miércoles, 12 de diciembre de 2018

Semana de Clásicas

Una vez superada la decepción vivida en Tenerife tocaba volver a los entrenamientos de manera progresiva y por supuesto volver a competir para ir asimilando de nuevo ritmos que me permitan afrontar un reto tan complicado como el maratón de año nuevo de Zurich. Afortunadamente, diciembre es un mes excelente para correr ya que varias clásicas del atletismo madrileño se celebran durante los últimos días del año, pero volví a decantarme por el Akiles, que cumplía ya 38 ediciones.
El Akiles sigue siendo una carrera muy bonita que se desarrolla íntegramente en la Casa de Campo y cuya organización nunca defrauda, aunque este año tuvieron la mala idea de dar los dorsales en una tienda ubicada en la Avenida de Valladolid y sólo el sábado por la mañana, por lo que la mayoría de los atletas optamos por escribir a la organización y solicitar la recogida el mismo día de la prueba en la mesa de incidencias; la recogida de los dorsales en los últimos años merece una reflexión y no sólo en el caso del Akiles, pues cada vez hay más carreras que te obligan a recoger los "bártulos" antes de la carrera y eso supone un perjuicio para el corredor en la mayoría de los casos. Entiendo que pueda Aranjuez, carrera a la que no acudo porque es obligatorio recoger el dorsal los días previos y en la localidad y en mi caso la distancia desde mi ronda los 70 kilómetros, es decir, que tengo que hacer casi 150 km para recoger el dorsal y   los mismo para ir a correr el domingo, Obviamente, elijo la opción de no asisitir.
haber escasez de voluntarios, pero que te obliguen desplazarte durante viernes o sábado a un local determinado no siempre es posible y además supone un gasto extra que en algunos casos puede ser importante, como ocurre en el caso de los 10K de
Volviendo al Akiles, insisto en la buena organización del evento, el buen funcionamiento del ropero y la óptima señalización del circuito, dejando aparte el excelente ambiente atlético que se respira en la Casa de Campo durante toda la mañana. Esta vez, mi participación no fue tan brillante como esperaba, pues no llegaba en la mejor forma y este circuito es muy exigente ya que la subida al Garabitas condiciona claramente el resultado final y yo no estuve muy fino subiendo, ni tampoco aproveché la bajada al 100%, aunque mis sensaciones generales fueron buenas, sin más; no obstante, conseguí hacer rápidos los últimos dos kilómetros y acabar en 41'56'', marca discreta pero válida para asimilar ritmos altos.
Cuatro días más tarde decidí participar en la Carrera de la Constitución de Torrejón, otra carrera clásica que ya suma 31 ediciones; mi única aparición en esta carrera fue en 2010 así que tocaba repetir y así competir en un 5K donde el ritmo siempre es elevado; es una carrera muy popular, gratuita para los vecinos de la ciudad y relativamente barata para los que no residimos allí y eso se nota en la lenta recogida del dorsal y en la inexperiencia de algunos voluntarios. En esta edición han cambiado el recorrido y sinceramente no han acertado, porque aparte del elevado número de giros de casi 180 grados, han introducido el paso por un túnel tan estrecho que hay que ir en fila de a uno y de esta manera es muy difícil mantener un ritmo alto.
Evidentemente este hecho afectó a mi marca, unos modestos 20'26'' muy condicionados por los factores antes relatados; de hecho, creo que con un trazado más "amigable" hubiera podido correr por debajo de los 20 minutos, pero si bien comencé a ritmo de 3'50'' en en el primer kilómetro, el segundo y el tercero se me fueron mucho debido a los giros y la aglomeración de corredores, así que al acabar la primera vuelta ya había perdido unos segundos que no puede recuperar en la segunda vuelta.
En resumen, no estoy satisfecho con ninguna de las marcas logradas en estas carreras, pero hay que ver el lado positivo y ese es que mis sensaciones han sido positivas y que he vuelto a correr a ritmos cercanos a los 4 min/km y eso me da confianza de cara a mi cita de año nuevo.

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