Un verano irregular de entrenamientos, otra edición de la Ribera Run Experience y ya estoy listo para regresar a la carrera que más me gusta, el maratón; una lesión me hizo descartar la prueba de Castellón en febrero, lo que significa que mis últimas tres maratones se han disputado fuera de Europa, a saber, Ciudad de Méjico, Hanoi y Santiago de Chile, por lo que ya es hora de volver a correr en el viejo continente, que siempre es más cómodo por la duración del viaje y la uniformidad horaria.
Bulgaria será testigo de mi próximo reto, concretamente su capital, Sofía, una ciudad que no conozco y un maratón que tenía anotado en mi agenda desde hace años; es una carrera modesta, con tres distancias, pero con no más de 1.000 participantes en la prueba larga, que discurre principalmente por el centro de la ciudad. Las previsiones apuntan a una temperatura fresca en la salida y ausencia de viento, es decir, lo que a mí me gusta, pero eso no garantiza que mi participación vaya a ser un éxito, más bien es una incógnita lo que puede pasar en las calles búlgaras.
Como he comentado, después de Santiago mis entrenamientos han sido bastante irregulares, en general lentos, pero he tenido buenas sesiones y otras muy malas; achacar ese bajo rendimeinto al calor sería una excusa muy fácil porque ya he entrenado más veces con calor, así que la causa hay que buscarla en dos aspectos esenciales: la falta de continuidad debido a compromisos y viajes y por otro lado, la fecha que viene reflejada en mi DNI, que indica que ya no soy un chaval y en la práctica se traduce en recuperaciones más largas y ritmos más lentos. No he entrenado bien, pero tampoco ha sido un desastre, así que mi rendimiento en la prueba es una incógnita, lo que me llevará a plantear la competición de manera conservadora y sin arriesgar, porque eso supondría un peligro para lograr mi objetivo principal, disfrutar de la carrera y acabar mi quincuagésimo cuarto maratón.
Los que siguen en plena forma son mis animadores, serán doce los que llenen de color las calles de Sofía, a saber, Carlos, Myriam, Encho, Toli, Jorge, Ana, Magüy, Rafa y Camilo, acompañados por mi hermana Feli y mi cuñado Jesús y capitaneados por Marisa. Ellos nunca fallan y esta vez me hará falta un poco de energía extra para llegar a la meta con alegría.
La carrera empieza a una hora razonable, las 9:30, discurre por las zonas más representativas de la ciudad y acaba y finaliza en el mismo sitio, en el centro de la ciudad. En definitiva, una carrera cómoda en la que espero recuperar buenas sensaciones para afrontar más retos, porque ser mayor no implica dejar de correr. El domingo, me espera el Sofía Marathon.
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