, tras cuatro años de laborioso trabajo; el papa Julio II pudo finalmente admirar el resultado de su encargo a uno de los mayores genios del arte de todos los tiempos. Se cuenta, que durante esos cuatro años de intenso trabajo la impaciencia del papa fue "in crescendo" generando momentos de tensión entre el prepotente pontífice y el hosco artista de Caprese, que fueron reflejados en la película de Carol Reed, "El tormento y el éxtasis", protagonizada por Charlton Heston en el papel del genio y Rex Harrison en el papel del religioso. En aquella peli, el Papa, harto y cansado de de celebrar la misa entre andamios, preguntaba al artista cada día: ¿Cuándo lo terminarás?, a lo que Miguel Ángel respondía: cuando lo termine.

La respuesta, de perogrullo, me sirve para introducir, la que espero, sea mi quincuagésima quinta maratón completada, una prueba que  voy a disputar, ni más ni menos, que en Florencia, una ciudad donde el propio Buonarotti dejó su impronta en infinidad de obras que realizó bajo la protección de la familia Medici en pleno renacimiento italiano; sin duda, el imponente David es la obra más icónica del artista en su periodo florentino, pero no hay que desdeñar sus pinturas exhibidas en los Uffizi o las impresionantes tumbas de Julio y Lorenzo de Medici ubicadas la iglesia de San Lorenzo. Pero además de las obras de Miguel Ángel, Florencia es la ciudad del renacimiento por excelencia, con el Ponte Vecchio, Plaza de la Signoria o el Palacio Pitti como grandes exponentes de arte civil, además de infinidad de iglesias entre las que destacan Santa María la Novella, la Santa Croce (donde está enterrado Miguel Ángel) y por encima de todos el afamado Duomo, cuya increíble cúpula de teja roja diseñada por  Brunelleschi, es el símbolo por excelencia de la ciudad del río Arno.

El Duomo sirve de escenario de excepción para acoger la llegada del prueba de Filípedes, una de esas llegadas que espero recordar para siempre después de recorrer 42 Km por un circuito que de desarrolla en gran parte fuera del casco histórico, al que se llega en la segunda media para iniciar un paseo por los lugares de más interés que culminan, como ya he señalado, en el corazón de la ciudad. En resumen, un recorrido espectacular para disfrutar del arte y de la siempre animada afición italiana.

Tengo ganas de correr en Florencia, es uno de esos maratones que siempre ha estado en mi agenda y cuya participación he ido aplazando hasta este año, para poner el broche a un año muy complicado, que empecé lesionado, por lo que tuve que cancelar mi participación en Castellón y preparar mal, tanto Santiago como Sofía, mis dos peores maratones de siempre, aunque por diferentes motivos; echando la vista atrás, quizás Roma ha sido el último maratón que he corrido decentemente, sin embargo  mis problemas se iniciaron antes, después de la lesión previa a la participación en Zaragoza  2023;  después de aquella carrera no he tenido la continuidad necesaria en los entrenamientos, demasiadas lesiones tontas y parones que  han sido decisivos para mi notable bajón de mi estado de forma. No se puede correr bien sin entrenar de una manera adecuada, pero para volver a recuperar buenas sensaciones se necesita tiempo, constancia, ganas y que te respeten las lesiones.

No voy a llegar a Florencia en una gran forma, pero voy a llegar mucho mejor que hace mes y medio en Sofía; Depa me ha preparado un plan corto pero intenso, con mucho volumen que he conseguido cumplir sin problemas, aunque los ritmos están todavía lejos de lo que quiero; sin embargo no estoy preocupado, la paciencia es una virtud para el corredor y sé perfectamente que me queda mucho por hacer si quiero volver a tiempos similares a los de hace dos años. Como siempre, cuento con ayuda extra, esta vez Marisa dirige un grupo formado por Carlos, Magüi, Camilo, Rafa, Encho, Toli y Daniel, que animarán la mañana florentina para intentar que consiga mi principal objetivo, cruzar la línea de meta, pero me gustaría hacerlo en un tiempo cercano a las 3h30' o incluso por debajo, creo que tengo piernas para eso, aunque será la carrera la que dicte sentencia.

Espero que Florencia sea un punto de inflexión y que mi rendimiento vuelva a tiempos pasados, teniendo en cuenta que sigo cumpliendo años, pero lo que realmente me preocupa no es hacer una marca discreta, sino tener buenas sensaciones y disfrutar de la carrera sin tantos problemas como en las últimas citas maratonianas; espero que el domingo las cosas vayan mejor, pero lo importante no es hacer una buena carrera, sino conseguir la continuidad necesaria para volver a mi estado de forma óptimo y eso lo lograré con trabajo y constancia. Y parafraseando a Miguel Ángel ¿Cuándo lo conseguiré? cuando lo consiga.