martes, 10 de enero de 2023

Tras las huellas de Amenhotep II

No es ningún secreto que la civilización egipcia fue, probablemente, las más avanzada del planeta desde sus orígenes hasta su declive tras la conquista romana; la ciudad de Menfis fue la capital del imperio durante el periodo antiguo, en el que se construyeron las famosas pirámides de Keops, Kefren y Micerinos, vigiladas por la imponente esfinge de Gizah. El esplendor del imperio antiguo fue decayendo y a partir del periodo intermedio la capital se trasladó a Tebas, capital del Imperio Medio y del Imperio Nuevo, una esplendorosa ciudad donde se desarrolló el máximo apogeo de la civilización egipcia. Tres mil años después Tebas ya  no existe, la moderna ciudad de Luxor ocupa el lugar que ocupó la capital del imperio, cuyas ruinas son visitadas por miles de turistas atraídos por los enigmas de la civilización egipcia.
En Luxor, desde hace treinta años, se celebra el único maratón del país, el Maratón de Egipto, una prueba consolidada en el el calendario atlético africano que intenta aglutinar deporte y turismo, pues es fácil imaginar que prácticamente todos los corredores que compiten compaginan ambas actividades; es una carrera no demasiado numerosa, que se corre en un circuito de asfalto al que hay que dar cuatro vueltas y presuntamente se pueden observar algunas maravillas arqueológicas a la vez que se compite. El próximo viernes se celebra la trigésima edición del Egyptian Marathon y estaré en la línea de salida a las 6:30 de la mañana para iniciar una experiencia desconocida, pues soy de la opinión que este maratón se va a parecer muy poco a los que suelo correr en otros lugares.
Dejando a un lado la carrera en si, este evento está bastante alejado del concepto que me gusta pues me considero un "freelance" del maratón, ya que siempre organizo el viaje a mi gusto, eligiendo un lugar atractivo para correr y visitar, un hotel que cumpla los requisitos que demando y completando el viaje con unos días por la zona; sin embargo para correr en Egipto hay que contratar todo por agencia, tanto las noches previas a la carrera, la prueba en si y obviamente el crucero posterior por el Nilo, pero es evidente que este país no es fácil para viajar sin la ayuda de profesionales del turismo. De hecho, llevo años intentando viajar a Egipto, pero las condiciones no eran las adecuadas para viajar; sin embargo ahora las cosas están mucho mejor y  el turismo está volviendo en masa para deleitarse con las maravillas que ofrece el país. Nuestra expedición que estará compuesta por 14 personas, pues aparte de mi grupo incondicional de animadores, nos acompaña Pili y tras amigas que completan este nutrido grupo atlético turístico. Pili y yo competiremos en maratón, Noe hará la media y el resto, a buen seguro, dará colorido español a la carrera y nos llevarán en volandas a meta.
No he entrenado específicamente esta prueba, después de Málaga el objetivo ha sido recuperar, correr varias carreras navideñas cortas y afrontar esta prueba sin hacer nada especial, no obstante creo que voy a ir razonablemente en forma y espero hacer una buena carrera. 
Egipto no ha dado grandes atletas al panorama mundial, balonmano, fútbol y sobre todo lucha libre son los deportes más potentes, pero no el atletismo; por eso he tenido que rebuscar un héroe deportivo en las épocas imperiales y he encontrado al gran Amenhotep II, hijo de Tutmosis III, famoso por sus hazañas militares, pero también por ser considerado el primer deportista egipcio, pues ejecutaba a la perfección todas las actividades militares, tenía un cuerpo atlético e incluso se decía que hacía deporte con el único propósito de entrenar. En una época en la que el deporte no existía, Amenhotep hizo gala de su superioridad física en la vida militar, quizás hoy en día podría ser uno de los atletas que partirán de la línea de salida en Luxor para contemplar la distancia que hizo famosa Filípedes años después. El viernes corro mi segundo maratón en África y espero que el espíritu deportivo del famoso faraón nos empuje a todos para conseguir disfrutar plenamente de la experiencia. 

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