lunes, 3 de noviembre de 2014

Chulípides, a la conquista del Estadio Panathinaikó

En el año 490 a.c. el soldado griego Filípedes recorrió unos 40 km que separan la llanura de Maratón y Atenas para anunciar la victoria del ejército ateniense ante los persas; años más tarde, en 1896, la distancia recorrida por este soldado fue  utilizada como referencia para disputar el primer "maratón" de la historia, el de los Juegos Olímpicos de Grecia; aquella carrera fue ganada por el pastor griego Spiridion Louis. Sin embargo, la distancia que se recorre actualmente en un maratón, fue fijada en los Juegos Olímpicos de Londres de 1908, debido a un capricho del rey Jorge, que realizó una variación del recorrido para que su esposa pudiera ver a los esforzados atletas pasando enfrente del palacio de Windsor sin mojarse (ese día llovía); a partir de entonces, el maratón consta de 42,195 km.
Ha pasado mucho tiempo y se han disputado infinidad de maratones desde entonces hasta ahora y la  prueba se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas. El maratón ya no es una competición reservada sólo para atletas profesionales, sino que cada año, millones de corredores aficionados recorren esa distancia mítica que inauguró, sin querer, Filípedes.
Yo soy uno de esos aficionados, como bien sabéis. Por si alguien no lo recuerda, llevo terminadas 18 maratones y si el próximo domingo todo va bien, cruzaré por décimonovena vez la pancarta de meta de un maratón, pero esta vez, la cruzaré en el imponente Estadio Panathinaikó, sede de los antiguos Juegos Olímpicos y de los primeros de la nueva era en 1896.
El Maratón Clásico de Atenas recorre aquel camino que tuvo que cubrir Filípides, aunque con ligeros retoques para adaptar la distancia y terminar en el histórico Estadio Panathinaikó. Supongo que cualquier maratoniano que se precie disfrutaría realizando este mítico recorrido, que tendré la oportunidad de disfrutar el próximo domingo.
El perfil del maratón ateniense es duro, plagado de repechos y con poca animación en la primera parte del recorrido, debido a que discurre por una carretera alejada de núcleos urbanos; no es, por tanto, una buena carrera para intentar conseguir un buen registro y no voy con intención de hacer una gran marca, pero tampoco voy a ir a pasearme y voy a tratar de hacer una carrera digna. Además, después de lo ocurrido en Quebec, tengo una espina clavada que quiero extraer cuanto antes.
Llego a esta cita en buena forma, pero sin estar a tope, pues mi preparación se centra en atacar mi marca el próximo enero en Marrakesh. Sin embargo, llego mucho mejor preparado que en Quebec, después de haber hecho series más largas y duras y muchos más kilómetros; no sé que marca podría hacer con un perfil plano, pero no me importa, sólo quiero acabar bien Atenas y seguir entrenando con intensidad.
Al margen de la marca y del perfil, Atenas es el maratón por excelencia, el recorrido que completó Filípedes y sobre todo, la llegada al histórico Panthinaikó, con su óvalo cerrado y sus gradas de mármol; creo que vale la pena correr un maratón para cruzar la línea de meta en ese estadio. Será el domingo y con el dorsal 1024 en el pecho.
Nota: el nombre "Chulípides" no es una invención mía, sino de mis amigos foreros.

1 comentario:

Darío Collado dijo...

Grande Chulípides! Mucha suerte y esperamos esos grandes resúmenes a los que nos tienen acostumbrados para paladear contigo el Maratón más clásico que existe :)

Sobre Marrakech, guau, no dejas de sorprender, también yo le tengo en mente ;) Ya me contarás pero primero es primero, Atenas!

Abrazo!