lunes, 4 de marzo de 2019

Tel Aviv Marathon (3) - La carrera

Aún era de noche cuando bajé a la recepción del hotel a recoger mi desayuno que amablemente me habían preparado en el hotel para llevar en una caja compuesta por un yogur con granola, fruta deshidratada y frutos secos que complementé con un plátano y unos deliciosos dátiles israelitas. Un desayuno frugal pues la carrera empezaba dos horas después, a las 7 en punto de la mañana, buena hora para evitar que el calor influya en el rendimiento de los atletas. Tras desayunar en la habitación, me cambié y volví a la recepción donde un taxi me esperaba para llevarme a la zna de salida en compañía de Marisa y Toli.
A pesar de la temprana hora, la zona de salida estaba ya atestada de  aficionados y atletas que ya estaban preparándose y calentando pues la primera carrera, la media, comenzaba a las 6:30 de la mañana; yo me cambié, le dejé la bolsa a Marisa y me puse a calentar un poco tras una breve visita al baño pues los nervios siempre condicionan esas visitas. La temperatura rondaba los diez grados y un ligero viento provocaba que la sensación térmica fuera aún peor, pero se me pasó rápido el tiempo hasta que llamaron a los atletas que iban a competir en la distancia larga y entramos a la recta de salida donde me ubiqué bastante por delante para evitar sorpresas posteriores, aunque la participación no era muy numerosa.
Tras los discursos de rigor se dio salida de la prueba y comencé a correr de manera muy conservadora, entre 4'45'' y 4'50'' el kilómetro pues no quería arriesgar anda a pesar de tener buenas sensaciones en las piernas; el recorrido inicial es un poco soso pues discurre por los alrededores del parque para posteriormente dirigirse al mar y tras un giro en U comienza un espectacular recorrido junto al mar que se deja a la derecha. Se pasa una primera zona de parque para pasar ya a la zona de las playas donde me esperaba mi afición alrededor del kilómetro 12 donde recibí mi primer "gel de moral" y donde Camilo se animó a correr unos metros junto a mi hasta que chocamos las manos.
Mi ritmo ya se había incrementado y rondaba entre los 4'40 /4'45 cuando llegué a la zona de Jaffo, el puerto viejo, una zona antigua muy bonita y animada en la que se corre por una zona adoquinada para posteriormente recorrer el puerto e incluso adentrase en la zona donde se realizan las reparaciones de los barcos para finalmente acabar en un bonito parque; un recorrido espectacular que me animó un poco más, aunque lo mejor estaba por llegar cuando la carrera gira para volver a la ciudad y de repente me encontré a un nutrido grupo de niños muy pequeños haciendo pasillo, animando sin parar y chocando palmas, algo que me encanta hacer. Con el subidón del momento crucé la media maratón en 1h39',  un buen ritmo, pero quería más a pesar de que llegar hasta ese punto medio se me había hecho un poco pesado.
Volví de nuevo a la playa, esta vez dejándola a la izquierda y dirigiéndome al centro de la ciudad al que se accede tras girar a la derecha y subir el repecho más pronunciado de la carrera donde me volvían a esperar mis aficionados para volver a darme un empujón virtual que me hizo incrementar un poco el ritmo en una fase crucial de la prueba, pues el recorrido ya no era tan plano como al principio y los kilómtros iban acumulándose en las piernas. Sin embargo yo iba adelantando atletas, sin forzar, pero avivando el ritmo amientars disfrutaba del recorrido y de los ánimos del público que era mucho más numeroso en esta parte de la carrera.
Una vez superado el km 30  tras ingerir mi segundo gel, enfilé el Bulevar Rostchild cuesta abajo y me lancé en tromba a superar los últimos kilómetros tras volver a "costear" otro poco para adentrarse de nuevo en la ciudad y tras cruzar la plaza Rabin dirigirse al parque Yurkon. Por entonces la carrera comparte parte del recorrido con la cola de los 10 km y aunque inicialmente me temí lo peor, enseguida me tranquilic´al comprobar que los maratonianos teníamos reservado nuestro carril y pude mantener sin problemas mi ritmo sin necesidad de adelantar atletas lentos.
En la última fase los dos recorridos se separan definitivamente y  los maratonianos  tenemos que hacer un bonito recorrido por el parque en el que seguí adelantando atletas hasta llegar a la recta de llegada donde aceleré a tope para llegar en un buen tiempo de 3h15'46' y la satisfacción de haber corrido de manera muy inteligente y doblando.
Después de cruzar la meta me esperaba mi medalla, la enhorabuena del voluntario de turno y el avituallamiento en la carpa para posteriormente salir a saludar a mis aficionados y recibir el abrazo de Marisa, esas cosas que también forman parte del maratón y por las que también entreno, porque cuando llego las disfruto. Por eso llevo treinta y seis maratones y sumando...

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